Ecografía en el embarazo
A lo largo de la duración del embarazo se practican varias ecografías para conocer el estado del feto y su velocidad de desarrollo. Este método diagnóstico no es invasivo ni supone riesgos para la salud del bebé o la madre.

Descripción General
La ecografía es la técnica utilizada para hacer el seguimiento del feto o futuro bebé durante el embarazo, por este motivo también se conoce como ecografía fetal. Para ello, se programa una serie de ecografías a lo largo de la gestación para comprobar tanto el crecimiento como el desarrollo del embrión, así como determinar si existe alguna anomalía en la formación de sus órganos.
Las ecografías de diagnóstico prenatal utilizan ultrasonidos para conseguir imágenes del feto dentro del útero. Estas pruebas se llevan a cabo en tres momentos clave de la gestación:
- Ecografía del primer trimestre: La primera ecografía se hace entre las semanas 11 y 14. Suele tratarse de una ecografía abdominal para disponer de mayor capacidad de movimiento, aunque algunos especialistas se decantan por la vía transvaginal para detectar la presencia de embriones de menor edad. Este examen sirve para:
- Confirmar que el embarazo se aloja en el útero y descartar un embarazo ectópico.
- Determinar el número de embriones.
- Identificar el latido cardiaco.
- Establecer el tamaño del feto mediante la longitud cráneo-caudal (distancia entre la coronilla y el cóxis).
- Estudiar los primeros indicadores de riesgo de síndrome de Down y otras alteraciones cromosómicas, como el aumento de la translucencia nucal o la ausencia del hueso nasal.
- Ecografía del segundo trimestre: entre las semanas 19 y 22. Conocida como ecografía morfológica, consiste en un examen detallado en el que se observa exhaustivamente la anatomía completa del feto, incluyendo órganos complejos como el corazón o el cerebro, para detectar posibles malformaciones.
Solamente se utiliza la ecografía transvaginal si se necesita observar algún órgano con mayor precisión, especialmente cuando está colocado cerca de la vagina de la madre. También es útil para comprobar si hay acortamiento del cuello del útero con riesgo de parto prematuro y para localizar la placenta si se sospecha de placenta previa.
- Ecografía del tercer trimestre: entre las semanas 32 y 36. Al igual que en el caso anterior, se lleva a cabo por vía vaginal solo si se sospecha de placenta previa o que el cérvix está acortado. Se trata de una ecografía de crecimiento fetal que comprueba:
- El tamaño del feto.
- La frecuencia cardiaca.
- El estado del cordón umbilical.
- La madurez de la placenta.
- La cantidad de líquido amniótico.
- La longitud del cuello del útero.
Dentro del plan de ecografías de diagnóstico prenatal no se incluye la ecografía Doppler, pero se recomienda si se percibe un retraso en el crecimiento del feto, para descartar enfermedades cardiacas congénitas, si se trata de un embarazo de riesgo o si la madre padece hipertensión.
Las pruebas rutinarias de control fetal se hacen mediante ecografías convencionales (en dos dimensiones y escala de grises). Solamente se recurre a la tecnología 3D o 4D si se perciben malformaciones, ya que permiten observar los órganos con mayor detalle. También se llevan a cabo para que los progenitores puedan ver los rasgos faciales de su futuro hijo antes del nacimiento.
¿Cuándo está indicada?
La ecografía fetal está indicada en todos los embarazos para garantizar el correcto desarrollo del embrión y cuidar de la salud tanto del feto como de la madre.
¿Cómo se realiza?
La ecografía en el embarazo se lleva a cabo con la paciente tumbada boca arriba en una camilla. Con el abdomen descubierto, se aplica un gel que facilita la recepción de las imágenes y se desliza una sonda llamada transductor sobre la zona en la que se encuentra el útero. Esta sonda es la encargada de emitir los ultrasonidos y recoger los ecos que producen cuando inciden en los tejidos. Un ordenador se encarga de convertir el eco en imagen.
Si se opta por una ecografía fetal transvaginal, la gestante debe colocarse en la camilla ginecológica para facilitar la introducción de un transductor de menor tamaño en la vagina. Para que el acceso sea fácil e indoloro, se coloca un protector de látex lubricado con gel.
Riesgos
Las ecografías durante el embarazo no suponen ningún riesgo ni para la salud del feto ni para la de la madre.
Qué esperar de una ecografía fetal
No suele ser necesario quitarse la ropa durante el proceso, excepto en los casos en los que se requiera una ecografía transvaginal. En estos casos, es preciso retirar la ropa interior para tumbarse en la camilla ginecológica.
Al tratarse de un momento especial, el especialista da explicaciones sobre sus observaciones a medida que los descubre y explica en detalle cada paso que da. Es normal, especialmente en la ecografía del primer trimestre, que sea difícil distinguir las imágenes de una ecografía convencional, por lo que los ginecólogos están acostumbrados a explicar dónde está cada órgano y cómo identificar al futuro bebé.
Las ecografías de control del embarazo suelen durar alrededor de 15 minutos, mientras que la morfológica del segundo trimestre puede alcanzar una duración de media hora. En ninguno de los casos es precisa la hospitalización de la paciente, ya que se llevan a cabo de forma ambulatoria.
El gel que se utiliza para la prueba se retira fácilmente y no deja manchas. Al tratarse del control de la evolución del feto, es habitual que el especialista facilite a los padres una copia de las imágenes obtenidas.
Especialidades en las que se solicita una ecografía del embarazo
Este tipo de controles ecográficos se solicitan en la especialidad de ginecología y obstetricia.
Cómo prepararse
No es necesaria una preparación especial para las ecografías fetales. Es posible que en la prueba del primer trimestre haya que acudir con la vejiga llena para que sea más sencillo ver las imágenes.