Disfonía
¿Qué causa la disfonía? Información sobre los síntomas, los tratamientos y los motivos por los que puede originarse.
Síntomas y causas
La disfonía es un trastorno de la voz que causa una alteración en los parámetros de la voz, es decir, en el timbre, la tonalidad y la intensidad. Aquellos casos en los que se pierde por completo, se denominan afonía.
Se habla de dos tipos de disfonía dependiendo de su evolución:
- Disfonía aguda: suele deberse a una infección, a un esfuerzo vocal puntual o a un episodio de estrés agudo. Se resuelve con reposo y con medicación para tratar los síntomas en un periodo de entre una semana y quince días.
- Disfonía crónica: se produce por causas complejas que no están relacionadas con ningún tipo de infección y se mantiene durante más de tres semanas.
Cuando la disfonía crónica se manifiesta en la infancia puede alterar el proceso de aprendizaje y las habilidades para comunicarse. Además, para aquellas personas que utilizan la voz profesionalmente esta enfermedad es altamente incapacitante. Por lo tanto, se trata de una patología que, en determinados casos, requiere una atención prioritaria.
Síntomas
Los síntomas más característicos de la disfonía son:
- Ronquera.
- Cambios en la intensidad de la voz.
- Periodos de afonía.
- Pérdida de la capacidad para emitir tonos agudos.
- Voz entrecortada.
- Falta de aire al producir sonidos.
- Tos.
- Dolor de garganta.
Causas
La disfonía se divide en cuatro grandes grupos dependiendo de las causas que la provoquen:
- Disfonía orgánica: está provocada por una lesión o una alteración anatómica de los órganos de la fonación, que son la laringe, las cuerdas vocales y los resonadores (nasal, bucal y faríngeo).
Normalmente, son el resultado de malformaciones congénitas, laringitis, nódulos o pólipos en las cuerdas vocales, quistes, neoplasias, granulomas, traumatismos, úlceras, radioterapia, hemorragias, leucoplasia, edema de Reinke o papilomas.
- Disfonía funcional: no se perciben causas orgánicas, por lo que el trastorno de la fonación se debe a una alteración en los mecanismos de funcionamiento que puede estar causada por un uso excesivo de la voz, determinados medicamentos o a factores sistémicos o psicógenos.
- Disfonía hiperfuncional: los músculos fonatorios se contraen en exceso.
- Disfonía hipofuncional: la glotis no se cierra por completo debido a que la musculatura de la laringe es débil.
- Disfonía espasmódica: se producen espasmos involuntarios de las cuerdas vocales por causas neurológicas.
- Disfonía espasmódica en aducción: las cuerdas vocales vibran con dificultad porque se juntan y permanecen rígidas.
- Disfonía espasmódica en abducción: las cuerdas vocales se quedan demasiado separadas, por lo que no pueden vibrar y dejan que el aire se escape.
- Disfonía espasmódica mixta: es poco frecuente, se combina una disfunción tanto de los músculos que abren como de los que cierran las cuerdas vocales.
- Disfonía psicógena o emocional: se produce por causas psicológicas, ya que no responden a disfunciones anatómicas o neurológicas. Las más destacadas son sucesos estresantes, dificultades en las relaciones personales, ansiedad, depresión, neurosis, baja autoestima, exceso de responsabilidades, problemas para expresar las emociones.
Factores de riesgo
Algunos de los motivos que aumentan el riesgo de padecer disfonía son:
- Malformaciones congénitas.
- Edad avanzada.
- Uso excesivo de la voz o de forma elevada (gritos).
- Alcoholismo.
- Tabaquismo.
- Reflujo gastroesofágico.
- Enfermedades infecciosas de las vías altas.
- Alergias.
- Alteraciones del sistema nervioso.
Complicaciones
La disfonía puede cambiar las características de la voz, causar edemas o nódulos en las cuerdas vocales y, en los casos más extremos, afonía permanente.
Prevención
A pesar de que algunos tipos de disfonía no se pueden prevenir, es posible seguir algunos consejos para reducir las posibilidades de padecerla:
- Limitar el uso de la voz y los gritos.
- Mantener la hidratación.
- Evitar los ambientes secos y con humo.
- No consumir tabaco.
- Reducir el consumo de cafeína.
- Descansar la voz.
¿Qué médico trata la disfonía?
Los especialistas en otorrinolaringología se encargan del diagnóstico y tratamiento de la disfonía. Dependiendo de cada caso, puede ser necesaria la intervención de profesionales en neurología, logopedia, pediatría y sus áreas específicas, geriatría o medicina del trabajo. El papel del rehabilitador es fundamental.
Diagnóstico
La disfonía se diagnostica en la consulta al escuchar cómo habla el paciente. Para determinar el origen, se solicitan pruebas adicionales:
- Laringoscopia indirecta: se observa la garganta con un espejo y una luz externa.
- Laringoscopia directa: se comprueba el estado de la laringe y las cuerdas vocales con el uso de un instrumento con una cámara en el extremo que se introduce a través de la nariz o la boca hasta la garganta.
- Estroboscopia: evalúa la vibración de las cuerdas vocales utilizando una luz intermitente que se sincroniza con la frecuencia del ciclo vocal.
- Electromiografía de la laringe: se miden las corrientes eléctricas de los músculos de la laringe.
- Biopsia: se analiza una muestra de tejido para detectar o descartar la presencia de neoplasias.
- Pruebas neurológicas o psicológicas cuando se sospecha de disfonía espasmódica o psicógena.
Tratamiento
En la mayoría de los casos, la disfonía se cura con métodos no invasivos que incluyen los siguientes cambios en los hábitos de vida:
- Descanso vocal.
- Medicamentos para tratar los síntomas: antiinflamatorios o antihistamínicos.
- Consumo de líquidos.
- Dejar de fumar.
- Logofoniatría
La disfonía funcional, especialmente los nódulos y los edemas, suele requerir de terapia para la rehabilitación de la voz. Este tratamiento consiste en asimilar nuevas técnicas para entrenar los músculos de la laringe y recuperar la fuerza y la tensión necesarias para producir una voz con consistencia.
Las inyecciones de toxina botulínica, grasa, colágeno, o la infiltración de otros productos como el ácido hialurónico ayudan a parar los espasmos o fortalecer las cuerdas vocales, según sea necesario.
Se recurre a la cirugía para extraer los tumores o los pólipos.