Gammagrafía de tiroides
La gammagrafía tiroidea sirve para estudiar la estructura y el funcionamiento de la glándula tiroides de forma no invasiva. Con este procedimiento se obtienen imágenes precisas con ayuda de una cámara especial que detecta las señales que emite la sustancia radiactiva que se inyecta al paciente en dosis bajas.

Descripción General
La gammagrafía tiroidea es una técnica no invasiva utilizada en medicina nuclear para observar tanto la estructura o morfología como el funcionamiento de la tiroides. Para obtener las imágenes de esta glándula, se administra un contraste endovenoso (consistente en un fármaco compuesto por un isótopo con una radiación mínima), generalmente tecnecio (Tc-99) en forma de pertecnetato o yodo radiactivo (I-123 o I-131), y se capta la respuesta del organismo frente a esta sustancia con una máquina llamada gammacámara. Este dispositivo captura imágenes en dos dimensiones y desde tres ángulos diferentes de la actividad, la posición y las características de la tiroides, por lo que sirve para detectar inflamaciones o tumores cancerosos, así como zonas de hiper o hipoactividad.
¿Cuándo está indicada?
La gammagrafía de tiroides se hace cuando existe una sospecha de hipertiroidismo, hipotiroidismo, enfermedad de Graves o enfermedad de Hashimoto, entre otras. También para estudiar la naturaleza de aquellos nódulos que se hayan detectado en otras pruebas de diagnóstico por imagen: bocio o cáncer de tiroidesCáncer de tiroidesCáncer .
¿Cómo se realiza?
El primer paso de una gammagrafía es la administración por vía intravenosa del radiomarcador. Tras esperar a que la tiroides capte la sustancia, entre 15 y 30 minutos, comienza la prueba. Para ello, el paciente se tumba bocarriba en una camilla con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás para que el cuello permanezca estirado mientras la gammacámara gira alrededor para tomar las imágenes.
Riesgos
Una gammagrafía no supone un riesgo para la salud ni suele provocar efectos secundarios. En algunos casos muy raros, se manifiesta una ligera respuesta alérgica al contraste en forma de urticaria y picor.
Aun así, no es una prueba recomendada para las embarazadas, ya que la radiación sí puede afectar al desarrollo del feto. Se aconseja a las madres lactantes desechar la leche producida durante las 48 horas posteriores al procedimiento.
Qué esperar de una gammagrafía de tiroides
La gammagrafía de tiroides es un procedimiento ambulatorio, por lo que el paciente puede volver a su actividad habitual una vez finalizado. Al llegar al centro médico, es necesario firmar un consentimiento para someterse a la prueba.
Es aconsejable dejar los objetos metálicos y las joyas en casa, ya que no se puede acceder a la sala de la gammacámara con ellos.
No es una prueba dolorosa, aunque se pueden notar molestias cuando se inyecta el contraste o mientras el cuerpo la absorbe, ya que puede producir una sensación de calor o frío. Además, algunos pacientes refieren incomodidad por la postura que se debe adoptar para que las imágenes sean claras.
La gammagrafía tiroidea suele durar unos 15 minutos, además del tiempo de espera necesario para que el radiofármaco se distribuya homogéneamente en la tiroides.
Los resultados se obtienen pasados unos días en la consulta de oncología o endocrinología.
Especialidades en las que se solicita una gammagrafía tiroidea
Los especialistas en medicina nuclear realizan este procedimiento a petición de los oncólogos, los endocrinos o los especialistas en reproducción asistida.
Cómo prepararse
Para someterse a una gammagrafía de tiroides hay que permanecer en ayunas durante unas seis horas. En aquellos casos en los que se sospecha de un tumor canceroso, es probable que se deba llevar una dieta baja en yodo durante los días previos.
Después de la prueba, se recomienda beber muchos líquidos para favorecer la expulsión del radiofármaco lo antes posible y extremar la higiene antes y después de ir al baño. Es aconsejable minimizar el contacto con embarazadas y niños en las horas posteriores.