Radiografía abdominal

Una radiografía abdominal es una técnica radiológica que, mediante la aplicación de radiación ionizante (rayos X), ofrece imágenes de los órganos y tejidos del interior de la cavidad abdominal, lo que incluye el aparato digestivo y parte del aparato excretor.

Diagnóstico por imagenDiagnóstico por imagen

Descripción General

La radiografía abdominal es una prueba diagnóstica con la que se obtienen imágenes de los órganos y tejidos contenidos en la cavidad abdominal. En función de qué estructuras se quieran observar, existen dos tipos principales de radiografía abdominal:

  • Radiografía abdominal del aparato digestivo: se examinan estómago, hígado, intestinos y bazo.
  • Radiografía abdominal KUB: se estudian riñones, uréteres y vejiga.

El funcionamiento de la radiografía está basado en la aplicación de haces de alta energía (rayos X), que son absorbidos por los tejidos corporales y transformados en imagen por medio de la placa receptora. La imagen se forma en función de la cantidad de radiación que absorbe cada tejido (cuanto más denso es un tejido, más radiación absorbe y más claro se muestra en la imagen). Los órganos de la cavidad abdominal son tejidos blandos que absorben poca radiación y en la imagen se muestran en diferentes tonos de gris. Los líquidos y los gases, que no absorben ninguna ración, se muestran en negro.

¿Cuándo está indicada?

El especialista suele indicar una radiografía abdominal ante determinados síntomas del paciente, entre ellos:

  • Dolor abdominal o en el costado.
  • Hinchazón.
  • Náuseas, vómitos.
  • Problemas de tránsito intestinal, como estreñimiento prolongado.
  • Problemas de micción, como dolor al orinar, orina de color anormal o necesidad constante de orinar.

La realización de la radiografía del abdomen puede indicar las causas de los síntomas anteriores, como pueden ser:

  • Obstrucción intestinal.
  • Perforación estomacal o intestinal.
  • Presencia de cuerpos extraños.
  • Cálculos renales, vesicales, ureterales o biliares.
  • Presencia de aire alrededor del intestino.
  • Abscesos abdominales.

Además, la radiografía del abdomen puede utilizarse para comprobar la correcta colocación de dispositivos intraabdominales, como una sonda nasogástrica o un catéter de drenaje.

¿Cómo se realiza?

Generalmente, se realiza una vista anteroposterior de la radiografía abdominal, con el paciente tumbado boca arriba en la camilla, el aparato emisor de rayos X suspendido del techo sobre la zona abdominal y la placa receptora debajo del paciente. Asimismo, es habitual realizar otra proyección con el paciente de pie, de espaldas al receptor (vista anteroposterior en bipedestación), especialmente si se sospecha de bloqueo o perforación en el tracto digestivo. Si el paciente no puede mantener la posición de pie, se puede realizar con el paciente tumbado de lado.

Los rayos X quedan registrados en forma de imagen en la placa receptora. Tradicionalmente, se utilizaba una película fotográfica sensible a la radiación que debía revelarse posteriormente, pero los equipos modernos emplean sensores que crean la imagen en formato digital y esta se muestra de forma inmediata en el monitor de la computadora asociada.

Riesgos

La exposición a radiación, inherente a cualquier tipo de radiografía, se ha asociado a la posibilidad de desarrollar problemas de salud, como cáncer. Sin embargo, una radiografía abdominal simple supone una dosis muy baja de radiación (0,7 mSv), el equivalente a 4 meses de exposición a la radiación natural de fondo que una persona recibe en su día a día en el medio ambiente. Por tanto, es una prueba segura cuyos beneficios superan ampliamente los posibles riesgos, además de que los equipos modernos minimizan la radiación difusa mediante haces controlados y utilizan protectores de plomo para el resto de zonas del cuerpo.

Sin embargo, las mujeres embarazadas no deben someterse a una radiografía abdominal, ya que el feto es más sensible a la radiación. En este caso, se suele optar por realizar una ecografía.

Qué esperar de una radiografía abdominal

Antes de comenzar la prueba, el paciente debe quitarse la ropa y los objetos metálicos y vestirse con la bata que se le proporciona. Una vez situado sobre la camilla en la posición adecuada indicada por el médico, al paciente se le coloca un delantal de plomo sobre la zona pélvica y el cuello para proteger el aparato reproductor y la glándula tiroidea de radiación innecesaria. El especialista se sitúa entonces en otra sala, o tras una pared, para accionar el aparato de rayos X.

Mientras se toman las imágenes, el paciente debe mantenerse inmóvil para evitar que las imágenes sean defectuosas. También necesita contener la respiración para evitar así el movimiento del diafragma.

La radiografía abdominal es una prueba ambulatoria totalmente indolora y muy rápida: la toma de imágenes de cada proyección dura solo unos segundos y el total del procedimiento tiene una duración aproximada de 10 o 15 minutos. Finalizado el estudio, el paciente puede reanudar sus actividades diarias con normalidad.

Especialidades en las que se solicita la radiografía abdominal

La radiografía abdominal es una prueba diagnóstica habitual en las especialidades de médicos de atención primaria, urgenciólogos, medicina del aparato digestivo y urología. Los radiólogos son los encargados de hacerla.

Cómo prepararse

Si se va a realizar una radiografía abdominal para examinar el tracto digestivo, es recomendable que tanto el estómago como los intestinos estén vacíos. Por tanto, es probable que el paciente deba acudir en ayunas. Asimismo, puede ser necesaria la aplicación de un enema que asegure la evacuación completa. Si se trata de una radiografía KUB, es posible que el paciente deba vaciar la vejiga antes de la prueba.

Además, es aconsejable acudir con ropa cómoda y sin objetos metálicos, como piercings, para evitar que el metal se muestre en la imagen e interfiera en su interpretación. También es necesario informar al especialista en caso de tener implantado un DIU.