Gammagrafía pulmonar

Con una gammagrafía pulmonar se puede estudiar tanto la ventilación de los pulmones como la forma en que la sangre circula a través de ellos. Para ello, se administra una pequeña dosis de fármaco radiactivo y se utiliza una cámara especial que obtiene imágenes desde distintos ángulos para obtener una mayor precisión.

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Descripción General

La gammagrafía de pulmón es un procedimiento no invasivo que se lleva a cabo para examinar la función pulmonar. Se trata de una prueba nuclear en la que se utiliza un radiofármaco que permite obtener información sobre la morfología y el funcionamiento de los pulmones. En realidad, esta prueba consta de dos gammagrafías complementarias:

  • Gammagrafía de ventilación: estudia la ventilación de los pulmones, es decir, los procesos mecánicos espontáneos que se necesitan para que el aire se transporte desde el exterior hasta los alveolos y viceversa. Para llevarla a cabo, el paciente inhala gas xenón-133, Technegas (micropartículas de carbón marcadas con 99mTC) o aerosoles marcados con 99mTC. Las imágenes obtenidas muestran si los pulmones no reciben aire suficiente o si retienen demasiado en su interior tras la expiración.
  • Gammagrafía de perfusión: observa la forma en que el sistema cardiovascular bombea la sangre hasta los pulmones y cómo la sangre fluye por ellos. En este caso, se inyectan partículas de albúmina macroagregada marcadas con tecnecio-99m. Los resultados indican si hay zonas a las que no llega una cantidad suficiente de sangre.

Es habitual que primero se realice la gammagrafía de ventilación y después la de perfusión, aunque es posible hacerlas al mismo tiempo (gammagrafía de ventilación y perfusión o V/Q scan).

¿Cuándo está indicada?

La gammagrafía de pulmón es un procedimiento que se utiliza para:

  • Comprobar si hay zonas dañadas o que no funcionan, especialmente antes de una cirugía.
  • Detectar coágulos de sangre.
  • Diagnosticar hipertensión, edema o enfermedad pulmonar.

¿Cómo se realiza?

El centro médico proporciona una bata para que se utilice en el transcurso de la prueba, ya que es necesario quitarse la ropa. Además, no se puede acceder a la sala de la gammacámara con objetos metálicos o joyas.

Durante el procedimiento, el paciente se tumba bocarriba en una camilla y se colocan los cabezales de adquisición de la cámara encima, debajo o al lado del pecho. Estos dispositivos se mueven a lo largo del tórax para obtener imágenes desde distintos ángulos.

  • Gammagrafía de ventilación: se coloca una mascarilla en la nariz y la boca para aspirar o inhalar el radiofármaco. El especialista da indicaciones al paciente para que respire con normalidad o aspire y contenga la respiración durante unos segundos. En los momentos en que no se respire, se debe permanecer lo más quieto posible para que las imágenes sean nítidas.
  • Gammagrafía de perfusión: se inyecta el radiomarcador en una vena del brazo. Pasados unos minutos, cuando el fármaco ha llegado a todos los tejidos pulmonares, se procede a tomar las imágenes mientras el paciente permanece quieto en la camilla.

Riesgos

No existe ningún riesgo de someterse a una gammagrafía de pulmón. En raras ocasiones, el radiofármaco produce efectos secundarios como picazón o urticaria.

Las dosis de radiactividad que se reciben durante este procedimiento son mínimas, pero pueden ser dañinas para el feto, por lo que es una prueba desaconsejada para embarazadas. Las madres lactantes deben desechar la leche producida en las 48 horas posteriores a recibir el radiomarcador.

Qué esperar de una gammagrafía pulmonar

A pesar de que el riesgo es mínimo, es preciso firmar un consentimiento informado antes de una gammagrafía de pulmón. Este procedimiento es ambulatorio y el paciente puede retomar su actividad habitual una vez terminado.

Se aconseja acudir a la cita con ropa cómoda y fácil de quitar y sin ningún elemento metálico.

En la gammagrafía de perfusión, se recibe el radiofármaco de forma intravenosa, por lo que puede resultar molesto. En ocasiones, se siente calor o frío a medida que la sustancia asciende por el brazo. Por lo demás, la prueba no es dolorosa.

La gammagrafía de ventilación puede resultar incómoda por el hecho de tener puesta la mascarilla. Algunos pacientes sienten falta de aire.

Cuando la camilla se introduce dentro de una gammacámara con forma de tubo, puede producir sensación de claustrofobia.

La gammagrafía de ventilación dura entre 15 y 30 minutos, mientras que la de perfusión tarda unos 10 minutos. Los resultados se facilitan pasados unos días en consulta.

Especialidades en las que se solicita una gammagrafía

La gammagrafía pulmonar es una prueba de medicina nuclear que suele solicitarse por los neumólogos o los oncólogos.

Cómo prepararse

La gammagrafía pulmonar no requiere una preparación especial.

Es habitual que el médico realice una radiografía de tórax antes de la prueba.