Neumonía

¿Qué es la neumonía? Todo sobre las causas, los síntomas y los principales tratamientos para los distintos tipos que se pueden presentar.

Síntomas y causas

La neumonía es una infección pulmonar que puede afectar a uno o los dos pulmones (neumonía bilateral), que suelen llenarse de líquido o pus. Esta enfermedad puede estar causada por diversos microorganismos como virus, hongos o bacterias.

Dependiendo de la zona afectada de los pulmones, se habla de tres tipos diferentes de neumonía:

  • Neumonía lobular: la infección se extiende por el lóbulo pulmonar completo.
  • Bronconeumonía: la enfermedad daña los alveolos.
  • Neumonía intersticial: aqueja al tejido intersticial.

Las clases de neumonía según la forma en que una persona contrae la enfermedad son:

  • Neumonía adquirida en la comunidad o extrahospitalaria: es la más común y suele contraerse al inhalar gérmenes que se encuentran en la garganta, la boca o la nariz. Se produce fuera de un hospital o cualquier otro centro de salud.
  • Neumonía hospitalaria: se contagia durante una estancia en el hospital para tratar otra patología. Los pacientes conectados a respiradores tienen mayor riesgo de contraerla. Es un tipo de neumonía grave, ya que afecta a personas ya enfermas, y está causada por gérmenes más resistentes a los antibióticos.
  • Broncoaspiración o neumonía por aspiración: se produce al aspirar alimentos, bebidas o saliva hacia los pulmones.

Síntomas

Los síntomas de la neumonía pueden variar de unas personas a otras, independientemente del tipo de patología que manifiesten. Se suele hablar de neumonía típica cuando se presenta:

  • Tos productiva con flema purulenta o con sangre.
  • Dolor en el pecho.
  • Fiebre con escalofríos.

En los casos de neumonía atípica, los síntomas aparecen gradualmente e incluyen:

  • Fiebre ligera.
  • Malestar general.
  • Fatiga.
  • Molestias gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarrea.
  • Dificultad para respirar.

Causas

La neumonía está causada por la invasión de los pulmones por parte de un germen. Estos agentes infecciosos pueden ser bacterias (neumonía bacteriana), virus (neumonía vírica) u hongos (neumonía fúngica). En ocasiones, se debe a la llegada a los pulmones de vómito, saliva, líquidos o alimentos que se aspiran durante la deglución.

Factores de riesgo

Entre los factores que aumentan el riesgo de padecer neumonía, destacan:

  • Edad: los menores de 2 años y los mayores de 65 son más propensos a contraerla.
  • Estar hospitalizado: especialmente, si se necesita un respirador o se permanece en la UCI.
  • Haber sufrido un ictus, tener una lesión cerebral o presentar problemas para tragar: aumenta las posibilidades de sufrir broncoaspiración.
  • Tener una enfermedad crónica.
  • Ser fumador.
  • Tener el sistema inmunitario debilitado.

Complicaciones

Algunos pacientes con neumonía, especialmente aquellos de riesgo, pueden sufrir complicaciones como dificultad para respirar, infección bacteriana en la sangre que ataque a diversos órganos, acumulación de líquido en la pleura (derrame pleural) o concentración de pus en los pulmones (absceso pulmonar).

Prevención

No es posible tomar medidas para evitar la neumonía, aunque se puede prevenir reduciendo los riesgos de contraerla. Por lo tanto, se recomienda la vacunación frente a la gripe y al neumococo a las personas de mayor riesgo, como los bebés, los mayores de 65 años o las personas con enfermedades crónicas.

Las personas que padecen asma, bronquitis crónica o bronquiectasias, cuando aparecen síntomas de infección respiratoria deben acudir al médico para iniciar tratamiento antibiótico precozmente.

¿Qué médico trata la neumonía?

Los especialistas en neumología, medicina familiar y comunitaria, urgencias y medicos internistas se encargan del tratamiento de la neumonía.

Diagnóstico

Para diagnosticar la neumonía, el médico realiza diferentes pruebas entre las que destacan:

Tratamiento

En la mayoría de los casos, el tratamiento de la neumonía se puede hacer con reposo domiciliario y solo será necesaria la hospitalización en casos graves o personas de riesgo. La medicación para curar la enfermedad y evitar complicaciones consiste en:

  • Antibióticos para tratar la neumonía bacteriana. No se suelen hacer pruebas complementarias para establecer el tipo de microorganismo que combatir y se utilizan fármacos genéricos a no ser que se muestren resistentes tras varios días de tratamiento.
  • Antitusivos únicamente para facilitar el descanso.
  • Antipiréticos para tratar la fiebre.
  • Analgésicos para calmar el dolor.
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