Anorexia nerviosa
Información sobre las casusas, los primeros síntomas y el pronóstico del trastorno restrictivo de la alimentación.
Síntomas y causas
La anorexia nerviosa, comúnmente llamada simplemente anorexia, es un trastorno de la conducta alimentaria por el que se tiene un miedo patológico a engordar y una visión distorsionada del cuerpo. Como consecuencia, se llevan a cabo todo tipo de prácticas para evitar el aumento de peso, a pesar de que suele estar por debajo del recomendado en cada caso.
Existen dos tipos de anorexia nerviosa dependiendo de la forma de comportarse del paciente:
- Anorexia restrictiva: basada en la restricción calórica estricta mediante dieta y ayuno.
- Anorexia purgativa o compulsiva: combinación de restricción alimentaria y episodios de atracones compensados con vómitos, laxantes o enemas, pero no son equivalentes a la bulimia.
A pesar de que se suelen confundir, la bulimia y la anorexia, incluso la purgativa, son dos enfermedades distintas. La principal diferencia es el peso, ya que es habitual que las personas con bulimia tengan un peso adecuado e, incluso, sobrepeso. Además, los periodos de ayuno en la anorexia son continuados mientras que en la bulimia ocasionales.
La anorexia nerviosa es una enfermedad grave que, sin tratamiento, puede causar la muerte. Si se sigue el tratamiento adecuado, los pacientes recuperan la mayor parte del peso perdido y pueden llevar una vida normal.
Síntomas
Los pacientes con anorexia se caracterizan por ser muy perfeccionistas y exigentes consigo mismos. Además, suelen presentar estos síntomas:
- Visión distorsionada de la imagen corporal: los pacientes se ven gordos a pesar de tener un peso inferior a lo recomendado para su estatura y sexo.
- Miedo intenso a aumentar de peso.
- Restricción alimentaria y ayuno.
- Practica excesiva de ejercicio.
- Malnutrición.
- Falta de calcio.
- Amenorrea: ausencia de la menstruación.
- Debilidad.
- Alteraciones gastrointestinales: diarrea, estreñimiento.
- Hipotermia o mayor sensibilidad al frío.
- Piel seca.
- Caída de cabello.
- Falta de concentración.
- Cambios de humor.
- Insomnio.
- Irritabilidad.
- Tristeza.
- Angustia.
- Autoestima baja.
- Aislamiento social.
Causas
Se desconocen las causas concretas que conducen a la anorexia nerviosa, aunque suele influir una combinación de varios factores:
- Biológicos: antecedentes familiares de anorexia, antecedentes personales de sobrepeso.
- Personales (vulnerabilidad psicológica): perfeccionismo, introversión, autoestima baja, depresión, ansiedad, hacer dieta.
- Familiares: problemas de convivencia, excesiva preocupación por el peso, sobreprotección, falta de afecto.
- Culturales: presión social por encajar en el canon que asocia la delgadez a la belleza, acoso debido al peso, bullying en el colegio
Factores de riesgo
La anorexia nerviosa afecta a todo tipo de pacientes, pero se tiene un riesgo mayor en los siguientes casos:
- Sexo femenino.
- Entre los 12 y los 25 años.
Complicaciones
Algunas de las complicaciones derivadas de la anorexia son:
- Anemia
- Desnutrición.
- Alteraciones hormonales y endocrinas: deficiencia de andrógenos o estrógenos, amenorrea, niveles altos de cortisol, hipotiroidismo.
- Niveles de sodio, calcio y potasio bajos.
- Problemas cardiacos: insuficiencia cardiaca, prolapso de la válvula mitral.
- Problemas renales: insuficiencia renal, disminución de la filtración glomerular, retención de líquidos, aumento de la necesidad de orinar.
- Osteoporosis.
- Pérdida de masa muscular.
- Depresión.
- Trastorno obsesivo compulsivo.
Prevención
Es difícil encontrar una forma de prevenir la anorexia, por lo que fomentar una relación saludable con la comida y una aceptación del propio cuerpo contribuyen a reducir el riesgo de desarrollarla.
¿Qué médico trata la anorexia nerviosa?
La anorexia nerviosa requiere un abordaje multidisciplinar en el que interviene psicología clínica, psiquiatría, endocrinología y nutrición. Frecuentemente, la enfermedad se detecta en la consulta de medicina familiar y comunitaria o pediatría y sus áreas específicas.
Diagnóstico
Los familiares y allegados son fundamentales para que los pacientes acudan a la consulta y puedan recibir un diagnóstico profesional, ya que los pacientes suelen negar su condición. Algunos de los signos de alarma son:
- Pérdida de peso notable.
- Actitud defensiva ante los comentarios sobre el cambio físico.
- Rechazo de los alimentos hipercalóricos.
- Aumento del ejercicio físico.
- Preferencia de comer a solas.
- Interés excesivo en la composición de los alimentos.
Una vez en la consulta, los especialistas suelen hacer las siguientes pruebas:
- Anamnesis: además de registrar los antecedentes médicos y familiares, se valoran los hábitos de vida del paciente.
- Examen físico: IMC, presión arterial, frecuencia cardiaca, auscultación, palpación del abdomen o revisión de los ojos, la piel, las uñas y el pelo.
- Análisis de sangre y orina: sirven para evaluar el estado general de salud, así como para descartar otras patologías.
- Pruebas de imagen: permiten descartar o confirmar que la pérdida de peso se debe a otra afección médica.
- Evaluación psicológica: el especialista lleva a cabo una valoración inicial y aplica diversos test para conocer el grado de afectación y los motivos por los que pudo desencadenarse la enfermedad.
Tratamiento
El tratamiento de la anorexia debe ser multidisciplinar y personalizado. Normalmente, está dirigido por un especialista en salud mental y se basa en los siguientes pilares:
- Plan para recuperar el peso perdido.
- Programa de educación nutricional.
- Psicoterapia para abordar el problema en sí mismo y sus desencadenantes (bullying, ansiedad, autoestima baja, depresión). Psicoterapia individual, familiar y grupal (terapia cognitivo-conductual, terapia motivacional).
- En ocasiones, tratamiento farmacológico para calmar los síntomas de tristeza, depresión, ansiedad o impulsividad. Fármacos antidepresivos, ansiolíticos o antipsicóticos.
- Para abordar las carencias nutricionales, se administran suplementos vitamínicos, así como aporte calórico y de líquidos.
- En los casos de mayor gravedad, se recurre a la nutrición enteral, a través de una sonda nasogástrica, para proveer los nutrientes necesarios para combatir la desnutrición.
En la mayoría de los casos, los pacientes acuden al centro médico para seguir su tratamiento mientras continúan con su rutina diaria. Solo los casos más graves requieren hospitalización para llevar un seguimiento más cercano.









































































