Osteonecrosis

¿La osteonecrosis tiene cura? Toda la información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de esta patología.

Síntomas y causas

Se denomina osteonecrosis, necrosis avascular o necrosis aséptica a la muerte del tejido óseo debido a una interrupción o disminución del suministro de sangre al hueso. La osteonecrosis puede ocurrir en cualquier hueso, aunque es más habitual en los extremos de huesos largos como el fémur o el húmero, afectando generalmente a caderas, rodillas, hombros y tobillos.

La osteonecrosis debilita el hueso, ocasionando pequeñas fracturas hasta llegar a su colapso. Es una enfermedad de desarrollo lento, cuya progresión puede durar meses o años.

Síntomas

En sus fases tempranas, la osteonecrosis no suele manifestar síntomas; estos aparecen a medida que el daño óseo avanza:

  • Dolor articular: puede presentarse de forma gradual o repentina, en principio solo durante el movimiento pero posteriormente también en reposo.
  • Movilidad de la articulación limitada.
  • Cojera, si el hueso afectado está en la pierna.

Causas

Como se ha mencionado, la osteonecrosis se produce por una reducción del riego sanguíneo que hace que las células óseas no reciban oxígeno y nutrientes suficientes y mueran. En función del origen de la interrupción del riego, se distinguen dos tipos de osteonecrosis:

  • Osteonecrosis traumática: está causada por un traumatismo, generalmente una fractura con desplazamiento o una luxación, que daña los vasos sanguíneos que aportan sangre al hueso. Es el tipo más habitual de osteonecrosis.
  • Osteonecrosis no traumática: el flujo sanguíneo disminuye por una obstrucción en los vasos sanguíneos debida a la formación de coágulos, la acumulación de grasa o la compresión de los vasos,causadas por diferentes afecciones o procedimientos:
    • Uso prolongado y/o en dosis altas de corticosteroides.
    • Consumo crónico y excesivo de alcohol.
    • Trastornos de la coagulación.
    • Hipertensión.
    • Quimioterapia o radioterapia.
    • Hiperlipidemia.
    • Anemia de células falciformes.
    • Enfermedad de Gaucher.
    • Ciertos tipos de cáncer, como la leucemia.
    • Síndrome de descompresión en buceo de profundidad.
    • Diabetes.
    • Pancreatitis.
    • Trasplante de órganos, especialmente el riñón.
    • Infección por VIH.
    • Lupus eritematoso sistémico.

En algunos casos, sin embargo, la causa de la osteonecrosis es desconocida.

Factores de riesgo

Además de padecer alguna de las afecciones asociadas a la osteonecrosis, los factores que aumentan el riesgo de desarrollarla son:

  • Accidentes, golpes o caídas, que pueden provocar lesiones óseas.
  • Alcoholismo.
  • Tratamientos con esteroides, quimioterapia o radioterapia.
  • Tabaquismo.
  • Consumo de bifosfonatos (medicación para la osteoporosis): estos medicamentos aumentan la densidad ósea, pero, en dosis altas, pueden contribuir al desarrollo de una osteonecrosis maxilar, aunque es una complicación muy poco frecuente.

Complicaciones

La osteonecrosis sin tratar sigue avanzando hasta provocar el colapso del hueso afectado, la deformación de la articulación adyacente y la aparición de osteoartritis, esto es, la destrucción del cartílago que recubre la articulación, causando fricción entre los huesos correspondientes, inflamación, dolor y rigidez permanente.

Prevención

Se pueden tomar algunas medidas para tratar de prevenir la aparición de osteonecrosis:

  • Limitar o eliminar el consumo de alcohol.
  • Reducir el uso de esteroides: en tratamientos médicos, tratar de tomar la dosis mínima posible.
  • Evitar el tabaco.
  • Reducir el consumo de grasas y colesterol.
  • Atención temprana de lesiones y traumatismos.

¿Qué médico trata la osteonecrosis?

La osteonecrosis se evalúa y se trata en la unidad de traumatología y cirugía ortopédica.

Diagnóstico

La osteonecrosis se sospecha por la aparición de dolor articular y la conjunción de factores de riesgo en el historial clínico. Para confirmar el diagnóstico, se realizan pruebas de diagnóstico por imagen:

  • Radiografía: las imágenes por rayos X muestran signos de necrosis en el hueso, pero solo si la enfermedad está avanzada. También puede apreciarse el nivel de afectación del hueso y la presencia de osteoartritis.
  • Resonancia magnética: las imágenes de la resonancia son más precisas y permiten detectar la osteonecrosis en sus etapas iniciales, antes de que el daño en el hueso sea significativo.

Tratamiento

El tratamiento de la osteonecrosis tiene diferentes enfoques, en función del estadio en el que se encuentre la enfermedad:

  • Tratamiento conservador: se aplica en las primeras etapas, para aliviar los síntomas y retrasar el avance de la osteonecrosis.
    • Administración de analgésicos o antiinflamatorios no esteroideos, para reducir el dolor y la inflamación.
    • Fisioterapia: ejercicios específicos para mantener la movilidad articular.
    • Reposo: reducir la actividad física y algunos movimientos determinados alivia la presión ejercida sobre la articulación afectada y ralentiza el daño óseo. Puede complementarse con el uso de dispositivos ortopédicos, como muletas o andadores.
    • Tratamiento quirúrgico: en casos de osteonecrosis avanzada.
      • Descomprensión del núcleo: consiste en perforar uno o varios orificios en el hueso afectado con el objetivo de reducir la presión en el interior del hueso. Este procedimiento reduce el dolor, restaura el flujo sanguíneo y favorece la cicatrización del hueso. El procedimiento sólo es eficaz si se realiza antes del colapso del hueso.
      • Injerto óseo: se extirpa el área necrosada y se reemplaza con hueso sano tomado de cualquier otra parte del cuerpo. El injerto fortalece la zona debilitada y estimula la formación de hueso nuevo.
      • Osteotomía: se modifica la posición del hueso para que el peso esté soportado por un área sana.
      • Artroplastia: si se ha producido un colapso articular significativo y ha aparecido osteoartritis, se sustituye una parte de la articulación dañada o su totalidad por una prótesis.
      • Terapia con células madre mesenquimales cultivadas: consiste en extraer células madre de la pelvis del paciente, cultivarlas en laboratorio de manera que se multipliquen e implantarlas en la zona afectada. Este tratamiento consigue regenerar el hueso y el cartílago y evitar el colapso de la articulación.
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