Tomografía por emisión de positrones (PET)
La tomografía por emisión de positrones es una prueba diagnóstica no invasiva mediante la que se consiguen imágenes del funcionamiento de los órganos internos. Utiliza marcadores radiactivos para captar información sobre los procesos bioquímicos y fisiológicos del cuerpo.

Descripción General
La tomografía por emisión de positrones (PET) es una prueba no invasiva que se utiliza para obtener imágenes del funcionamiento de los órganos del cuerpo. Esta técnica utiliza marcadores radioactivos (radiomarcadores) que ayudan a detectar actividades anormales o cambios celulares gracias a la emisión de radiación de los átomos radiactivos, ya que las zonas con mayor actividad bioquímica o metabólica suelen ser aquellas en las que existe una patología.
Actualmente, el PET es la única prueba capaz de obtener información cuantitativa de los procesos bioquímicos y fisiológicos del organismo gracias al uso de estos radiomarcadores. Estos fármacos contienen una molécula biológica unida a un isótopo con una pequeña cantidad de material radiactivo, normalmente radioisótopos 18F, 11C, 13N o 15O con una vida media muy corta, que pueden utilizarse como trazadores biológicos. La fluorodesoxiglucosa (FDG), con fórmula empírica C6H11FO5 es una de las sustancias más utilizadas para observar el corazón, los pulmones y el cerebro.
Los especialistas en medicina nuclear utilizan el PET para detectar diversas enfermedades, como cáncer, patologías cardiacas o trastornos endocrinos en sus etapas iniciales.
¿Cuándo está indicada?
La tomografía por emisión de positrones se utiliza principalmente para detectar tumores cancerosos o hacer un seguimiento de su evolución después de un tratamiento. También es útil para diagnosticar patologías cardiacas, ya que muestra aquellas zonas en las que el flujo sanguíneo disminuye, o neurodegenerativas, porque es capaz de detectar zonas con degeneración neuronal.
¿Cómo se realiza?
Antes de comenzar con la prueba, se inyecta el radiomarcador en una vena del brazo. Para que se distribuya de forma adecuada por el cuerpo, es preciso esperar alrededor de 60 minutos. Cuando se utiliza FDG, se miden los niveles de glucosa en la sangre para administrar insulina si están elevados.
Los pacientes deben quitarse la ropa y los elementos metálicos para acceder a la sala donde se hace el PET, por lo que suelen vestir la bata que se facilita en el centro médico. Una vez tumbado, la camilla se introduce en un dispositivo con forma de tubo. Durante el tiempo que dura la prueba, es necesario estar completamente quieto, por lo que es habitual que se administre un relajante muscular.
En muchas ocasiones, se combina el PET con un TAC (PET-TAC) para combinar las imágenes obtenidas y, de este modo, llegar a un diagnóstico más preciso
Riesgos
Tanto la radiación ionizante que emite el PET como la del radiomarcador es mínima, por lo que no produce daños ni efectos secundarios en el organismo. Cuando se trata de una prueba pediátrica, los niveles de radiación se ajustan al tamaño y el peso del menor. No obstante, pueden afectar al desarrollo fetal, por lo que se debe buscar una alternativa para las embarazadas.
No se han descrito alergias a la fluorodesoxiglucosa, aunque sí a los contrastes yodados que se suelen administrar para obtener las imágenes en las pruebas combinadas PET-TAC.
En casos raros, se pueden manifestar efectos secundarios como dolor de cabeza, mareos o vómitos.
Qué esperar de un PET
La tomografía por emisión de positrones es un método diagnóstico ambulatorio, por lo que no es necesario el ingreso hospitalario ni antes ni después de realizarlo. Con anterioridad a la prueba, el paciente debe firmar un consentimiento informado.
Se recomienda acudir a la cita con ropa cómoda, para facilitar el cambio, y sin joyas ni elementos metálicos. La duración de la prueba depende de las zonas que se estudien, en hacer un PET de cuerpo entero se tarda entre 40 y 60 minutos, mientras que el de un área específica dura unos 20 o 30 minutos. A este tiempo, hay que sumarle los 60 minutos aproximadamente que tarda en distribuirse el radiomarcador.
El PET no es doloroso, excepto la molestia normal del pinchazo para inyectar el marcador. Además, el aparato en el que se realiza no emite ruidos (algo que sí hace el TAC), por lo que no es necesario protegerse los oídos.
El paciente debe concienciarse para permanecer lo más quieto posible dentro del tubo que, puede provocar claustrofobia en algunos casos.
Por precaución, se recomienda suspender la lactancia en las horas posteriores a la prueba, así como el contacto con mujeres embarazadas y niños. También se debe beber abundante agua para facilitar la eliminación del radiofármaco. En aquellos casos en los que se administra un relajante muscular, es preferible que no se conduzca después del examen.
Los resultados de la tomografía por emisión de positrones se facilitan en la consulta varios días después de hacerse la prueba.
Especialidades en las que se solicita el PET
El PET se lleva a cabo por los especialistas en medicina nuclear a petición de otras especialidades como medicina interna, oncología, neurología, cardiología, neumología o cirugía cardiotorácica.
Cómo prepararse
Dependiendo de la zona que se vaya a estudiar, es posible que el paciente deba permanecer en ayunas durante, al menos, 6 horas antes de someterse a la prueba. Aquellas personas con tratamiento farmacológico, pueden tomarlo con un poco de agua. Ese día, conviene no practicar ejercicio.
Los diabéticos deben suspender el tratamiento con Diambén o Metformina, pero aquellos que se inyectan insulina pueden hacerlo a primera hora de la mañana.