Fibromialgia
¿En cuántos grados se clasifica la fibromialgia? Todo sobre sus síntomas, causas y tratamientos.
Síntomas y causas
La fibromialgia es un trastorno crónico que causa dolor musculoesquelético generalizado y fatiga, además de otros síntomas que varían en función de cada persona, como problemas para conciliar el sueño o alteraciones en el estado de ánimo. Su diagnóstico no es sencillo debido a que todavía no se conoce con exactitud cómo se desarrolla y no se detectan anomalías ni en los análisis ni en las pruebas basadas en imágenes.
Los pacientes describen la fibromialgia como un dolor de pies a cabeza, por lo que su calidad de vida se limita notablemente. Actualmente no existe una cura para esta enfermedad. No obstante, las investigaciones recientes han ayudado a ofrecer tratamientos mejorados y personalizados que reducen este dolor silencioso y facilitan su control.
Síntomas
Los síntomas más característicos de la fibromialgia son:
- Dolor generalizado, es decir, que afecta a diferentes partes del cuerpo ubicadas tanto por encima como por debajo de la cintura. Este dolor es leve, pero constante.
- Fatiga en cualquier momento del día, incluso después de haber dormido.
- Dificultades cognitivas, conocidas como fibroniebla, que dificultan la concentración y la capacidad de atención.
Además de los signos comunes a todos los pacientes, la fibromialgia puede producir otros malestares que varían de unas personas a otras. Entre los más habituales destacan los trastornos del sueño, la depresión, las migrañas, determinados problemas digestivos como la diarrea o el estreñimiento, la parestesia (entumecimiento de los pies o las manos) o el vértigo.
Causas
A pesar de que no se conocen con exactitud las causas de la fibromialgia, los investigadores asocian su desarrollo a la presencia de niveles bajos de serotonina en la sangre, por lo que el dolor no se regula de forma adecuada. Además, se cree que hay algunos factores externos que pueden desencadenar su aparición cuando ya está latente, como situaciones estresantes, infecciones bacterianas o enfermedades limitantes como la artritis o el lupus.
Factores de riesgo
La fibromialgia puede manifestarse en cualquier momento de la vida, aunque se presenta en mayor medida en personas de mediana edad. Entre los factores que suponen un mayor riesgo de desarrollarla se encuentran:
- El sexo: esta enfermedad se diagnostica a las mujeres con mayor frecuencia, con un 4,2 % de prevalencia frente al 0,2 % de los hombres, según la Sociedad Española de Reumatología (SER).
- Antecedentes familiares, ya que tiene carácter hereditario.
- Otras enfermedades: las posibilidades de padecer fibromialgia aumentan cuando se tienen otras patologías como el lupus, la artritis reumatoide o la osteoartritis.
Complicaciones
Algunas personas con fibromialgia llevan a cabo las tareas de su vida habitual sin demasiados problemas. No obstante, cuando todavía no se ha diagnosticado la enfermedad, o si los tratamientos no ofrecen el resultado esperado, el malestar general y la discapacidad aumentan gradualmente. Esta situación puede derivar en ansiedad o depresión.
Prevención
Cuando la fibromialgia está latente, puede manifestarse tras vivir momentos estresantes o traumáticos. Por este motivo, la prevención de esta patología se centra en adoptar hábitos saludables y aprender a controlar el estrés en la medida de lo posible. Algunas de las actividades que mejoran el pronóstico de la fibromialgia son:
- Ejercicio físico moderado de forma habitual.
- Técnicas de relajación.
- Dormir entre 7 y 9 horas diarias.
- Cocinar con alimentos frescos y evitar la comida preparada.
- Aumentar la ingesta de ácidos Omega-3.
- Beber entre uno y dos litros de líquidos al día, preferiblemente agua.
- Limitar el consumo de alcohol.
¿Qué médico trata la fibromialgia?
Los reumatólogos están especializados en la fibromialgia. Además, para reducir los síntomas y aplicar algunos de los tratamientos se debe acudir a la unidad del daño corporal o a especialistas en cirugía ortopédica y traumatología y medicina física y rehabilitación.
Diagnóstico
No es sencillo diagnosticar la fibromialgia, ya que las causas del dolor no se reflejan con resultados claros en los exámenes médicos habituales (analítica y pruebas de imagen). Por este motivo, los médicos consideran esta enfermedad cuando un paciente presenta molestias osteomusculares generalizadas durante varios meses sin otra causa aparente.
Durante la exploración física, se realiza el llamado test de la fibromialgia, que consiste en presionar 18 puntos repartidos por el cuerpo. Cuando se manifiesta dolor en al menos 11 de ellos, se considera confirmado el diagnóstico. Otra variante de esta prueba es constatar las molestias en cuatro de estas cinco zonas: región superior izquierda, región superior derecha, región inferior izquierda, región inferior derecha y región axial.
Tratamiento
Los tratamientos para la fibromialgia deben ser personalizados, ya que cada paciente desarrolla la enfermedad de diferente manera. Además de fomentar hábitos saludables, se pueden utilizar medicamentos y terapias para reducir el dolor y mejorar la calidad de vida. Algunos de los más eficaces son:
- Analgésicos no opiáceos, ya que los opiáceos pueden crear dependencia e, incluso, empeorar los síntomas a largo plazo.
- Anestésicos locales: tratan puntualmente zonas en las que el dolor es intenso.
- Antidepresivos: reducen el dolor, alivian la fatiga y facilitan el descanso.
- Anticonvulsivos: en algunos casos ayudan a controlan el dolor.
- Fisioterapia: fortalece los músculos y aumenta la resistencia.
- Terapia ocupacional: acompaña a los pacientes tras el diagnóstico para adaptar las exigencias de su trabajo y de su vida diaria a la nueva situación.