Dormir bien para cuidar el corazón: una conexión vital que no debemos ignorar

Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad biológica esencial. Diversos estudios han confirmado que el descanso nocturno no solo influye en el estado de ánimo y la energía, sino también en la salud cardiovascular. Durante las fases profundas del sueño, el cuerpo reduce su actividad, permitiendo que la presión arterial y la frecuencia cardíaca disminuyan. Este proceso favorece la recuperación del corazón y los vasos sanguíneos.
"El sueño profundo es una fase clave en la reparación del cuerpo. Si no se alcanza con regularidad, se activa un estado de alerta fisiológico que puede alterar el equilibrio del sistema nervioso", explica el Dr. Iurii Meshcheriakov, médico adscrito al Servicio de Cardiología del Hospital Universitari General de Catalunya y experto en la implicación de los trastornos del sueño en la salud cardiovascular de la población.
Además, cuando se mantiene una mala calidad del sueño durante un período prolongado, se eleva el riesgo de hipertensión, inflamación crónica y eventos cardiovasculares mayores, como el infarto de miocardio o el ictus. Según el Dr. Jordi Balcells, jefe del Servicio de Cardiología del hospital, "el corazón necesita descanso tanto como cualquier otro órgano. Dormir mal, poco o con interrupciones frecuentes incrementa notablemente su carga de trabajo nocturna".
La Asociación Americana del Corazón (AHA) ya reconoce el sueño como uno de los pilares fundamentales de la salud cardiovascular, al mismo nivel que la dieta, el ejercicio físico o el control de la presión arterial.
¿Qué se considera un trastorno del sueño?
En adultos, se considera saludable dormir entre 7 y 9 horas diarias con buena calidad. Se habla de trastorno del sueño cuando hay una reducción significativa en la cantidad o calidad del descanso, como ocurre con el insomnio crónico, el sueño fragmentado o la apnea obstructiva del sueño (SAOS).
El insomnio, por ejemplo, se diagnostica cuando la dificultad para dormir ocurre al menos tres veces por semana durante varios meses y afecta la calidad de vida. En el caso de la apnea obstructiva, las pausas respiratorias nocturnas fragmentan el descanso e impiden alcanzar las fases profundas del sueño, muchas veces sin que el paciente sea consciente de ello.
Apnea del sueño: la amenaza invisible
La apnea del sueño es uno de los trastornos que más impacto tiene en la salud del corazón. Durante los episodios de apnea, los niveles de oxígeno en sangre descienden y el corazón se ve obligado a compensar ese déficit, elevando la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
"Cada pausa respiratoria es un pequeño sobresalto para el cuerpo", señala el Dr. Jordi Balcells. "A lo largo de la noche, estos microtraumas suman un gran estrés cardiovascular".
Estudios recientes muestran que las personas con apnea no tratada tienen hasta cuatro veces más riesgo de fibrilación auricular (un tipo de arritmia cardíaca) y tres veces más riesgo de ictus cerebro-vascular. La detección precoz y el uso de dispositivos como el CPAP pueden reducir drásticamente estos riesgos.
Insomnio crónico: el riesgo de las noches en vela
El insomnio sostenido no solo genera fatiga o irritabilidad, sino que tiene un claro impacto sobre el sistema cardiovascular. El aumento de la actividad del sistema nervioso simpático impide que el corazón descanse durante la noche, favoreciendo el desarrollo de hipertensión arterial, resistencia a la insulina y disfunción metabólica.
"El insomnio crónico incrementa marcadores inflamatorios y altera el ritmo circadiano, dos factores clave en la progresión de las enfermedades cardíacas", explica el Dr. Meshcheriakov.
Un meta-análisis publicado en 2023 indica que las personas con insomnio tienen un 53% más de riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares y un 50% más de riesgo de sufrir un infarto. Además, cerca del 44% de quienes ya tienen enfermedad cardíaca refieren dificultades persistentes para dormir.
Dormir menos de 6 horas: el daño que no se ve
La vida moderna ha normalizado el sueño corto, pero dormir menos de 6 horas por noche altera hormonas como la grelina y la leptina (relacionadas con el apetito), favorece el aumento de peso y eleva la presión arterial. Incluso aquellas personas que afirman "funcionar bien" con poco sueño podrían estar acumulando daño silencioso en su sistema cardiovascular.
El Dr. Balcells advierte que "reducir el tiempo de sueño de forma crónica afecta al corazón tanto como una dieta inadecuada o el sedentarismo".
También se ha observado que dormir en exceso, es decir más de 9 o 10 horas al día, puede estar asociado a mayor riesgo cardiovascular, aunque algunos de estos casos pueden deberse a enfermedades no diagnosticadas que provocan esa necesidad de sueño prolongado.
Sueño fragmentado: muchas horas no siempre significan un buen descanso
No basta con dormir muchas horas; es fundamental que el sueño sea continuo y profundo. Cuando hay interrupciones frecuentes - ya sea por dolor, estrés, síndrome de piernas inquietas o apnea -, no se alcanza la fase de descanso reparador.
"El sueño fragmentado impide la restauración completa del cuerpo. Esto repercute en la salud cardiovascular, especialmente en pacientes con antecedentes de enfermedad cardíaca", advierte el Dr. Meshcheriakov.
Se ha demostrado que este tipo de sueño se relaciona con elevaciones nocturnas de la presión arterial, rigidez arterial, inflamación y un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca.
Preguntas frecuentes
¿Cuántas horas de sueño se recomiendan para proteger el corazón?
Entre 7 y 8 horas de sueño de calidad por noche es lo ideal. Dormir menos de 6 o más de 9-10 horas se ha vinculado con mayor riesgo cardiovascular.
¿Dormir demasiado también puede ser perjudicial?
Sí. Dormir más de 10 horas puede indicar la presencia de otros trastornos de salud. En estos casos, se recomienda realizar una evaluación médica completa.
¿Qué hacer si se padece insomnio crónico?
Consultar a un profesional. La terapia cognitivo-conductual es una de las opciones más eficaces, junto con la revisión de hábitos de vida y el descarte de posibles causas médicas.
¿El ronquido fuerte y frecuente es motivo de preocupación?
Sí. Puede ser un signo de apnea del sueño, una condición que eleva significativamente el riesgo de hipertensión arterial, arritmias, infarto y otros problemas cardiovasculares. Es recomendable acudir a un especialista en sueño para una evaluación adecuada.
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