Espirometría
La espirometría es una prueba no invasiva que mide la capacidad de los pulmones y la velocidad del flujo del aire en su interior. El procedimiento permite diagnosticar patologías respiratorias o comprobar la evolución de patologías en tratamiento.

Descripción General
La espirometría es una prueba que se utiliza para comprobar cuál es la capacidad de los pulmones y si funcionan correctamente. Para ello, se mide la cantidad de aire que el paciente es capaz de inhalar y exhalar, además de la rapidez con la que se expulsa (velocidad del flujo de aire).
Se trata de una prueba no invasiva que se utiliza tanto para diagnosticar diversas enfermedades pulmonares que afectan a la capacidad para respirar como para valorar la evolución de una patología ya diagnosticada. Además, suele ser un procedimiento habitual en las revisiones periódicas en medicina laboral o en los chequeos previos a una cirugía.
¿Cuándo está indicada?
La espirometría se lleva a cabo por diversos motivos:
- El paciente presenta dificultad para respirar.
- Existe una sospecha de enfermedades pulmonares como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOCEnfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC))Enfermedad pulmonar ), el enfisema pulmonar o la bronquitis crónica.
- Valorar si las sustancias a las que se expone una persona en su actividad laboral afectan a su salud pulmonar (neumoconiosis, silicosis).
- Comprobar la función pulmonar antes de una cirugía.
- Evaluar si un tratamiento está produciendo los efectos deseados.
- Hacer un seguimiento de la evolución de una enfermedad pulmonar.
Esta prueba está contraindicada en pacientes que hayan sufrido recientemente un ataque al corazón, un neumotórax o un aneurisma torácico de gran tamaño. Además, también se desaconseja en aquellos con infecciones respiratorias, hipertensión intracraneal, vómitos, desprendimiento de retina o que tengan, en general, dificultades para hacer el esfuerzo de llenar los pulmones por completo y expulsar el aire.
¿Cómo se realiza?
La prueba consiste en exhalar en un tubo que está conectado al espirómetro, que es el dispositivo que mide la capacidad pulmonar. Este aparato recoge el aire y hace los cálculos necesarios para ofrecer información sobre cantidad, flujo y velocidad.
Antes de comenzar la espirometría, se coloca una pinza en la nariz del paciente para que no se escape el aire. A continuación, el paciente se coloca la boquilla en la boca e inhala y exhala varias veces suavemente. Después, toma una inspiración profunda para llenar los pulmones por completo y se exhala con fuerza y sin parar hasta que el especialista lo indique, suelen ser alrededor de seis segundos. El proceso se repite varias veces.
Se denomina espirometría simple a la prueba que permite al paciente expulsar el aire en el tiempo que precise, mientras que la espirometría forzada requiere un esfuerzo para que la exhalación se haga lo más rápido posible.
En algunos casos, la espirometría consta de dos partes:
- Espirometría basal: es el procedimiento descrito anteriormente, sin uso de medicación.
- Espirometría con broncodilatador: se administra medicación inhalada, normalmente salbutamol, para comprobar si sus efectos provocan cambios en los resultados.
Entre ambas fases se dejan pasar alrededor de 15 minutos.
Riesgos
La espirometría no produce daños en la salud.
Algunas personas encuentran dificultad para mantener la exhalación el tiempo necesario, por lo que sienten un ligero mareo después de la prueba.
Qué esperar de una espirometría
La espirometría es una prueba diagnóstica no invasiva e indolora que se realiza de forma ambulatoria y tras la cual se puede retomar la rutina habitual de inmediato.
El paciente permanece sentado durante el tiempo que dura la prueba. Para comenzar, se coloca una pinza en la nariz y la boquilla del espirómetro en la boca. Se debe tener cuidado para no taponar el orificio con la lengua, además de rodear la cánula con los labios apretados para que no se escape el aire exhalado.
El procedimiento se repite tres veces sin medicación y otras tantas después de tomarla. El especialista toma los valores más altos como resultado de la prueba. Es posible que el paciente sienta un ligero mareo después de exhalar profundamente varias veces. Suele pasarse rápido después de permanecer tumbado con los pies en alto durante un tiempo.
La espirometría dura entre 15 y 30 minutos, aunque puede alargarse cuando se repite con medicación, ya que hay que esperar alrededor de 15 minutos para que haga efecto.
Aunque el médico obtiene los resultados de forma inmediata, suele facilitárselos al paciente pasados unos días para poder valorarlos adecuadamente. Según estos resultados, la espirometría puede ser normal, obstructiva (hay un estrechamiento en las vías que impide respirar rápidamente, pero no afecta a la capacidad pulmonar) o restrictiva (los pulmones no se expanden por completo, por lo que se reduce la cantidad de aire que se puede mantener en los pulmones).
Especialidades en las que se solicita una espirometría
La espirometría es un procedimiento habitual en alergología, neumología, medicina del trabajo y medicina familiar.
Cómo prepararse
Para evitar que los resultados de la espirometría se alteren, se recomienda evitar:
- Las comidas copiosas antes de la prueba, aunque no es necesario el ayuno.
- El tabaco, al menos, en la hora anterior.
- Las bebidas con cafeína (entre 6 y 8 horas).
- El alcohol y los tranquilizantes (4 horas antes).
- El ejercicio intenso. Durante los 15 minutos anteriores a la espirometría, se debe permanecer sentado.
- La ropa ajustada que apriete la cintura o el pecho, como corbatas o fajas.
En la mayoría de los casos, se tiene que suspender la medicación para tratar afecciones pulmonares. El especialista ofrece toda la información necesaria unos días antes del procedimiento.