Aneurismas
¿Cuáles son las consecuencias de un aneurisma? Toda la información sobre los tipos, las causas y el pronóstico de esta patología.
Síntomas y causas
Se denomina aneurisma a un ensanchamiento o abombamiento anormal en la pared de un vaso sanguíneo, causado por una degeneración del tejido. Puede producirse en cualquier vaso, pero es mucho más frecuente en las arterias.
Atendiendo a la forma que puede presentar, se distinguen tres tipos de aneurisma:
- Aneurisma sacular: es el más habitual. El abultamiento aparece en un lado de la pared vascular. Tiene forma esférica y se mantiene unido al vaso por un cuello de pequeño diámetro. Suele presentarse en las bifurcaciones de las arterias.
- Aneurisma fusiforme: la dilatación aparece en todo el segmento del vaso afectado. Tiene forma alargada y puede contener surcos irregulares.
- Aneurisma desecante: la dilatación va acompañada del desgarro o la disección de la capa interna que recubre a la arteria, a través de la cual puede penetrar sangre.
Según el vaso donde se forme, los tipos de aneurisma son:
- Aneurisma de aorta: es el más frecuente.
- Aneurisma aórtico torácico: en la parte de la aorta que atraviesa el tórax.
- Aneurisma aórtico abdominal: en la parte de la arteria que pasa por el abdomen.
- Aneurisma cerebral: se forma en los vasos sanguíneos que llevan sangre al cerebro.
- Aneurisma pulmonar: aparece en la arteria del pulmón.
- Aneurisma periférico: se origina en las arterias periféricas, como la poplítea o la femoral.
Síntomas
Generalmente, los aneurismas son asintomáticos. Si crecen demasiado pueden manifestar los siguientes síntomas:
- Dolor lumbar y abdominal, en caso de un aneurisma aórtico abdominal.
- Falta de aire, tos y dolor en la espalda o el pecho, en caso de un aneurisma aórtico torácico.
- Dolor ocular, alteraciones de la visión o entumecimiento facial, si un aneurisma cerebral presiona algún nervio o tejido cerebral.
- Dolor, debilidad, hinchazón y adormecimiento de las extremidades, si se trata de aneurismas periféricos.
Causas
La causa principal de los aneurismas es la ateroesclerosis, esto es, el endurecimiento y debilitación de las arterias debido a la acumulación de lípidos y colesterol en la pared arterial. Otras causas habituales son:
- Hipertensión arterial.
- Inflamación de las arterias (arteritis).
- Traumatismo.
- Infección por hongos o bacterias.
- Procesos vasculares, como la endocarditis, la meningitis o la tromboflebitis. En este caso, se denominan aneurismas micóticos, que se suelen localizar en la arteria distal.
- Algunos trastornos genéticos pueden causar debilidad, disección o rotura en la aorta: síndromes de Marfan, de Ehlers-Danlos, de Turner y de Loeys-Dietz.
Factores de riesgo
Entre los factores que aumentan el riesgo de sufrir un aneurisma se encuentran los siguientes:
- Edad: los aneurismas cerebrales son más frecuentes entre los 30 y los 60 años; los aórticos, a partir de los 60.
- Sexo: los aneurismas cerebrales afectan más a las mujeres; los aórticos, a los hombres.
- Tabaquismo: fumar debilita las arterias.
- Consumo excesivo de alcohol: puede aumentar la presión arterial.
- Consumo de cocaína y otras drogas: también aumentan la presión.
- Antecedentes familiares.
- Hipertensión e hipercolesterolemia: suelen derivar en ateroesclerosis.
- Malformaciones en los vasos sanguíneos.
- Obesidad.
- Diabetes.
Complicaciones
La complicación más grave de un aneurisma es su rotura, suceso que provoca una hemorragia interna que pone en peligro la vida del paciente, especialmente si se rompen aneurismas aórticos o cerebrales. Asimismo, se pueden formar coágulos en la zona del aneurisma, que pueden desprenderse y obstruir otro vaso sanguíneo. Este proceso puede derivar en una embolia o un accidente cerebrovascular que causen daños permanentes. El crecimiento de un aneurisma periférico, además, puede acabar en una trombosis que interrumpa el flujo sanguíneo y provoque una isquemia, pudiendo suponer la pérdida de la extremidad.
La rotura de una aneurisma es una emergencia médica que necesita intervención inmediata. Los síntomas de un aneurisma cerebral roto incluyen dolor de cabeza repentino y muy intenso, náuseas y vómitos, rigidez en el cuello, convulsiones, caída del párpado o pérdida del conocimiento. En el caso de rotura de aneurismas aórticos, se manifiesta con dolor intenso en la espalda, el pecho o el abdomen, dificultad para respirar o inflamación en el cuello.
Prevención
La prevención de un aneurisma pasa por potenciar un estilo de vida saludable que minimice los factores de riesgo:
- Seguir una dieta equilibrada con bajo o nulo contenido en sal, grasas saturadas y grasas trans.
- Evitar el tabaco, las drogas y el alcohol.
- Hacer ejercicio de forma regular.
- Mantener un peso saludable.
- Vigilar los niveles de presión arterial y colesterol.
¿Qué médico trata los aneurismas?
Los aneurismas son tratados por especialistas en Angiología y Cirugía Vascular, Medicina Cardiovascular y Cirugía Cardiovascular.
Diagnóstico
Al tratarse de anomalías asintomáticas, los aneurismas normalmente se detectan durante revisiones periódicas o exploraciones realizadas por otro motivo. Las pruebas para detectar un aneurisma incluyen:
- Ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética: pruebas de diagnóstico que muestran imágenes precisas de los vasos sanguíneos, los órganos y los tejidos.
- Angiografía: se inyecta una solución de contraste mediante una sonda conectada en la arteria y se muestran imágenes detalladas de los vasos sanguíneos por resonancia o tomografía.
- Ecocardiograma: se produce una imagen del corazón en movimiento que evalúa su estructura y su funcionamiento.
- Punción lumbar: si hay síntomas de hemorragia intracraneal pero no se aprecia en las pruebas de imagen, se extrae líquido cefalorraquídeo para confirmar la presencia de glóbulos rojos, indicativo de sangrado.
Tratamiento
El tratamiento depende fundamentalmente del tamaño del aneurisma y del consiguiente riesgo de rotura.
- Tratamiento vigilante: los aneurismas pequeños (generalmente inferiores a cinco centímetros) se revisan periódicamente para observar su crecimiento. Además, se pueden indicar pautas para reducir los factores de riesgo y medicación para controlar la hipertensión, la diabetes o la hipercolesterolemia.
- Cirugía: en caso de aneurismas grandes o roturas, se recurre a la intervención quirúrgica.
- Cirugía abierta: se extirpa la sección dañada de la arteria y se reemplaza con un injerto.
- Reparación endovascular: se inserta en la arteria afectada una sonda fina y flexible que incorpora una endoprótesis. Esta se fija en la ubicación del aneurisma y fortalece la zona debilitada, lo que previene la rotura del aneurisma.
- Clipaje quirúrgico: consiste en bloquear el flujo de sangre al aneurisma mediante la colocación de un clip metálico. Se aplica en caso de aneurismas cerebrales.