Sarampión
¿Qué es el sarampión? Información sobre la forma de contagio, los síntomas y el tratamiento de esta infección vírica.
Síntomas y causas
El sarampión es una enfermedad infecciosa de origen vírico que se transmite con mucha facilidad a través de las gotas de Pflügge, que son las partículas microscópicas que se expulsan por la boca y la nariz al respirar, toser, estornudar o hablar. Se caracteriza principalmente por el exantema (manchas en la piel) y la fiebre elevada.
El sarampión es una infección viral altamente contagiosa causada por un virus del género Morbillivirus (familia Paramyxoviridae). Se transmite principalmente por el aire mediante gotitas expulsadas al toser, estornudar o hablar (gotas de Plügge), y ocasiona un cuadro febril con erupción cutánea típica (fiebre y exantema).
Las personas que contraen el sarampión son contagiosas desde que comienzan los síntomas hasta entre tres y cinco días después de la aparición de las primeras manchas.
A pesar de que la mayoría de los casos se dan antes de los cinco años (especialmente, en menores de 15 meses porque todavía no están vacunados), es una enfermedad que puede afectar a personas de cualquier edad que presenta una incidencia significativa a partir de los 15 años.
Gracias a las vacunas y a los avances médicos, el sarampión está erradicado en algunas partes del mundo y no supone una crisis sanitaria en aquellas zonas, como España, en las que todavía persiste. Aun así, es una enfermedad potencialmente mortal si no se trata adecuadamente.
Síntomas
El periodo de incubación del sarampión es largo, entre 10 y 14 días, y asintomático.
El sarampión se caracteriza por síntomas progresivos en tres fases:
- Fase prodómica: fiebre alta (puede llegar a los 40 °C)., tos seca, congestión nasal y conjuntivitis.
- Aparecen manchas de Koplik (puntos blancos azulados en la mucosa bucal) que son patognomónicas (manifestación exclusiva de esa enfermedad) pero pueden pasar desapercibidas.
- Posteriormente, se desarrolla un exantema: erupción cutánea rojiza que inicia en la cara y detrás de las orejas y se extiende en forma descendente al tronco y extremidades. La erupción causada por el sarampión no pica, a diferencia de la de la varicela que, además, presenta ampollas rellenas de líquido.
- Otros síntomas incluyen malestar general, fotofobia, dolor de garganta, astenia (cansancio) y linfadenopatía (Inflamación de los ganglios linfáticos del cuello).
- Irritabilidad
- Somnolencia.
- Falta de apetito.
- Descamación de la piel, cuando la enfermedad está en remisión.
Causas
El sarampión está causado por un virus de la familia Paramyxoviridae del género morbillivirus que, debido a su envoltura compuesta por lípidos y proteínas, se adhiere a las células del organismo humano provocando una infección.
El contagio se produce a través del sistema respiratorio, por el contacto directo con los aerosoles que emite una persona infectada. En raras ocasiones, se puede contraer el sarampión al tocar objetos contaminados.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo más destacados para contraer el sarampión son:
- No estar vacunado.
- Estar en contacto con una persona infectada.
- Viajar a África o Asia, donde la enfermedad no está controlada.
Complicaciones
El sarampión puede derivar en complicaciones potencialmente graves si no se trata adecuadamente. Las más destacadas son:
- Neumonía, que es la principal causa de muerte por sarampión en niños pequeños.
- Otitis media (infección del oído medio).
- Diarrea y vómitos, con riesgo de deshidratación.
- Encefalitis, inflamación del cerebro que puede causar convulsiones, daño neurológico permanente o la muerte.
- Encefalomielitis aguda diseminada, una afectación neurológica autoinmune en la fase de recuperación.
- Panencefalitis esclerosante subaguda, una complicación rara y fatal que aparece años después del sarampión, con deterioro neurológico progresivo.
- Problemas durante el embarazo, como parto prematuro y bajo peso al nacer.
- El sarampión induce inmunosupresión transitoria, aumentando la susceptibilidad a infecciones secundarias bacterianas y virales.
Prevención
La mejor forma de prevenir el sarampión es mediante la vacunación. En España, se administra la vacuna triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis) a los 12 meses y a los tres o cuatro años. En adultos no vacunados, se suministran dos dosis con cuatro semanas de diferencia. Esta vacuna está contraindicada en embarazadas o personas inmunodeprimidas.
Para evitar el contagio durante un brote de sarampión, se recomienda:
- Lavarse las manos frecuentemente.
- Permanecer en casa desde que comienzan los síntomas hasta que hayan pasado cuatro días desde la aparición de las primeras manchas.
- Evitar el contacto con personas no vacunadas.
¿Qué médico trata el sarampión?
El sarampión es una enfermedad que se trata en las especialidades de pediatría y medicina familiar.
Diagnóstico
El diagnóstico del sarampión es eminentemente clínico:
- Anamnesis: se estudia el historial médico del paciente, sus antecedentes familiares y los síntomas.
- Se observa la erupción.
- Se palpa el cuello para comprobar el estado de los ganglios linfáticos.
- Se hace un diagnóstico diferencial con enfermedades que cursan con síntomas similares, como la rubeola, la escarlatina o el exantema súbito.
- Cuando existen dudas, se lleva a cabo un análisis de sangre para descartar o constatar la presencia de anticuerpos frente al virus del sarampión (IgM).
Tratamiento
Al tratarse de una enfermedad vírica, no hay un tratamiento específico para el sarampión, por lo que el manejo es sintomático y de soporte.
Los pacientes mejoran por sí mismos con el paso de los días.
Para paliar los síntomas, se recomienda:
- Reposo relativo.
- Beber líquidos en abundancia.
- Si la fiebre es muy alta y causa malestar, tomar antitérmicos y analgésicos.
- Vigilar la aparición de complicaciones, como infecciones bacterianas secundarias (otitis, neumonía).
- La vitamina A está indicada en pacientes con sarampión grave o en zonas con déficit nutricional para reducir la morbilidad y mortalidad.
- La vacunación es fundamental para la prevención, con la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) incluida en los calendarios vacunales infantiles.









































































































