Disnea

Toda la información sobre las causas, los síntomas y las posibles complicaciones de la dificultad respiratoria.

Síntomas y causas

La disnea es la sensación subjetiva de falta de aire que se presenta cuando se tiene una dificultad respiratoria. En la mayoría de los casos, es síntoma de una enfermedad subyacente y no una patología en sí misma. Cada paciente la percibe de forma diferente, aunque, en general, se describe como la sensación de no recibir la cantidad suficiente de aire. No se trata en sí de una enfermedad, sino de un síntoma asociado a múltiples causas, siendo fundamental identificar el origen para un manejo adecuado.

La clasificación de los distintos tipos de disnea se basa en tres factores principales:

  • Momento en que aparece:
    • Disnea de esfuerzo: cuando se hace un esfuerzo o durante la actividad física, incluso cuando es leve o moderada.
    • Disnea de reposo: sucede cuando no se están haciendo esfuerzos físicos, mientras los periodos de descanso.
    • Disnea paroxística nocturna (DPN): se presenta de forma repentina durante el sueño, por lo que el paciente se despierta con falta de aire y necesita incorporarse para respirar.
  • Posición que la propicia:
    • Platipnea: la dificultad respiratoria empeora al estar de pie o sentado.
    • Ortopnea: se presenta al estar tumbado horizontalmente (decúbito).
    • Bendopnea: aparece al inclinarse hacia adelante, en los primeros 30 segundos después de flexionar el tronco.
  • Forma en la que se manifiesta:
    • Disnea aguda: se presenta de forma repentina, a los pocos minutos u horas del evento que la desencadena.
    • Disnea crónica: se mantiene durante un periodo largo de tiempo, que puede llegar a ser de varios años.

Aunque es más frecuente en personas mayores o con enfermedades crónicas, puede afectar a personas de cualquier edad y condición.

Síntomas

Los síntomas característicos de la disnea son:

  • Respiración acelerada.
  • Sensación de ahogo, de ser incapaz de respirar con la profundidad o rapidez suficientes como para obtener el aire necesario.
  • Dificultad para inspirar o espirar.
  • Necesidad de inspirar cuando todavía se está exhalando.
  • Opresión en el pecho.
  • En ocasiones, tos y dolor torácico.

La escala de disnea del Medical Research Council (mMRC), recomendada por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), establece cinco grados de disnea dependiendo de cuándo aparece la sensación de ahogo:

  • Disnea de grado 0: cuando se practica ejercicio intenso.
  • Disnea de grado 1: al caminar rápido o subir cuestas pronunciadas.
  • Disnea de grado 2: mientras se camina en llano al mismo ritmo que personas de la misma edad. Normalmente, se necesita parar para descansar.
  • Disnea de grado 3: se precisa descansar después de caminar menos de 100 metros o cuando han transcurrido unos pocos minutos.
  • Disnea de grado 4: al hacer esfuerzos cotidianos, como hablar, vestirse o moverse por la casa.

Causas

La disnea puede producirse por causas muy diferentes, entre las que destacan:

  • Obstrucción de las vías respiratorias (nariz, garganta, tráquea).
  • Asma.
  • Enfermedad obstructiva crónica (EPOC).
  • Enfisema pulmonar: un tipo de EPOC que daña a los alveolos.
  • Edema pulmonar agudo: acumulación de líquido en los pulmones.
  • Embolia pulmonar: coágulos de sangre en las arterias pulmonares.
  • Infección pulmonar (neumonía, tuberculosis, bronquitis, tuberculosis).
  • Neumotórax: colapso pulmonar por la acumulación de aire en el espacio pleural.
  • Hipertensión pulmonar.
  • Cáncer de pulmón.
  • Insuficiencia cardiaca, ya que no se bombea suficiente oxígeno a los tejidos corporales.
  • Ataque al corazón.
  • Arritmia cardiaca: alteración del ritmo de los latidos del corazón.
  • Alergia.
  • Rotura de uno de los músculos papilares, encargados de mantener cerradas las válvulas cardiacas durante la contracción ventricular.
  • Parálisis del diafragma.
  • Estrés.
  • Ansiedad.
  • Ataques de pánico.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo de disnea más destacados son:

  • Edad avanzada.
  • Padecer cualquiera de las enfermedades que pueden causarla.
  • Tabaquismo.
  • Sedentarismo.
  • Obesidad.
  • Exposición a agentes contaminantes.
  • Anemia.
  • Hernia de hiato: parte del estómago sobresale a través del diafragma hacia el tórax.
  • Ascenso a alturas elevadas.

Complicaciones

Las complicaciones de la disnea por las que se debe recibir asistencia sanitaria de inmediato incluyen:

  • Dolor en el tórax.
  • Confusión.
  • Agitación.
  • Disminución del nivel de consciencia.
  • Pérdida de conocimiento.
  • Hipoxia: llegada deficiente de oxígeno a los tejidos corporales.
  • Cuando se agrava, puede causar la muerte.

Prevención

Debido a que suele estar asociada a otras patologías, la disnea no se puede prevenir en la mayoría de los casos. Aun así, es conveniente seguir estas recomendaciones:

  • Dejar de fumar.
  • Evitar la exposición al humo, los químicos y los vapores contaminantes.
  • Mantener un peso adecuado.
  • Ascender paulatinamente a alturas elevadas.
  • No practicar ejercicio en altitudes superiores a 1 500 metros.

¿Qué médico trata la disnea?

Los especialistas en neumología y cardiología diagnostican y tratan la disnea. En el tratamiento, pueden intervenir las especialidades de medicina física y rehabilitación, cuidados paliativos, cuidados intensivos y psicología.

Diagnóstico

El diagnóstico de la disnea comienza con el estudio de la historia clínica del paciente, la evaluación de los síntomas y una exploración física. Después, se llevan a cabo las pruebas necesarias para determinar la afección que la provoca. Las más habituales son:

  • Oximetría de pulso: medición de la saturación de oxígeno en la sangre.
  • Gasometría arterial: comprobación de los niveles de oxígeno y dióxido de carbono, así como la acidez (pH) y el equilibrio ácido-base de la sangre.
  • Radiografía de tóraxRadiografía de tóraxRadiografía : permite detectar infección pulmonar, derrame pleural, corazón agrandado o enfermedades crónicas de los pulmones.
  • TAC torácico.
  • Electrocardiograma (ECG): ayuda a identificar patologías del corazón, como las arritmias, la isquemia o la insuficiencia cardiaca.
  • Ecocardiografía: se comprueba la estructura del corazón.
  • Ergometría: prueba de esfuerzo que evalúa el funcionamiento del corazón y los pulmones tanto en reposo como durante el ejercicio.
  • Pruebas de la función pulmonar (espirometría, prueba de difusión pulmonar…): se comprueba la cantidad de aire que los pulmones son capaces de inhalar y exhalar, la velocidad de exhalación y el intercambio de gases.
  • Estudios psicológicos: se profundiza en las causas emocionales que pueden provocar los episodios de disnea cuando no se encuentran motivos físicos.

Tratamiento

El tratamiento de la disnea depende de las causas que lo provocan, por lo varía mucho de unos pacientes a otros. Los más frecuentes son:

  • Medicación: broncodilatadores, diuréticos, antibióticos, corticoides, esteroides.
  • Oxigenoterapia: suplemento de oxígeno.
  • Fisioterapia respiratoria para mejorar la función pulmonar y favorecer la respiración.
  • Terapia de reeducación del diafragma: se rehabilita el músculo para mejorar la respiración.
  • Psicoterapia: después de identificar los motivos que provocan el estrés o la ansiedad, se enseña a controlar los síntomas.

El pronóstico de la disnea originada por alergias, infecciones o asma suele ser bueno e, incluso, puede curarse definitivamente. Sin embargo, cuando está causada por afecciones más graves, los síntomas se alivian sin que la afección remita significativamente.

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