Prostatitis

Todo sobre las causas, los síntomas y los tratamientos para la inflamación de la próstata.

Síntomas y causas

La prostatitis es la inflamación de la próstata, la glándula que se encuentra debajo de la vejiga de los hombres y se encarga de producir el líquido seminal en el que se transportan los espermatozoides durante la eyaculación.

En función de su origen y su evolución, la prostatitis se clasifica en los siguientes tipos:

  • Prostatitis bacteriana aguda: comienza de forma repentina, produce síntomas graves y requiere atención médica inmediata.
  • Prostatitis bacteriana crónica: los síntomas, de menor gravedad, persisten en el tiempo (al menos, durante tres meses). Deriva de una prostatitis aguda que no responde adecuadamente a la medicación o que no se ha tratado adecuadamente.
  • Prostatitis crónica no bacteriana: conocida como síndrome del dolor pélvico crónico, es la más frecuente. La inflamación no está causada por una infección y provoca dolor continuo.
  • Prostatodinia: es una prostatitis asintomática inflamatoria que, al no provocar síntomas, es difícil de diagnosticar.

El pronóstico de esta enfermedad es variable. Mientras que la prostatitis aguda desaparece en poco tiempo con el tratamiento adecuado, la prostatitis crónica, especialmente la abacteriana, puede ser muy persistente y derivar en otras patologías.

Síntomas

Excepto la prostatodinia, que es asintomática, el resto de tipos de prostatitis presentan síntomas similares, aunque con intensidad y duración diferentes:

  • Disuria: dolor o ardor al orinar.
  • Flujo urinario débil.
  • Dificultad para orinar.
  • Mayor frecuencia miccional.
  • Retención de orina.
  • Hematuria: sangre en la orina.
  • Sensación de no poder aguantar la orina.
  • Disminución del deseo sexual.
  • Disfunción eréctil total o parcial.
  • Eyaculación dolorosa.
  • Hematospermia: sangre en el semen.
  • Dolor pélvico.
  • Dolor perineal (entre el escroto y el recto).
  • Dolor genital (pene y testículos).
  • Malestar general.
  • Fiebre.
  • Escalofríos.

Causas

Las casusas de la prostatitis varían dependiendo del tipo:

  • Prostatitis bacteriana (aguda o crónica): suele tratarse de una infección producida por la bacteria Escherichia coli, presente de forma natural en el tracto gastrointestinal. También puede deberse a otras bacterias como la Klebsiella, la Staphylococcus aureus, la clamidia o la gonorrea.
  • Síndrome del dolor pélvico crónico: se desconocen los motivos por los que se produce, aunque se cree que puede deberse a:
    • Estrechamiento de la uretra.
    • Flujo intraductal: la orina se filtra hacia la próstata.
    • Respuesta anómala del sistema inmunitario.
    • Alteraciones hormonales.
    • Disfunción muscular.
    • Estrés.
  • Prostatodinia: puede estar relacionada con trastornos autoinmunes o infecciones previas.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo más destacados son:

  • Más de 35 años.
  • Hiperplasia benigna de próstata.
  • Infecciones urinarias de repetición.
  • Infección genital.
  • VIH o SIDA.
  • Catéter urinario.
  • Lesiones en los nervios pélvicos.
  • Estrés.
  • Antecedentes personales de prostatitis.

Complicaciones

Las complicaciones derivadas de la prostatitis pueden ser:

  • Infección de la sangre (bacteriemia).
  • Formación de abscesos: cavidades con pus en la próstata.
  • Epididimitis: inflamación del epidídimo, que es el tubo del testículo en el que se almacenan los espermatozoides.
  • Infección del hueso pélvico.
  • Infertilidad.
  • Disfunción sexual.
  • Depresión.

Prevención

La prostatitis no siempre se puede prevenir. Para cuidar la salud de la próstata y, en general, del aparato reproductor masculino, se recomienda:

  • Lavarse las manos antes y después de orinar.
  • Cuidar la higiene general.
  • Utilizar preservativo en las relaciones sexuales, especialmente si se tiene más de una pareja o se llevan a cabo prácticas de riesgo.
  • Si es posible, reducir el tiempo de uso de las sondas urinarias.
  • Seguir una dieta rica en antioxidantes y frutos rojos.
  • Evitar las grasas polisaturadas.
  • Acudir a revisiones urológicas periódicas.

¿Qué médico trata la prostatitis?

Los especialistas en urología son quienes diagnostican y tratan la prostatitis.

Diagnóstico

La prostatitis se diagnostica evaluando los resultados obtenidos después de llevar a cabo diversas pruebas. El procedimiento habitual es el siguiente:

  • Historia clínica: se presta atención especial a los síntomas, a los antecedentes personales y al estilo de vida del paciente.
  • Exploración física: se observa la apariencia externa de los genitales y el perineo. Además, se hace un tacto rectal para comprobar el tamaño y la sensibilidad de la próstata.
  • Análisis de sangre: se estudian los niveles de antígeno prostático específico (PSA), que es una proteína que produce la próstata. Si son elevados, indican una afección prostática, aunque no cuál.
  • Análisis y cultivo de orina: ayudan a detectar sangre en la orina, así como infecciones bacterianas.
  • Cultivo de semen: identifican la presencia de bacterias.
  • Ecografía: proporciona imágenes de la próstata que permiten identificar inflamación, cambios de tamaño, quistes benignos o tumores cancerosos.
  • Biopsia: si se sospecha cáncer de próstata, se toma una muestra de tejido en el quirófano para analizarla en el laboratorio.

Tratamiento

El tratamiento de la prostatitis es diferente para cada tipo:

  • Prostatitis bacteriana aguda: se suministran los antibióticos adecuados para la bacteria causante de la infección. Suele ser necesario administrarlos vía intravenosa en un hospital.
  • Prostatitis bacteriana crónica: se toman antibióticos liposolubles, para asegurarse de que llegan a todo el tejido prostático, durante un periodo de entre seis y doce semanas.
  • Prostatitis crónica no bacteriana: al desconocerse la causa, el tratamiento se centra en reducir los síntomas. Se obtienen buenos resultados con los siguientes abordajes:
    • Medicación: relajantes musculares, analgésicos, antiinflamatorios, alfa-bloqueantes (facilitan la micción), inhibidores de la 5-alfa-reductasa (bloquean la producción de dihidrotestosterona, que influye en el crecimiento de la próstata).
    • Fisioterapia: la terapia manual y los ejercicios ayudan a calmar el dolor y fortalecer el suelo pélvico. Además, las ondas de choque y la neuroestimulación reducen la inflamación, favorecen el control de la vejiga y restauran la función sexual.
    • Psicoterapia para manejar el estrés.
    • Cambios en los hábitos alimenticios.
  • Prostatodinia: no requiere un tratamiento específico, pero se debe acudir a revisiones periódicas para controlar su evolución.
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