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Blog de la Unidad de la Mujer del Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • Gestion de la incontinencia urinaria. Causas y tratamientos disponibles

    Artículo por la Dra. Elena Bescós, ginecóloga en la Unidad de la Mujer. Quirónsalud Zaragoza.


    La incontinencia urinaria se caracteriza por su elevada prevalencia. Aunque no es una enfermedad grave, repercute de forma significativa en la persona afectada, hasta tal punto que modifica su estilo de vida y condiciona sus relaciones sociales.

    La continencia urinaria depende básicamente de la integridad de la vejiga, el suelo pélvico y la uretra; la inervación de estas estructuras y el control a nivel superior son igualmente importantes para el correcto desarrollo de esta función. Una valoración completa, incluidos los antecedentes, es la clave para determinar el tipo de incontinencia urinaria y establecer el plan de tratamiento.

    Se entendía como incontinencia cualquier pérdida involuntaria de orina. Se trata de un problema más frecuente en la mujer que en el varón, y que la incidencia de esta disfunción aumenta con la edad. El carácter vergonzante que tiene este trastorno para las mujeres afectadas hace que aproximadamente sólo el 35% de las pacientes con incontinencia urinaria grave busque ayuda médica.

    Según sus síntomas, los tipos de incontinencia urinaria más frecuentes en la mujer son: incontinencia de esfuerzo, incontinencia de urgencia, incontinencia mixta e incontinencia por rebosamiento.


    Diagnóstico

    El proceso diagnóstico debe iniciarse con una historia clínica exhaustiva, que ayudará a realizar una presunción diagnóstica bastante certera. Es necesario realizar también una exploración física que debe incluir: examen general, exploración abdominal focalizada a nivel del hipogastrio, valoración de la sensibilidad perianal y de los reflejos lumbosacros y exploración ginecológica.

    Puede que sea preciso realizar pruebas complementarias para ayudar al diagnóstico. Estas pruebas deben incluir: urocultivo, laboratorio (glucemia, función renal e iones), ecografía, evaluación de la orina residual, flujometría, estudio urodinámico y cistoscopia.


    Incontinencia urinaria de esfuerzo

    Es la pérdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico que provoca un aumento de la presión intraabdominal (toser, reír, correr e incluso andar), teniendo poca relación con la actividad del detrusor.

    Este tipo de incontinencia puede deberse a uno de los siguientes mecanismos, o a una combinación de ambos:

    • Debilidad de las estructuras que conforman el suelo de la pelvis y que sostienen la uretra, lo que condiciona una hipermovilidad uretral.

    • Disfunción intrínseca del esfínter, producida por la debilidad del músculo uretral, lo que determina una insuficiente coaptación de las paredes de la uretra.

    Es el tipo de incontinencia urinaria más frecuente en las mujeres, y su prevalencia se sitúa en el 40-50%, según los estudios.

    La etiología de este tipo de incontinencia es multifactorial, aunque destacan los siguientes factores:

    • Procesos respiratorios crónicos: tos crónica, rinitis alérgica (estornudos).

    • Obesidad, que supone una agresión por la sobrecarga de la masa muscular del periné y puede originar hipotonía del suelo pélvico; también resultan perjudiciales los cambios bruscos de peso, ya que debilitan los tejidos colágenos pélvicos limitando la capacidad de recuperación.

    • Estreñimiento

    • Histerectomía previa

    • Lesiones adquiridas del cuello vesical y/o uretra proximal secundaria a iatrogenia, traumatismos vaginales, etc.

    • Embarazo y paridad, admitiéndose en la actualidad que el embarazo, el parto vaginal y la multiparidad desempeñan un papel negativo sobre el suelo pélvico y que el daño obstétrico puede conducir a este tipo de incontinencia; también se ha demostrado que la duración del período expulsivo del parto se relaciona directamente con la incontinencia urinaria de esfuerzo.

    • Alteraciones de la estática vertebral adquiridas o congénitas.

    • Fármacos tales como los bloqueadores beta y los inhibidores del enzima conversor de la angiotensina (IECA), cuya relación con la etiología de la incontinencia urinaria de esfuerzo es debida a la producción de tos.

    El papel de la menopausia en la etiología de la incontinencia urinaria de esfuerzo no está claro; se admite que no hay pruebas suficientes para afirmar que esta condición causa incontinencia.


    Tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo

    Tratamiento conservador:

    El tratamiento conservador comprende intervenciones en el estilo de vida de la paciente y terapias físicas.

    El tratamiento conservador ha de constituir la principal forma de manejo inicial de la IUE.


    1. Cambios en el estilo de vida

    Evitar la obesidad

    Evitar determinados tipos de esfuerzos físicos (deporte, trabajo).

    Evitar el tabaco

    Evitar el estreñimiento


    2. Terapias físicas

    Los ejercicios de contracción de los músculos del suelo pélvico son la primera opción de tratamiento en la IUE, sobre todo en los casos leves y moderados.

    Dentro de ellas se incluye la rehabilitación del suelo pélvico (RSP), entendiendo como tal la práctica regular de ejercicios de contracción activa de los músculos del suelo pelviano, con o sin ayuda de técnicas de biofeedback.

    La electroestimulación se considera otro método de RSP que se puede utilizar sola o en combinación con los ejercicios de contracción activa.


    3. Tratamiento quirúrgico

    Irá dirigido a estabilizar la uretra en casos de hipermovilidad o bien a conseguir su coaptación, en las pacientes con disfunción uretral intrínseca.

    1. Bandas suburetrales libres de tensión transobturadoras o retropúbicas
    2. Bandas retropúbicas regulables
    3. Inyecciones periuretrales (agente coaptante de la pared uretral)
    4. Esfínter artificial

    Incontinencia urinaria de urgencia

    Es la pérdida involuntaria de orina asociada a un fuerte deseo de orinar, que se denomina «urgencia» o «micción imperiosa». Se debe a una contractilidad aumentada de la vejiga urinaria, que en condiciones normales sólo se contrae cuando el sujeto decide orinar voluntariamente.

    Este tipo de incontinencia viene precedida por una sensación de urgencia, imposible de controlar. Suele asociarse a síntomas que afectan a la fase de llenado (micción frecuente, superior a ocho veces al día), nicturia y, ocasionalmente, micción incontrolada.

    La prevalencia se incrementa a partir de los 40 años, con un pico a partir de los 75; de hecho, es la forma más frecuente de incontinencia en ancianas con más de 75 años.

    La etiología de este tipo de incontinencia incluye:

    • Origen desconocido o idiopático, en cuyo caso no hay una causa subyacente; suele deberse a patrones de evacuación alterados.

    • Trastornos neurológicos (esclerosis múltiple, enfermedad de Alzheimer, accidente cerebral, enfermedad de Parkinson, diabetes y alteraciones medulares que dificulten la inhibición motora del reflejo miccional).

    • Secundaria a alteraciones del urotelio vesical: patologías inflamatorias o irritativas vesicales (infección urinaria, carcinoma urotelial in situ, litiasis, etc.)

    • Secundaria a fármacos y otros compuestos: diuréticos, sedantes, hipnóticos, alcohol, cafeína,...


    Tratamiento de la incontinencia urinaria de urgencia

    Tiene como objetivo aliviar los síntomas de aumento de frecuencia miccional, urgencia y de incontinencia de urgencia


    Tratamiento conservador

    Comprende cualquier forma de terapia, que no sea quirúrgica ni farmacológica: cambios del estilo de vida, fisioterapia y reeducación vesical.

    1. Cambio del estilo de vida

    2. Pérdida de peso

    3. Cambios en la dieta

    Cambios como la reducción de la ingesta excesiva de líquidos y excitantes (grado de recomendación).


    Reeducación vesical

    Incluye todas las pautas de control de la micción que tienen por objeto la educación de los hábitos miccionales y la recuperación del control.

    Fisioterapia

    Existe evidencia de la eficacia que aporta la reeducación de los músculos del suelo pélvico mediante la realización de ejercicios de contracción activa, tanto para la IUU, como para la IUM

    Tratamiento farmacológico

    El tratamiento farmacológico se considera indicado para mujeres con diagnóstico clínico de IUU/VH, en las que se ha descartado la infección urinaria y la enfermedad orgánica como causa de sus síntomas urinarios. Actualmente hay 2 grupos de fármacos con indicación para tratar a estas pacientes:

    1. Antagonistas de los receptores muscarínicos. Anticolinérgicos
    2. Agonistas de los receptores adrenérgicos

    Tratamientos de segunda línea

    Los tratamientos de segunda línea incluyen: la inyección de toxina botulínica y la neuromodulación sacra. La ICI recomienda estos 2 tipos de tratamiento para las mujeres con VH idiopática que no han respondido al tratamiento inicial y en los que se ha descartado cualquier enfermedad orgánica.


    Incontinencia urinaria mixta

    Es la que se presenta con urgencia y también al realizar ejercicios, esfuerzos, estornudos o toser. La pérdida se produce por un doble mecanismo: hiperactividad del detrusor e incompetencia esfinteriana.

    Es el tipo más frecuente en la mujer después de la incontinencia de esfuerzo, siendo su prevalencia del 35%. Su etiología es la misma que ha sido descrita para los dos tipos anteriores de incontinencia.


    Incontinencia urinaria por rebosamiento

    Es la pérdida involuntaria de orina producida cuando el volumen de ésta en la vejiga supera su capacidad. La incontinencia se produce por goteo, gota a gota, o en chorro fino sin fuerza.

    Clínicamente puede manifestarse por síntomas irritativos, obstructivos, dificultad al orinar, goteo postmiccional, o con pérdida de orina más o menos continuada por goteo o en pequeños chorritos; no es raro que asemeje una incontinencia de esfuerzo, por lo que es fundamental establecer un diagnóstico diferencial.

  • Embarazo saludable. Consejos para una alimentación saludable durante el embarazo

    Artículo de la doctora Marta Benito Vielba, especialista en ginecología y obstetricia. Unidad de la Mujer, Quirónsalud Zaragoza.


    Seguir una dieta saludable es importante en todas las etapas de la vida. Sin embargo, en el embarazo adquiere una especial relevancia ya que la adecuada ingesta de micronutrientes y macronutrientes contribuye en el correcto desarrollo embrionario y fetal. Sin embargo, tanto la desnutrición como la sobrealimentación pueden asociarse a resultados adversos maternos, gestacionales y fetales incluyendo abortos, anomalías congénitas, trastornos hipertensivos, diabetes gestacional, parto prematuro, retrasos de crecimiento fetal y alteraciones en el desarrollo neurocognitivo.

    La alimentación durante el embarazo debe ser rica, variada y saludable. Los requerimientos de micro y macronutrientes son superiores durante la gestación, especialmente en el segundo y tercer trimestres, estimando que la ingesta calórica debería incrementarse entre 300 y 400 kcal al día en el segundo y tercer trimestres. En cualquier caso, las necesidades son distintas para cada paciente, dependiendo de su estado nutricional de partida antes del embarazo, por lo que es importante el asesoramiento por parte de un profesional para realizar las recomendaciones adecuadas para cada paciente.

    No obstante, existen una serie de recomendaciones generales sobre nutrición durante el embarazo:


    • Se recomienda realizar 4-5 comidas al día. Se recomienda tomar desayuno, comida no muy abundante y una cena ligera y temprana.
    • Es recomendable ingerir pescado 3-4 veces por semana, priorizando el pescado azul, ya que aporta ácidos grasos omega 3 y otros nutrientes esenciales.
    • Debe reducirse el consumo de carnes rojas y procesadas.
    • Se recomienda el consumo frecuente de fruta, unas 3-4 piezas diarias.
    • Deberían incluirse en la dieta 4 porciones de cereales integrales.
    • Es importante una ingesta abundante de agua: 1.5-2.5 litros al día.
    • Debe moderarse el consumo de sal.
    • Priorizar el consumo de aceite de oliva virgen extra.
    • Incluir el consumo de hortalizas y verduras en las dos comidas principales.
    • Evitar el consumo de ultraprocesados, comidas fritas y exceso de grasas.

    Cuando hablamos de alimentación en la embarazada, es fundamental recordar las precauciones básicas a tener en cuenta en el consumo de alimentos durante el embarazo.


    • Lavarse bien las manos antes y después de la manipulación de alimentos, especialmente verduras crudas, carnes y pescados.
    • Limpiar correctamente los utensilios de cocina después de usarlos.
    • Lavar bien frutas, verduras y hortalizas con agua abundante o utilizando lejía alimentaria.
    • Cocinar bien los alimentos asegurándonos de que alcanzan una temperatura superior a los 70ºC. Nunca consumir carnes crudas o semicocidas.
    • Evitar el contacto de alimentos crudos con alimentos cocinados.
    • Consumir los alimentos después de cocinarlos. No dejarlos a temperatura ambiente más de dos horas.
    • Conservar los alimentos en frigorífico.
    • Descongelar completamente la carne antes de cocinarla.
    • No consumir alimentos después de su fecha de caducidad.

    Asimismo, es importante recodar los alimentos que deberían evitarse durante el embarazo por el riesgo de adquirir infecciones que pueden tener implicaciones negativas para el feto durante la gestación:


    • Carne cruda o poco cocinada. Es fundamental asegurarse de que los alimentos alcanzan una temperatura superior a 70 grados durante su preparación.
    • Embutidos curados.
    • Sushi y pescado crudo.
    • Mayonesa y salsas caseras.
    • Pastelería casera realizada con huevos crudos.
    • Pescados grandes con alto contenido en mercurio.
    • Ahumados y marinados.
    • Patés y foies caseros.
    • Ensaladas y verduras crudas fuera de casa.
    • Alcohol.
    • Sandwiches envasados.
    • Exceso de cafeína. Se considera segura una dosis inferior a 200 mg al día.
  • Menopausia y envejecimiento saludable

    Artículo del Dr. Ramiro Laborda, especialista en ginecología y obstetricia. Unidad de la Mujer, Quirónsalud Zaragoza.

    Cómo abordar los síntomas de la menopausia de manera natural.

    La menopausia ocurre cuando han pasado 12 meses desde el último período menstrual. En España se produce alrededor de los 51 años. En general, no es necesaria ninguna prueba analítica para confirmar la menopausia, especialmente si tienen síntomas como sofocos o sequedad vaginal, y si se tienen más de 45 años.

    Si el cese de las menstruaciones le ha ocurrido antes de los 45 años, es recomendable una valoración por su ginecólogo habitual para estudiar esta situación.

    No obstante, la "perimenopausia" o mejor llamada "transición menopáusica" es un periodo muy variable en duración, que suele comenzar a los 47-48 años, durando entre 2 y 5 años. Este periodo comprende entre el final de los ciclos regulares (esto es, desde que se manifiestan las primeras alteraciones del ciclo como consecuencia de la disfunción hormonal ovárica) y el año siguiente a la menopausia natural.

    Durante este periodo se producen diferentes efectos sobre la salud de la mujer. Alteración del ciclo menstrual, sofocos, disminución de la densidad mineral ósea, redistribución de la grasa corporal, paulatina aparición del síndrome genitourinario de la menopausia (SGUM), etc.

    Cribados recomendados:

    • Cribado de cáncer de mama: El cribado debe dirigirse a las mujeres entre 50 y 75 años. La detección del cáncer de mama también se debe valorar con cada mujer a partir de los 40 años. En casos concretos, como un antecedente familiar de primer grado o ser portadora de una mutación genética que aumente el riesgo, pueden cambiar las recomendaciones.
    • Cribado de cáncer de cérvix uterino: El cribado debe dirigirse a mujeres entre 25 y 65 años. A pesar de haber aparecido una vacunación contra el VPH que, administrándola antes del inicio de las relaciones sexuales, disminuye de manera importante la posibilidad de patología, a día de hoy las guías nacionales e internacionales no han variado las recomendaciones de cribado para estas pacientes. Al igual que ocurre con la patología mamaria, en casos concretos pueden cambiar las recomendaciones.

    Recomendaciones:

    Hay principios de estilo de vida saludable recomendables para toda la población que son válidos para esta etapa, que incluirían la práctica de ejercicio físico unos 30-60 minutos al día, una dieta equilibrada que además ayude a conseguir o mantener un peso corporal correcto, y evitar hábitos tóxicos. Los cambios en el estilo de vida durante esta etapa pueden tener un potencial impacto sobre la calidad de vida.

    Otras recomendaciones son más específicas para cada situación:

    Disminución de densidad mineral ósea:

    • Se recomienda una ingesta diaria de calcio de entre 1000 a 1200 mg mediante la dieta y suplementación con dosis diaria de vitamina D de al menos 800-1000 UI/ día si se diagnostica insuficiencia de vitamina D.
    • El ejercicio físico en este caso, además de ayudar a mantener un peso saludable, puede proteger indirectamente frente al riesgo de fractura al mejorar la movilidad y la función muscular y reducir el riesgo de caídas.

    Síndrome genitourinario de la menopausia:

    • Ejercicio moderado con regularidad. En cambio, el ejercicio extenuante favorece la atrofia vaginal.
    • Mantener la actividad sexual.
    • Práctica regular de los ejercicios de Kegel. Estos ejercicios para fortalecer el suelo pélvico aumentan el tono vaginal y la oxigenación de los tejidos pélvicos. Se aconseja practicarlos aunque la mujer no presente problemas de prolapso o incontinencia.

    Sofocos:

    • Existe una fuerte correlación entre el consumo de tabaco y alcohol y la aparición de sofocos.
    • Reducir la temperatura ambiente, vestirse por capas, las bebidas frías y los ventiladores o aire acondicionado pueden minimizar los sofocos.

    Si a pesar de estas recomendaciones, alguno de los síntomas de agudiza, no se controla o tiene un impacto negativo en la calidad de vida, tu ginecólogo habitual puede asesorarte de manera más personalizada o indicarte la terapia adecuada en cada caso.

  • Aplicaciones láser en ginecología

    Artículo de la Dra. María Lapresta, ginecóloga de la Unidad de la Mujer de Quirónsalud Zaragoza.


    La tecnología LÁSER consiste en la aplicación de luz a través de un sistema que la convierte en energía y que, por lo tanto, puede realizar una acción sobre el tejido que se aplique. En función de la potencia, la intensidad y el sistema a través del cual se aplique, se consiguen unos resultados u otros.

    Históricamente, en Medicina, la tecnología láser se ha utilizado con un sinfín de indicaciones, sobre todo en el ámbito de la dermatología y la oftalmología, permitiendo unas funciones muy versátiles. En la última década, el láser ha pasado a ocupar una importante posición en la especialidad de ginecología. Existen varios tipos de láser. En la Unidad de la Mujer de Quironsalud Zaragoza disponemos de un láser CO2 fraccionado de última generación.

    La energía láser puede ser utilizada para procedimientos quirúrgicos por su capacidad de cortar y vaporizar tejidos induciendo mínimo daño térmico. Puede ser empleada en procedimientos mínimamente invasivos como la laparoscopia y la histeroscopia. También resulta especialmente útil en procedimientos ginecológicos de cirugía clásica, sobre todo en aquellos que pueden realizarse de forma ambulatoria y en consulta, con anestesia local, como la exéresis de tumoraciones vulvovaginales, condilomas, quistes de Bartholino o labioplastias.

    En el ámbito ginecológico el láser se aplica en el tratamiento de los signos y síntomas vinculados al Síndrome Genitourinario de la Menopausia. Este síndrome se caracteriza por una alteración metabólica en la síntesis de colágeno secundaria al déficit estrogénico. El láser de CO2 fraccionado produce un efecto térmico controlado y de gran precisión en la mucosa vaginal, provocando una contracción y retensado del tejido, que devuelve al canal vaginal su elasticidad natural. La energía láser depositada a lo largo de la pared vaginal calienta el tejido sin dañarlo, estimulando la remodelación del colágeno y favorece la síntesis de nuevas fibras que fortalecerán la mucosa y la fascia endopélvica. El tratamiento láser se realiza en consulta, de forma ambulatoria, habitualmente utilizando anestesia local tópica. Es un procedimiento bien tolerado que permite tratar la atrofia vulvovaginal, la incontinencia urinaria leve-moderada y la dispareunia.

    Los dispositivos de energía láser también se utilizan en el tratamiento de la displasia intraepitelial vulvar y vaginal, el liquen vulvar y en el tratamiento de cicatrices.

    El láser CO2 fraccionado permite, además, vehiculizar a capas mas profundas de la piel diferentes fármacos. Es lo que se conoce como VFAL ("Vehiculización farmacológica asistida por láser") o LADD ("Laser Assisted Drug Delivery"). Esta propiedad permite la aplicación local de ácido hialurónico, factores de crecimiento o corticoides, mejorando su efectividad en el tratamiento de diferentes patologías.

    La medicina ha evolucionado drásticamente en las ultimas décadas, en gran parte gracias al avance tecnológico y al cambio de mentalidad de la sociedad, que demanda cada vez tratamientos más individualizados, menos invasivos y con un buen resultado estético. La tecnología láser se ha introducido en ginecología, sobre todo, en el ámbito de la medicina regenerativa y en el tratamiento de patologías que, si bien no suponen una amenaza vital, merman la calidad de vida de nuestras pacientes.

  • Enfermedad hipertensiva del embarazo. Prevención de la Preeclampsia

    Artículo de la Dra.Lourdes Gabasa, médico especialista en Ginecología y Obstetricia de Quirónsalud Zaragoza


    La enfermedad hipertensiva del embarazo afecta en torno a un 10% de las gestaciones. La preeclampsia (PE) es una enfermedad multisistémica que aparece en la segunda mitad del embarazo, afectando en torno al 2-8% de los embarazos. Asocia una gran morbimortalidad materna y neonatal, generalmente debido a la finalización prematura del embarazo y su asociación con el crecimiento intrauterino restringido (CIR).


    Clasificación de la preeclampsia:

    • Preeclampsia de inicio precoz (antes de las 32 semanas).
    • Preeclampsia de inicio tardío (después de las 32 semanas).
    • Preeclampsia leve o preeclampsia severa según su gravedad.

    Factores de riesgo de la Preeclampsia:

    • Primer embarazo.
    • Antecedente de preeclampsia en gestación previa o antecedentes familiares con preeclampsia.
    • Padecer hipertensión arterial crónica, enfermedad renal, diabetes mellitus o enfermedades autoinmunes.
    • Edad igual o superior a los 40 años.
    • Gestación múltiple.
    • Obesidad materna.
    • Gestación mediante técnica de reproducción asistida (FIV).

    Cribado de preeclampsia:

    En la actualidad, disponemos de métodos de cribado que se realizan en el primer trimestre de la gestación y pueden calcular el riesgo individual de cada paciente de presentar preeclampsia durante su embarazo.

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    Para realizar esta determinación se valoran factores personales y antecedentes de la mujer (edad, peso, tensión arterial media), marcadores analíticos hormonales (PAPP-A y PIGF) y marcadores ecográficos (Doppler arterias uterinas). La tasa de detección de preeclampsia con este análisis multivariante se sitúa en una tasa de detección del 94% (PE < 32 semanas 88%, PE >32 semanas 75% de acuerdo a los datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia).

    La importancia de este cribado de preeclampsia radica en que se ha demostrado, mediante el estudio ASPRE, que la administración de Ácido Acetilsalicílico (AAS) a dosis de 150 mg día antes de la semana 16 reduce la posibilidad de desarrollar la enfermedad antes de la semana 37 de gestación.

    Aquellas pacientes que obtienen un resultado de alto riesgo de preeclampsia en primer trimestre se recomienda un seguimiento específico para la detección precoz de la preeclampsia y tienen indicación de realizar un estrecho control seriado ecográfico del feto para detectar posibles retrasos de crecimiento intrauterino.

    En el Hospital QuironSalud Zaragoza somos pioneros en la incorporación de este cribado de preeclampsia en todas las gestantes que así deseen.


    Pronóstico de la Preeclampsia:

    Los casos de preeclampsia leve no suelen tener consecuencias importantes durante el embarazo y la mayoría de los recién nacidos son sanos y sin complicaciones. Lo importante es un diagnóstico temprano, con una medición de tensión arterial en cada consulta de seguimiento de embarazo y realizar las mediciones analíticas de sangre y orina que se solicitan en los controles.

    Es importante tener en cuenta que alrededor de un tercio de las mujeres que desarrollaron un episodio de preeclampsia durante el embarazo podrán presentar hipertensión arterial a partir de la menopausia, por lo que se recomienda un control de la tensión arterial en el médico de Atención primaria cada dos años y anualmente a partir de los 40 años.

    En cuanto al asesoramiento de futuros embarazos en aquellas pacientes que han desarrollado un episodio de preeclampsia, deben conocer que aumenta el riesgo en un embarazo futuro, sobre todo si el inicio fue antes de la semana 32 de gestación.

    Por tanto, se recomienda que todas aquellas mujeres que tuvieron un episodio de hipertensión durante su embarazo, con el objetivo de disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular futura:

    • Evitar el tabaquismo.
    • Promover estilo de vida activo.
    • Dieta mediterránea.
    • Evitar la obesidad.
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Un blog del servicio de ginecología de Quirónsalud Zaragoza en el que se abordan las patologías más habituales de las diferentes etapas de la vida de una mujer.

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