Prolapso rectal

¿Por qué se produce el prolapso rectal? Toda la información sobre este trastorno: causas, síntomas y tratamientos.

Síntomas y causas

Se denomina prolapso rectal al deslizamiento o descenso de la pared del recto fuera de su lugar, generalmente sobresaliendo a través del orificio anal.

En función de la porción del recto que sobresalga, se distinguen tres tipos, o grados, de prolapso rectal:

  • Prolapso rectal parcial: solo se desliza y sobresale el recubrimiento mucoso del recto.
  • Prolapso rectal completo o procidencia: toda la pared del recto sobresale por el ano.
  • Prolapso rectal interno o invaginación rectal: el recto desciende y se pliega sobre sí mismo, pero no llega a sobresalir.

Síntomas

Los síntomas frecuentes del prolapso rectal incluyen:

  • Masa de color rojo que sobresale del orificio anal: suele ser transitorio y observarse solo al evacuar, pero también puede ocurrir estando de pie o caminando e, incluso, puede ser constante.
  • Sensación de tener un bulto en el ano.
  • Fuga de mucosidad o sangre a través del ano, que también puede verse en las heces.
  • Incontinencia fecal.
  • Estreñimiento o diarrea.
  • Sensación de no vaciar el intestino por completo en las deposiciones.
  • Sensación de presión en el recto.
  • En ocasiones, dolor o picor en el ano y el recto.

Causas

No se ha descrito una causa clara del prolapso rectal, aunque a menudo se asocia con determinadas anomalías estructurales:

  • Debilidad de los músculos del piso pélvico.
  • Debilidad de los esfínteres anales.
  • Colon anormalmente largo.
  • Problemas estructurales en los ligamentos que mantienen el recto en su lugar.

Asimismo, ciertas condiciones que aumentan la presión intraabdominal de forma crónica o debilitan los músculos del suelo pélvico puede derivar en un prolapso rectal:

  • Fibrosis quística.
  • Infecciones parasitarias intestinales.
  • Esfuerzos al defecar durante periodos prolongados.
  • Tos crónica.
  • Daño en los nervios o tejidos del ano o del recto, que puede ser causado por:
    • Embarazo.
    • Parto vaginal.
    • Lesiones en la espina dorsal.
    • Cirugía pélvica o anal.
    • Traumatismos.

Factores de riesgo

Entre los factores que aumentan el riesgo de sufrir un prolapso rectal se incluyen:

  • Edad: con el envejecimiento, los músculos del piso pélvico se van debilitando.
  • Sexo: el prolapso rectal es más frecuente en mujeres.
  • Estreñimiento crónico.

Complicaciones

Si un prolapso rectal no es tratado, puede acabar dañando los músculos y nervios del esfínter y derivar en una incontinencia anal severa. Asimismo, es posible la formación de úlceras en el recto. Además, un prolapso rectal que no vuelve a su lugar supone una emergencia porque puede interrumpir el flujo sanguíneo a la parte del recto afectada.

Prevención

Para prevenir el prolapso rectal es recomendable tomar medidas para evitar el estreñimiento y la presión intraabdominal:

  • Incluir más fibra en la dieta.
  • Beber agua suficiente, de 6 a 8 vasos diarios.
  • Hacer ejercicio regularmente.
  • Mantener un peso saludable.
  • Evitar los esfuerzos excesivos en la zona abdominal.

¿Qué médico trata el prolapso rectal?

El prolapso rectal es tratado por los especialistas en Cirugía General y del Aparato Digestivo.

Diagnóstico

Para confirmar el prolapso rectal y su grado así como descartar otros trastornos relacionados, se pueden realizar diferentes pruebas:

  • Exploración física: se realiza un tacto rectal para verificar la presencia del prolapso y comprobar la fuerza de los músculos del esfínter. El prolapso no siempre es apreciable, por lo que el examen se realiza con el paciente de pie, acuclillado y realizando un esfuerzo.
  • Sigmoidoscopia: se introduce por el ano una sonda con una cámara incorporada en su extremo y se guía hasta la parte inferior del colon (el colon sigmoide).
  • Colonoscopia: procedimiento similar al anterior pero, en este caso, con la sonda se inspecciona todo el colon.
  • Enema de bario: consiste en realizar una ecografía del colon, el recto y el ano después de introducir analmente un líquido que contienen sulfato de bario. Este líquido hace que los tejidos blandos sean visibles por rayos X.
  • Defecografía: se administra al paciente una ampolla rectal que contiene un líquido de contraste y se toman imágenes por radiografía o resonancia magnética mientras que el paciente contrae y relaja la musculatura anal, como si estuviera evacuando. De esta forma, se comprueba el funcionamiento de los músculos pélvicos y anales y la función rectal.

Tratamiento

El tratamiento del prolapso rectal tiene varios abordajes, en función de la gravedad del prolapso y de la presencia de otras afecciones pélvicas. Las opciones son:

  • Tratamiento conservador: en caso de prolapsos menores y tempranos.
    • Medidas para aliviar el estreñimiento: fibra, agua y laxantes o ablandadores de heces.
    • Ejercicios específicos para fortalecer el suelo pélvico.
  • Tratamiento quirúrgico: en caso de prolapsos completos o prolapsos parciales que no mejoran con el tratamiento conservador.
    • Reparación abdominal: se accede a la cavidad abdominal mediante una incisión en el abdomen. Se realiza mediante cirugía abierta, laparoscopia o cirugía asistida por robots.
      • Resección: extirpación de una parte del intestino.
      • Rectopexia: se moviliza el recto y se fija a los músculos del piso pélvico o al hueso sacro.
    • Reparación perineal: procedimiento menos invasivo que se utiliza en pacientes mayores o con problemas de salud.
      • Técnica Altemeier: se amputa la porción del recto que sobresale del ano y se une la parte restante al colon.
      • Técnica Delorme: solo se extirpa el revestimiento interior del recto que sobresale y se dobla la capa muscular para acortar el recto y mantenerlo dentro del canal anal.