Dislipidemia
¿La dislipidemia es grave? Toda la información sobre este trastorno, sus tipos, sus causas y su tratamiento.
Síntomas y causas
Se denomina dislipidemia, dislipemia o hiperlipidemia a la alteración en la concentración de lípidos y lipoproteínas en sangre.
Los lípidos o grasas principales del organismo son dos, el colesterol y los triglicéridos. El colesterol es una sustancia cerosa presente en las membranas celulares y en la bilis que participa en la absorción de grasa y vitaminas liposolubles, así como en la síntesis de vitamina D y de algunas hormonas, como los estrógenos, la testosterona y el cortisol. El colesterol es producido por el organismo, pero también se obtiene de los alimentos. Los triglicéridos se crean en el intestino y en el hígado a partir de ácidos grasos producidos por el cuerpo u obtenidos de los alimentos. Están presentes en las células adiposas y su función es descomponerse para obtener la energía necesaria para realizar los diferentes procesos metabólicos del cuerpo.
Las lipoproteínas, por su parte, son las proteínas encargadas de transportar las grasas en el torrente sanguíneo. Pueden ser lipoproteínas de baja densidad (LDL), que transportan el denominado «colesterol malo» a los tejidos del cuerpo, o lipoproteínas de alta densidad (HDL), que llevan el llamado «colesterol bueno» desde los tejidos al hígado para su eliminación de forma de bilis.
Según los valores alterados, existen varios tipos de dislipidemia:
- Hipercolesterolemia aislada: aumento en los niveles de lipoproteínas de baja densidad o LDL. Un nivel saludable es inferior a 100 mg/dL.
- Hipertrigliceridemia aislada: aumento en los niveles de triglicéridos. Una concentración sana está por debajo de 150 mg/dL.
- Hiperlipidemia mixta o combinada: aumento de los dos valores anteriores.
- Disminución de las lipoproteínas de alta densidad o HDL. El nivel óptimo debe ser igual o superior a 60 mg/dL.
En función de su origen, se clasifican en dos grupos:
- Dislipidemia primaria: de origen genético, no está asociada a ninguna otra patología.
- Dislipidemia secundaria: vinculada a una o varias enfermedades subyacentes. Es la forma más frecuente.
Síntomas
La dislipidemia no suele manifestar síntomas visibles hasta que no se presentan complicaciones derivadas de la elevación en los niveles de lípidos. No obstante, en ocasiones, las dislipidemias primarias con niveles particularmente altos pueden manifestar lo siguiente:
- Xantomas eruptivos: abultamientos en la piel y en los tendones formados por depósitos de grasa.
- Arcos seniles: depósitos de lípidos en la córnea, en forma de anillos opacos de coloración blanca o gris.
- Xantelasma: pequeñas manchas de grasa acumulada ubicadas bajo la piel del párpado superior e inferior, generalmente cerca del lagrimal.
Causas
Las principales causas de la dislipidemia secundaria son las siguientes:
- Hábitos de vida no saludables: consumo excesivo de alimentos ricos en grasas saturadas, grasas trans y colesterol y falta de ejercicio físico. El consumo de alcohol y tabaco también contribuye a alterar los niveles de lípidos.
- Ciertas enfermedades, como diabetes, cirrosis biliar primaria, enfermedad renal crónica, síndrome nefrótico o hipotiroidismo.
- Ciertos medicamentos, como corticoesteroides, retinoides, diuréticos, betabloqueantes, ciclosporina, antirretrovirales o estrógenos orales.
La dislipidemia primaria, por su parte, se debe a una serie de mutaciones genéticas que alteran los procesos de producción y eliminación de los lípidos, provocando alguna de las situaciones siguientes:
- Hiperproducción o eliminación defectuosa de triglicéridos y/o lipoproteínas LDL.
- Producción insuficiente o eliminación excesiva de lipoproteínas HDL.
Factores de riesgo
Las probabilidades de desarrollar una dislipidemia aumentan en los siguientes supuestos:
- Antecedentes familiares.
- Consumo habitual de alimentos ricos en grasas y colesterol.
- Sedentarismo.
- Obesidad.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Tabaquismo.
- Presencia de enfermedades o consumo de medicamentos que alteran los niveles de lípidos en sangre.
- Edad: la concentración de lipoproteínas LDL aumenta ligeramente con la edad, especialmente en los hombres y en las mujeres menopáusicas.
Complicaciones
La dislipidemia es un factor de riesgo cardiovascular importante, y puede tener consecuencias graves en el organismo. El exceso de colesterol tiende a acumularse en las paredes arteriales, formando placas que estrechan las arterias hasta llegar a obstruirlas, dificultando o impidiendo el riego sanguíneo. Este trastorno, denominado ateroesclerosis, puede afectar a cualquier arteria del organismo y puede suponer un riesgo para la vida: si se obstruyen las arterias del corazón (arteriopatía coronaria), se puede bloquear el riego sanguíneo al miocardio y producirse un infarto de miocardio, mientras que la obstrucción de las arterias cerebrales puede derivar en un accidente cerebrovascular. Cuando son afectadas el resto de arterias del cuerpo (arteriopatía periférica), puede aparecer dolor intenso, calambres, entumecimiento y debilidad en las extremidades. Esta condición en ocasiones llega a provocar una gangrena que incluso puede requerir la amputación de la extremidad.
La elevación en los niveles de triglicéridos puede causar una hipertrofia del hígado o del bazo que se manifiesta con dificultad respiratoria, confusión y sensación de hormigueo o quemazón en manos y pies. Asimismo, la hipertrigliceridemia aumenta el riesgo de desarrollar pancreatitis, una inflamación del páncreas que puede resultar mortal.
Prevención
La prevención de la dislipidemia pasa por mantener estilo de vida saludable:
- Reducir el consumo de grasas, azúcares y alcohol.
- Evitar el tabaco.
- Moderar la ingesta de calorías.
- Incrementar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos crudos.
- Potenciar el consumo de alimentos ricos en omega-3, como semillas de lino y chía, pescado azul, aceite de oliva, marisco, aguacate o verduras de hoja verde.
- Realizar ejercicio físico de forma habitual.
- Mantener un peso saludable.
¿Qué médico trata la dislipidemia?
La dislipidemia es evaluada y tratada por especialistas en medicina interna, medicina familiar y comunitaria y endocrinología y nutrición.
Diagnóstico
La dislipidemia se diagnostica mediante un análisis de sangre en el que se mide la concentración de triglicéridos, colesterol LDL, colesterol HDL y colesterol total. Asimismo, un estudio del historial clínico y del estilo de vida puede confirmar el origen de la dislipidemia.
Tratamiento
El tratamiento de la dislipidemia tiene dos enfoques principales:
- Modificaciones en el estilo de vida:
- Perder peso.
- Hacer ejercicio de forma periódica.
- Mantener una dieta saludable: restringir o evitar el consumo de grasas saturadas, grasas trans, colesterol, azúcares y alcohol. También debe limitarse la cantidad de harinas refinadas y alimentos ricos en almidón.
- Evitar el tabaco.
- Tratamiento farmacológico: si los cambios en la dieta y la actividad física no dan resultado, se pueden administrar medicamentos hipolipemiantes. Existen diferentes opciones:
- Estatinas: bloquean la síntesis del colesterol y favorecen la eliminación de las lipoproteínas LDL del torrente sanguíneo.
- Inhibidores de la absorción del colesterol: reducen la absorción de colesterol LDL en el intestino delgado.
- Aglutinantes de ácidos biliares: favorecen la excreción de ácidos biliares, provocando que el hígado extraiga más colesterol LDL de la sangre para fabricar la bilis.
- Inhibidores de la proteína PCSK9: reducen la concentración de colesterol LDL en sangre favoreciendo su absorción en el hígado.
- Derivados del ácido fíbrico: aumentan la descomposición de los lípidos y aceleran la eliminación de las lipoproteínas LDL de la sangre. También pueden disminuir su producción en el hígado.
- Suplementos de omega-3: reducen la concentración de triglicéridos y pueden disminuir la producción de las lipoproteínas LDL.
- Niacina: retrasa la eliminación de las lipoproteínas HDL, disminuye los niveles de triglicéridos y, en dosis altas, reduce la velocidad de producción de las lipoproteínas LDL.
- Ácido bempedoico: reduce el colesterol LDL.
- LDL-aféresis: en casos de concentraciones muy elevadas de colesterol LDL que no responde a los tratamientos anteriores (generalmente por hipercolesterolemia genética), se realiza un procedimiento que consiste en filtrar la sangre del paciente para eliminar las lipoproteínas LDL.