Quirónsalud
Blog del Dr. Francois Peinado. Urología. Hospital Universitario Ruber Juan Bravo
La uretritis es un cuadro infeccioso que se caracteriza por una inflamación de la uretra masculina que puede ir acompañada de secreción de un líquido purulenta. Hay que distinguir dos grandes grupos de uretritis según la procedencia del germen: la uretritis gonocócica producida por el Gonococo y es la 2ª ETS bacteriana más frecuente y las uretritis No Gonocócicas que están causadas por el resto de gérmenes.
La infección por Chlamydia (Uretritis no gonocócica) es la infección bacteriana más frecuente del mundo (puede representar entre el 25-50% de todas) y es una de las causas más comunes de epididimitis (inflamación de la parte superior del testículo). Hay otros gérmenes que pueden producir estas uretritis como son el Ureaplasma (20-30%) , el Mycoplasma (15-20%) y la Trichomonas (2-5%).
En todo hombre sexualmente activo con molestias en la uretra, siempre se debería descartar una ETS. Se debe avisar además de no mantener relaciones sexuales ni sexo oral hasta 7 días después del tratamiento finalizado y que la pareja haya hecho tratamiento.
Muchos pacientes no presentan secreción uretral por lo que las pruebas de cultivo uretral introduciendo una torunda 2-4 cm más allá del meato de la uretra son determinantes. Otra opción es realizar una prueba de amplificación de ADN en los primeros 30 ml de orina ; estas pruebas son más sensibles que los cultivos.
Como hemos comentado previamente, la Clamydia es la ETS bacteriana más prevalente del mundo. Su clínica es parecida a la gonorrea con menos síntomas y hasta un 50% de los casos son asintomáticos. La secreción uretral suele ser escasa. A diferencia de la gonorrea, la infección faríngea por sexo oral no es frecuente.
La gonorrea produce secreción uretral en el 80% de los casos con molestias al orinar en más del 50% de los pacientes a los 2-5 días de la exposición. Hay que notificar a todas las parejas en los 2-4 semanas antes del diagnóstico y se debe realizar test de curación a todos los pacientes.
Las erecciones dolorosas pueden causar angustia y afectar significativamente a la salud sexual y la calidad de vida del hombre. Aunque puede que no sea un tema frecuente de conversación, el problema es más común de lo que muchos podrían pensar. Comprender las causas más comunes de las erecciones dolorosas puede ayudar a los hombres a buscar el tratamiento adecuado y aliviar las molestias.
1. Priapismo
El priapismo es una afección caracterizada por erecciones prolongadas y a menudo dolorosas que duran más de cuatro horas y se producen sin estimulación sexual. Existen dos tipos de priapismo: isquémico y no isquémico. El priapismo isquémico, también conocido como priapismo de bajo flujo, se produce cuando la sangre queda atrapada en el tejido eréctil del pene y no puede salir. Esta forma de priapismo suele ser dolorosa y se considera una urgencia médica porque la isquemia prolongada (falta de flujo sanguíneo) puede causar daños permanentes en el tejido.
El priapismo no isquémico, o priapismo de alto flujo, es menos doloroso y se produce cuando hay un flujo incontrolado de sangre hacia el pene debido a una lesión o traumatismo en las arterias. Entre las afecciones que aumentan el riesgo de priapismo figuran la anemia falciforme, determinados medicamentos (especialmente para la disfunción eréctil) y el abuso de drogas o alcohol. Es necesaria una atención médica inmediata para tratar la causa subyacente y prevenir daños a largo plazo.
2. Enfermedad de Peyronie
Una de las principales causas de erecciones dolorosas es la enfermedad de Peyronie, una dolencia que afecta al tejido del pene. Se produce cuando se forma tejido cicatricial fibroso en el pene, lo que provoca una curvatura anormal durante las erecciones. Los hombres con enfermedad de Peyronie pueden experimentar dolor, dificultad para las erecciones y, en casos graves, una curvatura significativa que dificulta o imposibilita el coito. La acumulación de tejido cicatricial puede deberse a lesiones leves en el pene, como las que se producen durante las relaciones sexuales, los deportes o los accidentes. Sin embargo, en muchos casos se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Peyronie.
El dolor suele aparecer durante las primeras fases de la afección, y puede disminuir a medida que ésta se estabiliza. El tratamiento médico puede ir desde inyecciones hasta cirugía que resuelve la mayoría de los casos.
3. Infecciones e inflamación
Las infecciones y la inflamación también pueden causar erecciones dolorosas. Afecciones como la prostatitis, que es la inflamación de la glándula prostática, o la uretritis, inflamación de la uretra, pueden provocar molestias durante la erección. Las infecciones de la vejiga o del tracto urinario también pueden contribuir al dolor, especialmente durante la eyaculación.
Las infecciones de transmisión sexual (ITS), como la gonorrea o la clamidia, pueden causar inflamación en los órganos reproductores y provocar erecciones dolorosas. Cuando la causa es una ITS, también pueden presentarse otros síntomas como secreción, ardor al orinar o inflamación de la zona genital. El tratamiento suele consistir en antibióticos o medicamentos antivirales, dependiendo de la naturaleza de la infección.
4. Síndrome de dolor pélvico crónico (SDPC)
El síndrome de dolor pélvico crónico (SDPC), también conocido como prostatitis crónica, es una enfermedad que afecta a hombres de todas las edades y puede causar dolor en la zona pélvica, incluso durante las erecciones. La causa exacta del SDPC no se conoce del todo, pero se cree que es una combinación de tensión muscular, inflamación nerviosa y factores psicológicos como el estrés o la ansiedad.
Los hombres con SDPC pueden experimentar dolor persistente en el perineo (la zona entre el ano y el escroto), la parte inferior del abdomen e incluso el pene. Este dolor puede acentuarse durante las erecciones, la eyaculación o después de la actividad sexual. El tratamiento del SDPC suele incluir fisioterapia del suelo pélvico, medicamentos para reducir la inflamación y el dolor, y tratamiento del estrés o la ansiedad mediante asesoramiento o técnicas de control del estrés.
5. Fimosis y parafimosis
La fimosis es una afección en la que el prepucio está demasiado tenso para retraerse sobre la cabeza del pene. Esta tirantez puede causar molestias o dolor durante la erección, especialmente en los casos en que el prepucio no se ha estirado lo suficiente como para permitir una retracción completa. La fimosis es más frecuente en hombres no circuncidados y puede resolverse por sí sola en individuos jóvenes, pero en algunos casos puede ser necesaria la intervención médica.
La parafimosis, por el contrario, se produce cuando el prepucio se atasca en una posición retraída y no puede retraerse sobre la cabeza del pene. Esto puede causar hinchazón y dolor, especialmente durante las erecciones, y requiere atención médica inmediata para evitar complicaciones. Los tratamientos para ambas afecciones incluyen cremas tópicas con corticoides, estiramientos manuales o, en casos más graves, la circuncisión.
6. Traumatismos o lesiones
Los traumatismos físicos en el pene o en la región pélvica pueden provocar erecciones dolorosas. Esto puede ocurrir debido a lesiones deportivas, accidentes o actividad sexual brusca. Una afección denominada fractura de pene, que se produce cuando se rompe la túnica albugínea (la capa protectora que rodea el tejido eréctil), puede causar un dolor intenso e inmediato durante la erección. Las fracturas de pene suelen requerir intervención quirúrgica para reparar el daño y prevenir complicaciones como la disfunción eréctil o el dolor crónico.
Conclusión
Las erecciones dolorosas pueden surgir por diversas causas, desde infecciones e inflamaciones hasta afecciones más graves como la enfermedad de Peyronie y el priapismo. Aunque estas afecciones pueden ser angustiosas, muchas son tratables con la intervención médica adecuada. Es esencial que los hombres que experimenten dolor durante la erección acudan rápidamente al médico para tratar cualquier problema subyacente y prevenir complicaciones.
Referencias:
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La aparición de sangre en el semen es un motivo frecuente de consulta urológica causando gran alarma en los pacientes que, en muchas ocasiones, acuden a Urgencias. En general, la aparición de sangre en el eyaculado suele aparecer como un episodio único y autolimitado. Hay que tranquilizar al paciente porque se trata de un síntoma benigno, pasajero y de fácil tratamiento. No es necesario acudir a Urgencias.
En la mayoría de pacientes por debajo de los 40 años, no hay ninguna causa pero siempre se debe descartar una infección de la vía seminal o prostatitis. En estos casos, el paciente suele referir dolor en el periné o al eyacular acompañado de molestias infrapúbicas (la zona de la vejiga). También se debe descartar una uretritis o inflamación de la uretra que pueden estar relacionada con una infección o actividad sexual intensa o prolongada. Otro motivo pueden ser las masturbaciones prolongadas o la abstinencia sexual prolongada que se acompañan de eyaculación.
En un porcentaje muy bajo de casos y en pacientes mayores de 45 años se debe descartar un cáncer de próstata.
En algunos casos, ocurre que el paciente no sabe si viene de él mismo o de su pareja por lo que se aconseja que tenga actividad sexual con preservativo.
Se debe realizar una exploración del pene, meato uretral y/o tacto rectal. Se solicitará según la edad y tipo de prácticas sexuales, estudio de enfermedades de transmisión sexual, analítica completa para verificar que la coagulación está correcta y cultivo de semen.
En los pacientes de edad, las pruebas de imagen como la ecografía, el estudio de la sintomatología prostática, los niveles de PSA (Antígeno Prostático Específico) ayudarán a orientar el diagnóstico.
Después de una biopsia de próstata, es muy característica que ocurra en los días posteriores al procedimiento o en pacientes con tratamiento anticoagulantes.
Si no se encuentra la causa y persiste la hemospermia, se puede realizar una resonancia de próstata y/o una cistoscopia para evaluar el trayecto uretral y descartar anomalías como varices en el lecho prostático.
En un 60%-70% de los casos, el episodio se resuelve espontáneamente en el período de un mes y no se encuentran causas específicas. El tratamiento general se basa en antiinflamatorios, antibióticos específicos para la próstata y fármacos descongestivos prostáticos.
Hasta un 10% de los hombres pueden tener en algún momento de su vida, una eyaculación que les cause molestias o dolor. Esta situación puede ser una causa de miedo, frustración y llegar a limitar las relaciones sexuales por la sensación de malestar que produce. Es característico que los hombres comenten en la consulta: "el orgasmo no es el mismo".
La eyaculación dolorosa puede presentarse de varias formas: el dolor solo se presenta en el momento de la eyaculación y desaparece tras la misma, o puede prolongarse hasta 24 horas después de eyacular. Hay hombres que refieren que, además, tienen molestias alrededor del pene, el recto o la vejiga o que las molestias suceden con la micción. El urólogo deberá realizar estas preguntas en su consulta para valorar las diferentes situaciones clínicas, y para que le orienten a investigar el origen de esta situación. También es importante saber si el semen tiene el mismo color o hay sangre en el mismo (hemospermia).
Las principales causas que pueden producir dolor al eyacular son:
El tratamiento de la eyaculación dolorosa dependerá del origen de las causas. En muchos casos, la combinación de antibióticos específicos, antiinflamatorios y descongestivos prostáticos suelen mejorar estas situaciones.
Los hombres, por lo general, tienden a cuidarse menos que las mujeres y a hacerse menos pruebas preventivas para el cuidado de su salud. Vamos a enumerar algunas:
El cáncer de próstata es el cáncer más frecuentemente diagnosticado en los hombres y el número de casos está creciendo anualmente. Los motivos de este incremento son el aumento de la longevidad y a la aparición de nuevas pruebas diagnósticas que permiten detectar el cáncer de forma mucho más temprana, como la resonancia magnética multiparamétrica de próstata, la biopsia de fusión o nuevas pruebas genéticas. No obstante, la prueba "reina" sigue siendo el antígeno prostático específico (PSA), un marcador en sangre cuyos valores elevados "obligan" a hacer un estudio en profundidad de la próstata. No es un marcador específico del cáncer puesto que, a medida que la próstata va creciendo se produce un aumento de la producción de PSA, y hay próstatas benignas que tienen PSA por encima de los límites normales y sin cáncer. Sigue siendo objeto de polémica su solicitud en todos los pacientes mayores de 50 años puesto que detectamos muchos cánceres "indolentes", es decir, que no afectarán a la salud de estos pacientes y, al ser detectados, los enfermos se someten a tratamientos que muchas veces tienen efectos secundarios. Su urólogo le comentará los pros y contras de esta prueba tan habitual.
Cáncer testicular: este cáncer infrecuente se suele producir en los hombres entre 20 y 54 años. La sociedad americana del cáncer recomienda que todos los hombres se evalúen cuando acudan a una consulta médica rutinaria. Ante la más mínima sospecha o la presencia de una masa o bultoma en la zona hay que acudir al urólogo para la realización de una ecografía testicular y análisis de sangre específicos. La autoinspección es importante por parte de los pacientes.
El cáncer de colon es la segunda causa más frecuente de muerte por cáncer. Los hombres tienen un pequeño riesgo más elevado en comparación a las mujeres. La mayoría de los cánceres de colon se desarrollan lentamente. La mejor forma de prevenirlo es la realización de una colonoscopia a partir de los 50 años. Esta prueba detecta también los pólipos que pueden ser extirpados durante el procedimiento.
El cáncer de piel y su forma más maligna, el melanoma, aumenta de forma significativa cuando los hombres envejecen. Los hombres mayores tienen el doble de probabilidad de desarrollar un melanoma y 2-3 veces más riesgo de cánceres de piel de células basales o escamosas. El riesgo se incrementa según la exposición solar que haya tenido el paciente a lo largo de su vida. Es importante un chequeo por un dermatólogo.
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