Acalasia

Información sobre las causas, los síntomas y el tratamiento más eficaz para la contracción de los músculos esofágicos que dificulta la deglución.

Síntomas y causas

La acalasia es una enfermedad crónica que afecta al funcionamiento de los músculos del esófago, que no se relajan adecuadamente. Al mantenerse contraídos, se dificulta el paso de los alimentos hasta el estómago. Como consecuencia, parte de la comida se queda acumulada en el esófago y, al fermentar, regresa a la boca proporcionando un sabor amargo.

Esta condición es la combinación de un fallo del nervio encargado de propiciar la propulsión esofágica y de la dificultad para abrirse del esfínter esofágico interior que comunica el esófago con el estómago. Por lo tanto, a diferencia de lo que sucede con el reflujo gastroesofágico, los alimentos no llegan a entrar en el estómago.

La acalasia más frecuente es la esofágica, como se ha descrito anteriormente, pero en ocasiones puede darse una acalasia cricofaríngea que afecta al esfínter que se encuentra entre la faringe y el esófago.

Existen tres tipos distintos de acalasia dependiendo de sus características:

  • Acalasia tipo 1 o clásica: el esófago está dilatado y no genera ondas de movimiento.
  • Acalasia tipo 2 o con compresión esofágica: la presión de las paredes del esófago aumenta durante la deglución, por lo que los alimentos quedan retenidos.
  • Acalasia tipo 3 o espástica: los músculos esofágicos producen espasmos, por lo que, además de que tragar se vuelve difícil, se produce dolor.

La acalasia es una enfermedad rara que no tiene cura, ya que el daño en los músculos no se puede revertir. Por lo tanto, el tratamiento es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y evitar complicaciones, que pueden ser muy graves. Cuando se siguen las indicaciones del especialista, no se ve reducida la esperanza de vida.

Síntomas

Los síntomas de la acalasia son diferentes dependiendo de la etapa evolutiva en la que se encuentre la enfermedad:

  • Síntomas iniciales: se presentan progresivamente y aumentan en intensidad a medida que evoluciona la patología.
    • Disfagia: dificultad para tragar.
    • Sensación de que los alimentos se quedan atascados.
    • Regurgitación.
    • Acidez de estómago.
    • Dolor torácico.
    • Aumento de los eructos.
    • Síntomas tardíos: se producen cuando la enfermedad está en una fase grave.
    • Pérdida de peso.
    • Agrandamiento del esófago (megaesófago).
    • Tos crónica.

Causas

Se desconocen las causas exactas por las que se produce la acalasia, aunque los estudios han determinado varios factores que intervienen en el proceso:

  • Alteraciones del sistema nervioso: mal funcionamiento del plexo mientérico o del nervio vago, que controlan el movimiento del esófago.
  • Trastornos autoinmunes: el sistema defensivo del organismo ataca por error a las células nerviosas del esófago.
  • Predisposición genética: aunque no se han identificado los genes que pueden estar involucrados, se ha detectado un patrón familiar en algunos pacientes.

Factores de riesgo

El riesgo de padecer acalasia aumenta en los siguientes casos:

  • Edad: al ser progresiva, suele manifestarse a partir de los 25 años. Es raro que se detecte en mayores de 60.
  • Enfermedades alérgicas.
  • Insuficiencia suprarrenal: no se produce suficiente cortisol.
  • Síndrome de Allgrove: enfermedad autosómica recesiva que produce anomalías neurológicas.
  • Enfermedad de Chagas: enfermedad inflamatoria provocada por el parásito Trypanosoma cruzi que, en ocasiones, provoca daños en el esófago.
  • Antecedentes familiares.

Complicaciones

Las complicaciones más habituales de la acalasia son:

  • Neumonía por aspiración: la regurgitación puede inhalarse hasta los pulmones y provocar una infección.
  • Desnutrición por una ingesta mínima de nutrientes,
  • Esofagitis: inflamación causada por la presencia de alimentos en el esófago de forma continua.
  • Úlceras esofágicas: provocadas por el componente ácido del bolo alimenticio.
  • Cáncer de esófago: puede producirse como consecuencia de la inflamación crónica y la acumulación de alimentos.

Prevención

La acalasia no se puede prevenir.

¿Qué médico trata la acalasia?

La acalasia es una enfermedad que suele diagnosticarse por los especialistas en aparato digestivo. En el tratamiento es habitual que intervenga cirugía general y del aparato digestivo.

Diagnóstico

En el diagnóstico de la acalasia se realizan las siguientes pruebas:

  • Anamnesis: se procede al estudio detallado del historial médico y familiar del pacientes, así como de los síntomas.
  • Manometría esofágica: sirve para estudiar el movimiento del esófago y la capacidad de relajación del esfínter esofágico inferior.
  • Radiografía de bario: se administra una sustancia que contiene bario, que se deposita en el tejido que recubre el esófago y en el estómago, por lo que en las imágenes se puede ver la silueta de los órganos del aparato digestivo. Se utiliza para detectar anomalías y obstrucciones.
  • Gastroscopia: se observa el interior del aparato digestivo superior. Suele hacerse para descartar otras enfermedades.

Tratamiento

El tratamiento de la acalasia se centra en reducir los síntomas y proporcionar al paciente una buena calidad de vida. Dependiendo del grado de afectación y de la fase en la que se encuentre la enfermedad, se recurre a diversos abordajes:

  • Medicación: suele ser eficaz en las etapas tempranas de acalasia.
    • Relajantes del esfínter esofágico inferior para favorecer el paso de los alimentos.
    • Estimulantes de la motilidad esofágica para estimular el movimiento muscular.
    • Inhibidores de la bomba de protones para reducir la acidez.
  • Inyecciones de toxina botulínica: relajan el esfínter y, por lo tanto, el bolo alimenticio pasa con mayor facilidad al estómago. Los efectos son temporales, por lo que se deben repetir periódicamente.
  • Dilatación esofágica: se introduce una sonda flexible por la boca con un balón que se hincha en la parte final del esófago para ensanchar el esfínter. Suele ser necesario volver a realizar el procedimiento cada cierto tiempo.
  • Miotomía peroral endoscópica (POEM): se practica una incisión en el esfínter esofágico inferior para favorecer el paso de los alimentos. Para hacerlo, se introduce una sonda a través de la boca.
  • Miotomía de Heller: se practican dos o tres incisiones de tamaño pequeño para introducir el instrumental que permita cortar ligeramente el esfínter y enrollar parte del estómago alrededor del esófago (funduplicatura) para evitar el reflujo.
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