Cáncer de piel
Toda la información sobre los distintos tipos de cáncer de piel: causas, síntomas y tratamientos.
Síntomas y causas
El cáncer de piel es uno de los más frecuentes a nivel mundial y la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) estima que supone alrededor de un 7 % de los cánceres diagnosticados al año en España.
Existen distintos tipos de cáncer de piel, que se clasifican en dos grandes grupos:
- Carcinomas: afectan a las células epiteliales que recubren los órganos, incluyendo la piel.
- Carcinomas espinocelulares o de células escamosas: se produce en las células delgadas y planas que forman la capa superior de la epidermis, que es la parte más superficial de la piel.
- Carcinomas basocelulares: es el tipo más común, comienzan en las células basales, que están justo debajo de las escamosas, en la parte inferior de la epidermis.
- Melanomas: son menos frecuentes, pero más agresivos, ya que tienen una capacidad mayor de extenderse a los tejidos circundantes. Se origina en los melanocitos, que son las células encargadas de sintetizar la melanina.
El cáncer de piel es una enfermedad grave, pero tiene un buen pronóstico (incluso el melanoma) y en raras ocasiones provoca la muerte. La detección temprana es fundamental, por lo que se recomienda acudir a revisiones periódicas.
Síntomas
Los síntomas del cáncer de piel varían dependiendo de su tipo. Los más habituales son:
- Carcinoma de las células escamosas: los signos suelen aparecer en la cara, el cuello, las orejas, las manos y los brazos.
- Manchas rojas y ásperas que, en ocasiones, sangran y forman costras.
- Nódulos firmes y elevados de color rojo.
- Llagas o úlceras rojizas en la boca.
- Parches rojos en el ano o los genitales.
- Carcinoma de las células basales: es más frecuente en la cabeza y la cara.
- Protuberancias translúcidas y brillantes.
- Lesiones levemente elevadas de color marrón, negro o azul con puntos oscuros y los bordes translúcidos.
- Parches planos y escamosos.
- Lesiones blanquecinas similares a las cicatrices.
- Vasos sanguíneos irregulares.
- Cambios de forma, tamaño o color en lunares ya existentes.
- Bultos pigmentados de aspecto irregular.
A pesar de que las lesiones provocadas por el cáncer suelen aparecer en zonas de la piel más expuestas al sol, es posible que se den en otros lugares, como la boca, la planta de los pies, las uñas o las palmas de las manos, sobre todo, el melanoma.
Causas
La causa más frecuente del cáncer de piel es la exposición prolongada a los rayos UV procedente de la luz solar o de las lámparas bronceadoras. El exceso de luz ultravioleta, que emite radiación, produce cambios en el ADN de las células cutáneas que, con el paso del tiempo, derivan en células cancerosas.
A pesar de todo, el cáncer puede darse en pieles no expuestas al sol por motivos que todavía se desconocen.
Factores de riesgo
Entre los factores que aumentan el riesgo de cáncer de piel, destacan:
- Exposición a la luz ultravioleta del sol o de las cabinas bronceadoras.
- Piel que se quema con facilidad, independientemente del color (fototipos I, II y, en menor medida, III).
- Personas con pelo rubio o pelirrojo, con pecas y ojos azules (fototipos I y II).
- Tener muchos lunares.
- Haber sufrido quemaduras solares en el pasado, sobre todo, si se formaron ampollas.
- Quemaduras solares en la infancia.
- Sistema inmune debilitado.
- Antecedentes personales o familiares.
Complicaciones
Las complicaciones más destacadas del cáncer de piel son:
- Metástasis: las células cancerosas se desplazan a otros órganos o a los ganglios linfáticos, aumentando el riesgo de muerte. Es propio del melanoma, ya que los carcinomas no suelen diseminarse.
- Reaparición del cáncer una vez desaparecido.
- Destrucción de los tejidos sanos que rodean a los tumores.
Prevención
La mejor forma de prevenir el cáncer de piel es seguir estas recomendaciones:
- Evitar la exposición prolongada al sol.
- No tomar el sol en las horas centrales del día.
- Prescindir de las cabinas de bronceado artificial.
- Aplicarse cremas con factor de protección solar alto durante todo el año.
- Permanecer en la sombra siempre que sea posible.
- Utilizar gafas de sol y sombrero.
- En pieles especialmente sensibles, vestir ropa protectora.
- Observar posibles cambios en lunares y verrugas.
- Revisar la piel en busca de lesiones nuevas.
¿Qué médico trata el cáncer de piel?
El diagnóstico del cáncer de piel suele hacerse en la consulta de dermatología médico-quirúrgica y venereología, mientras que en el tratamiento intervienen los especialistas en oncología médica y oncología radioterápica.
Diagnóstico
La autoexploración es fundamental en el diagnóstico temprano del cáncer de piel, ya que el propio paciente es el que conoce las características de los lunares y verrugas que tiene desde hace tiempo y puede detectar tanto cambios como lesiones recientes. En la consulta, los estudian las lesiones en busca de anormalidades.
Estas exploraciones deben hacerse en la cara, el cuero cabelludo, el cuello, el pecho, los hombros, las axilas, los brazos, las manos, la espalda, los glúteos y las piernas. Se debe prestar atención a los siguientes aspectos:
- Alteraciones en la forma, el color y el tamaño de las lesiones.
- Aparición de manchas nuevas.
- Para detectar el melanoma, se sigue la regla A, B, C, D, E:
- A – Asimetría: la lesión no es simétrica.
- B – Bordes: indefinidos o desiguales.
- C – Color: el lunar no es de color uniforme, puede presentar manchas rojizas, azuladas o marrones.
- D – Diámetro: las manchas más grandes de seis milímetros de diámetro son sospechosas.
- E – Evolución: cambian con el tiempo y pueden provocar dolor o sangrado.
Para confirmar el diagnóstico, lo más habitual es hacer una biopsia. Se toma una muestra de tejido y se estudia en el laboratorio en busca de células cancerosas. Además de observar los aspectos indicados anteriormente se clasifican las lesiones dependiendo del tamaño y el nivel de profundidad que alcanzan para estadificar el cáncer:
- Estadio 0 (carcinoma in situ): hay células anormales en las células escamosas o basales de la epidermis.
- Estadio I: los tumores con células cancerosas miden un máximo de dos centímetros y están solamente en la epidermis.
- Estadio II: las lesiones miden entre dos y cuatro centímetros y llegan a la capa superior de la dermis.
- Estadio III: las células malignas pueden tener estas características:
- Tumor de más de cuatro centímetros que llegan al tejido subcutáneo o llega superficialmente al hueso o a un ganglio linfático de menos de tres centímetros.
- Tumor de menos de cuatro centímetros con células diseminadas a un ganglio linfático de menos de tres centímetros.
- Estadio IV: lesiones de cualquier tamaño que llegan a la capa más profunda de la piel (dermis reticular) y que se disemina al hueso, los nervios, el tejido subcutáneo o un ganglio linfático. Puede haber llegado a otros órganos (metástasis).
La extensión del tumor se determina mediante pruebas de imagen o con una biopsia del ganglio centinela, que es el primer ganglio linfático al que llegan las células cancerosas antes de diseminarse a otros órganos.
Tratamiento
Los tratamientos del cáncer de piel varían dependiendo del tipo, el estadio y las características de cada paciente. En muchos casos, se combinan terapias distintas con el objetivo de lograr mejores resultados. Los abordajes más habituales son:
- Cirugía: se pueden emplear las siguientes técnicas quirúrgicas:
- Escisión: se extirpan las células cancerosas y parte del tejido sano que lo rodea.
- Cirugía de Mohs: se retiran capas finas del tumor y, en cada paso, se observan con un microscopio tanto las células extraídas como los bordes del tumor. Cuando se dejan de detectar células cancerosas, se finaliza la intervención. De esta forma, se elimina la menor cantidad posible de células sanas.
- Cirugía láser: se eliminan los tejidos anómalos superficiales con láser.
- Electrocirugía: se extrae el tumor con un instrumento con forma de cuchara (curetaje) y se destruyen las células cancerosas que quedan con un electrodo que, además, detiene el sangrado.
- Criocirugía: se utiliza el frío intenso (nitrógeno líquido o gas argón) para congelar el tejido anormal.
- Dermoabrasión: se eliminan las capas superficiales de la piel con células precancerosas o cancerosas con un disco giratorio que raspa el tejido.
- Radioterapia: se utiliza radiación ionizante de alta potencia para destruir los tejidos cancerosos.
- Quimioterapia: se administran medicamentos que frenan la formación de células cancerosas.
- Inmunoterapia: se potencia el sistema inmunitario del paciente para que adquiera la capacidad de eliminar las células cancerosas por sí mismo.
- Terapia fotodinámica: se utiliza radiación ultravioleta para frenar el crecimiento de las células cancerosas.











































































