Quirónsalud
Blog de Medicina Deportiva del Grupo Quirónsalud
Dr. Guillermo López Vivanco, jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Quirónsalud Bizkaia.
Todos sabemos que la práctica deportiva de forma regular es, junto con una nutrición equilibrada y evitar hábitos tóxicos como fumar o el consumo de alcohol y otras sustancias nocivas para nuestro organismo, uno de los pilares fundamentales para gozar de una buena salud. Así, podemos afirmar que el deporte es beneficioso tanto para el cuerpo como para la mente, sin llegar a casos extremos en el que se invierte la situación, pues toda actividad física llevada al límite puede ocasionar algún tipo de trastorno.
Desde hace ya varios años se investiga la relación que tiene la práctica deportiva con ciertas patologías, como, por ejemplo, el cáncer. De hecho, se ha demostrado en estudios realizados en grupos de población muy amplios que, en algunos tumores, la práctica del ejercicio o del deporte tiene un efecto preventivo sobre su aparición. De hecho, es especialmente beneficioso para el cáncer de mama y el colorrectal y, parece ser, que también podría ser efectivo para el cáncer de pulmón y de endometrio.
Partimos de la base de que toda aquella persona con una situación psíquica y física positiva tendrá más posibilidades de recuperarse de cualquier enfermedad, entre ellas cualquier tipo de cáncer, que una persona que no está en esa misma condición. Una mejor condición física normalmente se acompaña de una buena situación psicológica y nos ayuda a enfrentarnos a la enfermedad y al reto que supone el tratamiento. Además, generalmente, las personas que practican alguna actividad física o deporte suelen llevar hábitos de vida saludables y tienen una mejor condición para afrontar este tipo de enfermedad.
Pero ¿cómo lo ponemos en marcha? Hay que destacar que un paciente oncológico puede realizar ejercicio físico, pero debe tratarse siempre de una actividad controlada y pautada en función de su situación clínica, su enfermedad y tratamiento. No hablamos de ponerse unas zapatillas y salir a correr, sino de hacer una serie de ejercicios monitorizados, regulados y con seguimiento por parte de profesionales de esta especialidad.
Desde hace años se viene realizando, fundamentalmente, en pacientes en tratamiento con quimioterapia, un seguimiento y pauta regular de la práctica de actividades aeróbicas tres días en semana, combinados con ejercicios de resistencia, y se ha advertido que mejora la calidad de vida de los pacientes. Se observan mejoras en la toxicidad subjetiva, es decir, disminuye el cansancio y la pérdida de apetito, por ejemplo. Lo que no mejora es la toxicidad de medicamentos sobre la sangre, leucocitos o hematíes. Esta práctica está totalmente incorporada a la actividad asistencial en pacientes con cáncer en países como Australia, donde se pauta ejercicio programado durante el tratamiento y una vez finalizado este.
Se ha demostrado, además, científicamente que la actividad física prequirúrgica puede ayudar a aliviar los efectos negativos de la cirugía, manteniendo así una capacidad funcional y una fuerza muscular normal en la medida de lo posible. De este modo, es posible reducir el dolor, depresión y fatiga. Y también puede ayudar a disminuir las complicaciones pulmonares posoperatorias y el tiempo de hospitalización del paciente.
Después de haber finalizado el tratamiento es habitual, especialmente en pacientes que han pasado por quimioterapia, que pierdan función cardiorrespiratoria y una forma de recuperarla es realizar un ejercicio programado y progresivo en función de sus posibilidades. Esto va a mejorar su capacidad cardiorrespiratoria y alcanzar un rango de práctica normalidad en lo que se refiere a esa función vital para nuestro organismo. Es más, sirve también como efecto beneficioso porque se encontrarán mejor física y anímicamente.
En este sentido, hay programas que se centran en concienciar sobre la importancia de la práctica deportiva la vez que se visualiza una patología que afecta cada día a más personas en el mundo. Es el caso del Reto Pelayo Vida que, desde 2015, reúne cada año a mujeres dispuestas a dar esperanza a todas aquellas que se encuentran en la misma lucha que ellas pasaron con éxito, enfrentando diferentes retos deportivos. Este año, las cinco participantes en esta aventura darán la vuelta a la península Ibérica en vela, en tres etapas. Partieron desde Bilbao el 12 de octubre y finalizarán en Barcelona el próximo 26 de octubre, tras dos paradas intermedias en Málaga y Valencia. Un reto en el que el Grupo Quirónsalud repite por quinta edición consecutiva como proveedor médico oficial, después de haber participado en las ediciones Trasatlántica 2016, Polar 2017, Annapurna Bike 2018 y Los Andes 2019.
Como conclusión, podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el deporte puede prevenir la aparición del cáncer, además de ayudar a mejorar durante el periodo de tratamiento y mantener un buen estado de salud una vez se haya combatido esta enfermedad, evitando, de esta manera, el riesgo de recaer.
Alejandro Escolar, fisioterapeuta del Centro Médico Ruber Internacional.
Entre los múltiples propósitos que el año nuevo trae consigo, uno de los más populares es el de mejorar nuestra forma física. Todavía con el peso de la culpa por los excesos gastronómicos de las Navidades, tendemos a plantearnos objetivos que muchas veces no son realistas. Soñamos con perder peso, recuperar agilidad y reencontrarnos con nuestra mejor versión.
El problema suele ser que queremos resultados de inmediato, y esa impaciencia a menudo nos impulsa a cometer errores: dietas ultrarrestrictivas, un plan de ejercicio físico que no se adapta a nuestras capacidades… El resultado, muchas veces, es el contrario al deseado y se traduce en el abandono de esos buenos propósitos apenas unas semanas después de iniciados.
Si no queremos que este año nos ocurra lo mismo, nos interesa identificar esos errores y corregirlos. Y puede ser un buen momento para ello: al fin y al cabo, estamos inmersos en unos tiempos extraños en los que todo cambia a velocidad de vértigo; podemos, por tanto, aprovechar para hacer las cosas de manera diferente e intentar, así, ser más eficaces en la consecución de nuestros objetivos.
Para lograr esa eficacia, será necesario, en primer lugar, que el ejercicio que nos propongamos se ajuste tanto a nuestras capacidades como a nuestros intereses. A nuestras capacidades porque ponerse en forma o prepararse para hacer un deporte de forma segura requiere tiempo para que el sistema cardiovascular, los músculos y los huesos del cuerpo se adapten a las nuevas cargas e intensidades fisiológicas.
Y a nuestros intereses también, porque no nos servirá de nada hacer un ejercicio que no nos guste. Una actividad puede quemar muchas calorías, pero, si no nos gusta, terminaremos por abandonar. Es mucho más importante elegir algo con lo que disfrutemos, aunque sus beneficios sean más modestos. En otras palabras: si no nos gusta pedalear y, en cambio, nos encanta bailar, más nos valdrá apuntarnos a clases de salsa y no de 'spinning'. Ajustando el ejercicio a nuestras aptitudes y a nuestros gustos, estaremos consiguiendo un doble objetivo: prevenir lesiones y evitar dejarlo a la primera de cambio.
A partir de aquí, ¿qué modalidad de ejercicios puede ser la más adecuada para ponernos en forma y perder peso? Tradicionalmente, hemos oído que el ejercicio aeróbico de larga duración y baja intensidad —como caminar, hacer bici, nadar…— era el más adecuado para todo tipo de personas. Y, ciertamente, la evidencia científica acerca de sus beneficios sobre el sistema cardiovascular es abrumadora.
Pero, en los últimos años, las recomendaciones han cambiado y la tendencia es recomendar también ejercicios anaeróbicos. "Ahora se tiende a combinar ejercicios de fuerza con otros de trabajo cardiovascular. Esta combinación ha demostrado una gran eficacia en los programas para perder peso. Durante mucho tiempo, se pensó que pesas, mancuernas, barras y máquinas eran propias de quienes únicamente buscaban muscularse. Era raro el médico que recomendaba este tipo de ejercicio a sus pacientes. Pero la última década ha dejado un reguero de investigaciones que confirman los beneficios que reporta el entrenamiento de fuerza.
Por ejemplo, en 2015, investigadores de la Universidad del Sur de Maine han descubierto que el entrenamiento con pesas quema hasta un 71% más de calorías de lo que se pensaba. Y un reciente estudio, el mayor análisis publicado hasta la fecha acerca de cuál es el mejor tipo de entrenamiento para las personas con sobrepeso, apunta que combinar entrenamiento aeróbico de alta intensidad y entrenamiento de fuerza de alta carga genera los mejores resultados.
El entrenamiento aeróbico favorece, entre otras cosas, la reducción del tejido adiposo y mejora los niveles de las hormonas implicadas en la reducción de la grasa abdominal. El entrenamiento de fuerza ayuda a incrementar la masa corporal magra y el metabolismo basal.
¿CÓMO PODEMOS ENTRENAR?
Doctor Óscar Pereda, fisioterapeuta del Centro Médico Ruber Internacional Paseo de la Habana de Madrid.
El sedentarismo obligado pasa factura, por ello nuestros músculos y articulaciones no son lo que eran antes del confinamiento. Y ahora que se nos da permiso para salir de nuevo a hacer deporte, es fundamental realizarlo con las mayores garantías y una de las claves más importante es calentar al inicio de la actividad deportiva.
Así, después de tanto tiempo sin practicar deporte al aire libre, es importante saber que necesitamos un periodo de adaptación de cara a evitar lesiones.
Ocho consejos para evitar las lesiones cuando empiezas a practicar deporte
Hay que moderar el volumen y la intensidad de la actividad física y poco a poco ir incrementando estos elementos. Es clave tener en cuenta que la fatiga es uno de los mayores factores de riesgo en una lesión. Además, la alimentación y el descanso son muy importantes. Trata de salir a practicar tu deporte en días alternos e incrementa el tiempo de entrenamiento semanalmente.
Sobre los ejercicios más idóneos con los que reactivar nuestra actividad deportiva, lo más importante es que estos nos gusten para evitar abandonar la práctica en el futuro. El ejercicio también debe adaptarse a nuestros objetivos y posibilidades. Todo deporte necesita un trabajo complementario de fuerza que deberíamos haber hecho durante la cuarentena, además de continuar unos dos o tres días por semana, atendiendo a las necesidades de la persona.
Respecto a esto, la Sociedad Española de Medicina del Deporte recomienda combinar el ejercicio cardiovascular (aeróbico) con ejercicios de fuerza (anaeróbicos). Nunca se ha de olvidar realizar un adecuado calentamiento, que incluya estiramientos dinámicos, así como una vuelta a la calma de forma progresiva, sin parar el ejercicio de forma brusca.
Tanto es así que el calentamiento representa una parte fundamental en todo deporte, siendo su objetivo el preparar el cuerpo para la actividad física. Para ello durante unos 20-30 minutos se debería trabajar para generar una correcta movilidad en las articulaciones que lo necesitan, como el tobillo, la cadera, la columna dorsal, o el hombro. Asimismo, es necesario favorecer la activación de la musculatura que se va a trabajar, sobre todo la estabilizadora de rodilla, columna lumbar, escapular, etc.
Para esto, podemos utilizar el ‘foam roller’, estiramientos dinámicos, y hacer una progresión de movimientos de 'skipping' (saltos), movimientos frontales y laterales, sentadillas, etc. En 2014, Lauersen et al. realizaron un metaanálisis donde trataban de relacionar el tipo de entrenamiento con un porcentaje de reducción en el riesgo de lesiones. Se estudiaron 26.610 participantes con 3.464 lesiones. Los análisis no demostraron ningún efecto beneficioso para el estiramiento. Sin embargo, el entrenamiento propioceptivo y el entrenamiento de fuerza mostró una tendencia a mejorar el efecto preventivo. Estirar no es tan importante como nos lo han vendido.
Consejos para preparar el cuerpo
Entre otros beneficios, la Federación Española de Actividades Dirigidas y Fitness, FEDA, mantiene que los estiramientos dinámicos preparan el músculo antes de la práctica de ejercicio para poder llevar a cabo un correcto desarrollo. Al estirar y tensar los músculos, ya sea un grupo muscular o uno en concreto, los estamos preparando para el esfuerzo físico al que se someterán después. Además, sugiere que los estiramientos favorecen la circulación y reducen la tensión muscular, además de conseguir mejorar la movilidad.
Eso sí, hay que tener en cuenta que el estiramiento no debe llevarse a cabo con el músculo ‘frío’. Antes de proceder a estirar, se debe realizar un calentamiento de al menos 10 o 15 minutos. Así evitaremos daños musculares o de fibras y conseguiremos un nexo entre el esfuerzo físico y los momentos de inactividad posteriores a este.
Es vital que antes de salir a correr, por ejemplo, establezcamos unos objetivos y no salgamos a lo loco. El entrenamiento, sobre todo al principio, te tiene que dejar con ganas de más. Que te sientas satisfecho, pero no termines agotado. De esta forma, será más fácil continuar semanalmente y progresar. Si durante la carrera sientes cualquier tipo de dolor, es mejor parar.
La rutina para seguir debe ser aquella que se ajuste a tus capacidades y metas, no puede ser igual para todos. Sin embargo, entrenar una parte de fuerza durante 20-30 minutos, junto con un inicio a tu deporte de otros 20-30 minutos y realizarlo durante tres días a la semana sería una buena forma de comenzar.
Por el Dr. Luis Serratosa, jefe del Servicio de Medicina Deportiva del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid
Aunque en cualquier deporte participan distintas partes del cuerpo, normalmente hay unas más castigadas que otras según la parte más implicada en la actividad. Así, mientras que en el balonmano o el tenis las que más sufren son las extremidades superiores, en el fútbol, el ciclismo o el running el desgaste es mayor de cintura para abajo. Pero para que todo funcione correctamente es necesario que también lo haga el motor: nuestro corazón. La práctica de ejercicio físico de forma regular, sobre todo en especialidades en las que predomina el componente aeróbico o de resistencia, como la carrera, produce una serie de adaptaciones beneficiosas en todo el sistema cardiovascular.
Las principales son el enlentecimiento de la frecuencia cardiaca, un aumento de tamaño en las cavidades cardiacas, un ligero engrosamiento de las paredes del corazón, la mejora de la función cardiaca, así como la vascularización, tanto del músculo cardiaco como del esquelético en activo. Todas estas adaptaciones tienen una clara repercusión en la mejora de la capacidad física, no sólo para el rendimiento deportivo, sino también para las actividades de la vida diaria. Además también ayudan a disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular, sobre todo de cardiopatía isquémica.
Frente a los múltiples beneficios del ejercicio físico regular para la salud en general y de forma específica para la salud cardiovascular, en los últimos años se han estudiado los posibles efectos perjudiciales a largo plazo para el corazón. Por el momento tan solo existe cierta evidencia de una mayor incidencia de fibrilación auricular en deportistas que han realizado deporte de resistencia a elevada intensidad durante muchos años.
En cualquier caso, existe bastante consenso en recomendar que todos los deportistas y aquellos que quieran iniciarse en la práctica deportiva se sometan a una valoración cardiológica a partir de los 12 años. Esta debe incluir una historia clínica detallada buscando síntomas de sospecha, como palpitaciones, dolor torácico, mareo o síncope asociado al esfuerzo, y antecedentes de muerte súbita o cardiopatía hereditaria en familiares de primer grado. También debe realizarse una exploración física en la que se intente descartar la presencia de soplos anormales y otros signos relacionados con determinadas cardiopatías de riesgo. Por último, hoy en día la mayoría de expertos están de acuerdo en que el reconocimiento debe incluir un electrocardiograma en reposo y ser realizado por un médico con conocimiento y experiencia en cardiología del deporte.
Existen otras pruebas, como la ecocardiografía, la prueba de esfuerzo, el holter, la cardioresonancia, el eco de estrés, el estudio genético o el estudio electro-fisiológico, que se realizarán dependiendo del hallazgo de las pruebas básicas, nivel del deportista y tipo de actividad. En definitiva, el corazón también corre y es necesario tener garantías de que funciona correctamente para evitar sustos.
Por Claudio Domínguez Pérez, de la Unidad de Podología y estudio biomecánico de la pisada del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla
En las carreras de Fórmula 1 o Moto GP los pilotos son muy escrupulosos a la hora de elegir neumáticos en función del trazado de la carrera y la climatología. Son su vínculo al suelo y, por ende, determinantes a la hora de coger velocidad sin contratiempos, caídas o salidas de pista. En el caso del running, las ruedas son los pies, los que nos llevan en volandas en cada carrera y la parte del cuerpo que más desgaste tiene. El contacto, y el impacto, se lo llevan ellos. Por eso, es determinante tenerlos en perfectas condiciones y pisar de forma adecuada, sobre todo en carreras de media y larga distancia, en las que la repercusión al resto del cuerpo en caso de no hacerlo correctamente será mayor.
Para esa puesta punto, los estudios biomecánicos de la pisada son determinantes a la hora de analizar la posición en estática y en dinámica de la persona, realizamos un análisis del pie, así como su relación con otras estructuras como rodilla, cadera, columna, etc.
El estudio biomecánico de la pisada tiene como finalidad, analizar una serie de gestos, secuencias y fuerzas que definen un patrón de normalidad o patológico en un individuo respecto a su forma de caminar y moverse, capaz de producir dolor y/o lesión. El objetivo es prevenir lesiones relacionadas con un mal apoyo podal, de tipo muscular y osteoarticular como esguinces de tobillo, sobrecargas musculares, metatarsalgias o tendinitis, entre otras.
Para ello, este análisis se basa fundamentalmente en la realización de una correcta anamnesis, donde conoceremos la actividad física de la persona, el calzado que usa cuando realiza deporte. A continuación, procedemos a la exploración, donde valorará si existe alguna asimetría de miembros y mediremos los rangos articulares y musculares que nos proporcionan información de lo normal y patológico de cada paciente. Del mismo modo, realizamos tests en estática y en dinámica para valorar la musculatura en bipedestación, que nos proporcionan información sobre la elasticidad, tono muscular etc.
Las plataformas de presiones computerizadas nos ofrecen datos sobre nuestra huella plantar, tanto estática como dinámica, que nos indican la postura corporal, si hay una correcta distribución de las presiones plantares, etc.
Dentro del estudio podemos observar ciertas alteraciones biomecánicas para las cuales se aconsejará un tratamiento preventivo:
- Pronación.
- Supinación.
- Alteraciones en la movilidad del tobillo.
- Acortamiento de la musculatura posterior.
- Desviaciones pélvicas.
- Asimetrías y disimetrías de miembros inferiores y columna, diferencias de cargas de un miembro respecto a otro.
- Asimetrías en caderas.
El estudio de la pisada finalmente nos proporcionara información de si el patrón de la marcha del individuo está dentro de los rangos de normalidad y nos facilitara la instauración de un tratamiento como puede ser:
- Corrección en la técnica de carrera.
- Plantillas personalizadas.
- Ayuda en la selección de calzado deportivo para cada actividad.
- Ejercicios de estiramiento o fortalecimiento de musculatura.
Como conclusión podemos decir que el estudio de la pisada ayuda a prevenir lesiones subsanando defectos en la misma y al mismo tiempo nos permitirá obtener un mayor rendimiento y disfrute deportivo.
La actividad deportiva se ha instalado de manera definitiva en nuestro día a día, tanto a nivel profesional como de aficionado. Y es que mantenernos activos gracias a la práctica de algún deporte se ha convertido en un elemento fundamental para disfrutar de una vida saludable gracias a sus múltiples beneficios físicos y psicológicos. Si quieres conocer todo lo que el deporte puede hacer por ti, y cómo practicarlo de forma segura, en este blog podrás encontrar los mejores consejos de nuestros expertos en medicina deportiva.
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