Cultivos de laboratorio

Un cultivo de laboratorio es un procedimiento mediante el cual se consigue la multiplicación de microorganismos presentes en una muestra de un tejido o un fluido corporal, permitiendo su identificación y el diagnóstico de enfermedades infecciosasEnfermedades infecciosasEnfermedades infecciosas específicas.

Prueba de laboratorioPrueba de laboratorio

Descripción General

Un cultivo es una técnica microbiológica utilizada para detectar la presencia de microorganismos, como bacterias, hongos o parásitos, en una muestra de tejidos o fluidos corporales. El cultivo, por tanto, permite confirmar o descartar una infección en el organismo, así como identificar el agente patógeno causante.

Entre los cultivos que más habitualmente se realizan se incluyen los siguientes:

  • Hemocultivo: cultivo de sangre.
  • Urocultivo: cultivo de orina.
  • Cultivo de exudado faríngeo: cultivo de una muestra tomada de la garganta.
  • Coprocultivo: cultivo de heces.
  • Cultivo de heridas: se cultivan muestras tomadas de las células o las secreciones (pus) de una herida o quemadura.
  • Cultivo de esputo: cultivo de las flemas producidas en las vías respiratorias.
  • Espermocultivo: cultivo de semen.

¿Cuándo están indicados?

Un cultivo se indica cuando el paciente presenta síntomas compatibles con una infección. Aunque estos síntomas varían en función del microorganismo causante y de los órganos o tejidos afectados, existen varios síntomas comunes a diversas enfermedades infecciosasEnfermedades infecciosasEnfermedades infecciosas :

  • Fiebre.
  • Escalofríos.
  • Fatiga.
  • Dolores musculares.
  • Malestar general.

Entre los síntomas específicos se encuentran:

  • Tos.
  • Dificultad para respirar.
  • Diarrea.
  • Erupciones cutáneas.
  • Presencia de pus.
  • Dolor de garganta.
  • Dolor al orinar o al eyacular.
  • Sangre en la tos, las heces o la orina.

¿Cómo se realizan?

El primer paso para realizar un cultivo es la recogida de la muestra. El proceso concreto para hacerlo depende del tipo de muestra necesaria: se puede utilizar un hisopo, como en el caso de la garganta o de una herida; se puede hacer por venopunción, como en un hemocultivo; o puede ser el propio paciente quien extrae y deposita las muestras en un recipiente, como ocurre con los cultivos de orina, heces, esputo o esperma. En todos los casos, la muestra se recolecta en un recipiente estéril y se lleva al laboratorio lo antes posible para evitar su deterioro.

Una muestra de tejido o fluido no contiene el número de células suficientes para identificar el microorganismo causante de la infección en un examen al microscopio, por lo que es necesario cultivarla. Para ello, la muestra se añade a una placa de Petri, un recipiente especial que contiene una solución líquida o sólida compuesta por las sustancias y los nutrientes necesarios para favorecer la proliferación de los microorganismos. Existen diferentes medios de cultivo, cada uno con condiciones determinadas para permitir el crecimiento de los diferentes microorganismos.

La placa se incuba a una temperatura similar a la del cuerpo humano (37°C) durante un plazo aproximado de 24 a 72 horas, aunque el crecimiento de algunos tipos de microorganismos puede llevar más tiempo. Pasado el plazo, se observa el cultivo en el microscopio para confirmar la presencia de agentes patógenos y, si esta es positiva, identificar su especie. Para la identificación se utilizan también métodos adicionales, como la denominada tinción de Gram, un procedimiento consistente en aplicar un tinte al cultivo y clasificar los microorganismos según el color que adopten al reaccionar con la tinción. Cuando el cultivo es positivo, además, se realiza un antibiograma, una técnica que permite medir el grado de sensibilidad de los microorganismos a los medicamentos antimicrobianos, facilitando así la elección del tratamiento óptimo para la infección.

Riesgos

Uno de los principales riesgos cuando se realiza un cultivo es la posibilidad de que la muestra esté contaminada, es decir, que durante su obtención o manipulación haya entrado en contacto con otros microorganismos pertenecientes a la flora del cuerpo o del entorno, o con sustancias del exterior. Cuando esto ocurre, el resultado del cultivo no es válido ni fiable.

Qué esperar de un cultivo de laboratorio

Según el tipo de muestra necesaria, esta se debe obtener en el centro médico o el paciente la puede recolectar en casa. En cualquier caso, es necesario tomar unas medidas adecuadas de higiene antes de hacerlo, incluyendo el lavado o desinfección de las manos y de la zona de donde se va a extraer la muestra, para minimizar así el riesgo de contaminación.

Los procedimientos para tomar las muestras generalmente son sencillos, rápidos y generalmente indoloros, aunque según el caso puedan resultar molestos. Una vez entregada la muestra, el paciente puede irse y esperar a que se le notifiquen los resultados del cultivo.

Especialidades en las que se solicita el cultivo de laboratorio

Los cultivos de laboratorio se solicitan en diversas especialidades, en función de cuál sea el objetivo del estudio. La especialidad encargada de realizar y analizar el cultivo es enfermedades infecciosasEnfermedades infecciosasEnfermedades infecciosas , microbiología y parasitología.

Cómo prepararse

En función del tipo de cultivo puede ser necesario seguir unas indicaciones previas. En general, se debe informar al médico si se están tomando antibióticos: estos pueden afectar al resultado del cultivo, por lo que es posible que deban suspenderse.