Reuma
Información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de las enfermedades reumáticas.
Síntomas y causas
El reuma, también llamado reumatismo, es la palabra que se utiliza coloquialmente para referirse al conjunto de enfermedades que afectan al aparato locomotor (enfermedades reumáticas), es decir, a los huesos, los músculos, las articulaciones, los tendones, los ligamentos y el tejido conectivo.
En la antigua Grecia se creía que el reuma era un desequilibrio de los humores corporales de Hipócrates (bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre). Con el paso del tiempo, se consideró una enfermedad crónica que debilitaba los músculos y anquilosaba las articulaciones. Con los avances de la medicina moderna se determinó que el concepto de reumatismo engloba a una gran variedad de patologías de origen muy diferente. Entre las más destacadas, se encuentran:
- Artrosis: es la enfermedad articular más frecuente. Causa la degeneración del cartílago articular, normalmente, de la rodilla, la cadera, la columna vertebral o las manos.
- Artritis inflamatorias: son patologías autoinmunes en las que el sistema defensivo del organismo ataca a las articulaciones.
- Artritis reumatoide: puede afectar a cualquier articulación del cuerpo.
- Espondiloartritis: se da en las articulaciones grandes y la columna vertebral.
- Artritis idiopática infantil: aparece en niños menores de dieciséis años.
- Artropatía asociada a trastornos metabólicos: se conocen como cristalinas porque se acumulan cristales en las articulaciones. La más habitual es la gota, que surge por un exceso de ácido úrico.
- Enfermedades autoinmunes sistémicas: debido a una respuesta excesiva del sistema inmunitario, se producen daños en múltiples órganos además de en las articulaciones.
- Lupus eritematoso sistémico: afecta al sistema nervioso, la piel, el corazón, los pulmones, los riñones y la sangre.
- Esclerodermia: se endurecen la piel y los órganos internos.
- Polimiositis: los músculos se inflaman.
- Síndrome de Sjögren: produce sequedad en los ojos y la boca.
- Reumatismo de tejidos blandos: afecta a los componentes blandos de las articulaciones.
- Fibromialgia: síndrome crónico generalizado.
- Tendinitis: los tendones se inflaman.
- Bursitis: se hinchan las bolsas que contienen el líquido sinovial.
- Osteoporosis: provoca debilidad ósea.
El reuma suele ser crónico, por lo que no tiene cura. El objetivo de los tratamientos es ralentizar su evolución y reducir los síntomas para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Síntomas
Los síntomas que tradicionalmente se han asociado al reuma son aquellos comunes a la mayoría de las enfermedades reumáticas:
- Dolor articular.
- Inflamación.
- Enrojecimiento de la zona afectada.
- Rigidez.
- Pérdida de movilidad.
Las patologías reumáticas más frecuentes se manifiestan de la siguiente forma:
- Artrosis: dolor en las articulaciones, rigidez, inflamación, sensibilidad extrema, protuberancias óseas.
- Artritis reumatoide: inflamación de las articulaciones, sensibilidad, sensación de calor, rigidez, cansancio, deformación articular.
- Espondiloartritis: dolor lumbar o glúteo, inflamación.
- Artritis idiopática infantil: dolor, hinchazón, agarrotamiento, inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre.
- Gota: ataques de dolor agudo, inflamación del dedo gordo del pie, enrojecimiento.
- Lupus eritematoso sistémico: fatiga, fiebre, dolor e inflamación en las articulaciones de las manos y los pies, los codos, las muñecas y las rodillas.
- Esclerodermia: dolor articular, rigidez, contracturas.
- Polimiositis: dolor, rigidez, debilidad muscular en los hombros, las caderas y los muslos.
- Síndrome de Sjögren: ojos y boca secos, dolor articular, hinchazón, anquilosamiento de las articulaciones.
- Fibromialgia: dolor generalizado, fatiga crónica, dificultad para concentrarse, falta de atención.
- Tendinitis: dolor, inflamación, mayor sensibilidad, irradiación de calor, bloqueo de la articulación.
- Bursitis: dolor cuando se mueve la articulación, inflamación, enrojecimiento, rigidez.
- Osteoporosis: dolor de huesos, facilidad para que los huesos se rompan, aplastamiento de las vértebras.
Causas
Del mismo modo que sucede con los síntomas, las causas del reuma son muy variadas, ya que dependen del tipo de enfermedad que se padezca:
- Artrosis: se produce por la degeneración paulatina de la articulación.
- Artritis inflamatorias: el sistema inmunitario ataca indebidamente a los tejidos sanos del organismo.
- Artropatía asociada a trastornos metabólicos: una alteración del metabolismo provoca la acumulación indebida de cristales formados por sustancias de desecho en las articulaciones.
- Enfermedades autoinmunes sistémicas: se cree que el sistema inmunitario falla debido a una combinación de factores genéticos y ambientales, como la exposición excesiva a la luz del sol o determinadas infecciones.
- Reumatismo de tejidos blandos: es habitual que surjan como consecuencia de un sobreuso de la articulación o debido a un traumatismo.
- Osteoporosis: está asociada al paso del tiempo, ya que aparece a partir de los 35 años. Algunas de sus causas son la disminución de los niveles de estrógeno en las mujeres durante la menopausia, la predisposición genética, los niveles bajos de calcio y vitamina D, el tabaquismo o el sedentarismo.
Factores de riesgo
Aunque los factores de riesgo del reuma son diferentes para cada tipo de enfermedad, los más frecuentes son:
- Sexo: las mujeres son más susceptibles de tener una patología reumática.
- Predisposición genética.
- Tabaquismo.
- Obesidad.
- Lesiones o cirugías articulares previas.
- Uso excesivo de la articulación.
- Práctica de deportes de alto impacto.
- Dieta pobre en calcio y vitamina D o con exceso de ácido úrico.
Complicaciones
Las enfermedades reumáticas pueden ocasionar complicaciones muy diversas, como:
- Daño irreversible en la articulación.
- Pérdida de movilidad.
- Dolor crónico.
- Fracturas.
- Arterioesclerosis: engrosamiento y endurecimiento de las arterias que dificulta el paso de la sangre. Puede derivar en insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular.
- Fibrosis pulmonar: el tejido interno de los pulmones forma cicatrices que provocan dificultades respiratorias.
- Insuficiencia renal: los riñones pierden su capacidad de filtrar la sangre.
- Sequedad ocular severa.
- Daños en la córnea.
Prevención
En la mayoría de los casos, el reuma no se puede prevenir. Aun así, se puede frenar su evolución o reducir los síntomas con estos hábitos de vida saludable:
- Mantener un peso saludable.
- Llevar una dieta equilibrada.
- Hacer ejercicio moderado de forma regular, evitando los deportes que requieran un uso repetido de las articulaciones o los de alto impacto. Los más beneficiosos son la natación o el yoga.
- Si es necesario usar la articulación repetidamente, utilizar medidas de protección.
- Adquirir una buena higiene postural.
- Dejar de fumar.
- Evitar el consumo de alcohol.
¿Qué médico trata el reuma?
El reumatismo es una enfermedad propia de la especialidad de reumatología.
Diagnóstico
Las pruebas más habituales para diagnosticar distintos tipos de reumatismo son:
- Historia clínica: se tienen en cuenta los antecedentes familiares y médicos del paciente, así como su estilo de vida y los síntomas que presenta.
- Examen físico: se observan, palpan y movilizan las articulaciones para evaluar el dolor, la inflamación y el rango de movimiento. También se comprueba el estado de las mucosas y la piel.
- Análisis de sangre: sirve para detectar la presencia de una inflamación o de aquellas proteínas que genera el sistema inmunitario para luchar, en este caso, contra los tejidos del propio organismo. También se suelen comprobar los niveles de ácido úrico, así como la función renal y hepática.
- Radiografías: ayudan a detectar posibles erosiones en los componentes de la articulación, el deterioro de los cartílagos o la formación de osteofitos (protuberancias óseas).
- Resonancia magnética: proporciona una visión más detallada que las radiografías, por lo que las inflamaciones se detectan cuando todavía son leves.
- Ecografía: ofrece imágenes de los tendones, las bursas y la membrana sinovial.
- Densitometría ósea: se mide la densidad de los huesos para valorar el riesgo de fracturas en casos de osteoporosis.
- Análisis del líquido sinovial: manifiesta la causa de la inflamación articular o la presencia de cristales de ácido úrico.
Tratamiento
El tratamiento para el reuma se determina después de un estudio pormenorizado de las características del paciente y el tipo de enfermedad reumática que tiene, ya que cada una de ellas requiere un abordaje diferente. Como se indicaba anteriormente, está enfocado a paliar los síntomas, ya que el reumatismo no tiene una cura definitiva.
Entre las terapias más habituales, se encuentran:
- Cambios en el estilo de vida: evitar el sobrepeso, llevar una dieta equilibrada y practicar ejercicio físico de bajo impacto regularmente.
- Medicación oral: analgésicos, antiinflamatorios, antirreumáticos, terapias biológicas, corticoesteroides.
- Infiltraciones: se inyectan los fármacos directamente en la articulación, normalmente, corticoides para reducir la inflamación o ácido hialurónico para favorecer la lubricación.
- Rehabilitación: la terapia ocupacional y la fisioterapia mantienen la funcionalidad y recuperan la movilidad articular.
- Artroplastia: la cirugía es el último recurso y solo se procede a ella cuando la articulación está muy deteriorada y los síntomas son muy intensos. Este tipo de intervenciones consisten en el reemplazo total o parcial de la articulación afectada por una prótesis.

















































































