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Blog del Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Quirónsalud Sur

  • Me he lesionado un nervio. ¿Voy a recuperar?

    La repuesta rápida y general a esta pregunta es que SI, va a tener lugar una recuperación en la gran mayoría de los casos y ésta va a ser muy completa. Especialmente cuando hablamos de la parte motora. Aunque los tiempos son muy variables en función de la magnitud de la lesión y de la edad del paciente.

    Me he lesionado un nervio. ¿Voy a recuperar?Me he lesionado un nervio. ¿Voy a recuperar?

    Se puede dar una respuesta más detallada, con una imagen gráfica sencilla, que nos haga comprender por qué esto es así. Es la siguiente:

    Los nervios pueden compararse con los cables que se utilizan para conducir electricidad.

    • Tiene una envoltura, que en vez de ser el plástico aislante que rodea los hilos de cobre, está formada por células o prolongaciones celulares que forman fundas aislantes alrededor de las prolongaciones de las neuronas, a razón de una célula/funda por mm en los nervios. Estas células/funda en los nervios se llaman células de Schwann o de mielina.Esta funda, no es una estructura continua, sino muchas unidas una después de otra. Esto se aprovecha para que la actividad eléctrica natural conducida por las prolongaciones de las neuronas no decaiga en su largo recorrido y en las uniones de la funda se regenere la actividad eléctrica y salte a la siguiente unión, de esta forma además, se aumenta considerablemente la velocidad de transmisión.
    • El hilo de cobre conductor, en los nervios está representado por las prolongaciones de neuronas, una prolongación por célula neuronal. Manojos formados por miles de estas prolongaciones hacen las veces de los hilos de cobre de un cable, pero a diferencia de éstos, aquí, la corriente tiene dos direcciones; una hacia los músculos o periferia (parte motora), que llamamos axones y otra hacia el cerebro (parte sensitiva). Es decir, se parecería más a un cable de datos en el que hay corrientes de entrada y de salida.Como dato curioso, estas prolongaciones, aunque finísimas, pueden llegar a ser muy largas. De hecho toda la longitud del nervio. Por eso, las neuronas son algunas de las células más grandes del mundo, al menos en longitud, hasta varios metros, como las neuronas motoras de un gran mamífero como una jirafa o un elefante.
    • Pues bien, además de estas diferencias respecto a un cable eléctrico, tanto en la funda, como en el hilo conductor, la diferencia más importante es que si el nervio es agredido, por una enfermedad o por un trauma y se estropea, al ser parte de una célula viva tiene capacidad de volver a crecer.

    *Ahora, imaginemos una lesión nerviosa como un cable eléctrico que es pisado bruscamente, hasta un punto de presión, imposible de provocar en un cable eléctrico real, en que se interrumpe la trasmisión eléctrica, sin producirse corte físico de los hilos de cobre. Éste sería un primer grado de lesión de un nervio y lo llamamos bloqueo parcial o bien completo, en caso de que se interrumpa completamente la transmisión.

    *Si seguimos aumentando la presión con nuestra pisada, llegará un momento en que algunos de los hilos de cobre (axones) se rompan físicamente. A esta situación la llamamos axonotmesis parcial.

    Con un nivel mayor de afectación, se pueden llegar a romper todos los hilos de cobre, conservándose aun la envoltura o funda. Lo llamamos axonotmesis completa.

    *En un grado aún más intenso de compromiso, podemos llegar a partir el cable completamente, quedando los dos extremos más o menos separados. A esta situación la llamamos neuronotmesis.

    En cualquiera de estos grados de afectación la regeneración va a ser posible. Si bien, los tiempos de recuperación van a ser más o menos prolongados en función del nivel de compromiso.

    • Cuando se trata solamente de un bloqueo, la recuperación va a ser bastante repentina, una vez que éste haya desaparecido. Desapareciendo la debilidad o parálisis de manera relativamente brusca.
    • Si el bloqueo se mantiene mucho tiempo o si la intensidad de la agresión es más importante y se produce la ruptura de algunos axones (los hilos de cobre), al final tiene lugar la interrupción del contacto entre las fibras axonales rotas, que degeneran y sus correspondientes fibras musculares en el músculo al que se dirige el nervio en cuestión.

    Se presentan entonces dos procesos de crecimiento espontáneos para intentar recuperar la función:

    • un crecimiento distal al músculo, donde los axones cortados tiene que volver a crecer hasta llegar a las fibras musculares.
    • y un crecimiento proximal al músculo, donde los axones que ha quedado y están cerca, emitirán prolongaciones que intentarán coger a su cargo las fibras musculares que han perdido su conexión con el axón.

    Estos dos tipos de crecimiento están dirigidos por las propias fibras musculares a las que se dirige el nervio lesionado. Estas fibras musculares primero detectan la desconexión y después emiten unas señales eléctricas específicas para indicar los lugares hacia donde los axones tienen que crecer y así restaurar el contacto axón-fibra muscular. Esta actividad eléctrica de la fibra muscular se llama actividad de denervación.

    La proporción entre ambos tipos de crecimiento puede variar por la circunstancia concreta de la lesión. Como es lógico, el crecimiento distal cuesta más tiempo, pues tiene que crecer desde el punto de lesión y el crecimiento proximal es más rápido, pues ocurre en la cercanía de la fibra muscular. El tiempo total de recuperación dependerá, una vez resulto el componente de bloqueo, de la proporción entre ambos tipos de crecimiento. Este crecimiento también tiene reflejo en la actividad eléctrica de las fibras musculares, en lo que llamamos actividad de reinervación.

    • Por último, si se llega a producir una sección total del nervio, es importante la proximidad a que han quedado los dos extremos del cable. El axón para crecer correctamente necesita el camino que le marca la funda para llegar a su destino. Además, en estos casos, al haber un corte total, no puede darse el segundo tipo de crecimiento, el proximal.

    Ésta es la situación más grave, pues hay una desconexión completa entre todos los axones y las fibras musculares y muchas veces hay que recurrir a diferentes técnicas quirúrgicas que tiene por objeto favorecer o reinstaurar el camino interrumpido hacia el músculo. Pero incluso en estos casos, la recuperación final, aunque con mucho más tiempo, puede ser total.

    La EMG valora cuál es la situación en que ha quedado el nervio después de la lesión mediante la medida del componente de bloqueo, de la actividad de denervación y de la de reinervación, permitiendo también una aproximación a los tiempos de recuperación.

    Los controles sucesivos permiten realizar un seguimiento detallado de cómo se está produciendo esta recuperación.

    Como es fácil deducir, estos fenómenos biológicos que valora la EMG, requieren un tiempo para instaurarse. Por ello, la primera valoración siempre debe realizarse transcurrido un tiempo de la lesión. Nunca es buena idea hacer una valoración nada más producirse la lesión, porque la información obtenida será muy poco útil.

    Hay que tener paciencia, pensar que lo normal es que la lesión vaya bien y dejar trascurrir algún tiempo para que la prueba aporte información relevante.

  • Tengo fasciculaciones y me estoy rayando. Seguro que tengo ELA

    La fasciculación es un fenómeno normal, reflejo de cómo está organizado el sistema nervioso motor. Todo el mundo ha tenido fasciculaciones alguna vez.

    Una fasciculación se experimenta como una contracción errática y no voluntaria, visible o sentida bajo la piel y de extensión pequeña, que no llega a provocar un movimiento especifico de una parte del cuerpo. Se produce por una descarga espontánea de una unidad motora.

    Apoyándonos en el concepto de unidad motora vamos a tratar de entender por qué es algo normal.

    Una unidad motora es una motoneurona (también llamada neurona motora) que vive en la médula espinal o en el troncoencéfalo (tallo cerebral), junto a todo el conjunto de fibras musculares con las que esa neurona está conectada y a las que va a llevar la señal eléctrica para que se contraigan.

    Tengo fasciculaciones y me estoy rayando. Seguro que tengo ELATengo fasciculaciones y me estoy rayando. Seguro que tengo ELA

    Un músculo está compuesto por miles de estas fibras musculares, cada una de ellas es una célula con forma de cilindro largo y fino especializada en acortarse o estirarse, según le llegue la instrucción de su motoneurona. La suma final de todas las contracciones dirigidas por las neuronas motoras se traduce en la contracción del músculo completo.

    En cada músculo, solo algunas fibras musculares dispersas en su masa global, de entre 10 a 200, están conectadas a la misma motoneurona. Menos fibras musculares por neurona, cuanto más preciso y fino es el movimiento que ese músculo lleva a cabo.

    Pues bien, este conjunto aislado de motoneurona y sus fibras musculares dependientes, cuando se activa de forma involuntaria constituye lo que llamamos una fasciculación.

    Por otra parte, hay que conocer que el sistema nervioso está formado por miles de circuitos neuronales que controlan cada parte de nuestro organismo para que éste funcione como un todo, único e integrado. A pesar de esta complejidad, cualquier salida del sistema que se traduzca en un movimiento, tiene que acabar necesariamente en un conjunto de neuronas motoras, que constituyen por tanto un cuello de botella, por el que acaba saliendo cualquier instrucción para un movimiento. Esta peculiar organización que tiene el sistema motor se llama la vía final común de Sherrington.

    Al ser un punto tan vital para consumar cualquier actividad motora, cada motoneurona tanto en la médula como en el tallo cerebral está hiperregulada por cientos de conexiones de circuitos inhibitorios y excitatorios. El conjunto de todas estas interacciones produce una suma global que acaba disparando o inhibiendo la motoneurona.

    Es fácil entender que un sistema tan complejo e hiperregulado, pueda presentar mínimos desajustes ocasionales que hagan que una motoneurona se active (descargue) indebidamente de forma repentina. Este fenómeno, que es la traducción neurofisiológica de una fasciculación, se deriva de la propia configuración del sistema y es por tanto un fenómeno normal.

    El hecho de que cada motoneurona esté controlada por decenas de influencias activadoras e inhibitorias, hace que su capacidad para activarse sea extremadamente sensible a las condiciones externas. Por eso, existen una gran cantidad de factores que favorecen la aparición de fasciculaciones. Los podemos agrupar en tres grandes grupos:

    1. La falta de sueño y el exceso de ejercicio físico:

    Una de las funciones del sueño es reajustar de manera precisa mediante la plasticidad neuronal las pautas motoras que se han ido adquiriendo en la vigila. Como todos hemos experimentado alguna vez, la falta de sueño nos vuelve torpes y lentos. Por tanto, al estar sometidos a privación de sueño, el control preciso sobre las motoneuronas se hace más difícil y aumenta la probabilidad de que se den pequeños desajustes. De forma parecida, el exceso de ejercicio supone más actividad de reconfiguración, además de cambios en las necesidades metabólicas, lo que también favorece el peor control de la excitabilidad de la motoneurona.

    2. La dieta, los fármacos y las alteraciones metabólicas y endocrinas:

    Estos factores son capaces de modificar el entorno en el que funciona la motoneurona, tanto modificando las características del medio bioquímico que rodea a la célula, como influyendo sobre los circuitos encargados de controlarlas.

    3. La ansiedad, el estrés y los excitantes:

    El estado de alerta es un mecanismo general desarrollado por los seres vivos que prepara el organismo para la actividad en grado máximo como respuesta de supervivencia ante situaciones de peligro. En los animales está controlado por el sistema nervioso y se lleva a cabo mediante multitud de modificaciones; metabólicas, endocrinas, del sistema vascular, respiratorio, de los sistemas neurosensoriales y del propio sistema neuromotor.

    Es un mecanismo diseñado para situaciones breves y de emergencia, que en la ansiedad y el estrés se perpetúa de manera patológica. Y con los excitantes, como el café, se estimula.

    Una prolongación de este estado de alerta, con todas las modificaciones que provoca, facilita la excitabilidad neuronal y por tanto las fasciculaciones.

    FasciculacionesFasciculaciones

    El hecho de que se favorezca la presencia de fasciculaciones cuando disminuye el control que los centros neuronales superiores ejercen sobre la motoneurona, hace más probable la aparición de éstas en los segmentos más alejados en la medula espinal, donde no existe tanto control central. Es por ello que las fasciculaciones normales son más frecuentes en las partes más distales, en especial en los gemelos. Además, también contribuye que para llegar a estos lugares las motoneuronas tienen que tener prolongaciones más largas.

    Una situación infrecuente es el Síndrome de Fasciculaciones Benignas. Definido por la presencia de fasciculaciones en número muy elevado durante periodos prolongados. Estas fasciculaciones son el resultado de todas las consideraciones anteriores y no suponen ninguna patología añadida.

    En el otro lado del espectro, algunas enfermedades neurológicas pueden presentar fasciculaciones, siempre que el trastorno esté afectando directa o indirectamente a la motoneurona.

    En función del trastorno neurológico concreto, se puede producir una alteración en diferentes lugares de la motoneurona, que acabe desencadenando fasciculaciones.

    La alteración puede estar en:

    • la médula espinal, donde se encuentra el cuerpo de la motoneurona,
    • junto a las vértebras, en la salida por la raíz nerviosa de la prolongación de la motoneurona,
    • en el nervio por donde discurre esta prolongación o axón,
    • incluso en la parte más distal, cuando la motoneurona está ya en contacto con la fibra muscular.

    Por tanto, a pesar de que las fasciculaciones se pueden presentan en el contexto de algunas alteraciones neurológicas, no son características de ningún proceso en concreto. Aunque es cierto que algunas enfermedades las presenta con más frecuencia que otras.

    Pues bien, una de las enfermedades en la que las fasciculaciones se presentan con frecuencia es en la esclerosis lateral amiotrófica o ELA, que es una enfermedad específica de las motoneuronas.

    Pero ni siquiera en este trastorno, su presencia es relevante como elemento diagnóstico. Se trata de un fenómeno que puede presentarse en abundancia o casi no verse.

    Además, en esta enfermedad, la frecuencia de presentación, su distribución en los músculos del cuerpo y el propio aspecto de las fasciculaciones registradas eléctricamente, suelen tener unas características especiales, propias de la lógica de la enfermedad, ya que estamos registrado motoneuronas que al fin y al cabo están enfermas.

    En resumen, que si presentas fasciculaciones, piensa que con una alta probabilidad estarás ante un fenómeno normal. Que si te angustias aumentarán.

    Y que si a pesar de todo, necesitas asegurarte de que no tienes ELA, con una valoración EMG habitualmente vas a salir de la duda.

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