Quirónsalud
Blog de los Servicios de Urología de los hospitales de Quirónsalud Alicante, Murcia, Torrevieja, Valencia, Tenerife, Costa Adeje y Vida
Doctora Paula Soriano, ginecóloga del hospital Quirónsalud Murcia
Las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) son infecciones que se transmiten principalmente a través del contacto sexual sin protección. En España, se ha observado un aumento preocupante en la incidencia de estas infecciones, especialmente entre los jóvenes. Según datos recientes, la gonorrea ha aumentado un 42,6% y la sífilis un 24,1% entre 2021 y 2023 .
Es fundamental conocer los síntomas de las ETS, ya que muchas veces pueden pasar desapercibidas o confundirse con otras afecciones. Además, la detección temprana y el tratamiento adecuado son esenciales para prevenir complicaciones y la transmisión a otras personas.
Las ETS son infecciones que se transmiten principalmente a través del contacto íntimo. Existen varios tipos de ETS, cada una con sus propios síntomas y consecuencias.
En España, las ETS más frecuentes incluyen:
Clamidia: Causada por la bacteria Chlamydia trachomatis, es una de las infecciones bacterianas más comunes.
Gonorrea: Provocada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, afecta tanto a hombres como a mujeres.
Sífilis: Infección crónica causada por la bacteria Treponema pallidum.
Herpes genital: Causado por el virus del herpes simple, puede provocar lesiones dolorosas.
Virus del Papiloma Humano (VPH): Relacionado con verrugas genitales y ciertos tipos de cáncer.Informajoven
Tricomoniasis: Infección parasitaria que afecta principalmente a mujeres.
Los síntomas en hombres pueden variar según la infección, pero algunos comunes incluyen:
Clamidia: Dolor o ardor al orinar, secreción del pene, dolor testicular.
Gonorrea: Secreción purulenta del pene, dolor al orinar, dolor o inflamación testicular.
Sífilis: Úlceras indoloras en los genitales, erupciones cutáneas, fiebre.
Herpes genital: Llagas dolorosas en los genitales, ardor o picazón.
VPH: Verrugas genitales.
Tricomoniasis: Secreción del pene, ardor al orinar, molestias.
VIH/SIDA: Síntomas similares a los de la gripe, pérdida de peso inexplicada, fatiga.
En mujeres, los síntomas pueden incluir:
Clamidia: Flujo vaginal anormal, dolor al orinar, dolor abdominal.
Gonorrea: Flujo vaginal inusual, dolor al orinar, dolor abdominal.
Sífilis: Úlceras en los genitales, erupciones cutáneas, fiebre.
Herpes genital: Llagas dolorosas en los genitales, ardor o picazón.
VPH: Verrugas genitales.
Tricomoniasis: Flujo vaginal espumoso, picazón, ardor.
VIH/SIDA: Síntomas similares a los de la gripe, pérdida de peso inexplicada, fatiga.
Muchas ETS pueden ser asintomáticas, especialmente en sus etapas iniciales. Esto significa que una persona puede estar infectada y transmitir la enfermedad sin saberlo. Por ejemplo, en el caso de la clamidia, hasta el 70% de las mujeres y el 50% de los hombres pueden no presentar síntomas.
Debes acudir a un especialista en salud sexual si:
Has mantenido relaciones sexuales sin protección.
Tienes síntomas compatibles con una ETS.
Tu pareja ha sido diagnosticada con una ETS.
Quieres iniciar una nueva relación y deseas hacer un chequeo de salud sexual.
Estás embarazada o planeas estarlo.
En Quirónsalud, nuestros centros ofrecen:
Pruebas diagnósticas fiables y confidenciales.
Atención médica personalizada por especialistas en ginecología, urología, dermatología y enfermedades infecciosas.
Servicios de vacunación contra VPH y hepatitis.
Unidades específicas de salud sexual y reproductiva.
Apoyo psicológico si es necesario.
Las ETS son una realidad cada vez más presente entre adolescentes y adultos jóvenes en España. Afortunadamente, la información, la prevención y el diagnóstico precoz son nuestras mejores herramientas para combatirlas.
En Quirónsalud contamos con equipos multidisciplinares especializados en salud sexual, dispuestos a acompañarte con total confidencialidad, empatía y profesionalismo. Porque tu salud importa, y también la de quienes te rodean.
Texto elaborado por el doctor Juna José Monserrat, jefe del servicio de Urología del hospital Quirónsalud Valencia
La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es una condición común que afecta a muchos hombres, especialmente a medida que envejecen. Aunque no es cancerosa, puede causar síntomas molestos que afectan la calidad de vida. En este post, los urólogos de Quirónsalud te contamos sobre los tratamientos más efectivos para la HBP, desde opciones médicas hasta intervenciones quirúrgicas, con el respaldo de fuentes médicas confiables y la experiencia de los especialistas de Quirónsalud
¿Qué es la Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP)?
La HBP es el agrandamiento no canceroso de la próstata, una glándula del tamaño de una nuez situada debajo de la vejiga en los hombres. A medida que la próstata crece, puede presionar la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga al exterior, causando síntomas urinarios como:
Dificultad para iniciar la micción.
Flujo urinario débil o interrumpido.
Necesidad frecuente de orinar, especialmente por la noche.
Sensación de vaciamiento incompleto de la vejiga.
Aunque la HBP es más común en hombres mayores de 50 años, puede ocurrir a cualquier edad.
¿Cuáles son las Causas y Factores de Riesgo de la HBP?
Las causas exactas de la HBP no se comprenden completamente, pero se cree que están relacionadas con cambios hormonales a medida que los hombres envejecen. Los principales factores de riesgo incluyen:
Edad avanzada: La incidencia aumenta con la edad.
Historia familiar: Tener un familiar cercano con HBP puede aumentar el riesgo.
Obesidad: El exceso de peso puede contribuir a la HBP.
Sedentarismo: La falta de actividad física regular.
Dieta alta en grasas y baja en fibra.
¿Cómo se Diagnostica la HBP?
El diagnóstico de la HBP generalmente incluye:
Historia clínica y examen físico: Evaluación de los síntomas y antecedentes médicos.
Exploración rectal digital: Para evaluar el tamaño y la forma de la próstata.
Análisis de sangre: Para medir los niveles de antígeno prostático específico (PSA), que pueden estar elevados en casos de HBP o cáncer de próstata.
Análisis de orina: Para descartar infecciones o sangre en la orina.
Estudios de flujo urinario: Para medir la cantidad y la velocidad del flujo de orina.
Ecografía prostática: Para visualizar el tamaño de la próstata y detectar obstrucciones.
¿Cuáles son las Opciones de Tratamiento para la HBP?
El tratamiento de la HBP depende de la gravedad de los síntomas y de cómo afectan la calidad de vida del paciente. Las principales opciones incluyen:
Cambios en el estilo de vida: Como reducir el consumo de líquidos antes de acostarse, evitar la cafeína y el alcohol, y practicar ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico.
Medicamentos: Los fármacos más comunes son:
Alfabloqueantes (como tamsulosina): Relajan los músculos de la próstata y la vejiga, facilitando la micción.
Inhibidores de la 5-alfa reductasa (como finasterida): Reducen el tamaño de la próstata al bloquear la hormona que promueve su crecimiento.
Combinaciones de medicamentos: En algunos casos, se utilizan combinaciones de alfabloqueantes y inhibidores de la 5-alfa reductasa para mejorar los resultados.
Procedimientos mínimamente invasivos: Como la fotoenucleación prostática con láser de holmio (HoLEP) y la enucleación con láser de tulio (ThuLEP), que eliminan el tejido prostático agrandado con precisión y con menos efectos secundarios que la cirugía tradicional.
Cirugía tradicional: En casos graves, puede ser necesaria una prostatectomía para eliminar parte de la próstata.
¿Cuándo es Necesario un Tratamiento Quirúrgico?
La cirugía se considera cuando:
Los síntomas son graves y no responden a medicamentos.
Hay retención urinaria recurrente.
Se presentan infecciones urinarias frecuentes.
Hay sangre en la orina.
Se detecta insuficiencia renal.
Las técnicas quirúrgicas incluyen:
Resección transuretral de la próstata (RTUP): El procedimiento más común, realizado a través de la uretra.
Prostatectomía abierta: Se realiza una incisión en el abdomen para eliminar el tejido prostático.
Procedimientos con láser: Como HoLEP y ThuLEP, que ofrecen ventajas en términos de menor sangrado y recuperación más rápida.
6. ¿Cuáles son los Efectos Secundarios de los Tratamientos para la HBP?
Los efectos secundarios pueden variar según el tipo de tratamiento:
Medicamentos: Pueden causar mareos, fatiga o hipotensión y provocar disminución de la libido, disfunción eréctil y alteraciones en la eyaculación.
Procedimientos quirúrgicos:
RTUP: Riesgo de sangrado, infecciones y disfunción sexual.
Prostatectomía abierta: Mayor riesgo de complicaciones debido a la invasividad del procedimiento.
Procedimientos con láser: Menor riesgo de efectos secundarios, con una recuperación más rápida.
¿Cómo se Manejan los Efectos Secundarios?
La gestión de los efectos secundarios depende de su naturaleza y gravedad:
Medicamentos: Ajuste de la dosis o cambio de medicación bajo supervisión médica.
Procedimientos quirúrgicos: Seguimiento postoperatorio para detectar y tratar complicaciones tempranas.
Es fundamental mantener una comunicación abierta con el urólogo para abordar cualquier preocupación.
8. ¿Qué Estilo de Vida es Recomendable para Pacientes con HBP?
Adoptar un estilo de vida saludable puede mejorar los síntomas y la calidad de vida:
Dieta equilibrada: Rica en frutas, verduras, fibra y baja en grasas saturadas.
Ejercicio regular: Actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta pueden mejorar la función urinaria.
Evitar irritantes urinarios: Como cafeína, alcohol y alimentos picantes.
Hidratación adecuada: Beber suficientes líquidos durante el día, pero reducir la ingesta antes de acostarse.
¿Cuál es el Pronóstico a Largo Plazo para los Pacientes con HBP?
Con un tratamiento adecuado, la mayoría de los hombres con HBP pueden controlar sus síntomas y mantener una buena calidad de vida. Es importante realizar seguimientos regulares con el urólogo para monitorear la condición y ajustar el tratamiento según
…según evolucione la enfermedad o cambien los síntomas. La hiperplasia benigna de próstata no tratada puede evolucionar hacia complicaciones como retención urinaria aguda, infecciones frecuentes, daño vesical e incluso insuficiencia renal en casos extremos. Por ello, es esencial no ignorar los síntomas iniciales y acudir al especialista ante cualquier signo persistente o que afecte el día a día.
Además, la mayoría de los tratamientos actuales ofrecen resultados muy eficaces con un bajo riesgo de complicaciones, sobre todo si se individualiza la elección terapéutica según las características del paciente.
¿Qué especialista trata la Hiperplasia Benigna de Próstata y cuándo debo acudir?
La hiperplasia benigna de próstata debe ser tratada por un urólogo, el especialista médico encargado del aparato urinario y del aparato reproductor masculino. Es recomendable consultar con un urólogo si:
Tienes más de 50 años y no te has hecho nunca una revisión urológica.
Notas síntomas urinarios persistentes o progresivos (chorro débil, urgencia, necesidad de orinar por la noche, sensación de vaciado incompleto).
Has tenido episodios de retención urinaria aguda.
Tienes antecedentes familiares de problemas prostáticos o cáncer de próstata.
Presentas sangre en la orina o infecciones urinarias repetidas.
En los centros Quirónsalud, nuestros urólogos cuentan con la más alta tecnología para realizar un diagnóstico preciso, desde ecografías y flujometrías hasta pruebas de PSA, y ofrecen tratamientos personalizados, incluyendo las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas más avanzadas como el láser de Holmium o láser de Tulio.
La hiperplasia benigna de próstata es una afección frecuente pero tratable. Gracias a los avances médicos y quirúrgicos, hoy en día es posible mejorar notablemente los síntomas urinarios y la calidad de vida con tratamientos seguros y eficaces.
Desde Quirónsalud, te animamos a no ignorar los síntomas. Una revisión urológica anual a partir de los 50 años (o antes si tienes factores de riesgo) es la mejor estrategia para detectar precozmente cualquier anomalía en la próstata.
Pide cita con nuestros especialistas en urología en cualquiera de los centros Quirónsalud en España. Te ayudaremos a mantener tu salud prostática bajo control con un enfoque personalizado, integral y humano.
Solicita más información en los hospitales Quirónsalud Valencia, Torrevieja y Murcia
Texto elaborado por el doctor Damián García, urólogo del Hospital Quirónsalud Torrevieja
La prostatitis es una inflamación de la próstata que afecta a una parte significativa de la población masculina, especialmente a hombres jóvenes y de mediana edad. Aunque es una condición tratable, muchas veces se subestima o se confunde con otras patologías. En este artículo, abordaremos en profundidad qué es la prostatitis, sus tipos, síntomas, diagnóstico y opciones de tratamiento disponibles.
La prostatitis es una inflamación de la glándula prostática, una pequeña glándula del tamaño de una nuez que se encuentra debajo de la vejiga y rodea la uretra. Esta glándula es responsable de producir un líquido que forma parte del semen. Cuando la próstata se inflama, puede causar una serie de síntomas molestos y, en algunos casos, complicaciones graves si no se trata adecuadamente.
Existen varios tipos de prostatitis, que se clasifican según su causa y duración:
Prostatitis bacteriana aguda: Es una infección repentina y grave de la próstata, generalmente causada por bacterias como Escherichia coli. Requiere tratamiento médico inmediato.
Prostatitis bacteriana crónica: Es una infección persistente que dura más de tres meses. Puede ser difícil de tratar y requiere un enfoque terapéutico prolongado.
Síndrome de dolor pélvico crónico (CPPS): Es el tipo más común de prostatitis y no está relacionado con una infección bacteriana. Se caracteriza por dolor en la pelvis y síntomas urinarios sin una causa identificable.
Prostatitis inflamatoria asintomática: No presenta síntomas evidentes y generalmente se detecta durante exámenes médicos por otras razones.
Los síntomas pueden variar según el tipo de prostatitis, pero los más comunes incluyen:
Dolor o ardor al orinar.
Necesidad frecuente o urgente de orinar, especialmente por la noche.
Dolor en la parte baja del abdomen, espalda baja o área genital.
Dolor durante la eyaculación.
Fiebre y escalofríos (en casos de prostatitis bacteriana aguda).
Orina turbia o con sangre.
Dolor en la zona perineal (entre el escroto y el ano).
Las causas de la prostatitis pueden variar según el tipo:
Prostatitis bacteriana aguda: Generalmente causada por bacterias que ingresan a la próstata a través de la uretra.
Prostatitis bacteriana crónica: Puede ser el resultado de una infección no completamente tratada o recurrente.
CPPS: No se conoce una causa específica, pero factores como el estrés, lesiones previas o disfunciones musculares pueden contribuir.
Prostatitis inflamatoria asintomática: Su causa exacta es desconocida, pero puede estar relacionada con infecciones previas o trastornos autoinmunes.
Factores de riesgo incluyen:
Edad (más común en hombres jóvenes y de mediana edad).
Infecciones del tracto urinario previas.
Uso de catéteres urinarios.
Relaciones sexuales sin protección.
Estrés crónico.
El diagnóstico se basa en:
Historia clínica detallada.
Examen físico, incluyendo el tacto rectal para evaluar el tamaño y sensibilidad de la próstata.
Análisis de orina y cultivos para identificar infecciones bacterianas.
Análisis de sangre, incluyendo niveles de antígeno prostático específico (PSA).
Cultivo de semen o secreción prostática en casos específicos.
Biopsia prostática en casos de sospecha de cáncer.
El tratamiento varía según el tipo:
Prostatitis bacteriana aguda: Antibióticos intravenosos seguidos de orales durante 4-6 semanas.
Prostatitis bacteriana crónica: Antibióticos prolongados, a veces durante meses.
CPPS: Alfa-bloqueantes para aliviar los síntomas urinarios, antiinflamatorios, fisioterapia pélvica, terapia de calor y manejo del estrés.
Prostatitis inflamatoria asintomática: Generalmente no requiere tratamiento, pero se monitorea regularmente.
En casos graves, pueden ser necesarios procedimientos quirúrgicos para drenar abscesos o aliviar obstrucciones.
Para reducir el riesgo:
Mantener una buena higiene personal.
Evitar el uso excesivo de catéteres urinarios
Aunque la prostatitis puede ser incómoda y dolorosa, la mayoría de los casos no son graves si se tratan adecuadamente. Sin embargo, si no se trata o se diagnostica incorrectamente, algunas formas de prostatitis, como la bacteriana crónica, pueden causar complicaciones a largo plazo, como infecciones recurrentes o problemas urinarios persistentes. Además, en casos raros, la prostatitis grave no tratada puede dar lugar a la formación de abscesos prostáticos, que requieren intervención quirúrgica.
Es importante que cualquier hombre que experimente síntomas de prostatitis consulte a un especialista en urología para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado. Con un tratamiento temprano, la mayoría de los hombres se recuperan completamente sin complicaciones a largo plazo.
Varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar prostatitis, algunos de los cuales son modificables y otros no. Los principales factores de riesgo incluyen:
Edad: Aunque la prostatitis puede afectar a hombres de todas las edades, es más común en hombres jóvenes y de mediana edad. Sin embargo, la incidencia también aumenta con la edad, especialmente en lo que respecta a la prostatitis crónica.
Infecciones del tracto urinario previas: Si has tenido infecciones urinarias o problemas en las vías urinarias, puedes estar en mayor riesgo de desarrollar prostatitis.
Uso de catéteres urinarios: El uso de catéteres para drenar la orina en casos de obstrucción urinaria o cirugía previa aumenta el riesgo de
infecciones, que pueden provocar prostatitis.
Enfermedades de transmisión sexual (ETS): Las infecciones de transmisión sexual, como la gonorrea y la clamidia, pueden provocar prostatitis bacteriana.
Estrés crónico: El estrés prolongado puede afectar negativamente el sistema inmunológico y contribuir al desarrollo del síndrome de dolor pélvico crónico, una forma común de prostatitis.
Problemas en la función de la vejiga: Los problemas urinarios recurrentes, como la obstrucción urinaria o la dificultad para vaciar completamente la vejiga, pueden aumentar el riesgo de prostatitis.
El tratamiento de la prostatitis depende del tipo y la causa subyacente. Los principales enfoques incluyen:
Antibióticos: En los casos de prostatitis bacteriana, el tratamiento más común es con antibióticos. El tipo de antibiótico se elige en función del microorganismo causante de la infección.
Medicamentos antiinflamatorios: Para aliviar el dolor y la inflamación, se pueden recetar medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno. Estos pueden ser útiles especialmente en casos de prostatitis crónica o síndrome de dolor pélvico crónico.
Alfa-bloqueantes: En algunos casos, especialmente cuando hay síntomas urinarios graves, los alfa-bloqueantes pueden ayudar a relajar los músculos de la próstata y la vejiga, facilitando la micción.
Terapia física: Para los hombres que sufren de prostatitis crónica o síndrome de dolor pélvico crónico, la fisioterapia pélvica puede ser
¿Cómo se trata la prostatitis?
El tratamiento de la prostatitis depende del tipo y la causa subyacente. Los principales enfoques incluyen:
Antibióticos: En los casos de prostatitis bacteriana, el tratamiento más común es con antibióticos. El tipo de antibiótico se elige en función del microorganismo causante de la infección.
Medicamentos antiinflamatorios: Para aliviar el dolor y la inflamación, se pueden recetar medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno. Estos pueden ser útiles especialmente en casos de prostatitis crónica o síndrome de dolor pélvico crónico.
Alfa-bloqueantes: En algunos casos, especialmente cuando hay síntomas urinarios graves, los alfa-bloqueantes pueden ayudar a relajar los músculos de la próstata y la vejiga, facilitando la micción.
Terapia física: Para los hombres que sufren de prostatitis crónica o síndrome de dolor pélvico crónico, la fisioterapia pélvica puede ser
¿Cómo se trata la prostatitis?
El tratamiento de la prostatitis depende del tipo y la causa subyacente. Los principales enfoques incluyen:
Antibióticos: En los casos de prostatitis bacteriana, el tratamiento más común es con antibióticos. El tipo de antibiótico se elige en función del microorganismo causante de la infección.
Medicamentos antiinflamatorios: Para aliviar el dolor y la inflamación, se pueden recetar medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno. Estos pueden ser útiles especialmente en casos de prostatitis crónica o síndrome de dolor pélvico crónico.
Alfa-bloqueantes: En algunos casos, especialmente cuando hay síntomas urinarios graves, los alfa-bloqueantes pueden ayudar a relajar los músculos de la próstata y la vejiga, facilitando la micción.
Terapia física: Para los hombres que sufren de prostatitis crónica o síndrome de dolor pélvico crónico, la fisioterapia pélvica puede ser
eficaz en la reducción de los síntomas.
Tratamientos quirúrgicos: En casos raros, si hay abscesos prostáticos o si el tratamiento conservador no funciona, puede ser necesario un drenaje quirúrgico o incluso una prostatectomía parcial.
La prostatitis puede afectar significativamente la calidad de vida de los hombres que la padecen, especialmente si los síntomas son crónicos o recurrentes. Los efectos más comunes incluyen:
Dolor: El dolor pélvico, la disfunción eréctil y el dolor durante la eyaculación son comunes, lo que puede afectar la vida sexual y emocional de los pacientes.
Alteración de la función urinaria: La prostatitis puede hacer que los hombres necesiten orinar con mayor frecuencia, especialmente durante la noche, lo que puede interrumpir el sueño y llevar a la fatiga.
Ansiedad y depresión: La naturaleza dolorosa y crónica de la prostatitis puede generar sentimientos de frustración, ansiedad y depresión, especialmente si el tratamiento no ha sido eficaz.
La prostatitis es una afección común, pero tratable que afecta a muchos hombres en todo el mundo. Si experimentas síntomas de prostatitis, es fundamental consultar con un especialista en urología para un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado. En Quirónsalud, contamos con un equipo altamente especializado y con experiencia en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades prostáticas. ¡No dejes que los síntomas interfieran en tu calidad de vida, consulta con nosotros!
Si tienes dudas o sospechas de prostatitis, agenda una cita con nuestros expertos de urología en Quirónsalud.
Más información en los Servicios de Urología de Quirónsalud Torrevieja, Valencia, Alicante y Murcia
Doctor Juanjo Monserrat, jefe del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Valencia
Las piedras en los riñones, también conocidas como cálculos renales, son una afección común que puede causar dolor intenso y complicaciones en la salud renal. La prevención es clave, y una de las formas más efectivas de evitar su formación es a través de una dieta adecuada. En este post, te contamos cómo una alimentación equilibrada puede ayudar a prevenir los cálculos renales y mantener tus riñones saludables.
Las piedras en los riñones son depósitos duros que se forman cuando ciertos minerales y sales en la orina se cristalizan. Los tipos más comunes incluyen:
Oxalato de calcio: El tipo más frecuente, formado por calcio y oxalato.
Fosfato de calcio: Asociado con niveles elevados de calcio en la orina.
Ácido úrico: Se forma cuando hay un exceso de ácido úrico en la orina.
Estruvita: Asociado con infecciones del tracto urinario.
Cistina: Rara, pero hereditaria.
Factores como la deshidratación, una dieta rica en sal y proteínas animales, y antecedentes familiares pueden aumentar el riesgo de desarrollar cálculos renales.
La alimentación juega un papel crucial en la prevención de los cálculos renales. Una dieta inadecuada puede aumentar la concentración de sustancias que forman piedras en la orina, mientras que una dieta equilibrada puede ayudar a diluir la orina y reducir la formación de cristales. Es esencial:
Mantener una hidratación adecuada: Beber suficiente agua ayuda a diluir la orina y previene la formación de cristales.
Limitar el consumo de sal: El exceso de sodio puede aumentar la excreción de calcio en la orina, favoreciendo la formación de cálculos.
Reducir la ingesta de proteínas animales: Un alto consumo de proteínas puede aumentar la excreción de calcio y ácido úrico.
Consumir alimentos ricos en citrato: El citrato inhibe la formación de cálculos y se encuentra en frutas como limones, naranjas y pomelos.
Para reducir el riesgo de formación de piedras en los riñones, es recomendable evitar o limitar:
Alimentos ricos en oxalatos: Espinacas, remolacha, ruibarbo, nueces, chocolate y té.
Alimentos con alto contenido de sal: Comidas procesadas, embutidos, conservas y salsas comerciales.
Bebidas azucaradas y refrescos: Contienen fructosa y ácido fosfórico, que pueden contribuir al desarrollo de piedras.
Suplementos de vitamina C en dosis altas: El exceso de vitamina C se convierte en oxalato en el cuerpo.
Incorporar los siguientes alimentos en tu dieta puede ayudar a prevenir los cálculos renales:
Frutas cítricas: Limones, naranjas y pomelos son ricos en citrato, que inhibe la formación de cálculos.
Frutas y verduras frescas: Aumentan la ingesta de líquidos y proporcionan antioxidantes que protegen los riñones.
Alimentos ricos en calcio: Consumir cantidades adecuadas de calcio de fuentes alimenticias puede ayudar a reducir el riesgo de cálculos de oxalato cálcico.
Alimentos ricos en fibra: Ayudan a reducir la absorción de sustancias que pueden formar cristales en la orina.
Mantener una hidratación adecuada es esencial para prevenir los cálculos renales. Se recomienda:
Beber entre 2,5 y 3 litros de líquidos al día.
Asegurarse de que la orina sea de color claro, lo que indica una hidratación adecuada.
Evitar bebidas que pueden contribuir a la formación de cálculos, como refrescos azucarados y bebidas con cafeína.
Contrario a la creencia popular, consumir cantidades adecuadas de calcio en la dieta puede ayudar a prevenir la formación de cálculos renales. El calcio se une al oxalato en el intestino, reduciendo la cantidad de oxalato que llega a los riñones. Es importante obtener calcio de fuentes alimenticias, como lácteos bajos en grasa, vegetales de hojas verdes y alimentos fortificados.
Un alto consumo de proteínas animales puede aumentar la excreción de calcio y ácido úrico en la orina, lo que favorece la formación de cálculos renales. Se recomienda:
Limitar la ingesta de proteínas animales a 120-150 gramos al día.
Optar por fuentes de proteínas vegetales, como legumbres, frutos secos y tofu.
Evitar el consumo excesivo de batidos proteicos, que pueden aumentar rápidamente la ingesta de proteínas.
Una dieta rica en fibra puede ayudar a prevenir la formación de cálculos renales al mejorar el tránsito intestinal y reducir la absorción de sustancias que podrían precipitar y formar los cálculos. Se recomienda:
Consumir alimentos integrales como granos enteros, legumbres, frutas y verduras.
Incluir una variedad de fuentes de fibra en la dieta diaria.
En general, es preferible obtener los nutrientes necesarios a través de una dieta equilibrada. Sin embargo, en algunos casos, los suplementos pueden ser necesarios:
Citrato potásico: Puede ser recomendado por un profesional de la salud para prevenir ciertos tipos de cálculos.
Suplementos de calcio: Solo si se indica para corregir deficiencias.
Evitar suplementos de vitamina C en dosis altas, ya que el exceso se convierte en oxalato en el cuerpo.
Además de una dieta adecuada, otros hábitos de vida que pueden ayudar a prevenir los cálculos renales incluyen:
Mantener un peso corporal saludable.
Controlar la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre.
Evitar la deshidratación, especialmente en climas calurosos o durante el ejercicio.
Realizar ejercicio físico regularmente para mejorar la salud general.
Adoptar una dieta equilibrada y mantener hábitos de vida saludables son fundamentales para prevenir la formación de cálculos renales. Si tienes antecedentes de cálculos renales o factores de riesgo, es recomendable consultar con un especialista en urología.
Solicita más información en los hospitales Quirónsalud Alicante, Torrevieja, Murcia y Valencia
Texto elaborado por el doctor Guillermo Conde, jefe de los Servicios de Urología de Quirónsalud Tenerife, Quirónsalud Costa Adeje y Quirónsalud Vida
La prostatectomía radical es un procedimiento quirúrgico esencial en el tratamiento del cáncer de próstata. Los expertos en urología y tumores de cáncer de próstata de Quirónsalud te contamos más sobre la prostatectomía radical. Si estás considerando esta cirugía o simplemente quieres saber más al respecto, te contamos todo lo que necesitas saber.
La prostatectomía radical es una cirugía que consiste en la extirpación completa de la próstata, así como de los tejidos circundantes y, a veces, de los ganglios linfáticos cercanos. Este procedimiento se realiza generalmente para tratar el cáncer de próstata localizado. El objetivo principal es eliminar el tumor y prevenir su diseminación a otras partes del cuerpo.
La prostatectomía radical se recomienda en los siguientes casos:
- Cáncer de próstata localizado. Cuando el cáncer está confinado a la próstata y no se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
- Crecimiento agresivo. Si el cáncer de próstata muestra características agresivas que podrían llevar a una rápida progresión.
- Opciones de tratamiento. Cuando otras opciones de tratamiento, como la radioterapia, no son adecuadas o el paciente prefiere la cirugía.
La prostatectomía radical se puede realizar de dos maneras:
Mediante cirugía abierta:
Se realiza una incisión en el abdomen para extirpar la próstata. Aunque es efectiva, puede requerir un tiempo de recuperación más largo.
Utiliza herramientas pequeñas y cámaras para realizar la cirugía a través de pequeñas incisiones. Esta técnica suele tener un tiempo de recuperación más corto y menos complicaciones.
El procedimiento puede durar entre 2 y 4 horas y se realiza bajo anestesia general.
Para saber qué tipo de procedimiento va mejor con tu caso, consulta con un especialista en urología, quien se encargará de estudiar, analizar y hacer seguimiento de tu caso para cuidar tu salud.
Como con cualquier cirugía, la prostatectomía radical conlleva ciertos riesgos y efectos secundarios potenciales:
- Incontinencia urinaria, puede ocurrir pérdida de control de la vejiga, que generalmente mejora con el tiempo y la rehabilitación.
- Disfunción eréctil, puede haber dificultades para lograr o mantener una erección, aunque existen opciones de tratamiento disponibles.
- Efectos secundarios generales, dolor, hinchazón y riesgo de infección son comunes, pero manejables con cuidados postoperatorios adecuados.
La recuperación tras una prostatectomía radical varía según la técnica utilizada y el estado general del paciente. En general, podemos decir que se trata de:
- Estancia hospitalaria. Puede durar entre 1 y 3 días.
- Recuperación en casa. La mayoría de los pacientes pueden retomar actividades normales en 4 a 6 semanas.
- Rehabilitación. Se recomienda la fisioterapia del suelo pélvico para ayudar con la recuperación de la continencia urinaria.
La prostatectomía radical es una opción eficaz para tratar el cáncer de próstata, pero es esencial comprender el procedimiento, los riesgos y la recuperación. Si tienes más preguntas o necesitas asesoramiento especializado, no dudes en contactar con los expertos de Quirónsalud para recibir orientación y atención personalizada.
¿Quieres saber más sobre la prostatectomía radical o necesitas una consulta con un especialista? Contacta a los urólogos de Quirónsalud hoy mismo y obtén la información y apoyo que necesitas.
Más información en Quirónsalud Tenerife y Quirónsalud Torrevieja
En este Blog encontrarás respuestas a todas tus dudas acerca de todas las enfermedades urológicas que afectan a hombres y mujeres para que puedas identificar sus síntomas así como cuáles son los tratamientos más seguros y efectivos.
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