Mieloma múltiple
¿Qué es el mieloma múltiple? Todo sobre las causas, los síntomas y los tratamientos más eficaces para este cáncer de células plasmáticas.
Síntomas y causas
El mieloma, normalmente llamado mieloma múltiple, es un tipo de cáncer que afecta a las células plasmáticas de la médula ósea, que son un tipo de glóbulos blancos encargados de producir anticuerpos (también conocidos como inmunoglubulinas). Como consecuencia, se generan anticuerpos monoclonales o paraproteínas que impiden al sistema inmunitario funcionar adecuadamente.
Existen varios tipos de mielomas en función de las inmunoglobulinas afectadas:
- Mieloma múltiple IgG: produce un exceso de inmunoglobulina de tipo G (que pertenece a las cadenas pesadas polipeptídicas que forman los anticuerpos). Es el más frecuente.
- Mieloma múltiple IgA: se trata del segundo mieloma más común. Afecta a la inmunoglobulina de tipo A y puede producir tumores en la parte externa del hueso.
- Mieloma múltiple IgD: es poco frecuente. Genera inmunoglobulina de tipo D en grandes cantidades y no suele aparecer sola, sino junto a la leucemia.
- Mieloma múltiple IgE: es similar al de IgG, aunque afecta a la inmunoglobulina de tipo E. Al igual que el anterior, se suele manifestar de forma conjunta a la leucemia de células plasmáticas.
- Mieloma macrofocal: destruye parte de los huesos (lesiones líticas) y produce una reducción de las células plasmáticas de la médula ósea. Aun así, la carga tumoral es baja, por lo que suele tener un buen pronóstico.
- Mieloma múltiple no secretor: es muy raro y difícil de diagnosticar. Las células plasmáticas anormales (mielomatosas) no producen inmunoglobulina, o lo hacen en muy poca cantidad.
- Mieloma múltiple de cadenas ligeras o de Bence Jones (BJ): es una variedad muy agresiva que afecta a las cadenas ligeras kappa y lambda, que, cuando se unen a las proteínas, forman anticuerpos. Afecta principalmente al sistema nervioso y a los riñones.
Suele darse en mayores de 65 años y es muy poco frecuente en menores de 50. Gracias a los avances científicos, las nuevas terapias para tratarlo han evolucionado y mejorado notablemente la tasa de supervivencia, que es actualmente el doble que hace unos años.
Síntomas
Las primeras fases del mieloma múltiple, además de algunos de sus tipos, no presentan síntomas, algo que supone un reto diagnóstico. Cuando se manifiestan, estos son los más habituales:
- Problemas renales.
- Anemia
- Dolor de huesos, especialmente de espalda.
- Cansancio.
- Propensión a las roturas óseas.
- Infecciones frecuentes.
- Facilidad para los hematomas o las hemorragias.
- Pérdida de peso.
- Hipercalcemia (calcio elevado en sangre)
Causas
Todavía no se conocen las causas exactas del mieloma múltiple. No obstante, se han detectado anomalías en determinados oncogenes (aquellos genes encargados de fomentar el crecimiento de las células)
Factores de riesgo
Los factores que aumentan las probabilidades de padecer un mieloma son:
- Edad: tiene mayor incidencia entre los mayores de 65 años.
- Antecedentes familiares.
- Enfermedades de las células plasmáticas como la gammapatía monoclonal de significado incierto o el plasmocitoma solitario.
- Obesidad.
Complicaciones
El mieloma múltiple puede provocar:
- Mayor tendencia a contraer infecciones, ya que el cuerpo no las combate adecuadamente.
- Problemas óseos.
- Enfermedades de los riñones.
- Anemia (niveles bajos de glóbulos rojos)
Prevención
El mieloma múltiple no se puede prevenir, ya que es imposible controlar la mayoría de los factores de riesgo.
¿Qué médico trata el mieloma?
El mieloma se diagnostica y trata por hematólogos, oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos o médicos nucleares.
Diagnóstico
Debido a que en muchas ocasiones es asintomático, es difícil diagnosticar el mieloma múltiple de forma temprana. Entre las pruebas que se utilizan para detectarlo, se encuentran:
- Análisis de sangre: facilita un recuento de glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas e inmunoglobulina. Además, se comprueban los niveles de creatinina, albúmina y calcio, ya que los valores alterados indican posibilidades de padecer cáncer de células plasmáticas.
- Análisis de orina: muestra la presencia de la proteína del mieloma.
- Pruebas de imagen: se suelen hacer radiografías, resonancias magnéticas (RM), tomografías axiales computarizadas (TAC) o tomografía de emisión de positrones (PET) para detectar la presencia de tumores, además de su tamaño y ubicación.
- Estudios genéticos: detectan las mutaciones en aquellos pacientes en los que el resto de pruebas no son concluyentes. Uno de los más utilizados es la hibridación in situ con fluorescencia (FISH), en la que se administra un tipo de tinte que se adhiere a una parte de los cromosomas, por lo que hace visibles la mayoría de las alteraciones.
- Biopsia de médula óseaBiopsia de médula óseaBiopsia : se analiza una muestra para observar la forma en que se agrupan las células, además de su forma, su tamaño y su apariencia. Además, llevan a cabo otros análisis como:
- Citometría de flujo: detecta la presencia de células anormales.
○ Citogenética o cariotipo: analiza los cromosomas de las células de la médula ósea, ya que las de mieloma pueden presentar exceso, defecto, translocaciones o deleciones.
Tratamiento
Los abordajes para tratar el mieloma múltiple varían dependiendo del estado físico del paciente y de las características de la enfermedad. En algunos casos, el mejor tratamiento es observar y esperar a ver cómo evoluciona. En otras ocasiones, necesitan diferentes terapias combinadas para lograr el objetivo deseado. Entre las más eficaces, se encuentran:
- Medicamentos para paliar el dolor y retrasar el crecimiento de las células malignas.
- Terapia dirigida: se administra una medicación que ataca a las sustancias que favorecen la multiplicación de las células cancerosas.
- Inmunoterapia: se utilizan fármacos que fortalecen el sistema inmunitario para que sea capaz de hacer frente al cáncer.
- Terapia de células CART-T: son un tipo de células inmunitarias que, tras modificarlas en el laboratorio añadiendo un gen con receptor quimérico de antígenos (CAR), se devuelven al torrente sanguíneo para que destruyan las células tumorales.
- Trasplante de médula ósea: en pacientes menores de 70 años se recomienda el autotrasplante, después de haber recibido alguna de las medicaciones descritas anteriormente. Para ello, se extraen las células encargadas de producir la sangre, se tratan con quimioterapia y, una vez sanas, se inyectan para que la médula ósea se recupere de la enfermedad.
- Quimioterapia: se utilizan medicamentos químicos para destruir el cáncer.
- Radioterapia: se dirigen rayos de energía (normalmente X) para reducir el tamaño o destruir por completo las células cancerosas.
Documentación relacionada:
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