Curetaje

Un curetaje es una técnica quirúrgica mediante la cual se obtiene una muestra de tejido del cuerpo con un instrumento cortante para analizarla al microscopio y detectar posibles patologías.

Descripción General

El curetaje, o raspado de tejido, es un procedimiento quirúrgico que consiste en obtener tejido de una zona del cuerpo para su examen posterior en el laboratorio. El tejido se extrae mediante el uso de una cureta, un instrumento fino y alargado en cuyo extremo incorpora un asa cortante con forma de cuchara.

Como método diagnóstico, el raspado se utiliza fundamentalmente en dermatología y ginecología, para analizar o bien el tejido de las capas superficiales de la piel o bien la capa mucosa que reviste las paredes internas del útero (el endometrio).

¿Cuándo está indicado?

El curetaje cutáneo facilita el diagnóstico de diversas afecciones de la piel, como infecciones, dermatitis, soriasis, queratosis o lesiones precancerosas. Suele indicarse cuando el paciente presenta alguno de los siguientes síntomas:

  • Erupción, ampollas o heridas persistentes.
  • Piel escamosa.
  • Manchas, protuberancias o lunares que cambian de aspecto o de tamaño.

El raspado uterino, por su parte, puede confirmar o descartar la presencia de pólipos, cáncer de útero o hiperplasia intraepitelial endometrial, una afección precancerosa. Generalmente se solicita si existen síntomas como:

  • Menstruación muy abundante o irregular.
  • Sangrado entre periodos menstruales.
  • Sangrado postmenopáusico.
  • Resultados anormales en una citología.

Asimismo, el raspado uterino se utiliza como método de intervención en caso de aborto espontáneo, interrupción voluntaria del embarazo o embarazo molar, así como para extraer pólipos uterinos.

¿Cómo se realiza?

En un raspado cutáneo se utiliza la cureta para rasurar o raspar la lesión y extraer así una pequeña muestra de la dermis y la epidermis, las capas superiores de la piel.

Para realizar un raspado uterino, primero se introduce un instrumento denominado espéculo que separa las paredes vaginales y permite observar el cuello del útero. Seguidamente, se inserta en el cuello uterino un dilatador, un dispositivo cilíndrico que se ensancha y agranda el cuello uterino poco a poco (este proceso se llama dilatación). Una vez conseguido el espacio necesario para el procedimiento, se retira el dilatador y se introduce la cureta por la vagina y el cuello del útero hasta alcanzar la zona del endometrio afectada, de donde se extrae la muestra de tejido.

Riesgos

El curetaje es un procedimiento sencillo y seguro que no suele presentar complicaciones, aunque existe un riesgo mínimo de infección o sangrado excesivo en la zona raspada.

En el caso de curetaje uterino, además, existe la posibilidad de producir perforaciones o desgarros en el útero, especialmente en pacientes menopáusicas o con un embarazo reciente. Asimismo, hay un riesgo de que se desarrolle tejido cicatricial en las paredes uterinas, haciendo que estas se adhieran entre sí. Esta condición se denomina síndrome de Asherman y causa infertilidad, ya que el útero se deforma y no permite la gestación. Es más frecuente cuando el curetaje se realiza tras un aborto o un parto.

Qué esperar de un curetaje

El curetaje cutáneo es un procedimiento ambulatorio que se realiza en la consulta del especialista. Antes de comenzar, el paciente se quita la ropa que cubre la piel afectada y se coloca en una posición u otra sobre la camilla en función de cuál sea la zona donde se va a practicar el raspado. El especialista esteriliza la zona y marca con rotulador el área específica. Asimismo, inyecta un anestésico local para que el proceso resulte indoloro.

Al finalizar el procedimiento, se aplica presión sobre la zona para detener el sangrado, y es posible que se aplique también un medicamento tópico. Después, se coloca un apósito estéril para proteger la herida. Todo el procedimiento tiene una duración aproximada de 15 minutos. Una vez finalizado, el paciente puede volver a su rutina con normalidad, asegurándose de mantener la herida limpia, seca y protegida los días posteriores. El curetaje deja una cicatriz sobre la piel que generalmente desaparece por sí sola con el tiempo.

El raspado uterino se realiza con la paciente tumbada boca arriba sobre la mesa de exploraciones, con las piernas levantadas apoyadas en los estribos. Es necesario que se quite la ropa de la parte inferior del cuerpo y se coloque la bata que se le proporciona. Antes de comenzar, se administra anestesia local o general para evitar el dolor (la elección depende del objetivo del curetaje y del caso concreto de cada paciente).

También se trata de un procedimiento ambulatorio de unos 15 minutos de duración. Una vez finalizado, la paciente debe pasar unas horas en la sala de recuperación hasta que desaparezcan los efectos de la anestesia. Durante los días posteriores, es habitual padecer cólicos o calambres leves o presentar un ligero sangrado. Para prevenir infecciones, es recomendable que, durante al menos una semana, no se mantengan relaciones sexuales con penetración, no se utilicen tampones ni se tomen baños de inmersión. Asimismo, es posible que el próximo periodo menstrual se adelante o se atrase, ya que el endometrio debe regenerarse tras el raspado, afectando al ciclo normal.

Especialidades en las que se solicita el curetaje

El curetaje se solicita en las consultas de dermatología y ginecología y obstetricia.

Cómo prepararse

Antes de someterse a un curetaje, es necesario informar al médico si se toman medicamentos anticoagulantes, ya que estos favorecen el sangrado y es probable que se retire el tratamiento los días anteriores al procedimiento. Asimismo, se debe firmar un formulario de consentimiento informado.

En un raspado uterino puede ser necesario administrar anestesia general, en cuyo caso se debe guardar ayuno durante las seis u ocho horas previas.