Pie diabético
¿A qué se debe el pie diabético? Toda la información sobre esta patología: causas, síntomas y tratamientos.
Síntomas y causas
El pie diabético es una patología que se caracteriza por la ulceración, infección o destrucción de los tejidos profundos del pie, asociados a una neuropatía o a una enfermedad vascular periférica derivada de la diabetes mellitus.
El pie diabético es una complicación frecuente de la diabetes, pero no todos los pacientes diabéticos la desarrollan, sino que suele darse en aquellos casos en los que la diabetes no está siendo debidamente controlada. Es una patología potencialmente grave que, si no se detecta y trata a tiempo, puede suponer la pérdida de la extremidad.
Síntomas
En estadios iniciales no suelen aparecer síntomas, sino que estos se van manifestando a medida que progresa el daño causado por la diabetes. Los más comunes son los siguientes:
- Sensación de hormigueo o calambres.
- Dolor en reposo.
- Claudicación intermitente: dolor en las piernas que surge al andar y remite al parar.
- Pérdida de sensibilidad en el pie.
- Atrofia y debilidad de la musculatura.
- Deformidades.
- Disminución o ausencia de sudoración.
- Hinchazón.
- Sequedad de la piel y pérdida de la almohadilla grasa de la planta del pie.
- Uñas engrosadas.
- Aparición de úlceras.
De acuerdo a la evolución de los síntomas, se distinguen varios grados de pie diabético:
- Grado 0: sin lesiones visibles. Solo se aprecia piel gruesa o alguna deformidad ósea.
- Grado 1: aparecen úlceras superficiales.
- Grado 2: ulceras profundas que penetran hasta músculos y ligamentos pero no afectan al hueso.
- Grado 3: úlceras profundas con celulitis infecciosa o abscesos. Suele haber afectación ósea. Aparece secreción y mal olor.
- Grado 4: necrosis, o gangrena, localizada en una parte del pie o en los dedos.
- Grado 5: la gangrena se extiende e invade todo el pie.
Causas
El pie diabético se desarrolla por los daños progresivos en los nervios y en los vasos sanguíneos derivados de los niveles altos de glucosa de la diabetes. Los daños neuropáticos afectan a las funciones motoras, sensoriales y autonómicas, que provocan una pérdida de sensibilidad al roce, la presión o el dolor. Como resultado, el paciente puede sufrir lesiones y traumatismos sin ser consciente. A esto se le une la insuficiencia arterial de origen diabético, que produce una disminución del flujo sanguíneo y, consecuentemente, una reducción de la respuesta inflamatoria del organismo. Así, las lesiones tienen un proceso de curación extremadamente lento que las hace más proclives a infecciones.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de desarrollar pie diabético son los siguientes:
- Diabetes con más de diez años de evolución.
- Glucemia no controlada.
- Calzado inadecuado.
- Cuidado e higiene insuficiente en los pies.
- Obesidad.
- Tabaquismo.
- Antecedentes de ulceraciones.
- Alteraciones de tipo biomecánico: limitaciones articulares, prominencias óseas, durezas o uñas engrosadas.
Complicaciones
La conjunción de toxinas y falta de riesgo sanguíneo en las ulceraciones puede acabar provocando una necrosis, es decir, la muerte celular de los tejidos. Si estos tejidos no se eliminan correctamente, pueden liberar toxinas en el torrente sanguíneo que acaban ocasionando la gangrena. Llegar a este punto puede suponer la amputación de la extremidad o incluso la muerte, si la infección se expande por el organismo.
Prevención
Para prevenir el pie diabético resulta esencial que los pacientes de diabetes tengan un cuidado profundo de los pies:
- Observar exhaustivamente los pies de forma diaria, buscando cualquier mínima herida o rozadura.
- Lavarlos diariamente con jabón neutro, asegurando que la temperatura del agua no es excesiva.
- Secarlos minuciosamente, especialmente entre los dedos.
- Hidratarlos con cremas de urea.
- No utilizar callicidas, cuchillas u objetos cortantes para eliminar durezas. Acudir al podólogo para ello.
- Cortarse las uñas con tijeras de punta roma y lima de cartón, sin utilizar cortaúñas ni tijeras de punta afilada. El corte debe ser recto, evitando cortar los lados.
- Utilizar calcetines y medias de fibras naturales.
- Utilizar zapatos cómodos y amplios en los que el pie se mantenga bien sujeto.
- Revisar diariamente el interior del calzado en busca de pequeñas piedras u otros objetos que puedan causar rozaduras.
- No andar descalzo, ni siquiera en casa.
En el momento en que aparece cualquier herida, acudir al médico.
¿Qué médico trata el pie diabético?
El pie diabético es una afección completa que requiere un abordaje multidisciplinar con especialistas en Endocrinología y Nutrición, Angiología y Cirugía Vascular, y Traumatología y Cirugía Ortopédica. Los especialistas en Medicina de la Educación Física y el Deporte pueden detectar esta patología durante el abordaje de otras enfermedades.
Diagnóstico
El diagnóstico del pie diabético se basa en las siguientes pruebas:
- Examen físico: exploración exhaustiva del pie para detectar lesiones y deformidades, evaluar el pulso y confirmar la pérdida de sensibilidad y la atrofia muscular.
- Medición del índice tobillo-brazo: se mide la presión arterial en las extremidades y se obtiene el cociente entre la presión sistólica obtenida en la pierna con la obtenida en el brazo. Un índice bajo es indicativo de enfermedad arterial periférica.
Para determinar la necesidad de revascularización, se realizan pruebas de imagen:
- Ecografía DopplerEcografía DopplerEcografía arterial: estudio por imágenes mediante ultrasonidos con las que se examina el flujo sanguíneo de las arterias.
- Angiografía arterial: mediante rayos X y la inyección de un colorante especial se puede observar el interior de las arterias.
Tratamiento
El tratamiento del pie diabético depende de su grado:
- Pie diabético de grado 0: terapia preventiva para evitar las ulceraciones.
- Pie diabético de grado 1:
- Reposo absoluto del pie lesionado durante tres o cuatro semanas.
- Limpieza diaria de la úlcera con suero fisiológico, gasas y soluciones isotónicas.
- Vendajes de compresión para favorecer el riego sanguíneo.
- Pie diabético de grado 2:
- Reposo absoluto.
- Desbridamiento de la úlcera: eliminación de los tejidos necróticos y de la piel engrosada. Se realiza un cultivo del tejido extirpado para confirmar la infección.
- Aplicación de cremas o geles cicatrizantes específicos, como factor de crecimiento plaquetario, proteínas de matriz extracelular, colágeno, ácido hialurónico o injertos autólogos de células cultivadas de médula ósea.
- Administración de antibióticos.
- Pie diabético de grados 3 y 4:
- Administración de antibióticos por vía intravenosa o subcutánea.
- Revascularización: procedimiento quirúrgico para restablecer el flujo sanguíneo en el pie.
- Bypass: se toma un vaso sanguíneo de otra parte del cuerpo y se utiliza para crear una vía alternativa a la arteria obstruida.
- Angioplastia o revascularización endovascular: se introduce en la arteria un catéter con un pequeño balón en la punta que se infla para abrir la arteria y mejorar el flujo. Se suele colocar un pequeño tubo de malla para mantener la arteria abierta.
- Pie diabético de grado 5: si la úlcera provoca una pérdida grave de tejido o una infección que pone en peligro la vida del paciente, el único tratamiento viable es la amputación.