Un embarazo saludable pasados los 40 años es posible siguiendo algunas recomendaciones básicas y extremando los cuidados

Un embarazo saludable pasados los 40 años es posible siguiendo algunas recomendaciones básicas y extremando los cuidados

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10 de diciembre de 2025
Hospital Quirónsalud San Joséen/health-centers/hospital-quironsalud-san-jose
Ginecología y Obstetriciaen/specialities/ginecologia-obstetricia

Desde mediados de la década de los 70 la edad de la maternidad no ha cesado de incrementarse en Europa y en España: según los datos del INE, si en 2009 en el 4,65% de los nacimientos las madres tenían una edad igual o superior a 40 años, en 2024 fue el 10,44%, habiendo alcanzado su pico máximo en 2022 (10,99%). De éstas, en 2024, casi el 1% tenían 50 ó más años.

Dr_Juan José López GaliánDr_Juan José López Galián

La edad materna avanzada se asocia con mayor frecuencia de riesgos durante el embarazo, tanto maternos -mayor probabilidad de comorbilidades como obesidad, diabetes e hipertensión o placenta previa- como neonatales -entre otras, retraso del crecimiento uterino, peso al nacer superior a 4 kg. (macrosomía) o malformaciones genéticas-, así como más riesgo de parto prematuro o cesárea.

"Sin embargo esto no significa que pasados los 40 no sea posible llevar un embarazo saludable y controlar los riesgos asociados", señala el Dr. Juan José López GaliánEste enlace se abrirá en una ventana nueva, Jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud San José. Las tres pautas principales serían una dieta equilibrada (rica en fruta, verduras y fibra vegetal), ejercicio físico y descanso, además de seguir de manera rigurosa las recomendaciones médicas.

Junto a ello, el primer paso una vez tomada la decisión de quedarse embarazada sería una revisión ginecológica completa que incluya una entrevista para revisar antecedentes familiares, enfermedades actuales o antiguas, infecciones pasadas, vacunaciones previas, cirugías anteriores, alergias y hábitos; una exploración física y pruebas complementarias como una ecografía transvaginal y una citología con el fin de valorar el estado del cuello del útero; y una analítica general que valore la situación basal de la mujer: un hemograma para descartar anemia o problemas con las plaquetas, el grupo sanguíneo, la concentración de glucosa en sangre, la funcionalidad del hígado y del riñón, las hormonas tiroideas, las serologías de enfermedades infecciosas (que informan de las infecciones que la paciente ha pasado, las que no y para las que es inmune), la orina, etc.

"Y por supuesto, un control riguroso de los factores de riesgo descritos -control del peso, de la glucosa y de la tensión arterial-, del desarrollo del bebé y de las recomendaciones médicas", concluye el experto.

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