Radiografía cervicodorsal

Una radiografía cervicodorsal es un procedimiento diagnóstico que utiliza radiación de alta energía (rayos X) para producir imágenes estáticas en dos dimensiones de las vértebras y los discos intervertebrales del segmento cervicodorsal de la columna vertebral.

Diagnóstico por imagenDiagnóstico por imagen

Descripción General

Una radiografía cervicodorsal es una prueba de diagnóstico por imagen utilizada paraexaminar el segmento de la columna vertebral formado por las 7 vértebras cervicales y la primera vértebra dorsal.

La radiografía basa su funcionamiento en la aplicación de haces de rayos X que, al incidir sobre los tejidos, son absorbidos por estos y registrados en forma de imágenes a través de una placa receptora. La imagen de los tejidos se muestra en función de la cantidad de radiación que absorban, siendo mayor cuanto más denso es el tejido. Las estructuras óseas, como las vértebras, son muy densas, absorben mucha radiación y se muestran en tono casi blanco. Los discos intervertebrales, que son tejidos blandos, absorben menos y aparecen en tonos grises.

¿Cuándo está indicada?

La radiografía cervicodorsal suele indicarse cuando el paciente ha sufrido un traumatismo o presenta dolor, entumecimiento, inflamación o rigidez en la zona, así como dolor, hormigueo o pérdida de sensibilidad en hombros, brazos o manos. Así, la radiografía permite identificar y caracterizar las posibles causas de dichos síntomas, entre ellas:

  • Fractura ósea.
  • Dislocación articular.
  • Desplazamiento vertebral.
  • Osteoartritis.
  • Espolones óseos.
  • Osteoporosis.
  • Infecciones óseas.
  • Problemas de alineación en la parte superior de la columna.

¿Cómo se realiza?

Una radiografía cervicodorsal se realiza con el paciente situado entre el aparato emisor de rayos X y la placa receptora. Se suelen tomar varias proyecciones o vistas diferentes que facilitan la evaluación de la zona. Dependiendo de cada vista, el paciente debe colocarse de una forma específica:

  • Radiografía cervical anteroposterior o frontal: el paciente está tumbado boca arriba sobre la placa receptora.
  • Radiografía cervical lateral: el paciente está sentado, de perfil a la placa y con la barbilla ligeramente elevada.
  • Radiografía cervical oblicua: el paciente está sentado con la barbilla ligeramente levantada y el cuello girado en un ángulo de 45 grados.
  • Radiografía cervical odontoides: tumbado boca arriba, con la cabeza ligeramente flexionada sobre el tronco y la boca abierta completamente. Esta proyección permite visualizar las dos primeras vértebras cervicales, denominadas atlas y axis, y la apófisis odontoides, una parte del axis que articula entre con el atlas.
  • Radiografía cervicodorsal en proyección twining o del nadador (estrictamente lateral): sentado o de pie y de perfil a la placa receptora, el paciente eleva el brazo más cercano a la placa, con el codo flexionado. El brazo contrario se mantiene apuntando hacia abajo y avanzado hacia delante.

Cuando el aparato emisor dirige los rayos X a la zona correspondiente, estos la atraviesan y quedan registrados en forma de imagen mediante la placa receptora. Esta placa puede estar formada por una película fotográfica sensible a la radiación que luego debe revelarse o, en equipos modernos, por sensores digitales que generan la imagen automáticamente en la computadora asociada.

Riesgos

El riesgo de esta prueba es la exposición a radiación que conlleva y el consiguiente aumento de la posibilidad de desarrollar un cáncer u otros problemas de salud. Sin embargo, la dosis de radiación de una radiografía cervicodorsal es tan baja que no supone un peligro real para la mayoría de los pacientes. De hecho, la dosis habitual de una radiografía cervical (0,6 mSv) es equivalente a la radiación natural de fondo que se recibe diariamente del entorno durante tres meses.

Cuando se trata de mujeres embarazadas, sin embargo, el riesgo es más alto porque el feto es más sensible a la radiación. Por eso es necesario utilizar medidas adecuadas, como protectores de plomo para el abdomen, o reconsiderar la realización de la prueba.

Qué esperar de una radiografía cervicodorsal

Antes de comenzar el estudio, el paciente necesita desprenderse de la ropa que cubra el cuello y de todos los objetos metálicos. El técnico especialista le indica entonces cómo y dónde posicionarse (tumbado, sentado o de pie) para tomar las proyecciones necesarias. Es probable, asimismo, que se le coloque un delantal de plomo sobre la zona pélvica o abdominal para protegerla de la exposición innecesaria a la radiación. Para activar la máquina de rayos X, el técnico se sitúa tras una pared o en otra sala.

Durante el desarrollo de la prueba, puede que el paciente tenga que realizar movimientos determinados, como abrir o cerrar la boca, pero mientras se tome cada proyección debe mantenerse inmóvil para evitar que la imagen se vea borrosa. También debe contener la respiración, para que el diafragma y la caja torácica no se muevan e interfieran en la imagen.

La toma de cada radiografía dura solo unos segundos y la duración total del procedimiento no suele superar los 15 minutos. Es una prueba completamente indolora en la que el paciente no siente ninguna molestia, aunque si puede notar cierta incomodidad debido a las posturas mantenidas. Al tratarse de un estudio ambulatorio sin efectos secundarios, el paciente, una vez finalizado, puede continuar con su rutina habitual con total normalidad.

Especialidades en las que se solicita la radiografía cervicodorsal.

La radiografía cervicodorsal se hace en radiología y suele solicitarse en las consultas de traumatología y cirugía ortopédica y reumatología.

Cómo prepararse

No se necesita ningún tipo de preparación previa a una radiografía cervicodorsal, aunque es recomendable acudir con ropa cómoda y sin ningún tipo de joyas u objetos metálicos en el cuello, ya que el metal es visible en la imagen y puede afectar a la interpretación de la misma. Además, las pacientes embarazadas deben informar al médico con antelación.