Fallo hepático

¿Cuál es la esperanza de vida en un fallo del hígado? Toda la información sobre la insuficiencia hepática y su posible pronóstico.

Síntomas y causas

El fallo hepático, hepatitis fulminante, fallo hepático fulminante, o insuficiencia hepática, es un trastorno grave de la función del hígado debido a un daño significativo de las células hepáticas. El hígado desempeña un papel fundamental en el organismo, ya que se encarga de sintetizar nutrientes y eliminar toxinas, además de facilitar la digestión de las grasas y modular la respuesta inmunitaria. Por lo tanto, un fallo hepático es una condición grave que puede resultar mortal.

Atendiendo a la evolución y a la causa, se distinguen tres tipos de insuficiencia hepática:

  • Insuficiencia hepática aguda: fallo repentino y fulminante que provoca la pérdida rápida de las funciones del hígado en un intervalo de días (insuficiencia hepática hiperaguda) o semanas (insuficiencia hepática subaguda), normalmente en personas sin enfermedades hepáticas preexistentes. Constituye una emergencia médica que, según la causa, puede ser reversible.
  • Insuficiencia hepática crónica: fallo progresivo y permanente de la función hepática, que se desarrolla a lo largo de meses o años. Es una condición más frecuente, derivada habitualmente de la cirrosis hepática.
  • Insuficiencia hepática aguda sobre crónica: aparece una insuficiencia aguda repentina en pacientes con una insuficiencia crónica controlada. Tiene una alta tasa de mortalidad.

Síntomas

Los síntomas de la insuficiencia hepática aguda pueden incluir los siguientes:

  • Malestar general.
  • Náuseas y vómitos.
  • Debilidad.
  • Ictericia: color amarillento en la piel y los globos oculares debido a la acumulación de la bilirrubina que el hígado no puede procesar.
  • Dolor en la parte superior derecha del abdomen.
  • Ascitis: vientre hinchado por la acumulación de líquido abdominal.
  • Aliento con un olor a humedad.
  • Somnolencia, desorientación y confusión.
  • Hematomas y sangrados frecuentes, porque no se sintetizan las proteínas que intervienen en la coagulación.
  • Hipertensión en la vena porta que trasporta la sangre desde el intestino hasta el hígado.
  • Alteraciones en la concentración de potasio y glucosa en sangre.

La insuficiencia hepática crónica, por su parte, suele ser asintomática o presentar síntomas iniciales inespecíficos:

  • Cansancio y debilidad muscular.
  • Pérdida del apetito y de peso.
  • Pérdida de la menstruación y de la libido.
  • Aumento del tamaño del hígado.
  • Picor o enrojecimiento en la palma de las manos.
  • Dolor o inflamación articular.
  • Ictericia.
  • Sangrado en el tracto digestivo.
  • Hipertensión portal.

Causas

Las causas más frecuentes de una insuficiencia hepática aguda son:

  • Ingesta de altas dosis de acetaminofeno (paracetamol).
  • Infecciones víricas, como la hepatitis.
  • Intoxicaciones por hongos o por productos químicos.
  • Determinados suplementos y medicamentos a base de hierbas.
  • Enfermedades autoinmunes.
  • Cáncer.
  • Enfermedades vasculares que provoquen obstrucciones en las venas hepáticas.
  • Embarazo (eclampsia).

La insuficiencia hepática crónica suele deberse a:

  • Consumo de alcohol excesivo y continuo.
  • Enfermedades hepáticas (hepatitis o hígado graso no alcohólico).
  • Patologías metabólicas y vesiculares.

Factores de riesgo

Los siguientes factores pueden predisponer a sufrir una insuficiencia hepática:

  • Prácticas sexuales de riesgo.
  • Contacto con la sangre o los fluidos corporales de otras personas, mediante el uso compartido de agujas o cuchillas de afeitar, por ejemplo.
  • Antecedentes familiares de enfermedades hepáticas hereditarias.
  • Alcoholismo.
  • Exposición a tóxicos.
  • Sobredosis de fármacos.
  • Obesidad.

Complicaciones

El fallo hepático agudo puede tener consecuencias fatales en el organismo:

  • Encefalopatía hepática o portosistémica: las toxinas que no puede eliminar el hígado se acumulan en la sangre y llegan al cerebro, cuyas funciones se deterioran gravemente. Puede causar un coma.
  • Edema cerebral provocado por la presión que ejerce el exceso de líquido.
  • Sangrados graves y difíciles de controlar debidos a los problemas de coagulación que provoca la insuficiencia hepática.
  • Insuficiencia renal o síndrome hepatorrenal, especialmente en casos de sobredosis de paracetamol.
  • Insuficiencia hepática crónica.
  • Cáncer de hígado.
  • Insuficiencia aguda repentina, con una alta tasa de mortalidad.

Prevención

Se puede prevenir la disfunción del hígado tomando algunas medidas:

  • Vacunación contra el virus de la hepatitis.
  • Consumir la dosis de medicamentos recomendada por el médico.
  • No consumir alcohol.
  • Evitar las conductas de riesgo: usar profilácticos y no consumir drogas por vía intravenosa.
  • Mantener una dieta sana y realizar ejercicio de forma regular.

¿Qué médico trata el fallo hepático?

La insuficiencia hepática y otras enfermedades que afectan al hígado son evaluadas y tratadas por los especialistas en medicina intensiva o en aparato digestivo.

Diagnóstico

Para confirmar la insuficiencia hepática, se realizan pruebas que miden la función del hígado:

  • Análisis de sangre para mostrar valores anormales que indiquen:
    • Fallo hepático, como alteraciones en los niveles de proteínas o niveles elevados de bilirrubina, sales biliares, amoniaco y determinadas enzimas, como las transaminasas.
    • Tiempo de protrombina, la proteína involucrada en la coagulación.
    • Depósitos de hierro y cobre en sangre cuya acumulación en exceso altera las células hepáticas.
    • Pruebas de diagnóstico por imagen, como ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética, para analizar el hígado y los vasos sanguíneos, localizar el daño hepático y determinar la causa de la insuficiencia.
    • Biopsia hepática: el análisis de una muestra de tejidos del hígado detectará información no evidente en el resto de pruebas, como inflamación, exceso de grasa en el hígado o acumulación de cobre y hierro.

Tratamiento

Una insuficiencia hepática aguda se debe tratar de inmediato en la unidad de cuidados intensivos:

  • Administración de líquidos por vía intravenosa.
  • Administración de fármacos para aumentar la presión arterial.
  • En caso de encefalopatía hepática, se prescriben antibióticos y lactulosa para reducir el nivel de amoniaco y toxinas.
  • Medicación para revertir la intoxicación por paracetamol, hongos u otras sustancias.
  • Antibióticos, antifúngicos o antivirales, en caso de infección.
  • Corticoides e inmunosupresores para la hepatitis autoinmune.
  • Si el daño es irreversible, se necesitará un trasplante de hígado o un trasplante de hepatocitos (trasplante de células hepáticas).

En una insuficiencia hepática crónica, además de tratar específicamente la causa subyacente, se aplica:

  • Vacunación contra la hepatitis.
  • Restricción dietética: disminución de sodio e hidratos de carbono y eliminación del alcohol.
  • Eliminación de fármacos perjudiciales para el hígado y de medicamentos depresores del sistema nervioso.
  • Trasplante de hígado o de hepatocitos, cuando el daño es irreversible.
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