Ecografía prostática
La ecografía prostática es un método diagnóstico que ofrece imágenes de la glándula prostática y de las estructuras circundantes aplicando ultrasonidos que, al reflejarse sobre los tejidos corporales, dan lugar a ecos que se convierten en imágenes.

Descripción General
La ecografía prostática es un método diagnóstico que utiliza ultrasonidos para obtener imágenes de la glándula prostática y los tejidos circundantes y evaluar su morfología y funcionamiento. Se utiliza un aparato denominado ecógrafo, formado por una sonda manual (transductor) que emite ultrasonidos. Al rebotar sobre los tejidos prostáticos, estas ondas sonoras producen un eco que es devuelto al transductor y enviado a una computadora, que procesa la información y la traduce en imágenes en movimiento en tiempo real.
La radiografía de próstata tiene dos modalidades principales de realización:
- Ecografía prostática por vía abdominal o suprapúbica: el transductor se apoya sobre la piel de la región abdominal. Suele ser la primera opción, ya que es más sencilla. En ocasiones, se realiza al mismo tiempo un estudio de la vejiga urinaria (ecografía vesicoprostática).
- Ecografía prostática transrectal: en este caso, el transductor se introduce en el recto. Es una técnica más invasiva pero ofrece una calidad de imágenes muy superior. Suele recomendarse cuando el tacto rectal o la vía abdominal no resultan concluyentes o como parte de los protocolos de detección precoz del cáncer.
¿Cuándo está indicada?
Es habitual que se solicite una ecografía prostática en los siguientes casos:
- Existen problemas de micción.
- Elevación de los valores de PSA (antígeno prostático específico) en sangre.
- Se detecta un nódulo o masa anormal en una exploración física rutinaria.
- Existen problemas sexuales o de fertilidad.
- Se siente dolor en la ingle, la zona pélvica o los genitales.
- El paciente alcanza la edad necesaria para incluirlo en los programas de detección precoz del cáncer (generalmente, a partir de los 50 años).
La ecografía permite identificar cualquier anomalía existente en la zona prostática, principalmente:
- Aumento del tamaño de la próstata (hiperplasia benigna de próstata) y su repercusión en la vejiga y el riñón.
- Presencia de quistes, nódulos, abscesos, calcificaciones o tumores.
- Cáncer.
- Infección e inflamación de la próstata (prostatitis).
La ecografía prostática transrectal, además, se utiliza como guía durante la realización de una biopsia de próstata.
¿Cómo se realiza?
Para realizar una ecografía prostática por vía abdominal, el paciente debe tumbarse boca arriba en una camilla. Antes de comenzar la prueba, se debe extender sobre la piel de la región suprapúbica un gel que facilita el desplazamiento del transductor, actúa como conductor de las ondas sonoras y elimina las bolsas de aire que puedan interrumpir la recepción de los ultrasonidos y afectar a la nitidez de las imágenes. En una ecografía transrectal de próstata, sin embargo, el paciente debe tumbarse de lado con las piernas flexionadas hacia el pecho. Antes de introducir el transductor a través del ano, se cubre con una funda aislante de látex y se lubrica la zona con gel.
En ambos casos, el especialista desplaza el transductor con suavidad y en diferentes direcciones, para poder obtener distintas perspectivas de la próstata en las imágenes, que se muestran en tiempo real en el monitor.
Riesgos
La ecografía prostática abdominal es un procedimiento extracorpóreo e indoloro que no supone ningún riesgo para el paciente, ya que los ultrasonidos son inocuos y no se aplica radiación ni anestesia.
Por su parte, en la ecografía transrectal es habitual, aunque no grave, la presencia de sangrado rectal en pacientes con hemorroides o fisuras anales. En ambos casos es posible, si bien muy infrecuente, desarrollar una dermatitis alérgica de contacto por el uso del gel ecográfico.
Qué esperar de una ecografía de próstata
Antes de comenzar la exploración, el paciente debe quitarse la ropa que cubre la zona examinada, vestir la bata que se le proporciona y colocarse en la posición correcta en la camilla. Asimismo, debe mantenerse lo más quieto posible durante la prueba. La ecografía de próstata por vía abdominal es un procedimiento completamente indoloro, aunque es posible que note una sensación de frío al aplicar el gel y una suave presión mientras el médico desplaza el transductor. La prueba tiene una duración de entre cinco y diez minutos.
La ecografía prostática transrectal, sin embargo, puede resultar dolorosa, ya que el paso del transductor a través del esfínter puede dificultarse por la estrechez o por la presencia de fisuras u otras lesiones anales. En este caso, puede aplicarse algún tipo de sedación o anestesia local. El estudio suele completarse en menos de 20 minutos.
Después de la exploración, se limpian los restos de gel de la piel con una toallita desechable. Ambos procedimientos son ambulatorios, por lo que el paciente puede irse con total normalidad al acabar sin necesidad de aplicar cuidados posteriores.
Especialidades en las que se solicita la ecografía prostática
Las principales especialidades en las que es habitual solicitar una ecografía de próstata son urología, oncología y reproducción asistida.
Cómo prepararse
La ecografía prostática no necesita una preparación previa complicada, aunque sí deben seguirse algunos pasos:
- Si el estudio se realiza por vía abdominal, es necesario acudir con la vejiga llena, por lo que es probable que se indique al paciente que tome varios vasos de agua antes de la exploración.
- Si se hace a través del recto, generalmente se requiere que la vejiga contenga orina retenida tras la micción. Asimismo, es necesario que el recto esté limpio para realizar la exploración de forma eficaz, por lo que se recomienda aplicar un enema en las horas previas a la prueba para vaciar completamente el intestino.