Síndrome de las piernas inquietas
¿Qué causa el síndrome de las piernas inquietas? Toda la información sobre este trastorno del sueño.
Síntomas y causas
El síndrome de las piernas inquietas, o enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno neurológico sensitivo-motor caracterizado por una sensación molesta y desagradable en las piernas cuando estas están en reposo, junto a la imperiosa necesidad de moverlas, lo que reduce o elimina transitoriamente la molestia. Se produce principalmente durante la noche, en la cama, por lo que interfieren negativamente en el descanso, aunque también puede producirse en la vigilia, mientras se está sentado o tumbado.
Síntomas
El síndrome de las piernas inquietas se manifiesta con los siguientes síntomas:
- Molestia en las piernas después de un tiempo de reposo: cosquilleo, hormigueo, sensación pulsátil, tirón o calambre.
- Alivio con el movimiento: levantarse, estirarse o caminar calma la sensación molesta.
- Movimientos involuntarios de las piernas durante el sueño: sacudidas o patadas.
Los síntomas no siempre se manifiestan a diario, sino que se pueden pasar periodos sin notarlos y volver a aparecer después.
Causas
No se conoce la causa exacta del síndrome de las piernas inquietas, aunque se ha relacionado con la presencia de:
- Desequilibrios en algunos neurotransmisores del sistema nervioso central, como la dopamina y el glutamato, responsables respectivamente de controlar el movimiento muscular y el estado de ánimo.
- Niveles bajos de hierro en el cerebro, debidos a una distribución inadecuada de este mineral de la sangre, también se han asociado al síndrome, ya que desempeña una función esencial en la producción de dopamina.
- Componente hereditario y se ha relacionado con variaciones genéticas específicas del cromosoma 6 del gen BTBD9.
Factores de riesgo
Las probabilidades de padecer síndrome de las piernas inquietas aumentan en estos supuestos:
- Edad: es más común a partir de los 50 años.
- Sexo: es más frecuente en mujeres.
- Antecedentes familiares.
- Consumo de estimulantes, como alcohol, nicotina y cafeína.
- Lesiones en los nervios periféricos.
- Lesiones en la médula espinal.
- Diabetes: causa daños en los nervios periféricos.
- Enfermedad renal: produce deficiencia de hierro.
- Enfermedad de Parkinson: esta enfermedad daña el sistema dopaminérgico y su tratamiento incluye medicamentos agonistas de la dopamina.
- Embarazo: los cambios hormonales pueden producir los síntomas del síndrome de las piernas inquietas, que pueden desaparecen después del parto.
Complicaciones
Las complicaciones del síndrome de las piernas inquietas vienen derivadas de la dificultad asociada para conciliar el sueño o permanecer dormido. La falta de sueño puede afectar a la calidad de vida de la persona, causando somnolencia diurna, cansancio, falta de concentración, irritabilidad e incluso depresión.
Prevención
No se puede prevenir el síndrome de las piernas inquietas. No obstante, se pueden tomar medidas para disminuir la frecuencia de los episodios o reducir los síntomas:
- Evitar el consumo de estimulantes.
- Mantener patrones de sueño regulares.
- Masajearse las piernas o tomar un baño tibio.
- Aplicar calor o frío en las piernas, o alternarlos.
- Utilizar una almohadilla vibradora o un vendaje que presiona los pies especialmente diseñados para este síndrome.
- Realizar ejercicios aeróbicos y estiramientos en las piernas.
¿Qué médico trata el síndrome de las piernas inquietas?
El síndrome de las piernas inquietas es evaluado y tratado por especialistas en Neurología y Neurofisiología Clínica especializados en Unidad del sueño.
Diagnóstico
El diagnóstico del síndrome de las piernas inquietas es eminentemente clínico, fundamentado en la conjunción de cuatro síntomas fundamentales:
- Sensación molesta en las piernas con la necesidad imperiosa de moverlas.
- Inicio o empeoramiento de los síntomas en reposo, acostado o sentado.
- Mejora de los síntomas al mover las piernas.
- Aparición de los síntomas durante la tarde o la noche.
Después de confirmar los síntomas, pueden realizarse pruebas adicionales:
- Análisis de sangre, para medir los niveles de hierro y descartar otras enfermedades que puedan causar los síntomas.
- Electromiografía: mediante electrodos colocados sobre el músculo, se miden las señales eléctricas de los músculos en reposo y en movimiento. Esta prueba se realiza para descartar la presencia de una polineuropatía, un trastorno que cursa con síntomas parecidos en su fase inicial. En el síndrome de las piernas inquietas, los valores de la electromiografía son normales.
- Polisomnografía: estudio del sueño en el que, a través de electrodos colocados en el paciente, se miden sus funciones corporales mientras duerme. Esta prueba permite confirmar o descartar la presencia de otros trastornos del sueño, como la apnea.
Tratamiento
El tratamiento está enfocado a paliar los síntomas y mejorar el descanso del paciente, ya que el síndrome de las piernas inquietas no tiene cura. Si las medidas preventivas no son suficientes para aliviar los síntomas, se administran diferentes fármacos:
- Suplementos de hierro, si el déficit de hierro es la causa del trastorno.
- Anticonvulsivos: disminuyen las alteraciones sensoriales y el dolor nervioso.
- Agentes dopaminérgicos: aumentan la dopamina en el cerebro. No deben administrarse en altas dosis ni a largo plazo, ya que pueden producir un empeoramiento de los síntomas.
- Opioides: en casos graves que no responden a los anteriores tratamientos.
- Sedantes o relajantes musculares: pueden tomarse para aliviar la ansiedad, los espasmos musculares y el insomnio.