Ecografía abdominal

La ecografía abdominal utiliza ultrasonidos para estudiar los órganos de la cavidad abdominal y detectar malformaciones o enfermedades. Esta prueba diagnóstica se utiliza para estudiar el hígado, el intestino, el páncreas, el bazo, la vesícula biliar, los riñones, la vejiga, la próstata o el útero.

Diagnóstico por imagenDiagnóstico por imagen

Descripción General

La ecografía abdominal es una prueba no invasiva que se utiliza para obtener imágenes de los órganos y los tejidos del interior de la región abdominal. Para ello, se utilizan ondas de ultrasonido que provocan un eco al impactar con los tejidos del cuerpo y que, gracias a un ordenador, se convierten en imágenes. Este procedimiento sirve para diagnosticar o descartar diversas patologías o enfermedades y, en ocasiones, para guiar al especialista durante un tratamiento quirúrgico.

En una ecografía abdominal completa, que suele incluir también la zona pélvica, se pueden ver el hígado, el páncreas, el bazo, la vesícula biliar, el intestino, los riñones, la vejiga, la próstata (en hombres), los ovarios, el útero (en mujeres) y los vasos sanguíneos que nutren a los órganos abdominales. En contra de lo que muchos pacientes piensan, no incluye el estómago, cuyas características se estudian mediante una ecografía del tracto gastrointestinal.

Se puede optar por una ecografía convencional o por una Doppler dependiendo de si es necesario observar el comportamiento del flujo sanguíneo.

¿Cuándo está indicada?

La ecografía abdominal se lleva a cabo para detectar enfermedades que afectan a los órganos ubicados en el vientre y la pelvis. Suele estar indicada para estudio en pacientes con dolor abdominal, infección renal, inflamación, traumatismos o fiebre inespecífica. Es un método fiable para detectar cálculos en la vesícula o los riñones, ascitis, miomas o diversos tipos de cáncer.

También puede utilizarse para hacer un seguimiento del tratamiento de determinadas patologías como tumores benignos o cancerosos.

¿Cómo se realiza?

En primer lugar, el paciente se tumba sobre una camilla boca arriba o de lado, dependiendo de las necesidades de cada momento. Para que la ecografía abdominal ofrezca imágenes nítidas, se aplica un gel con base de agua que facilita la transmisión sobre la piel descubierta. Después, se utiliza el transductor (sonda manual) para emitir las ondas sonoras y recoger los ecos producidos cuando estas chocan con los tejidos del cuerpo. Para ello, se desliza sobre la zona abdominal recorriendo todos los órganos que sea preciso estudiar.

Riesgos

La ecografía abdominal no supone ningún riesgo para la salud.

Qué esperar de una ecografía abdominal

Durante el procedimiento, el paciente permanece tumbado en una camilla. Es posible que sea necesario cambiar de postura o contener la respiración para facilitar la visión de algunos órganos.

Es habitual sentir frío cuando se aplica el gel necesario para hacer la ecografía, pero es una sensación que dura poco tiempo. En ocasiones, se percibe incomodidad cuando el médico incide en alguna zona ejerciendo una ligera presión sobre un punto, especialmente si se acude con la vejiga llena. Aun así, la prueba no es dolorosa.

Al finalizar el procedimiento, el gel se retira fácilmente con un pañuelo de papel o de tela sin dejar manchas ni en la ropa ni en la piel.

Por norma general, una ecografía abdominal dura unos 30 minutos y se hace de forma ambulatoria, por lo que no es necesario permanecer en el hospital ni antes ni después de la prueba. El informe con los resultados suele explicarse en consulta pasados unos días.

Especialidades en las que se solicita una ecografía abdominal

Las especialidades de cirugía general y aparato digestivo, ginecología y obstetricia, medicina interna, medicina familiar y comunitaria, urología, pediatría y nefrología suelen solicitar este tipo de prueba.

Cómo prepararse

Conviene vestir ropa cómoda que se pueda retirar fácilmente el día de la prueba. En algunos casos, se facilita una bata para utilizar durante el procedimiento.

Dependiendo de los órganos que se vayan a estudiar, es necesaria una preparación diferente:

  • Ecografía de hígado, bazo, páncreas o vesícula biliar: acudir en ayunas de, al menos, cuatro horas. Desde la noche anterior, se deben evitar los alimentos grasos.
  • Ecografía de riñones o pélvica: se recomienda un ayuno de cuatro horas, así como tomar medio litro de agua (entre cuatro y seis vasos) para que la vejiga esté llena en el momento del examen. Se debe evitar orinar durante los 30 minutos previos.