Cáncer

¿Qué es el cáncer? ¿Qué tipo de tumores se dan con más frecuencia? Todo sobre las causas, los síntomas y los tratamientos utilizados en oncología.

Síntomas y causas

La palabra cáncer hace referencia a aquellas enfermedades producidas por un crecimiento anormal y descontrolado de las células en un órgano o tejido del cuerpo. Cuando estas células continúan creciendo y multiplicándose pueden llegar a destruir y sustituir al tejido normal, por lo que el organismo deja de funcionar correctamente. A pesar de que actualmente es una de las principales causas de muerte en el mundo, los avances médicos y científicos han logrado que cada vez más pacientes superen la enfermedad.

Las características del cáncer y su respuesta a los tratamientos varían dependiendo de las células y la parte del cuerpo en la que se originan. Lo más habitual es que cada tipo se denomine con el nombre del órgano donde se forma (por ejemplo, cáncer de mama, cáncer de pulmón o cáncer de próstata) y continúa denominándose igual, incluso si se extiende a otras zonas en forma de metástasis.

El cáncer se divide en dos grandes grupos que, a su vez, se clasifican en diferentes categorías según las células afectadas:

  • Cánceres de la sangre o hematológicos: se producen en los glóbulos sanguíneos.
    • Leucemia: tiene su origen en la médula ósea roja, tejido encargado de producir las células sanguíneas. Como consecuencia, se produce un exceso de glóbulos blancos que impide el desarrollo del resto de componentes y puede provocar anemia, sangrados o trombosis e infecciones.
    • Linfomas: se desarrollan a partir del tejido linfático: los linfocitos se desarrollan inadecuadamente y se acumulan en los vasos y los ganglios linfáticos, por lo que el sistema inmunitario se ve afectado. Puede causar linfoma de Hodgkin (de células B) o Linfoma no Hodgkin (de células B o T).
    • Mieloma múltiple: surge de un desarrollo anormal de las células plasmáticas, que se agrupan en la médula ósea.
  • Cánceres de tumor sólido: se producen en las células que forman un tejido o un órgano.
    • Carcinoma: es el más común. Se origina en las células epiteliales, que son aquellas que recubren tanto el interior como el exterior de los órganos. Pueden ser adenocarcinomas, que se forman en el tejido glandular (cáncer de próstata o de mama), carcinomas de células escamosas (cáncer de pulmón o de estómago), carcinomas de células basales, que están en la epidermis y causan el tipo más común de cáncer de piel, o carcinomas de células transicionales, que afectan al urotelio (cáncer de vejiga o de riñón).
    • Melanoma: afecta a los melanocitos, aquellas células que producen la melanina.
    • Sarcoma: se forman en los huesos y en los tejidos blandos (músculos, tendones, ligamentos o vasos sanguíneos y linfáticos). El más conocido es el osteosarcoma, que es el más habitual en los huesos.
    • Tumores neuroendocrinos: pueden ser benignos o malignos. Provocan una producción excesiva de hormonas. Los tumores carcinoides o los astrocitomas pertenecen a este grupo.
    • Tumores de encéfalo o de la médula espinal: afectan a las células del sistema nervioso.
    • Tumores de células germinativas: se originan en las células que forman los óvulos o el esperma (cáncer de ovario o de testículo).

Síntomas

Los síntomas varían dependiendo del tipo de cáncer que se padezca, los órganos que afecta y su velocidad de crecimiento, por lo que es necesario que un médico haga una evaluación exhaustiva para diagnosticarlo o descartarlo. Algunos de los signos más habituales que provocan los tumores cancerosos son:

  • Fiebre.
  • Facilidad para la aparición de hematomas.
  • Fatiga (dificultad para respirar).
  • Tos persistente.
  • Formación de bultos bajo la piel.
  • Indigestión.
  • Dificultad para tragar.
  • Pérdida de peso.
  • Cansancio.

Causas

El cáncer aparece cuando el ADN de las células muta y estas se desarrollan de forma anómala. Estos cambios pueden deberse a una predisposición genética, a la exposición a agentes cancerígenos o al estilo de vida.

Factores de riesgo

El cáncer afecta a todo tipo de personas, aunque existen algunos factores que aumentan el riesgo de padecerlo. Por ejemplo:

  • Edad avanzada: el porcentaje de personas con cáncer aumenta a partir de los 60 años.
  • Tabaquismo.
  • Consumo de alcohol.
  • Obesidad.
  • Estar expuesto a radiaciones, incluyendo la luz solar.
  • Sistema inmunitario deprimido.
  • Inflamación crónica.
  • Predisposición genética.
  • Infecciones: Virus papiloma, hepatitis B…

Complicaciones

Cada tipo de cáncer tiene sus propias complicaciones. En general, la metástasis, que es la extensión de las células cancerosas a otros órganos del cuerpo, es una de las principales complicaciones del cáncer. Además, muchas de las personas que superan un cáncer tienen un riesgo elevado de que vuelva a aparecer.

Prevención

La detección precoz, aunque no evita la aparición de un cáncer, es fundamental para reducir las tasas de mortalidad.

Por lo tanto, es importante acudir a las revisiones recomendadas por las autoridades sanitarias según la edad y el sexo. Además, adoptar hábitos de vida saludables contribuye a prevenir la aparición de algunos tipos de cáncer. Algunas de las recomendaciones son:

  • Evitar el consumo de tabaco y alcohol.
  • Seguir una dieta saludable.
  • Mantener un peso adecuado.
  • Practicar ejercicio de forma regular.
  • Mantener relaciones sexuales con protección.
  • Protegerse frente a los rayos ultravioleta.
  • Realizar revisiones médicas periódicas.

¿Qué médico trata el cáncer?

El diagnóstico y el tratamiento del cáncer requiere un equipo multidisciplinar en el que suelen intervenir los especialistas en Oncología Médica, Oncología Radioterápica, Cirugía (dependiente de la localización), Medicina Preventiva y Salud Pública, Unidad Tabaquismo, Cuidados Paliativos, Psicología y Endocrinología y Nutrición.

Diagnóstico

Las pruebas para diagnosticar el cáncer también varían dependiendo de los síntomas que presente el paciente y, en definitiva, del tipo de tumor y de los órganos afectados. Aun así, hay algunos que suelen ser comunes a todos ellos, entre los que destacan:

  • "Interrogatorio médico": preguntas del médico al paciente sobre síntomas y evolución de su estado
  • Examen físico: la observación y, especialmente, la palpación permiten a los especialistas encontrar bultos o cambios en el aspecto y el color de la piel.
  • Análisis de sangre: permiten detectar marcadores tumorales y otras alteraciones.
  • Pruebas de diagnóstico por imagen: las radiografías, las ecografías, las resonancias magnéticas, las tomografías computarizadas (TAC) y pruebas de medicina nuclear (Gammagrafia, PET-CT) ofrecen representaciones de los órganos internos que ayudan a detectar inflamaciones, agrandamientos o tumores.
  • Biopsias: se extrae una muestra de tejido tumoral por punción, o biopsia, en consulta o en quirófano para posteriormente analizarla en el laboratorio. Mediante el estudio a través de un microscopio, se determinan características como el tamaño, la forma o la organización de las células, que diferencian a las normales de las cancerosas. Además, el análisis microscópico puede definir subtipos de cáncer. Recientemente se realizan estudios más completos de biología molecular para ver alteraciones en los genes. Esto ayuda al médico a conocer mejor el tumor y posibilidades de tratamiento para el paciente.

Tratamiento

Son muchas las formas en que se puede abordar el cáncer. De hecho, las terapias más eficaces son aquellas que se personalizan para cada paciente y combinan distintos procedimientos. Se puede hablar de tres tipos diferentes de tratamiento dependiendo del objetivo que se busca:

  • Cirugía: las intervenciones se llevan a cabo para extirpar el tumor por completo o, en su defecto, la mayor cantidad posible de células cancerosas.
  • Adyuvancia: el objetivo de esta terapia es eliminar las células malignas que hayan quedado en el cuerpo tras la operación quirúrgica. Las más habituales son:
    • Radioterapia: Es un tratamiento local que utiliza dosis altas de radiación ionizante para destruir a las células cancerosas. No duele ni molesta mientras se administra. Puede usarse para controlar completamente un tumor o para complementar una cirugía u otro tratamiento oncológico. Hasta un 70% de los pacientes se beneficia de algún tratamiento de radioterapia.
    • Inmunoterapia: se refuerza el sistema inmunitario del paciente para ayudarle a combatir el cáncer por sí mismo. Hay dos opciones: estimular las defensas naturales o aplicar sustancias similares creadas biológicamente en el laboratorio. Normalmente, es eficaz para el cáncer de vejiga, el melanoma, el linfoma o la leucemia.
    • Quimioterapia: se utilizan fármacos para destruir los tumores malignos, ya que frenan su crecimiento. Es adecuada para tumores encefálicos, colorrectales o pulmonares.
    • Terapia hormonal: elimina determinadas hormonas cuando los tumores las utilizan para expandirse. En otras ocasiones, las agrega para ayudar al cuerpo a eliminar las células cancerosas. Se suele utilizar para tratar el cáncer de mama o de próstata.
  • Cuidados paliativos: resultan muy beneficiosos para paliar los efectos negativos tanto del propio cáncer como de los tratamientos utilizados para eliminarlo. Ayudan a reducir el dolor, a mejorar el estado de ánimo y a aceptar la enfermedad o la eventual muerte como un proceso natural. Conviene recordar que pueden recibirse desde el comienzo de las terapias para mejorar la calidad de vida y que no son exclusivos para aquellos pacientes que se encuentran en sus últimos momentos de vida.

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