Cáncer de hígado
¿Cuál es la esperanza de vida del cáncer de hígado? Toda la información sobre las causas, los síntomas, el pronóstico y los tratamientos de esta enfermedad.
Síntomas y causas
El cáncer de hígado es la formación de tumores malignos en el hígado por una proliferación descontrolada de las células hepáticas.
Aunque es más habitual el cáncer de hígado secundario ó metastásico, es decir, que el hígado presente una metástasis extendida desde otro órgano canceroso, existen diferentes tipos de cáncer de hígado primario:
- Carcinoma hepatocelular o hepatocarcinoma: se origina en los hepatocitos, las células principales del hígado. Constituye entre el 80 y el 90 % de los cánceres hepáticos.
- Colangiocarcinoma intrahepático: el cáncer se origina en las células que revisten los conductos biliares ubicados dentro del hígado.
- Hepatoblastoma: las células cancerosas son similares a las células hepáticas fetales. Es un tipo raro de cáncer que afecta principalmente a niños menores de tres años y no suele diseminarse.
- Angiosarcoma hepático: se desarrolla a partir de las células que revisten los vasos sanguíneos y linfáticos del hígado. Es muy poco frecuente.
- Hepatocarcinoma fibrolamelar: se presenta en adolescentes y adultos menores de 40 años con un hígado sano. Es extremadamente raro.
El hepatocarcinoma tiene una tasa considerable de mortalidad, siendo la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo, principalmente porque se suele detectar en estadios muy tardíos. Sin embargo, la investigación y las nuevas técnicas de cribado y detección temprana han hecho aumentar la tasa de supervivencia en los últimos años.
Síntomas
Los tumores en el hígado no suelen presentar síntomas en sus primeros estadios. Además, los signos iniciales, cuando aparecen, pueden ser similares a los de otras afecciones digestivas. Los más comunes son los siguientes:
- Ictericia: coloración amarillenta de la piel y de la parte blanca de los ojos.
- Pérdida del apetito.
- Pérdida de peso.
- Náuseas y vómitos.
- Abultamiento bajo las costillas, por el agrandamiento del hígado o del bazo.
- Dolor en el abdomen.
- Hinchazón abdominal por acumulación de líquido.
- Debilidad y fatiga.
- Picazón.
- Heces blanquecinas.
Causas
Los carcinomas se producen debido a mutaciones genéticas que ocurren en las células y alteran sus mecanismos de división, provocando que se reproduzcan de forma descontrolada y formen tumores. No se sabe por qué surgen esas mutaciones pero, en el caso del hepatocarcinoma, aparecen casi siempre como consecuencia de una enfermedad hepática crónica, como la hepatitis o la cirrosis.
Factores de riesgo
El riesgo de desarrollar un cáncer hepático aumenta con los siguientes factores:
- Presencia de cirrosis, hepatitis B o hepatitis C.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Trastornos hepáticos hereditarios, como hemocromatosis o síndrome de Wilson.
- Enfermedad del hígado graso no alcohólico.
- Diabetes.
- Obesidad: aumenta el riesgo de hígado graso.
- Exposición a aflatoxina B1, una sustancia tóxica producida por ciertos hongos en cultivos como el maíz, el trigo, el arroz o los frutos secos.
- Tabaquismo.
Complicaciones
El hepatocarcinoma puede causar:
- Complicaciones metabólicas sistémicas, como hipoglucemia, hipercalcemia, hiperlipidemia o eritrocitosis, que provocan síntomas adicionales como anemia, letargo, taquicardia, mareos o trastornos de la circulación.
- Hemorragias internas que se manifiestan en forma de hematomas cuando los tumores pequeños se rompen.
- Hipertensión en la vena porta, que puede derivar en problemas en el bazo, edemas en las piernas y formación de varices esofágicas y gástricas.
- Metástasis: las células cancerosas se extienden por el torrente sanguíneo o las vías linfáticas e invaden órganos cercanos, lo que dificulta el tratamiento y disminuye significativamente las posibilidades de curación.
Prevención
La prevención del cáncer de hígado pasa por protegerse contra las enfermedades principales que favorecen su desarrollo:
- Vacunarse contra la hepatitis B.
- Moderar el consumo de alcohol.
- Mantener un peso saludable.
- Mantener relaciones sexuales con protección.
- Realizar pruebas de detección temprana si se tienen factores de riesgo.
¿Qué médico trata el cáncer de hígado?
El cáncer de hígado es evaluado y tratado por especialistas en Cirugía General y del Aparato Digestivo, Oncología Médica y Oncología Radioterápica.
Diagnóstico
Los procedimientos para detectar el cáncer de hígado incluyen un estudio de los síntomas y factores de riesgo, así como diferentes pruebas:
- Exploración física: una palpación del abdomen puede identificar una masa o un aumento en el tamaño del hígado.
- Análisis de sangre: se realiza una serología para confirmar la presencia de hepatitis B o C y se miden las proteínas y enzimas vinculadas a la función hepática.
- Análisis de marcadores tumorales: en una muestra de sangre, se miden los niveles de alfa-fetoproteína (AFP). Su elevación puede indicar cáncer de hígado, pero no es una prueba definitiva.
- Elastografía hepática o fibroscan: mediante un dispositivo similar a un micrófono apoyado en el abdomen, se emite una onda vibratoria por ultrasonidos. La propagación de esa onda indica el nivel de elasticidad y, por tanto, de fibrosis, un componente esencial de las enfermedades hepáticas crónicas. No es eficaz en pacientes con obesidad o con acumulación de líquido en el abdomen.
- Pruebas de diagnóstico por imagen: la ecografía, la tomografía computarizada o la resonancia magnética ofrecen imágenes detalladas del hígado y los tejidos circundantes, por lo que se pueden detectar los tumores y confirmar su localización y extensión.
- Biopsia hepática: se analiza una muestra de tejido extraído del hígado para confirmar la presencia de células cancerosas. Se puede realizar por aspiración con aguja, mediante laparoscopia o con incisión quirúrgica.
Tratamiento
El objetivo de los diferentes tratamientos del cáncer de hígado es extirpar el tumor cuando sea posible y alargar la vida del paciente. El tratamiento depende del estadio que presente el cáncer:
- Hepatectomía parcial: cirugía que consiste en extirpar la parte cancerosa del hígado junto a una porción del tejido sano adyacente. Es la opción recomendable para pacientes con un tumor localizado y una buena función hepática.
- Trasplante de hígado: consiste en extirpar todo el hígado y reemplazarlo por un hígado sano de un donante. Solo se practica en etapas iniciales de la enfermedad.
- Ablación hepática: se destruyen los tejidos enfermos mediante la aplicación de energía u otras sustancias a través de una sonda transcutánea guiada por imagen. Para destruir el tejido se puede aplicar radiofrecuencia, microondas, láser, ultrasonidos, frío o etanol.
- Embolización arterial: se inyectan en la arteria esferas plásticas diminutas que obstruyen los vasos sanguíneos y bloquean el riego sanguíneo al tumor. Solo se aplica si la función hepática es buena.
- Radioembolización: se administran microesferas radioactivas de itrio-90 directamente en el hígado. El elemento radioactivo destruye las células tumorales.
- Quimioterapia: en casos muy avanzados, que no son aptos para cirugía o que no responden a los tratamientos anteriores, se administran diversos fármacos que detienen o ralentizan el crecimiento de las células tumorales por el organismo. Este tratamiento puede reducir el tamaño y la extensión del cáncer, pero no lo elimina definitivamente.
- Quimioembolización: los fármacos de quimioterapia se inyectan directamente en la arteria hepática, que es bloqueada para que los medicamentos se mantengan cerca del tumor.
- Terapia dirigida: se administran medicamentos que actúan contra proteínas específicas de las células cancerosas, bloqueando su crecimiento.
- Inmunoterapia: se utilizan fármacos para impulsar, dirigir o restaurar las defensas naturales del sistema inmunitario contra el cáncer.
- Cuidados paliativos: estos tratamientos de apoyo tienen como objetivo aliviar los síntomas del cáncer y reducir los efectos secundarios del tratamiento. Asimismo, se puede brindar apoyo psicológico para pacientes y familiares con una esperanza de vida reducida.