Sacroileitis
Todo sobre las causas, los síntomas y los tratamientos más eficaces de la inflamación de la articulación en la que se unen el íleo y el sacro.
Síntomas y causas
La sacroileitis es la inflamación de la articulación sacroilíaca, es decir, aquella en la que se unen los huesos iliacos de la pelvis con el sacro, que es la parte final de la columna vertebral. Como consecuencia, se produce dolor en la parte baja de la espalda, zona lumbar, que puede irradiarse hacia glúteo y piernas.
Dependiendo de la zona afectada, puede ser de tres tipos:
- Sacroileitis derecha: afecta solamente a la articulación del lado derecho.
- Sacroileitis izquierda: daña únicamente al lado izquierdo.
- Sacroileitis bilateral: se da en las dos articulaciones.
La diferencia entre la sacroileitis y la lumbalgia es que la primera afecta a la articulación y la segunda a los músculos o los discos vertebrales. Además, el tratamiento es diferente en cada caso. Para evitar retrasos en el diagnóstico y posibles complicaciones, es aconsejable acudir a un especialista cuando los síntomas comienzan.
Síntomas
El síntoma característico de la sacroileitis es el dolor que afecta a la zona lumbar y al glúteo y que se irradia por la parte delantera o trasera del muslo hasta la rodilla. Los signos varían en función del grado en el que se encuentre la enfermedad:
- Sacroileitis leve: dolor lumbar y en las caderas que suele ser intermitente. No se percibe la inflamación en las pruebas de imagen.
- Sacroileitis moderada: dolor en la parte baja de la espalda, rigidez y dificultad para caminar o permanecer de pie de forma prolongada. La inflamación se percibe en las imágenes.
- Sacroileitis grave: el dolor, intenso y constante, puede extenderse a la pelvis y la columna vertebral, además de dificultar las actividades cotidianas. La inflamación se detecta con claridad en las pruebas de diagnóstico por imagen.
En resumen, los síntomas más comunes de la sacroileítis incluyen:
- Dolor lumbar bajo, que puede irradiar hacia glúteos, caderas, muslos o región inguinal.
- Dolor que empeora al estar mucho tiempo de pie, sentado o al subir escaleras.
- Rigidez matutina o tras períodos de inactividad.
- Limitación del movimiento lumbar.
- En casos crónicos puede haber inflamación palpable y sensibilidad en la articulación sacroilíaca.
Normalmente, los síntomas se agudizan en los siguientes casos:
- Dormir.
- Permanecer sentado mucho tiempo.
- Estar de pie durante periodos prolongados.
- Subir escaleras.
- Correr.
- Dar zancadas largas.
- Apoyar el peso sobre una de las piernas.
- Cambiar de postura.
Causas
La causa principal de la sacroileitis es el desequilibrio biomecánico de la articulación, que puede producirse por motivos muy diversos, como:
- Sobrepeso.
- Enfermedades inflamatorias como espondiloartritis, espondilitis anquilosante.
- Malas posturas.
- Microtraumatismos repetidos.
- Levantamiento de peso frecuente.
- Alteraciones de la marcha por escoliosis, genu valgo (piernas en X, con las rodillas demasiado juntas), genu varo (rodillas separadas y tobillos juntos) o dismetría de las piernas, entre otras afecciones.
- Lesiones traumáticas.
- Debilidad de los músculos abdominales o los glúteos.
- Acortamiento del psoas, músculo que va desde las vértebras lumbares hasta el fémur.
- Estrés.
Factores de riesgo
El riesgo de padecer sacroileitis aumenta en los siguientes casos:
- Embarazo: las hormonas vuelven más flexible a la articulación pélvica, con el objetivo de facilitar el parto, por lo que pierde estabilidad si los músculos no son capaces de equilibrarla.
- Artritis.
- Patologías inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn.
Complicaciones
La sacroileitis no suele causar complicaciones. Si el dolor se cronifica, puede dificultar algunos movimientos o provocar depresión.
Prevención
En la mayoría de los casos, la sacroileitis no se puede prevenir. Aun así, seguir un estilo de vida saludable reduce el riesgo de que se produzca y minimiza los síntomas cuando se padece. Algunas recomendaciones son:
- Mantener un peso adecuado.
- Seguir una higiene postural adecuada al sentarse, levantarse o levantar peso, por ejemplo.
- Practicar ejercicio moderado de forma regular. Si se hace con moderación, caminar es beneficioso para mejorar los síntomas de la sacroileitis.
- Fortalecer los músculos abdominales y los glúteos.
- Hacer estiramientos.
- Evitar los esfuerzos excesivos.
¿Qué médico trata la sacroileitis?
La sacroiletitis es una afección que se diagnostica en las especialidades de traumatología y cirugía ortopédica y reumatología. En el tratamiento suelen intervenir los cirujanos ortopédicos y los especialistas en medicina física y rehabilitación.
Diagnóstico
El diagnóstico de la sacroileitis no es sencillo, ya que los síntomas pueden confundirse con afecciones de los discos vertebrales o los nervios de la zona lumbar. Por lo tanto, se suele recurrir a pruebas diferentes para determinar la presencia de esta patología.
- Diagnóstico clínico: la anamnesis y el examen físico son los métodos de diagnóstico principales, ya que las pruebas imagenológicas no siempre son concluyentes.
- Se presionan diversos puntos de la cadera y los glúteos para encontrar el origen del dolor.
- Test de Gaenslen: con el paciente tumbado bocarriba y la rodilla flexionada, se presiona la pierna hacia el pecho para comprobar los puntos en los que se manifiesta el dolor. La operación se repite con la otra pierna.
- Infiltración de anestesia: se inyectan anestésicos directamente en la articulación para comprobar si el dolor remite. Cuando desaparece, se confirma el diagnóstico y se descarta que las molestias se deban a daños vertebrales o nerviosos.
- Pruebas de diagnóstico por imagen: se puede recurrir a una resonancia magnética, un TAC (tomografía axial computarizada) o una radiografía para observar el estado de la articulación, aunque los hallazgos no son siempre concluyentes. Con las imágenes se puede determinar el grado de afectación:
- Sacroileitis de grado 0: la articulación es normal.
- Sacroileitis de grado 1: se perciben algunos cambios como un estrechamiento del margen iliaco o indicios de esclerosis (endurecimiento del tejido conjuntivo que protege las estructuras de la articulación).
- Sacroileitis de grado 2: se visualizan indicios de esclerosis o erosión de los cartílagos en áreas localizadas.
- Sacroileitis de grado 3: la patología se detecta claramente debido al estrechamiento del espacio articular, esclerosis bajo el cartílago, erosiones y anquilosis parcial (fusión de los huesos).
- Sacroileitis de grado 4: el caso más grave se manifiesta con esclerosis residual y anquilosis total de los huesos de la articulación.
Tratamiento
Se pueden utilizar abordajes distintos para el tratamiento de la sacroileitis, dependiendo del grado de afectación y de las características de cada caso. Las terapias más habituales son:
- Tratamiento conservador: evita los procedimientos invasivos y suele consistir en:
- Cambios en el estilo de vida.
- Reposo durante un tiempo determinado.
- Administración de analgésicos.
- Infiltración de corticoides cada dos o tres semanas, proporcionan alivio inmediato.
- Tratamiento endoscópico: es un abordaje poco invasivo, ya que se trata de una intervención para la que solamente se hacen dos o tres incisiones de tamaño pequeño. Se utiliza un electrodo de radiofrecuencia de alta intensidad para eliminar las lesiones y bajar la inflamación mediante la aplicación de calor. En el mismo procedimiento, se extirpan las terminaciones nerviosas para eliminar el dolor.
- Tratamiento quirúrgico: solamente se lleva a cabo cuando las terapias conservadoras no han dado los resultados esperados después de, al menos, seis meses de tratamiento. El procedimiento suele ser la fusión percutánea de la articulación con implantes de titanio. A pesar de que el movimiento queda bloqueado, los síntomas desaparecen y la calidad de vida de los pacientes mejora significativamente.









































































































