Ictus
¿En qué consiste un accidente cerebrovascular? Información sobre las causas, los síntomas y la importancia de las primeras 72 horas tras un ictus.
Síntomas y causas
El accidente cerebrovascular, también llamado ictus, se produce cuando el flujo de sangre que llega al cerebro se reduce o se interrumpe por completo. Como consecuencia, las células comienzan a morir a los pocos minutos debido a que los tejidos cerebrales no reciben ni el oxígeno ni los nutrientes necesarios para mantenerse con vida.
La atención en los primeros minutos después de un ictus es fundamental para revertir los daños y minimizar las secuelas. Por este motivo, es de vital importancia que la sociedad conozca los síntomas de un accidente cerebrovascular y cómo reaccionar cuando se manifiestan.
Después de sufrir un ictus, se suelen producir coágulos que pueden ocasionar un nuevo episodio en las siguientes horas. Por lo tanto, el protocolo indica que se mantenga una vigilancia intensiva durante las 72 horas posteriores al accidente cerebrovascular.
Síntomas
Se puede detectar un ictus fácilmente si se conocen los síntomas más habituales. Llamar al servicio de emergencias lo antes posible es primordial cuando se percibe que una persona presenta:
- Parálisis en un brazo, una pierna o la cara.
- Dificultad para hablar.
- Problemas de visión, especialmente ceguera súbita en uno o los dos ojos.
- Entumecimiento o pérdida de sensibilidad en la mitad del cuerpo.
- Dificultad para comprender lo que escucha.
- Problemas para caminar.
- Dolor de cabeza intenso.
Cuando se tienen dudas, se pueden disipar haciendo una prueba sencilla. El accidente cerebrovascular se confirma cuando al sonreír se cae un lado de la cara, cuando no se pueden levantar los dos brazos a la vez, cuando no se pueden pronunciar algunas palabras o cuando se habla de forma extraña.
Causas
Las causas de un ictus pueden ser diversas. En función de su naturaleza, se puede hablar de distintos tipos de accidente cerebrovascular:
- Ictus isquémico o infarto cerebral: está causado por un estrechamiento o un bloqueo de los vasos sanguíneos por una trombosis del vaso o un émbolo.
- AIT: se produce cuando la oclusión del vaso es transitoria y la persona se recupera por completo en pocos minutos o pocas horas.
- Ictus hemorrágico o derrame cerebral: está provocado por la rotura de un vaso sanguíneo.
Factores de riesgo
A pesar de que cualquier persona puede sufrir un ictus, existen algunos factores que aumentan el riesgo. Entre ellos, destacan:
- Tener más de 55 años.
- Hipertensión arterial.
- Hipercolesterolemia.
- Diabetes.
- Enfermedades cardiovasculares como insuficiencia o fibrilación auricular.
- Obesidad.
- Tabaquismo.
- Beber alcohol en exceso.
- Llevar un estilo de vida sedentario.
Complicaciones
Las secuelas de un ictus pueden ser muy graves y afectar negativamente a la calidad de vida. Algunas de las más habituales son la pérdida de memoria, la parálisis de un lado del cuerpo, las dificultades para hablar o para tragar, los problemas para comprender, el dolor en las zonas del cuerpo afectadas o los cambios de conducta.
Prevención
Cuando se conocen los factores de riesgo, se pueden hacer cambios en el estilo de vida para prevenir los accidentes cerebrovasculares. Para ello, conviene controlar los niveles de colesterol en sangre, reducir la hipertensión, dejar de fumar, beber con moderación, llevar una alimentación equilibrada, practicar ejercicio con regularidad y mantener un peso saludable.
¿Qué médico trata el ictus?
El diagnóstico y tratamiento inicial de emergencia de un ictus se lleva a cabo por especialistas de neurología, urgencias y medicina interna. Para abordar las secuelas intervienen geriatras, intensivistas y especialistas en la unidad de riesgo cardiovascular y del daño corporal.
Diagnóstico
La rapidez en el diagnóstico es fundamental en los ictus, ya que aplicar un tratamiento en las primeras seis horas reduce mucho el riesgo de sufrir secuelas. Para ello, cuando alguien con sospecha de estar sufriendo un accidente cerebrovascular llega al hospital, se llevan a cabo las siguientes pruebas:
- Examen físico y valoración de los testimonios de los acompañantes.
- TC cerebral: permite ver la presencia de sangre en el cerebro.
- AngioTC cerebral: permite estudiar si hay un vaso ocluido.
- Resonancia magnética cerebral: ayuda a descubrir cuál es la zona afectada.
- Ecografía carotídea: permite estudiar la presencia de placas de colesterol en las arterias como causa del ictus.
Tratamiento
Mientras se desarrolla el ictus, o poco tiempo después, se pueden aplicar diversos tratamientos para frenar el proceso y revertir sus efectos. Los más habituales son:
- Medicamentos aplicados de forma intravenosa para disolver los coágulos de la sangre.
- Trombectomía mecánica: permite eliminar el trombo cuando este se encuentra en los vasos grandes y accesibles del cerebro.
- Angioplastia con o sin stent: cirugía mínimamente invasiva en la que se introduce un catéter con stent para eliminar los trombos.
- Embolización del sangrado para evitar que el vaso sanguíneo se vuelva a romper.
Después de la atención de emergencia, se realiza otra serie de abordajes para revertir las secuelas y facilitar la recuperación después del ictus. En esta fase, la terapia ocupacional y la neurorrehabilitación permiten devolver la autonomía, o al menos parte de ella, a los pacientes.