Cirrosis

¿Cuál es la esperanza de vida con cirrosis hepática? Información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos más eficaces frente a esta enfermedad.

Síntomas y causas

La cirrosis hepática es la degradación del hígado como consecuencia de enfermedades crónicas previas. El tejido hepático normal es sustituido de forma permanente por tejido cicatricial no funcional, cuando este órgano sufre alguna lesión, crea cicatrices en su tejido para recuperarse. La cirrosis se manifiesta cuando apenas quedan partes sanas en el hígado, que deja de funcionar correctamente.

Existen diferentes tipos de cirrosis dependiendo del motivo que la provoca, las principales causas en nuestro medio son dos: el consumo excesivo de alcohol (cirrosis etílica o alcohólica) y la hepatitis crónica por virus C (cirrosis por virus C), que son responsables del 80 por ciento de los casos de cirrosis en España.:

  • Cirrosis alcohólica: el hígado se ve perjudicado por el consumo excesivo de alcohol.
  • Cirrosis vinculada a la hepatitis: la hepatitis B o C produce fibrosis en el hígado.
  • Hepatopatía grasa no alcohólica: se acumula un exceso de grasa en el hígado.

Otros tipos de cirrosis:

  • Cirrosis biliar primaria: un fallo en el sistema inmunitario hace que el propio cuerpo ataque las células hepáticas.
  • Cirrosis biliar secundaria: la interrupción del flujo biliar daña el parénquima hepático.
  • Colangitis esclerosante primaria: se inflaman las vías biliares y, por lo tanto, se obstruyen.
  • Cirrosis criptogénica: las células hepáticas se dañan por una causa desconocida

En la mayoría de los casos, la cirrosis no se puede revertir. De todos modos, cuando se detecta de forma temprana, es posible aplicar un tratamiento para las causas que la provocan con el fin de minimizar los daños y aumentar la esperanza de vida.

Síntomas

La cirrosis no suele presentar síntomas en sus fases iniciales. Con el tiempo, los pacientes comienzan a manifestar signos como cansancio o molestias digestivas. Cuando la enfermedad avanza, se muestran unas características fácilmente reconocibles como:

  • Ictericia: coloración amarillenta de la piel y los ojos.
  • Ginecomastia: algunos hombres presentan un crecimiento anormal de las mamas.
  • Amenorrea: las mujeres pueden manifestar ausencia de menstruación.
  • Retención de líquidos y de sal: deriva en edema (hinchazón de las piernas, los tobillos o los pies) y ascitis (acumulación de líquidos e inflamación del abdomen).
  • Hemorragias: leves en las encías o graves en el aparato digestivo.

Causas

El excesivo consumo de alcohol o las infecciones crónicas derivan en la formación de tejido cicatricial, que es la manera que tiene el hígado de recuperarse. También puede desarrollarse cirrosis si se padece hepatitis, enfermedad de Wilson, fibrosis quística o trastornos hereditarios del metabolismo del azúcar.

Factores de riesgo

Teniendo en cuenta las principales causas de la cirrosis, los factores de riesgo para desarrollarla son el consumo excesivo de alcohol, el sobrepeso o la hepatitis.

Complicaciones

Cuando no se trata a tiempo o no se siguen las recomendaciones para paliar sus síntomas, la cirrosis puede llegar a ser una enfermedad con complicaciones graves como:

  • Agrandamiento del bazo.
  • Infecciones como la peritonitis bacteriana.
  • Hemorragias internas graves (rotura de varices en estómago o esófago).
  • Malnutrición.
  • Cáncer de hígado.
  • Acumulación de toxinas en el cerebro o en otros órganos.

Prevención

Aunque algunos tipos de cirrosis no se pueden prevenir, existen diversas medidas para reducir los riesgos de desarrollarla. Por ejemplo:

  • Evitar el consumo de alcohol.
  • Llevar una alimentación saludable.
  • Controlar el peso.
  • Seguir las recomendaciones sanitarias para evitar contagiarse de hepatitis.

¿Qué médico trata la cirrosis?

La cirrosis se trata en la consulta de medicina interna y especialista en aparato digestivo.

Diagnóstico

El diagnóstico de cirrosis se basa en las siguientes pruebas:

  • Estudio de la historia clínica para conocer los síntomas, los antecedentes de consumo de alcohol, los riesgos de contraer hepatitis o los tratamientos prescritos.
  • Análisis de sangre para detectar insuficiencia hepática, la presencia de enzimas en la sangre o la infección por virus de la hepatitis.
  • Pruebas de diagnóstico por imagen como una resonancia magnética, TAC o una ecografía para comprobar el estado del hígado.
  • Elastografía: se utiliza un equipo de elastografía de transición, denominado comercialmente FibroScan, que ofrece una estimación indirecta del grado de fibrosis hepática de una forma no invasiva y con una buena correlación con la biopsia hepática.
  • Biopsia para establecer el nivel de daño que presentan las células.

Tratamiento

No existe un tratamiento para la cirrosis, ya que los daños que produce en el hígado no se pueden revertir. Aun así, se pueden reducir los síntomas con:

  • Recomendaciones dietéticas que permitan perder peso e interiorizar hábitos como tomar poca sal o llevar una dieta sana.
  • Terapia para dejar el consumo de alcohol.
  • Fármacos para evitar la retención de líquidos o evitar las hemorragias.
  • Fármacos antivirales para las hepatitis virales, o corticoides para los procesos autoinmunes.
  • Trasplante de hígado cuando la cirrosis es tan grave que la esperanza de vida es inferior a dos años.
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