Quiste de Baker

Todo sobre el quiste de Baker: causas, síntomas, métodos diagnósticos y tratamiento de esta acumulación de líquido en la rodilla.

Síntomas y causas

El quiste de Baker es la formación de un saco lleno de líquido sinovial que se acumula en la fosa poplítea, que es la región posterior de la rodilla. Debido a su localización, también se conoce como quiste poplíteo.

Normalmente, los quistes de Baker se producen como consecuencia de afecciones que provocan inflamación y un aumento del líquido sinovial, que actúa como lubricante y amortiguador de la articulación. Debido al aumento de presión dentro de la articulación, la membrana sinovial puede desgarrarse formando un saco donde se acumula el líquido, lo que constituye el quiste poplíteo. En algunos casos, se produce un mecanismo de válvula unidireccional que impide que el líquido regrese a la articulación, causando crecimiento rápido y síntomas agudos.

El pronóstico de un quiste de Baker suele ser positivo, ya que responden adecuadamente a los tratamientos. Aun así, su evolución depende principalmente de la patología que los provoca.

Síntomas

Cuando los quistes de Baker provocan síntomas, los más destacados son:

  • Bulto en la parte posterior de la rodilla: puede ser muy pequeños, por lo que apenas se aprecian, o medir más de 5 centímetros. En casos excepcionales, pueden llegar a acumular más de 150 mililitros de líquido, por lo que causan compresión neurovascular.
  • Inflamación.
  • Dolor.
  • Rigidez.
  • Dificultad para doblar la rodilla.
  • Sensación de inestabilidad o bloqueo articular.

Causas

El quiste de Baker se forma cuando hay un exceso de líquido sinovial en la rodilla. Normalmente, debido a una enfermedad subyacente o una lesión en la articulación.

Factores de riesgo

Las enfermedades articulares que cursan con inflamación causan un aumento de la cantidad de líquido en la rodilla, por lo que aumentan el riesgo de que se formen quistes de Baker. Las más habituales son:

  • Artritis.
  • Osteoartritis.
  • Artritis reumatoide.
  • Artrosis.
  • Gota.
  • Desgarro en el menisco o los ligamentos.
  • Traumatismos en la rodilla.

Complicaciones

La principal complicación de un quiste de Baker es la rotura del saco y la consiguiente liberación del líquido en la cavidad poplítea, que se extiende hacia la pantorrilla. Esta condición causa dolor intenso, hinchazón, sensación de calor y enrojecimiento de la pantorrilla.

En estos casos, se debe recibir atención médica de inmediato para evitar que la inflamación derive en una trombosis venosa profunda (formación de un coágulo de sangre en las venas de la pierna).

Prevención

El quiste de Baker no se puede prevenir, ya que, como se ha indicado anteriormente, está asociado a otras enfermedades.

Para reducir el riesgo de que se forme, se recomienda:

  • Utilizar calzado adecuado (con puntera ancha y sin tacón).
  • Evitar el uso excesivo de la rodilla.
  • Hacer ejercicios de calentamiento antes de practicar deporte.
  • Estirar convenientemente después de la práctica deportiva.
  • Seguir una dieta equilibrada.

¿Qué médico trata el quiste de Baker?

El quiste poplíteo se diagnostica y trata en la consulta de traumatología y cirugía ortopédica.

Diagnóstico

El diagnóstico del quiste de Baker suele seguir estos pasos:

  • Anamnesis: se estudia el historial clínico del paciente, así como los síntomas.
  • Exploración física:
    • Examen visual.
    • Palpación de la zona posterior.
    • Comprobación de la capacidad y rango de movimientos.
    • Comparación con la rodilla sana.
  • Pruebas de diagnóstico por imagen:
    • Ecografía: se utiliza para valorar la naturaleza del quiste y comprobar si es sólido (posible tumoración) o está lleno de líquido.
    • Resonancia magnética: además de proporcionar información sobre el quiste, sirve para detectar daños en el resto de estructuras de la rodilla.
    • Radiografía: aunque no muestra imágenes de los tejidos blandos ni del quiste, los especialistas la utilizan para detectar patologías en los huesos o un estrechamiento de la articulación.

Tratamiento

El tratamiento de un quiste de Baker varía dependiendo de su gravedad y de la intensidad con la que se manifiesten los síntomas:

  • Tiempo de espera para que desaparezca por sí solo, con reposo relativo o evitando las actividades que empeoran las molestias.
  • Medicamentos orales: antiinflamatorios para bajar la hinchazón y analgésicos para calmar el dolor.
  • Fármacos inyectables: infiltraciones de corticoesteroides directamente en la articulación para reducir la inflamación.
  • Fisioterapia: ejercicios para fortalecer los músculos y favorecer el movimiento.
  • Control y tratamiento de la enfermedad articular subyacente (artrosis, artritis, desgarros meniscales).
  • Aspiración con aguja fina: con ayuda de una ecografía, se introduce una aguja en el quiste para aspirar su contenido. El alivio es inmediato, ya que el saco se vacía por completo, y se pueden retomar las actividades cotidianas en 24 o 48 horas.
  • Tratamiento quirúrgico: la cirugía es necesaria cuando el quiste se ha reproducido en varias ocasiones después de aspirarlo.
    • Artroscopia: es un procedimiento poco invasivo con el que se accede a la rodilla a través de dos o tres incisiones de tamaño pequeño. En este procedimiento, se extrae el líquido del quiste y, además, se repara el problema que lo causa.
    • Cirugía abierta: se recurre a esta técnica cuando el quiste es demasiado grande o afecta a los vasos sanguíneos o los nervios. Se practica una incisión en la parte posterior de la rodilla y, además de extirpar el saco, se trata la patología subyacente.
¿Quieres una cita con un profesional?