Parasomnias
¿Qué es la parasomnia? Información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos para este tipo de trastornos del sueño.
Síntomas y causas
Las parasomnias son trastornos que provocan un comportamiento anormal durante el sueño. Estos eventos pueden incluir movimientos, percepciones o emociones fuera de lo normal que, aunque no representan un peligro para la salud, afectan a la calidad del sueño e impiden un descanso adecuado.
Dependiendo de la fase del sueño en que se presenten, se dividen en tres grandes grupos:
- Parasomnias durante el sueño REM (rapid eye movement):se dan durante esta fase de sueño profundo en la que el cerebro está muy activo y, en circunstancias normales, el cuerpo no se mueve porque se bloquean las neuronas motrices.
- Pesadillas: sueños angustiantes que producen emociones negativas que permanecen en la memoria al despertar.
- Trastorno de comportamiento del sueño REM (RBD): los músculos no se paralizan durante esta fase, por lo que los afectados se involucran físicamente en sus sueños (se levantan, dan patadas, golpean).
- Parálisis del sueño: suceden durante la vigilia o en los momentos de transición entre el sueño. Los músculos voluntarios y el cerebro se desconectan temporalmente, algo que impide el habla y el movimiento y que puede implicar dificultad para respirar, presión en el pecho y alucinaciones.
- Parasomnias no REM: surgen durante la etapa de descanso.
- Despertar confusional: desorientación o falta de claridad para pensar en el momento de despertarse que incluye dificultad para recordar cosas importantes o para reconocer a las personas. Suele desaparecer al despertar por completo.
- Terrores nocturnos: sueños que provocan terror, movimientos bruscos y angustia pero que no se recuerdan al despertar.
- Sonambulismo: un estado de semidespertar en el que es posible levantarse de la cama o llevar a cabo tareas automáticas, como vestirse o abrir la puerta de la calle.
- Mioclonías hípnicas: sacudidas o espasmos que afectan a las extremidades principalmente.
- Bruxismo: un tipo de movimientos involuntarios como rechinar de dientes, masticar, apretar la mandíbula.
- Parasomnias mixtas: pueden manifestarse en cualquier momento del sueño.
- Somniloquia: hablar en sueños, bien en murmullos ininteligibles, bien en discursos coherentes. En raras ocasiones, se mantienen diálogos con otras personas, aunque no se recuerdan al despertar.
- Síndrome de cabeza explosiva: se produce un despertar súbito acompañado de dolor de cabeza y de un sonido fuerte que parece provenir del interior del cuerpo. Como consecuencia, se genera una sensación de pánico.
- Enuresis: incontinencia urinaria mientras se está dormido, normalmente, por la noche.
- Alucinaciones relacionadas con el sueño: pueden ser auditivas, olfativas, sensitivas o de percepción. Las hipnagógicas son características del estado de vigilia mientras que las hipnopómpicas se producen en los primeros momentos del despertar.
Las parasomnias son más frecuentes en los niños (parasomnia infantil), aunque a veces continúan manifestándose en la edad adulta.
El objetivo de los tratamientos de las parasomnias es, principalmente, que los pacientes obtengan un descanso reparador, para lo que necesitan mejorar su calidad de sueño y evitar las lesiones que se puedan producir durante algunos de los episodios.
Síntomas
Cada uno de los tipos de parasomnia se manifiesta con unos síntomas diferentes. Entre los signos más característicos de las alteraciones del sueño están:
- Levantarse y deambular.
- Moverse violentamente.
- Hablar en sueños.
- Rechinar los dientes.
- Apretar la mandíbula.
- Pesadillas o terrores nocturnos.
- No controlar el esfínter vesical.
- Estar desorientado al despertar.
Causas
Las parasomnias pueden deberse a diversos factores que, en algunas ocasiones, se desconocen. Los estudios indican que surgen por una combinación de aspectos psicológicos, orgánicos y conductuales. Algunas de las causas más habituales son:
- Predisposición genética.
- Estrés.
- Ansiedad.
- Apnea del sueño.
- Determinados medicamentos.
- Consumo de alcohol.
Factores de riesgo
Las parasomnias afectan a todo tipo de personas y son relativamente frecuentes entre los niños. Aun así, existen algunas circunstancias que aumentan las probabilidades de padecerlas:
- Antecedentes familiares.
- Alteraciones psicológicas, especialmente el estrés y la ansiedad.
- Alcoholismo.
- Consumo de alimentos estimulantes, como el café o el azúcar.
- Exposición excesiva a las pantallas.
- Mala higiene del sueño (falta de horarios o carencia de una estancia que se utilice solamente para dormir).
Complicaciones
Las parasomnias no suponen un riesgo para la salud. No obstante, pueden provocar complicaciones como lesiones durante la deambulación, somnolencia diurna o aislamiento social.
Prevención
A pesar de que, en la mayoría de los casos, las parasomnias no se pueden prevenir, algunos tipos se pueden evitar siguiendo ciertas rutinas como:
- Tener un horario de sueño definido.
- Reducir el uso de dispositivos electrónicos, especialmente dos horas antes de acostarse.
- No consumir alcohol.
- Tomar menos alimentos estimulantes.
- Controlar el estrés y la ansiedad.
¿Qué médico trata las parasomnias?
Los especialistas de la unidad del sueño, los neurofisiólogos, neurólogos, los psicólogos y los psiquiatras intervienen en el diagnóstico y el tratamiento de las parasomnias.
Diagnóstico
Las parasomnias se diagnostican analizando las historias referidas por los pacientes y sus acompañantes. Para profundizar en su evaluación, es habitual realizar un estudio del sueño que registra la actividad cerebral mientras se duerme, algo que ayuda a determinar la fase en que se produce y a descartar otras patologías subyacentes.
Tratamiento
Las parasomnias requieren diferentes abordajes según su tipo y su gravedad. Por norma general, se recomiendan cambios en el estilo de vida y, cuando es necesario, se aplican tratamientos específicos:
- Establecer una rutina de sueño adecuada.
- Crear un entorno tranquilo y seguro para dormir.
- Psicoterapia.
- Meditación.
- Ejercicio físico.
- Terapia cognitivo-conductual.
- Tratamiento farmacológico: antidepresivos o benzodiacepinas, especialmente para el trastorno de conducta de sueño REM.