Sialografía y sialoendoscopia

La sialografía es una prueba diagnóstica que ofrece imágenes radiográficas de las glándulas y los conductos salivales inyectando un medio de contraste radiopaco. La salioendoscopia, por su parte, consiste en la introducción en los conductos salivales de un tubo flexible que incorpora luz y cámara para visualizar las estructuras y realizar intervenciones terapéuticas.

Examen diagnósticoExamen diagnóstico

Descripción General

La sialografía y la sialoendoscopia son dos procedimientos diagnósticos utilizados para examinar las glándulas y los conductos salivales. Las glándulas salivales son tres y se encuentra cada una de ellas en número par, las parótidas (situadas por delante y por debajo de las orejas), las submaxilares (bajo la mandíbula) y las sublinguales (bajo la lengua). Estas drenan la saliva a la boca a través del conducto de Wharton, en el caso de las submaxilares, y del conducto de Stenon, las parótidas. Los conductos de la glándula sublingual desembocan en el conducto de Wharton.

La sialografía es una técnica radiológica que combina la aplicación de radiación ionizante (rayos X) con la inyección de un contraste radiopaco para obtener imágenes de las glándulas y los conductos, mientras que la sialoendoscopia utiliza un endoscopio para la exploración directa.

¿Cuándo están indicadas?

Ambas pruebas tiene como objetivo identificar cualquier anomalía en las glándulas o los conductos salivales que pueda provocar su disfunción, obstrucción o bloqueo:

  • Sialolitiasis: formación de cálculos (piedras) en las glándulas salivales.
  • Sialodenitis: inflamación de las glándulas o los conductos debido a un proceso infeccioso.
  • Sialoadenosis: aumento del tamaño de las glándulas salivales y estrechamiento de los conductos.
  • Neoplasias: quistes o tumores.

Así, se indica una sialografía o una sialoendoscopia cuando el paciente presenta síntomas como dolor, inflamación, secreción de sangre o pus, ausencia de saliva o exceso de la misma.

La sialoendoscopia, además, se utiliza como método de intervención y tratamiento en los casos de obstrucción, estrechamiento, cálculos o neoplasias. La sialoendoscopia ofrece una vía de tratamiento precoz y mínimamente invasiva que evita la intervención quirúrgica abierta y la extirpación parcial o total de la glándula afectada.

¿Cómo se realizan?

Para hacer una sialografía, primero es necesario dilatar los conductos salivales utilizando sondas de diámetro ascendente. Después, se inserta en el conducto una cánula a través de la cual se inyecta un medio de contraste radiopaco, generalmente compuesto de yodo. Una vez que el contraste se ha distribuido por el sistema de conductos de la glándula, se toman imágenes radiográficas en dos proyecciones, de frente y de perfil.

En el caso de la sialoendoscopia, se inserta en el conducto salival un endoscopio, esto es, un tubo flexible que incorpora una cámara y una fuente de luz. A través del endoscopio se instila suero fisiológico para ensanchar el conducto. Las imágenes que capta la cámara del endoscopio se visualizan en tiempo real en el monitor asociado. Si se trata de una sialoendoscopia de intervención, el instrumental necesario para su realización, como unas pinzas de extracción o un emisor láser, se introduce a través del endoscopio.

Riesgos

La sialografía presenta los riesgos inherentes a la administración de radiación, aunque la dosis emitida es muy baja como para suponer un peligro real. Asimismo, existe la posibilidad de desarrollar una alergia al material de contraste, así como de provocar una infección en la glándula o causar una lesión en el conducto. De todas formas, no son complicaciones frecuentes. Aun así, no es un procedimiento recomendado en mujeres embarazadas, ya que el feto es más sensible a la radiación, ni en pacientes con infección activa en la glándula salival, ya que el procedimiento podría diseminarla.

Las complicaciones de la sialoendoscopia tampoco son frecuentes y generalmente incluyen infección, sangrado, lesión en los conductos salivales o lesión en el nervio lingual.

Qué esperar de una sialografía o una sialoendoscopia

Antes de comenzar la sialografía, al paciente se le proporciona un enjuague con una solución ácida (generalmente zumo de limón concentrado) para favorecer la secreción salivar. Así, el especialista puede reconocer la salida de los conductos salivales. El paciente se coloca acostado boca arriba sobre la mesa de exploraciones y debe mantener la boca abierta durante todo el procedimiento, lo que puede resultar incómodo. Al introducir los dilatadores y la cánula, es normal sentir presión o molestias leves y de corta duración. Generalmente no se administra anestesia, aunque, a petición del paciente, puede aplicarse un anestésico local. Finalizado el procedimiento, el paciente puede irse a casa sin necesidad de aplicar cuidados posteriores.

En el caso de la sialoendoscopia, suele administrarse anestesia general o, alternativamente, sedación y anestesia local. Por lo tanto, el paciente no siente nada durante el procedimiento. Después del mismo, es necesario que pase unas horas en la sala de recuperación hasta que desaparezca el efecto de la anestesia y pueda recibir el alta hospitalaria. Es probable que se recomiende la toma de antibióticos o antiinflamatorios de forma preventiva tras la intervención. Asimismo, los días posteriores es conveniente evitar alimentos ácidos que estimulen la producción de saliva, como cítricos y vinagres.

Especialidades en las que se solicitan la sialografía y la sialoendoscopia

La sialografía y la sialoendoscopia se realizan en las unidades de otorrinolaringología y cirugía oral y maxilofacial.

Cómo prepararse

Ni la sialografía ni la sialoendoscopia necesitan una preparación específica, solo una correcta limpieza bucal previa. Sin embargo, si en la sialoendoscopia se va a administrar anestesia general, es necesario guardar ayuno durante las ocho horas anteriores. Asimismo, si se tienen antecedentes de alergia al yodo y se va a realizar una sialografía, se debe informar al médico.