Quirónsalud
Blog del equipo de Cardiología del Hospital La Luz
¿Qué es la resonancia magnética?
La resonancia magnética es una prueba de imagen que usa una combinación de campos magnéticos y ondas de radiofrecuencia para obtener imágenes del cuerpo. En el caso del corazón nos permite ver su anatomía, la función global, las alteraciones de movimiento segmentario, función de las válvulas, calcular flujos y volúmenes y características de los tejidos del corazón.
¿Qué inconvenientes tiene la prueba?
La resonancia magnética puede ser algo incomoda ya que es de duración larga (alrededor de 45 min) durante los cuales hay que mantenerse en la misma posición. El espacio es relativamente algo pequeño por lo que algunas personas pueden sentir algo de claustrofobia, si bien los sistemas modernos suelen ser más amplios. Además el aparato hace ruido, si bien se proporcionan cascos para aislar parcialmente.
Sin embargo los inconvenientes son mínimos para la amplia información que proporciona la prueba.
¿Podría realizase un estudio del corazón en una resonancia magnética abierta?
No, lamentablemente las resonancias magnéticas abiertas no tienen la suficiente potencia para obtener las imágenes necesarias para este tipo de estudios.
¿Usa radiación la resonancia magnética?
No, además del campo magnético las ondas que usa esta prueba están en el rango de la radiofrecuencia, es decir, son ondas de baja energía (similar a las ondas de los aparatos de radio) al contrario que los rayos X usados en otros campos de la Radiología.
¿Hay que usar contraste en la prueba?
En la mayoría de los casos si, ya que es fundamental para ver las características del músculo del corazón. En casos puntuales, según lo que se busque ver en el estudio (dilatación de aorta, circuitos anómalos, estudio de válvulas…) podría no administrarse, renunciando al estudio del tejido antes mencionado.
No obstante el contraste de la resonancia, basado en gadolinio, es seguro, con una incidencia muy baja de reacciones alérgicas y puede administrarse sin problema en pacientes con alergia a contraste yodado.
¿Puedo hacerme la resonancia si soy portador de implantes/dispositivos?
En la mayoría de los casos sí, siempre y cuando no estén compuestas de materiales ferromagnéticos (que se vean alterados por imanes). Las prótesis óseas de titanio, las prótesis valvulares modernas y los stent coronarios son compatibles con la prueba. Asimismo los marcapasos/desfibriladores implantables modernos también son compatibles, si bien requieren un cambio de configuración previo a la realización de la prueba.
En cualquier caso informe a su médico de cualquier cuerpo extraño que porte. Igualmente los técnicos de radiología, antes de iniciar la prueba le interrogarán sobre ello antes de comenzar.
¿Cómo puedo ayudar a la obtención de las imágenes?
Lo más importante es no moverse y seguir las instrucciones de respiración. En la mayor parte de la obtención de imágenes se pide que coja aire, lo suelte y se mantenga durante unos segundos en ese estado.
Por el doctor Alejandro Cebollada, especialista en Cardiología
R: son fármacos que impiden la coagulación de la sangre. La formación de coágulos, depende de un mecanismo complejo que previene el sangrado tras sufrir un daño, sin embargo en ocasiones la formación de coágulos, puede desencadenar un infarto de miocardio, un ictus, o formación de trombos dentro de las cavidades del corazón, por lo que estos fármacos cumplen una función fundamental de evitar tanto la formación de coágulos, así como evitando su crecimiento y/o su disolución en el caso de que se haya formado alguno.
R: no, el Adiro pertenece a los medicamentos de los antiagregantes plaquetarios, evitan que las células sanguíneas llamadas plaquetas se agrupen para evitar la trombosis vascular, mientras que los anticoagulantes como el sintrom, actúa impidiendo la formación de fibrina.
R: sí, el más conocido es el llamado Sintrom o acenocumarol, también está disponible el aldocumar o warfarina, estos son fármacos de uso oral que actúan sobre la vitamina K, necesaria para que funcione parte del mecanismo de la coagulación, se utilizan a largo plazo para evitar complicaciones tromboembólicas.
Otro grupo de fármacos para uso oral, son los llamados anticoagulantes de acción directa, por mucho tiempo conocidos como nuevos anticoagulantes, pero ya no son tan nuevos, en este grupo se incluye el dabigatran, rivaroxaban, apixaban y edoxaban, actúan bloqueando el sistema de anticoagulación en un punto específico, que no tiene relación con la vitamina K, por ello con una dosis dosis fija de una o dos veces al día, sin necesidad de realizar controles de hemostasia, dado que la concentración del fármaco en sangre es más previsible y estable.
R: están indicados de forma preventiva, en patologías cardiovasculares, que tienen un elevado riesgo de producir fenómenos tromboembólicos, como en las arritmias cardíacas: fibrilación auricular y flutter auricular. También tras haber presentado alguna enfermedad como consecuencia de un trombo como infarto de miocardio, ictus, tromboembolismo pulmonar, trombosis venosa profunda. Además en pacientes que se las ha intervenido del corazón con el implante de una prótesis valvular.
R: de las patologías anteriormente comentadas, no todas se presentan de forma g rave, ni son indicativo de que se padece de algo mortal, simplemente puede tratarse de que es necesario prevenir la formación de un trombo.
R: En general actualmente los cardiólogos tienden a indicar para tratamiento crónico anticoagulantes orales de acción directa, por diferentes ventajas en comparación con los inhibidores de la vitamina K, mientras que éstos son de obligada indicación en pacientes con prótesis valvulares mecánicas, donde no son eficaces los de acción directa.
R a continuación se comentan una serie de recomendaciones que son importantes tener en cuenta: - Se deben tomar siempre a la misma hora para evitar olvidos. - Se debe tomar la dosis indicada por su médico, no se debe cambiar por cuenta propia, ya que se corre el riesgo de sangrados o de aparición de trombo. – en caso de olvidarse una dosis, tomarla lo antes posible y si se da cuenta al día siguiente tome su dosis habitual, no doble la dosis, lo ideal es evitar olvidos. – Hay que tener cuidados con la toma de otros medicamentos que pueden aumentar la acción de los anticoagulantes, como los antiinflamatorios, el ácido acetil-salicílico y sus derivados. – En caso de tomar inhibidores de vitamina K será necesario realizar una prueba de sangre llamada INR, y según el resultado, su médico indicará cambios en la dosis, mientras que con los de acción directa el INR no es necesario, pero sí una analítica al menos una vez por año, para vigilar la función renal y decidir cambiar la dosis. – Evitar bebidas alcohólicas. – Prohibidas inyecciones profundas como las intramusculares. – Consultar siempre a su médico con una semana de antelación ante cualquier cirugía, extracción dental o cualquier prueba invasiva (como colonoscopia, endoscopia, biopsia). – En caso de aparición de sangrados leves, hematomas, deposiciones oscuras, consultará a su médico lo antes posible, si el sangrado es abundante debe acudir a urgencias. –En caso de aparición en forma brusca de trastornos de la marcha, el habla, cefalea intensa, trastornos de visión, también acudirá a urgencias. Si se sospecha de embarazo, solicitará valoración médica.
R: la indicación habitual es de forma crónica, en algunas patologías y según la evolución su médico podría tomar la decisión de suspender la medicación, pero es una decisión que requiere en forma obligatoria valoración médica, en ningún caso, es una decisión propia del paciente, ya que puede implicar un alto riesgo.
R: Se debe poner en contacto con el médico encargado de su anticoagulación, con una semana de antelación para que dé la pauta a seguir. La pauta es variable según el anticoagulante que esté tomando, sea de acción directa o inhibidor de la vitamina K.
R: No está recomendado bajo ningún concepto suspender la medicación sin consultar con su médico encargado de la anticoagulación, en todo momento será necesario la valoración médica para decidir suspender dicha medicación.
Dr. Jefferson Salas especialsita en Cardiología de la UICAR
Existe una enfermedad que consiste en la infección del revestimiento interno de las cavidades y las válvulas del corazón, llamada endocarditis. Si bien es rara, puede poner en riesgo la vida y tener complicaciones graves ya que afecta la estructura y el funcionamiento del corazón, pero si se diagnostica de forma precoz, puede curarse sin secuelas. Por este motivo es fundamental saber quiénes están en riesgo, como sospecharla para solicitar atención médica precoz, y lo más importante, como prevenirla.
Factores de riesgo
La infección se produce por gérmenes (bacterias, hongos...) presentes de forma normal en la piel, la boca, sistema genitourinario o digestivo; que pueden ingresar al torrente sanguíneo, viajar hasta el corazón, y una vez allí, adherirse a los tejidos, especialmente cuando son anormales o artificiales. Es menos frecuente que suceda en corazones normales, pero sigue siendo una posibilidad si hay factores que favorezcan la entrada de gérmenes a la sangre o la debilidad del sistema inmune. Tomando en cuenta lo previo, los factores que favorecen una endocarditis son:
• Tener más de 60 años.
• Portar válvulas cardíacas artificiales. Las llamadas prótesis son más susceptibles a que los gérmenes las afecten
• Tener válvulas cardíacas dañadas. Antecedentes de enfermedades como la fiebre reumática, endocarditis pasadas; o válvulas con estrecheces o insuficiencias que han requerido cirugía
• Defectos cardíacos congénitos (válvula bicúspide)
• Dispositivo cardíaco implantado (marcapasos, desfibriladores).
• Consumo de sustancias ilegales intravenosas. Las inyecciones repetidas sin esterilización adecuada favorecen la entrada de las bacterias de la piel a la sangre
• Mala higiene dental. Las bacterias que crecen en la boca pueden ingresar al torrente sanguíneo a través de un corte en las encías, como los que se realizan en algunos procedimientos dentales o los que pueden suceder si en tejido esta en mal estado
• Uso de catéter permanente. Hay personas que portan catéteres venosos a largo plazo para administración de medicación por otras enfermedades. Al estar colocado mucho tiempo y tener contacto con la piel, aumenta el riesgo de endocarditis.
Síntomas
Los síntomas de la endocarditis pueden variar de una persona a otra. Puede desarrollarse lenta o repentinamente en función del tipo de germen que esté provocando la infección y de si hay o no otros problemas cardiacos. Si no se recibe un tratamiento inmediato, la endocarditis puede dañar o destruir las válvulas cardíacas, Requiere tratamiento con antibióticos endovenosos por tiempos muy prolongados o, en casos seleccionados, cirugía cardiaca. Si se tienen factores de riesgo para la enfermedad y desarrolla los siguientes síntomas, deberá acudir a su médico lo antes posible.
• Un soplo nuevo en el corazón
• Síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, escalofríos y dolores musculares/articulares, pero que duran más de 10 días o no mejoran con analgésicos habituales
• Dolor en el pecho al respirar
• Sudoraciones nocturnas
• Falta de aire
• Hinchazón en los pies, las piernas o abdomen
• Pérdida de peso sin causa aparente
• Manchas o bultos de color rojo, morado o marrón en las plantas de los pies o en las palmas de las manos
• Pequeños sangrados bajo las uñas
• Manchas redondas pequeñas en la piel, planas y que no pierden color al presionarlas (Petequias).
Prevención
Debemos conocer bien los factores de riesgo que nos hacen vulnerables para poder tomar medidas que reduzcan la entrada de gérmenes en la sangre.
• Aprenda a identificar los posibles signos y síntomas de la endocarditis. Consultar al médico y realizar un diagnostico precoz puede evitar complicaciones graves.
• Buena higiene dental. Cepillarse los dientes, usar hilo dental y realizarse exámenes dentales regulares evita sobrecrecimientos bacterianos o lesiones en la boca.
• Mantener la piel sana. Limpie la piel de forma regular. Lave sus heridas y manténgalas limpias hasta que sanen. Si se realiza tatuajes, piercings o procedimientos cosmeticos, que sea en sitios de confianza con adecuada higiene.
• No consumir drogas intravenosas ilícitas. Las agujas sucias o las punciones frecuentes aumentan el riesgo de endocarditis
• Antibióticos preventivos. Ciertos procedimientos médicos en zonas como la piel, el aparato digestivo o genitourinario, al igual que dentales, pueden permitir el ingreso de bacterias en el torrente sanguíneo. Si tiene cualquier tipo de condición cardíaca que lo predisponga a la endocarditis, hable con su cardiólogo, dentista y otros especialistas médicos sobre los riesgos y pregunte si necesita profilaxis antibiótica. La profilaxis suele consistir en la toma única de antibiótico 30-60 minutos antes del procedimiento.
Por la doctora Laura Espinosa
Especialista en Cardiología del Hospital Quironsalud Sur
La fibrilación auricular (FA) es una arritmia con incidencia al alza en nuestro medio, tratándose de la más frecuentemente diagnosticada en España. Se estima que en nuestro país hay un millón de pacientes con FA, con una prevalencia en mayores de 80 años que supera el 17%. Las principales consecuencias de la FA son por un lado los síntomas derivados de la irregularidad del latido cardiaco y tendencia a la taquicardia (palpitaciones, ahogo, dolor de pecho…) y por otro lado un aumento del riesgo de presentar fenómenos tromboembólicos, fundamentalmente ictus. Por ello muchos pacientes con FA recibirán tratamiento anticoagulante y distintos tratamientos antiarrítmicos.
Entre los tratamientos antiarrítmicos disponemos de dos opciones, que pueden emplearse de forma independiente o en combinación: los fármacos antiarrítmicos y la ablación.
La ablación de FA es un tratamiento incorporado a la práctica clínica desde inicios de la década de los 2000, por lo que se dispone de una amplia experiencia en su uso. Ha demostrado ser el tratamiento más eficaz para la prevención de las recurrencias de FA, aunque no es una opción apropiada para todos los pacientes. Las probabilidades de éxito de este tratamiento están cerca del 70% para pacientes con FA paroxística (episodios relativamente cortos y autolimitados) y del 50% para pacientes con FA persistente (episodios más largos o que requieren intervención médica para su terminación). Los pacientes con más probabilidades de beneficiarse a largo plazo de una ablación de FA son aquellos con menor tiempo de evolución de la patología y aquellos que no han desarrollado cambios estructurales en su corazón derivados de la presencia de la arritmia (dilatación auricular izquierda). El beneficio fundamental esperable de una ablación de FA es la mejoría en la calidad de vida derivada del control de los síntomas, mientras que aún no se ha podido demostrar de forma consistente una reducción en las complicaciones tromboembólicas ni en la mortalidad de los pacientes (salvo en un grupo seleccionado de pacientes con disfunción ventricular izquierda grave).
La ablación de FA consiste en la realización de unas lesiones alrededor de las venas pulmonares (ablación de venas pulmonares) para obtener un bloqueo de la conducción del impulso eléctrico cardiaco entre éstas y el resto del tejido cardiaco. Para ello se introduce a través de una punción en la vena femoral un catéter que se avanzará hasta la aurícula izquierda que administrará con distintos tipos de energía (frío o "crioablación", calor o "radiofrecuencia" o energía no térmica en el caso de la ablación por "campo pulsado"). El procedimiento se realiza bajo sedación o anestesia general y puede realizarse tanto de forma ambulatoria como con una noche de ingreso en el hospital, tras lo cual el paciente puede incorporarse a su actividad habitual desde el día siguiente e incluso a la práctica deportiva en un plazo inferior a una semana. Tras el procedimiento se recomienda a los pacientes recibir tratamiento anticoagulante durante al menos dos meses. Los riesgos relacionados con la ablación de FA son bajos (por debajo del 5%) siendo excepcional la aparición de complicaciones graves como ictus o muerte.
En conclusión, la ablación de las venas pulmonares es un procedimiento eficaz y seguro para el control de los síntomas derivados de la fibrilación auricular.
Por el doctor Angel Miracle especialista en Cardiología de la UICAR
¿ES BENEFICIOSA PARA EL CORAZON LA TERAPIA HORMONAL EN LA MENOPAUSIA?
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo y en la mujer constituye la primera causa de morbilidad y mortalidad, superando al cáncer en España y representando el 56% de todas las muertes femeninas en los países de Europa occidental.
La mujer sufre cambios hormonales propios o adquiridos que le provocan un mayor riesgo de enfermedad tromboembólica. Algunos, exclusivos de la mujer como el embarazo y sus posibles complicaciones, la anticoncepción, la terapia hormonal de la menopausia, terapias de reproducción asistida, tratamiento hormonal antitumoral (tamoxifeno) y el estado posmenopáusico. Otros son comunes para ambos sexos como historial personal, la edad, antecedentes familiares, HTA, dislipidemia, diabetes, enfermedad renal crónica y tabaco.
El cese de los estrógenos ováricos empeora el efecto de los factores de riesgo cardiovascular, y se producen cambios de la grasa abdominal, en la TA, en el perfil lipídico y en las glicemias. Motivo por el cual la enfermedad cardiovascular constituye la principal causa de morbimortalidad tras la menopausia. Además, La aparición de una menopausia en edades tempranas antes de los 45 años (menopausia temprana) o fallo ovárico precoz (antes de los 40 años) incrementan notablemente estos riesgos ya que por cada año de menopausia antes de los 45 años se incrementa un 3% el riesgo cardiovascular.
¿PERO COMO AFECTAN LAS HORMONAS AL RIESGO CARDIOVASCULAR?
Los estrógenos inducen variaciones y aumento en algunas de las proteínas implicadas en la hemostasia y factores de coagulación. Los estrógenos son protrombóticos, pero por otra parte los estrógenos endógenos generan protección afectando positivamente el tono vascular, potencian la vasodilatación y la complacencia vascular, y adicionalmente generar un efecto antiinflamatorio, antioxidante y mejorando el perfil de lípidos.
Los estrógenos aumentan los TGC (triglicéridos) y el de HDL (colesterol bueno) y metabolizan el LDL (colesterol malo). Y los gestágenos (progesterona) aumentan el colesterol total y modifican la actividad del HDL y LDL, principalmente observado con gestágenos potentes como los utilizado en anticoncepción oral, y no en la terapia hormonal que utilizan gestágenos naturales con poco efecto lipídico, más bien es beneficioso y ayudan a que las placas de ateroma no de formen.
Por lo tanto, se crea una ambigüedad entre los riesgo y beneficios y surge la duda.
¿Es beneficiosa la terapia hormonal?
Hay que diferenciar entre la mujer sana sin patología y la mujer con patología previa arterial o venosa, y entre terapia oral versus terapia transdérmica.
La Terapia oral se relaciona con cambios e incremento en factores de coagulación como el dímero D, fibrinógeno y la trombina y la Terapia Transdérmica no. En la Población sana se evidencia reducción del riesgo de cardiopatías en todas las edades tras el inicio de la terapia hormonal, pero más marcado entre los 50 y los 59 años, por encima de los 70 años no es aconsejado por incremento del riesgo. Si se inicia de forma temprana el beneficio es claro y no hay un límite en la duración. En la enfermedad venosa (trombosis venosa profunda o tromboembolismo pulmonar), el riesgo con la Terapia hormonal se incrementa con la edad y suele estar asociado a otros factores de riesgo cardiovascular clásicos. La terapia hormonal oral se asocia con incremento más marcado en el primer año, mayor con la terapia combinada que con los estrógenos solos, sin riesgo claro con la terapia transdérmica. El riesgo con la terapia con hormonas no bioidénticas (equinas) es mayor.
Pero ¿qué pasa? en la población con enfermedad cardiovascular previa.
En general los estudios incluyen pacientes de más de 60 años, porque es a esta edad cuando se inicia la aparición de los eventos cardiovasculares, menos frecuentes entre los 50-60 años. Además, iniciar la terapia después de los 60 años o su continuidad no es habitual.
Sabemos que las placas de ateroma se desestabilizan cuando se añaden estrógenos, pero también sabemos que el estrógeno "protege" de la formación de la placa por lo que su uso se considera como una ventana de oportunidad cuando es precoz antes de la formación de placas de ateroma, cuando su beneficio es mayor. Se puede considerar el uso de terapia hormonal en paciente con HTA siempre que no están asociados a otros factores de riesgo y en pacientes con episodios previos de angina de pecho, infarto o ICTUS, solo en pacientes jóvenes y si la fisiopatología no es ateroesclerótica.
El riesgo de enfermedad venosa (trombosis venosa profunda o tromboembolismo pulmonar) es mayor en pacientes con condiciones previas conocidas. Con antecedentes de trombosis el riesgo se incrementa 10 veces y se debe evitar la terapia hormonal. En las Trombofilias el riesgo con la terapia oral puede aumentar entre un 15 y un 25 % dependiendo de la mutación, pero se puede considerar la vía transdérmica como opción. Por otro lado, la obesidad depende del IMC (índice de masa corporal), con menos de 25 el riesgo es de 5%, sube a 10 % con IMC entre 25-30 y hasta del 20% con IMC de más 30. Pero siempre se recomienda la transdérmica. El tabaco provoca un incremento del metabolismo hepático de los estrógenos por lo que puede reducir o cancelar los efectos y beneficios de la terapia (con terapia oral), no así con la terapia transdérmica.
En conclusión, la enfermedad cardiovascular constituye la principal causa de morbimortalidad tras la menopausia. Parece que la THM ejerce efecto protector de trombosis arteriales por debajo de los 70 años. Que esta protección es mayor en inicio temprano y no influye el tiempo de uso. En mujeres con angina de pecho, infarto o ICTUS previo, hay que valorar si es de etiología ateromatosa antes de indicar THM. No hay contraindicación en HTA si no se asocia a otros factores de riesgo. Pero no se debe utilizar la terapia hormonal como prevención cardiovascular ni primaria ni secundaria. Se utiliza para control de síntomas de la menopausia.
La THM se asocia con un incremento de riesgo de trombosis venosa (Riesgo Absoluto bajo), la transdérmica y tibolona no asociada con este aumento riesgo. En mujeres con TEV previo no usar THM.
En trombofilias, obesas y fumadoras usar transdérmica.
También cabe recordar que la elección de la THM y su va de administración va a depender del perfil de la mujer y de sus factores de riesgo, pudiéndose utilizar oral o transdérmica según el caso, y que existe un momento oportuno o ventana de oportunidad para poderla indicar y que sea beneficiosa para esa mujer. Todo esto nos permite una aproximación para valorar los datos y decidir la recomendación o no para el uso de terapia hormonal en la menopausia y su relación con el sistema cardiovascular.
Por el Dr. Alejandro Sáez. Cardiología espacialista en Cardiología de la UICAR.
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