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Blog del Dr. Francois Peinado. Urología. Hospital Universitario Ruber Juan Bravo

  • Prevenir la disfunción eréctil

    La disfunción eréctil es una de las consultas más frecuentes en la consulta de urología y, sin embargo, sigue rodeada de silencio, dudas y, a veces, vergüenza. Es importante saber que no se trata solo de un problema sexual: puede ser también un indicador temprano de alteraciones cardiovasculares o metabólicas.

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    Por eso, como médico urólogo y andrólogo especializado en salud masculina, siempre insisto en que la prevención es nuestra mejor aliada. Existen múltiples factores —muchos de ellos modificables— que influyen en la calidad de las erecciones y en el bienestar sexual del hombre.

    En este artículo comparto contigo 15 medidas clave, sencillas y eficaces, que pueden ayudarte a mantener una vida sexual plena y saludable a lo largo del tiempo.

    Cómo prevenir la disfunción eréctil: 15 claves respaldadas por la ciencia

    La disfunción eréctil es un problema más común de lo que se cree, pero también es una condición que, en muchos casos, se puede prevenir. Adoptar hábitos de vida saludables no solo mejora tu salud general, sino que también protege tu vida sexual. A continuación, te comparto 15 recomendaciones clave, basadas en evidencia científica, para reducir el riesgo de padecer disfunción eréctil.

    1. Cuida tu peso

    El exceso de peso, especialmente la obesidad abdominal, se asocia con un mayor riesgo de disfunción eréctil. Un perímetro de cintura superior a 102 cm puede ser un indicador de riesgo. El sobrepeso puede favorecer el colesterol alto, la diabetes y enfermedades cardiovasculares, todas ellas condiciones que afectan la calidad de las erecciones.

    2. Sigue una dieta mediterránea

    Comer bien también es cuidar tu vida sexual. Una alimentación rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado y grasas saludables favorece la salud cardiovascular, y por tanto, la salud eréctil. Evita los alimentos ultraprocesados, fritos, carnes rojas en exceso y lácteos grasos.

    3. Controla tu presión arterial

    La hipertensión puede dañar los vasos sanguíneos, disminuyendo el flujo de sangre al pene. Muchas personas tienen la tensión alta y no lo saben, por lo que es importante revisarla periódicamente y, si es necesario, tratarla.

    4. Mantén a raya el colesterol

    Un colesterol elevado puede obstruir las arterias y dificultar la circulación, lo cual repercute directamente en la función eréctil. Reducirlo con cambios en la dieta o tratamiento médico es clave para proteger tu salud sexual.

    5. Controla bien tu diabetes

    El mal control de la glucosa puede dañar tanto los nervios como los vasos sanguíneos del pene. Una diabetes mal controlada es una causa frecuente de disfunción eréctil. Trabajar con tu médico para mantener estables los niveles de azúcar en sangre es esencial.

    6. Si fumas, es hora de dejarlo

    Fumar daña los vasos sanguíneos y multiplica el riesgo de problemas de erección. Además, los tratamientos para la disfunción eréctil pueden ser menos eficaces en hombres fumadores. Abandonar el tabaco siempre es una decisión acertada.

    7. Alcohol, con moderación

    Un consumo elevado de alcohol puede disminuir el deseo sexual, afectar la erección y dificultar el orgasmo. Si crees que el alcohol está afectando tu vida sexual, reducir o eliminar su consumo puede marcar una gran diferencia.

    8. Evita las drogas recreativas

    Sustancias como la cocaína, anfetaminas, marihuana u opiáceos pueden dañar el sistema nervioso y los vasos sanguíneos, afectando negativamente a la función eréctil. Si tienes problemas con su consumo, buscar ayuda médica es el primer paso para mejorar tu salud integral.

    9. Haz ejercicio físico

    No hace falta correr una maratón. Incluso caminar 30 minutos al día puede mejorar el flujo sanguíneo, reducir el estrés y favorecer las erecciones. El ejercicio regular es uno de los pilares fundamentales para prevenir la disfunción eréctil.

    10. Revisa tus niveles de testosterona

    A partir de los 30 años, los niveles de testosterona comienzan a disminuir lentamente. Si notas falta de deseo sexual o dificultad para mantener la erección, puede ser útil hacer una analítica para valorar si existe un déficit hormonal y tratarlo si es necesario.

    11. Aléjate de los esteroides anabolizantes

    Aunque parezca contradictorio, el uso de testosterona sintética con fines estéticos puede dañar tu capacidad natural para producirla. Esto puede provocar problemas graves en la función eréctil, además de otros efectos secundarios como atrofia testicular o caída del cabello.

    12. Aprende a manejar el estrés

    La ansiedad y el estrés crónicos pueden afectar el deseo sexual y provocar disfunción eréctil. Es importante identificar las causas de estrés (laborales, personales o emocionales) y buscar estrategias para gestionarlas adecuadamente.

    13. Trata la apnea del sueño

    Este trastorno, que provoca interrupciones repetidas en la respiración durante el sueño, también puede influir en la salud sexual. Existen tratamientos eficaces que no solo mejoran la calidad del descanso, sino también la función eréctil.

    14. Revisa los efectos secundarios de tus medicamentos

    Varios fármacos, como algunos diuréticos, antidepresivos, analgésicos opiáceos o relajantes musculares, pueden causar disfunción eréctil. Nunca dejes la medicación por tu cuenta, pero consulta con tu médico si notas que tu vida sexual se ve afectada.

    15. Sé proactivo y consulta al especialista

    Tener una disfunción puntual no es motivo de alarma, pero si el problema persiste, no lo dejes pasar. Puede haber una causa subyacente que merece atención. Cuanto antes se diagnostique, más eficaz será el tratamiento.

    Recuerda: la disfunción eréctil no solo afecta a la vida sexual, también puede ser un marcador precoz de problemas cardiovasculares. Cuidarte hoy es proteger tu salud para el futuro.

  • Erecciones dolorosas

    Las erecciones dolorosas pueden causar angustia y afectar significativamente a la salud sexual y la calidad de vida del hombre. Aunque puede que no sea un tema frecuente de conversación, el problema es más común de lo que muchos podrían pensar. Comprender las causas más comunes de las erecciones dolorosas puede ayudar a los hombres a buscar el tratamiento adecuado y aliviar las molestias.

    Eyaculación dolorosaEyaculación dolorosa

    1. Priapismo

    El priapismo es una afección caracterizada por erecciones prolongadas y a menudo dolorosas que duran más de cuatro horas y se producen sin estimulación sexual. Existen dos tipos de priapismo: isquémico y no isquémico. El priapismo isquémico, también conocido como priapismo de bajo flujo, se produce cuando la sangre queda atrapada en el tejido eréctil del pene y no puede salir. Esta forma de priapismo suele ser dolorosa y se considera una urgencia médica porque la isquemia prolongada (falta de flujo sanguíneo) puede causar daños permanentes en el tejido.

    El priapismo no isquémico, o priapismo de alto flujo, es menos doloroso y se produce cuando hay un flujo incontrolado de sangre hacia el pene debido a una lesión o traumatismo en las arterias. Entre las afecciones que aumentan el riesgo de priapismo figuran la anemia falciforme, determinados medicamentos (especialmente para la disfunción eréctil) y el abuso de drogas o alcohol. Es necesaria una atención médica inmediata para tratar la causa subyacente y prevenir daños a largo plazo.

    2. Enfermedad de Peyronie

    Una de las principales causas de erecciones dolorosas es la enfermedad de Peyronie, una dolencia que afecta al tejido del pene. Se produce cuando se forma tejido cicatricial fibroso en el pene, lo que provoca una curvatura anormal durante las erecciones. Los hombres con enfermedad de Peyronie pueden experimentar dolor, dificultad para las erecciones y, en casos graves, una curvatura significativa que dificulta o imposibilita el coito. La acumulación de tejido cicatricial puede deberse a lesiones leves en el pene, como las que se producen durante las relaciones sexuales, los deportes o los accidentes. Sin embargo, en muchos casos se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Peyronie.

    El dolor suele aparecer durante las primeras fases de la afección, y puede disminuir a medida que ésta se estabiliza. El tratamiento médico puede ir desde inyecciones hasta cirugía que resuelve la mayoría de los casos.

    3. Infecciones e inflamación

    Las infecciones y la inflamación también pueden causar erecciones dolorosas. Afecciones como la prostatitis, que es la inflamación de la glándula prostática, o la uretritis, inflamación de la uretra, pueden provocar molestias durante la erección. Las infecciones de la vejiga o del tracto urinario también pueden contribuir al dolor, especialmente durante la eyaculación.

    Las infecciones de transmisión sexual (ITS), como la gonorrea o la clamidia, pueden causar inflamación en los órganos reproductores y provocar erecciones dolorosas. Cuando la causa es una ITS, también pueden presentarse otros síntomas como secreción, ardor al orinar o inflamación de la zona genital. El tratamiento suele consistir en antibióticos o medicamentos antivirales, dependiendo de la naturaleza de la infección.

    4. Síndrome de dolor pélvico crónico (SDPC)

    El síndrome de dolor pélvico crónico (SDPC), también conocido como prostatitis crónica, es una enfermedad que afecta a hombres de todas las edades y puede causar dolor en la zona pélvica, incluso durante las erecciones. La causa exacta del SDPC no se conoce del todo, pero se cree que es una combinación de tensión muscular, inflamación nerviosa y factores psicológicos como el estrés o la ansiedad.

    Los hombres con SDPC pueden experimentar dolor persistente en el perineo (la zona entre el ano y el escroto), la parte inferior del abdomen e incluso el pene. Este dolor puede acentuarse durante las erecciones, la eyaculación o después de la actividad sexual. El tratamiento del SDPC suele incluir fisioterapia del suelo pélvico, medicamentos para reducir la inflamación y el dolor, y tratamiento del estrés o la ansiedad mediante asesoramiento o técnicas de control del estrés.

    5. Fimosis y parafimosis

    La fimosis es una afección en la que el prepucio está demasiado tenso para retraerse sobre la cabeza del pene. Esta tirantez puede causar molestias o dolor durante la erección, especialmente en los casos en que el prepucio no se ha estirado lo suficiente como para permitir una retracción completa. La fimosis es más frecuente en hombres no circuncidados y puede resolverse por sí sola en individuos jóvenes, pero en algunos casos puede ser necesaria la intervención médica.

    La parafimosis, por el contrario, se produce cuando el prepucio se atasca en una posición retraída y no puede retraerse sobre la cabeza del pene. Esto puede causar hinchazón y dolor, especialmente durante las erecciones, y requiere atención médica inmediata para evitar complicaciones. Los tratamientos para ambas afecciones incluyen cremas tópicas con corticoides, estiramientos manuales o, en casos más graves, la circuncisión.

    6. Traumatismos o lesiones

    Los traumatismos físicos en el pene o en la región pélvica pueden provocar erecciones dolorosas. Esto puede ocurrir debido a lesiones deportivas, accidentes o actividad sexual brusca. Una afección denominada fractura de pene, que se produce cuando se rompe la túnica albugínea (la capa protectora que rodea el tejido eréctil), puede causar un dolor intenso e inmediato durante la erección. Las fracturas de pene suelen requerir intervención quirúrgica para reparar el daño y prevenir complicaciones como la disfunción eréctil o el dolor crónico.

    Conclusión

    Las erecciones dolorosas pueden surgir por diversas causas, desde infecciones e inflamaciones hasta afecciones más graves como la enfermedad de Peyronie y el priapismo. Aunque estas afecciones pueden ser angustiosas, muchas son tratables con la intervención médica adecuada. Es esencial que los hombres que experimenten dolor durante la erección acudan rápidamente al médico para tratar cualquier problema subyacente y prevenir complicaciones.

    Referencias:

    Broderick, G. A., Kadioglu, A., Bivalacqua, T. J., Ghanem, H., Nehra, A., & Shamloul, R. (2010). Priapism: pathogenesis, epidemiology, and management. The journal of sexual medicine, 7(1 Pt 2), 476–500. https://doi.org/10.1111/j.1743-6109.2009.01625.xEste enlace se abrirá en una ventana nueva

    Flores, J. M., Salter, C. A., Nascimento, B., Terrier, J. E., Taniguchi, H., Bernie, H. L., Miranda, E., Jenkins, L., Schofield, E., & Mulhall, J. P. (2021). The Prevalence and Predictors of Penile Pain in Men with Peyronie’s Disease. Sexual medicine, 9(4), 100398. Este enlace se abrirá en una ventana nuevahttps://doi.org/10.1016/j.esxm.2021.100398Este enlace se abrirá en una ventana nueva

    Hayashi, Y., Kojima, Y., Mizuno, K., & Kohri, K. (2011). Prepuce: phimosis, paraphimosis, and circumcision. The Scientific World Journal, 11(1), 289-301. https://doi.org/10.1100/tsw.2011.31Este enlace se abrirá en una ventana nueva

    Koifman, L., Barros, R., Júnior, R. A., Cavalcanti, A. G., & Favorito, L. A. (2010). Penile fracture: diagnosis, treatment and outcomes of 150 patients. Urology, 76(6), 1488-1492. https://doi.org/10.1016/j.urology.2010.05.043Este enlace se abrirá en una ventana nueva

    Magistro, G., Wagenlehner, F. M., Grabe, M., Weidner, W., Stief, C. G., & Nickel, J. C. (2016). Contemporary Management of Chronic Prostatitis/Chronic Pelvic Pain Syndrome. European urology, 69(2), 286–297. Este enlace se abrirá en una ventana nuevahttps://doi.org/10.1016/j.eururo.2015.08.061Este enlace se abrirá en una ventana nueva

    Sadeghi-Nejad, H., Wasserman, M., Weidner, W., Richardson, D., & Goldmeier, D. (2010). Sexually transmitted diseases and sexual function. The journal of sexual medicine, 7(1 Pt 2), 389–413. https://doi.org/10.1111/j.1743-6109.2009.01622.xEste enlace se abrirá en una ventana nueva

  • VIRUS DEL PAPILOMA EN HOMBRES-HPV-IV

    Tratamiento administrado por el médico

    Los tratamientos administrados por los médicos incluyen la crioterapia (79-88% de tasa de eliminación; 25-39% de tasa de recurrencia), el tratamiento quirúrgico (61-94% de tasa de eliminación), incluida la escisión, la electrocirugía, el electrocauterio y la terapia láser (75% de tasa de eliminación).

    Las terapias administradas por el médico se asocian con tasas de eliminación cercanas al 100%, pero también se asocian con altas tasas de recurrencia, ya que a menudo no logran eliminar las lesiones invisibles infectadas por el HPV. No se dispone de datos sobre la superioridad de un tratamiento sobre otro. Sin embargo, entre todas las intervenciones evaluadas en una reciente revisión sistemática y metaanálisis, la escisión quirúrgica parecía ser el tratamiento más eficaz para minimizar el riesgo de recidiva.

    Resumen de la evidencia y recomendaciones para el tratamiento de las verrugas anogenitales

    Recomendaciones

    • Utilice la crema autoadministrada de imiquimod al 5% aplicada a todas las verrugas externas durante la noche tres veces por semana durante dieciséis semanas para el tratamiento de las verrugas anogenitales.
    • Utilice sinecatequinas autoadministradas al 15% o al 10% aplicadas a todas las verrugas externas tres veces al día hasta su completa desaparición, o durante un máximo de dieciséis semanas para el tratamiento de las verrugas anogenitales.
    • Utilice podofilotoxina 0,5% autoaplicada en las lesiones dos veces al día durante tres días, seguidos de cuatro días de descanso, durante un máximo de cuatro o cinco semanas para el tratamiento de las verrugas anogenitales.
    • Utilizar la crioterapia o el tratamiento quirúrgico (escisión, electrocirugía, electrocauterio y terapia con láser) para tratar las verrugas anogenitales sobre la base de una discusión informada con el paciente.

    Circuncisión para reducir la prevalencia del HPV

    La circuncisión masculina es un procedimiento quirúrgico sencillo que ha demostrado reducir la incidencia de las infecciones de transmisión sexual, incluidos el VIH, la sífilis y el virus del Herpes tipo 2 VHS-2. Dos revisiones sistemáticas y meta-análisis, mostraron una asociación inversa entre la circuncisión masculina y la prevalencia del HPV genital en los hombres. Se ha sugerido que la circuncisión masculina podría considerarse como una intervención preventiva adicional de una sola vez que probablemente reduciría la carga de enfermedades relacionadas con el HPV tanto en hombres como en mujeres, en particular entre los países en los que no se dispone de programas de vacunación contra el HPV ni de cribado cervical.

    Vacunación terapéutica

    Hasta la fecha se han autorizado tres vacunas diferentes contra el HPV, pero la vacunación rutinaria de los varones sólo se aplica actualmente en unos pocos países, como Australia, Canadá, EE.UU. y Austria. El objetivo de la vacunación masculina es reducir la tasa de cánceres anales y de pene, así como los de cabeza y cuello.

    Una revisión sistemática que incluyó un total de 5.294 pacientes informó de una eficacia de la vacuna contra las infecciones anogenitales persistentes (al menos seis meses) por el HPV16 del 46,9% (28,6-60,8%) y contra las infecciones orales persistentes del 88% (2-98%).

    Se observó una eficacia de la vacuna del 61,9% (21,4-82,8%) y del 46,8% (20-77,9%) contra las lesiones de grado 2 y 3 de la neoplasia intraepitelial anal, respectivamente. La revisión sistemática no informó de estimaciones significativas sobre la eficacia de la vacuna contra la neoplasia intraepitelial de pene de grado 2 o 3, y no se identificaron datos sobre los cánceres de células escamosas anales, de pene o de cabeza y cuello .


    Recomendación

    • Discutir la circuncisión masculina con los pacientes como una intervención preventiva adicional de una sola vez para las enfermedades relacionadas con el HPV.

    Recomendación

    • Ofrecer la vacuna contra el HPV a los varones tras la extirpación quirúrgica de una neoplasia intraepitelial anal de alto grado.

    Vacunación profiláctica

    hpv-hombreshpv-hombres

    Una revisión sistemática y un metaanálisis informaron de que la vacunación es moderadamente eficaz contra las enfermedades genitales relacionadas con el HPV, independientemente del estado del HPV de la persona; sin embargo, se observó una mayor eficacia de la vacuna en los varones sin HPV. El apoyo a la vacunación temprana de los varones con el objetivo de establecer un nivel óptimo de protección inducida por la vacunación antes del inicio de la actividad sexual.

    Un ensayo clínico que incluyó a 1.124 pacientes demostró una alta eficacia de la vacuna tetravalente contra el HPV frente al placebo contra las infecciones persistentes relacionadas con el HPV6/11/16/18. Además, la vacuna provocó una respuesta inmunitaria robusta y fue bien tolerada con eventos adversos leves relacionados con la vacunación, por ejemplo, dolor e inflamación en el lugar de la inyección. Además, una revisión Cochrane demostró que la vacuna tetravalente contra el HPV parece ser eficaz en la prevención de las lesiones genitales externas y las verrugas genitales en los hombres.

    A pesar de que las vacunas tetravalentes contra el HPV fueron aprobadas para su uso en varones adultos jóvenes en 2010, las tasas de vacunación se han mantenido bajas, entre el 10 y el 15%. Las barreras para la aceptación en este grupo de pacientes incluyen la falta de concienciación sobre las vacunas contra el HPV y las enfermedades relacionadas con el HPV, la preocupación por la seguridad y la eficacia de la vacuna, los problemas económicos/de costes relacionados con la aceptación de la vacuna, la subestimación de los riesgos de infección por el HPV y la actividad sexual.

    Los profesionales de la salud deben proporcionar recursos de comunicación fácilmente comprensibles y accesibles en relación con estas cuestiones, a fin de educar a los varones adultos jóvenes y a sus familias sobre la importancia de la vacunación contra el HPV para reducir la incidencia de ciertos cánceres en etapas posteriores de la vida.

    Recomendaciones

    • Ofrecer la vacunación temprana contra el HPV a los varones con el objetivo de establecer una protección óptima inducida por la vacuna antes del inicio de la actividad sexual.
    • Aplicar diversas estrategias de comunicación para mejorar los conocimientos sobre la vacunación contra el HPV en los varones adultos jóvenes.
  • VIRUS DEL PAPILOMA EN HOMBRES-HPV-III

    Actualmente no hay ninguna prueba aprobada para el HPV en los hombres. No se recomienda la realización de pruebas de rutina para detectar el HPV o la enfermedad relacionada con el HPV en los hombres. Se debe realizar un examen físico para identificar las lesiones del HPV.

    HPV IIIHPV III

    Se puede realizar una prueba de ácido acético para diagnosticar las lesiones subclínicas del HPV. Si el diagnóstico es incierto o hay sospecha de cáncer, debe realizarse una biopsia.

    Los condilomas intrauretrales son relativamente infrecuentes y suelen limitarse al meato uretral distal. La uretrocistoscopia puede utilizarse para diagnosticar la presencia de verrugas intrauretrales o vesicales; sin embargo, no hay pruebas de alto nivel para el uso de herramientas de diagnóstico invasivas para la localización de HPV intrauretrales.

    TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES RELACIONADAS CON EL HPV

    Aproximadamente el 90% de las infecciones por HPV no causan ningún problema y son eliminadas por el organismo en dos años.

    Sin embargo, el tratamiento es necesario cuando la infección por HPV se manifiesta como verrugas anogenitales para prevenir la transmisión de la infección anogenital asociada al HPV y para minimizar las molestias causadas a los pacientes. De las opciones de tratamiento disponibles, sólo el tratamiento quirúrgico tiene una tasa de eliminación primaria cercana al 100%.

    Tratamientos para la autoaplicación

    Entre los tratamientos aplicados por los pacientes se encuentran la podofilotoxina, el ácido salicílico, el imiquimod, el polifenón E, el 5-fluoracilo y el hidróxido de potasio.

    La crema de imiquimod al 5% mostró una eliminación total de las verrugas genitales externas o perianales en el 50% de los pacientes inmunocompetentes, así como en pacientes seropositivos tratados con éxito con terapia antirretroviral de gran actividad. Una revisión Cochrane encontró que el imiquimod es superior al placebo para lograr la eliminación completa de las verrugas. El esquema de tratamiento recomendado es la aplicación de imiquimod 5% en crema en todas las verrugas externas durante la noche, tres veces por semana durante dieciséis semanas.

    En un estudio en el que participaron 502 pacientes con verrugas genitales y/o perianales, las sinecatequinas al 15% y al 10% mostraron una eliminación completa de todas las verrugas iniciales y de nueva aparición en el 57,2% y el 56,3% de los pacientes, respectivamente, frente al 33,7% del placebo. Además, se ha demostrado que la sinecatequina al 10% se asocia con menores tasas de recidiva a corto plazo cuando se utiliza como terapia secuencial después del tratamiento ablativo con láser de CO2. La sinecatequina se aplica tres veces al día hasta la eliminación completa, o hasta dieciséis semanas.

    Se han notificado tasas de eliminación del 36-83% para la solución de podofilotoxina y del 43-70% para la crema de podofilotoxina. Una revisión sistemática y un metanálisis confirmaron la eficacia de la solución de podofilotoxina al 0,5% en relación con el placebo. La podofilotoxina se autoaplica en las lesiones dos veces al día durante tres días, seguidos de cuatro días de descanso, durante un máximo de cuatro o cinco semanas.

    Un ensayo clínico también ha demostrado que el hidróxido de potasio al 5% es una modalidad de tratamiento eficaz, segura y de bajo coste para las verrugas genitales en los hombres.

  • VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO (HPV) EN HOMBRES (I)

    EPIDEMIOLOGÍA

    El virus del papiloma humano (HPV) es uno de los virus de transmisión sexual más frecuentes y abarca tanto los virus oncogénicos (variantes de bajo y alto riesgo) como los no oncogénicos (no degeneran en cáncer).

    HPV_hombresHPV_hombres

    El HPV16 es la variante oncogénica más común, detectada en el 20% de todos los casos de HPV. Un análisis reciente reveló una prevalencia del 49% de cualquier tipo de HPV y del 35% de HPV de alto riesgo en los hombres. Al igual que en el tracto genital femenino, la mitad de las infecciones por HPV en el tracto genital masculino son coinfecciones (≥ 2 cepas de HPV).

    La presencia del virus del papiloma humano depende del entorno del estudio. En los hombres que acuden a las clínicas urológicas se detectó el HPV en el 6% de las muestras de orina. También los datos informan de la presencia de HPV seminal en el 4,5-15,2% de los pacientes, por lo que el HPV seminal se asoció a una disminución de la fertilidad masculina.

    En un estudio transversal de 430 hombres que se presentaron para recibir tratamiento de fertilidad se detectó el HPV en el 14,9% de las muestras de semen. La presencia del HPV en el semen no se asoció con una disminución de la calidad del semen. Sin embargo, otra revisión sistemática informó de una posible asociación entre el HPV y la alteración de los parámetros del semen, y en las mujeres de un posible aborto espontáneo o rotura prematura de la membrana durante el embarazo.

    El HPV6 y/o el 11 fueron los genotipos más comunes detectados en un estudio observacional de verrugas anogenitales, mientras que el HPV16 se correlaciona con la gravedad de la citología anal. Se ha demostrado que la incidencia de la infección por HPV no oncogénica es mayor en los hombres que en las mujeres. En los hombres, aproximadamente el 33% de los cánceres de pene y hasta el 90% de los cánceres anales se atribuyen a infecciones por HPV de alto riesgo, principalmente por HPV16.

    El HPV oral se asocia a los carcinomas orofaríngeos: aproximadamente el 22,4%, el 4,4% y el 3,5% de los cánceres de cavidad oral, orofaringe y laringe, respectivamente, se atribuyen al HPV. Las revisiones sistemáticas han informado de tasas de prevalencia del HPV oral del 5,5-7,7%, con el HPV16 presente en el 1-1,4% de los pacientes.

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