Quirónsalud
Blog del Dr. Francois Peinado. Urología. Hospital Universitario Ruber Juan Bravo
En el artículo "The evolution of penile reconstructive techniques in urology" publicado en IJIR: Your Sexual Medicine Journal en 2025, Mehmet Hamza Gultekin y colaboradores exploran cómo la cirugía reconstructiva del pene ha avanzado a lo largo de la historia y cuáles son las innovaciones que hoy marcan la diferencia en la calidad de vida de los pacientes.
La necesidad de estas intervenciones va más allá de la estética. Se trata de restaurar funciones vitales como la micción y la actividad sexual, y de ofrecer soluciones a hombres con malformaciones congénitas, lesiones traumáticas, cáncer de pene, enfermedad de Peyronie, problemas derivados de la obesidad o situaciones de incongruencia de género.
Los orígenes se remontan a la Antigüedad, con médicos griegos que ya trataban problemas como la fimosis. Sin embargo, fue a finales del siglo XIX y principios del XX cuando comenzaron los grandes avances gracias a pioneros como Gillies, Nesbit o Chang, que abrieron el camino hacia técnicas modernas de reconstrucción. Hoy en día, además del perfeccionamiento quirúrgico, se incorporan criterios psicológicos y éticos, sobre todo en procedimientos como el alargamiento o el engrosamiento, donde es clave descartar trastornos de la imagen corporal para garantizar que el paciente se beneficie realmente de la cirugía.
Uno de los grandes progresos ha sido el desarrollo de nuevos materiales de injerto. Antiguamente solo se contaba con opciones sintéticas, que a menudo producían rechazo, infección o cicatrices excesivas. Con el tiempo se introdujeron tejidos del propio paciente, como mucosa oral o vena safena, y más recientemente matrices acelulares o tejidos derivados de animales, tratados para mejorar la integración y reducir el riesgo de rechazo. Esto ha permitido que las reconstrucciones sean más seguras, naturales y funcionales.
En la corrección de la curvatura peneana (frecuente en la enfermedad de Peyronie), la evolución ha sido notable. Desde las primeras operaciones del siglo XIX hasta el famoso procedimiento de Nesbit en 1965, la meta siempre ha sido enderezar el pene con el menor riesgo posible de acortamiento o disfunción eréctil. Hoy existen técnicas menos invasivas, plicaturas simples, injertos que preservan longitud y, en casos seleccionados, tratamientos no quirúrgicos como la colagenasa o el uso de tracción y vacío. Incluso se vislumbran terapias regenerativas con células madre.
La faloplastia, es decir, la creación de un pene nuevo cuando no existe o debe ser reemplazado, ha tenido quizás el desarrollo más espectacular. De los primeros injertos cutáneos enrollados que apenas lograban un aspecto externo, se pasó en los años 80 al uso de microcirugía con colgajos libres, en especial el antebrazo radial. Con estas técnicas se consigue un pene con sensibilidad, apariencia realista, posibilidad de orinar de pie e incluso rigidez suficiente mediante la colocación de prótesis. Hoy se investigan nuevos colgajos, impresión 3D y hasta la ingeniería tisular para fabricar tejidos a medida.
En el caso del cáncer de pene, la tendencia actual es clara: conservar al máximo el órgano. Si antes la amputación parcial o total era habitual, ahora se sabe que basta con márgenes de seguridad mucho más pequeños, lo que permite preservar la función sexual y urinaria sin aumentar el riesgo oncológico. Se utilizan injertos cutáneos y, en un futuro próximo, técnicas con láser o robótica que mejorarán la precisión.
Otro campo en auge es la cirugía del pene enterrado adquirido en adultos, un problema cada vez más frecuente por la obesidad. Antes era poco reconocido, pero hoy se sabe que causa graves dificultades físicas y psicológicas. Las técnicas actuales combinan liposucción, resección de piel, injertos y reconstrucciones ligamentosas, con resultados cada vez más satisfactorios.
Un aspecto menos visible, pero fundamental, es el papel de las técnicas de imagen, especialmente la resonancia magnética, que permite planificar mejor las cirugías y detectar complicaciones en prótesis, traumatismos o fibrosis. En un futuro cercano se habla de incorporar realidad aumentada y algoritmos de inteligencia artificial para guiar al cirujano en tiempo real.
En conclusión, la cirugía reconstructiva del pene ha dejado de ser experimental para convertirse en un campo sofisticado, con opciones personalizadas para cada necesidad. La combinación de microcirugía, biomateriales avanzados, prótesis y, pronto, la bioingeniería, ofrece una esperanza creciente a quienes enfrentan problemas que afectan no solo a su salud física, sino también a su autoestima, su sexualidad y su calidad de vida.
Referencia:
Gultekin MH, Al-Mitwalli A, Lee WG, Ralph D. The evolution of penile reconstructive techniques in urology. IJIR: Your Sexual Medicine Journal. 2025. https://doi.org/10.1038/s41443-025-01141-3
La salud sexual desempeña un papel crucial en el bienestar general, y los investigadores siguen explorando nuevos tratamientos para ayudar a las personas que sufren disfunciones sexuales. Los emocionantes avances de la tecnología médica ofrecen soluciones prometedoras, como la terapia con ondas de choque de baja intensidad (LiSWT), la terapia con células madre y la terapia con plasma rico en plaquetas (PRP). Aunque estos tratamientos tienen potencial, también presentan limitaciones que deben abordarse mediante nuevas investigaciones.
Terapia de ondas de choque de baja intensidad (LISWT)
La LiSWT es un tratamiento no invasivo que utiliza ondas sonoras para mejorar el flujo sanguíneo a los genitales. Desarrollada originalmente para tratar cálculos renales y lesiones musculoesqueléticas, los investigadores descubrieron que las ondas de choque también podían mejorar la función eréctil estimulando el crecimiento de los vasos sanguíneos. Este tratamiento se está investigando principalmente para la disfunción eréctil (DE) y la enfermedad de Peyronie en la fase dolorosa, una dolencia que provoca la curvatura del pene.
Beneficios potenciales:
Limitaciones actuales:
Terapia con células madre
La terapia con células madre es un enfoque innovador que pretende regenerar los tejidos dañados utilizando los propios mecanismos de curación del organismo. En el ámbito de la salud sexual, se está estudiando sobre todo para la disfunción eréctil y la atrofia vaginal (reducción de la elasticidad y adelgazamiento de los tejidos vaginales, a menudo relacionados con la menopausia). Las células madre, normalmente derivadas de la médula ósea o del tejido adiposo, pueden reparar vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas dañados, mejorando su funcionamiento.
Posibles beneficios:
Limitaciones actuales:
Terapia con plasma rico en plaquetas (PRP)
La terapia PRP consiste en extraer una pequeña cantidad de sangre del paciente, procesarla para concentrar las plaquetas e inyectarla en zonas específicas para favorecer la cicatrización. En el ámbito de la salud sexual, el PRP se ha estudiado como tratamiento de la disfunción eréctil, el rejuvenecimiento vaginal e incluso afecciones como el liquen escleroso, un trastorno inflamatorio crónico de la piel que afecta a la zona genital.
Posibles beneficios:
Limitaciones actuales:
El futuro de los tratamientos de salud sexual
Aunque estos avances ofrecen nuevas esperanzas, es esencial abordarlos con expectativas realistas. Muchos de estos tratamientos están aún en fase de investigación, y sus beneficios y riesgos a largo plazo siguen sin estar claros y tienen muy poca evidencia todavía. Si está considerando alguna de estas terapias, consulte con un profesional médico para determinar cuál es el mejor enfoque en función de sus necesidades y condiciones de salud específicas.
Al mantenerse informado sobre las últimas investigaciones y avances, las personas que luchan con problemas de salud sexual pueden explorar nuevas opciones manteniendo expectativas realistas sobre su eficacia y disponibilidad.
Referencias:
Las erecciones dolorosas pueden causar angustia y afectar significativamente a la salud sexual y la calidad de vida del hombre. Aunque puede que no sea un tema frecuente de conversación, el problema es más común de lo que muchos podrían pensar. Comprender las causas más comunes de las erecciones dolorosas puede ayudar a los hombres a buscar el tratamiento adecuado y aliviar las molestias.
1. Priapismo
El priapismo es una afección caracterizada por erecciones prolongadas y a menudo dolorosas que duran más de cuatro horas y se producen sin estimulación sexual. Existen dos tipos de priapismo: isquémico y no isquémico. El priapismo isquémico, también conocido como priapismo de bajo flujo, se produce cuando la sangre queda atrapada en el tejido eréctil del pene y no puede salir. Esta forma de priapismo suele ser dolorosa y se considera una urgencia médica porque la isquemia prolongada (falta de flujo sanguíneo) puede causar daños permanentes en el tejido.
El priapismo no isquémico, o priapismo de alto flujo, es menos doloroso y se produce cuando hay un flujo incontrolado de sangre hacia el pene debido a una lesión o traumatismo en las arterias. Entre las afecciones que aumentan el riesgo de priapismo figuran la anemia falciforme, determinados medicamentos (especialmente para la disfunción eréctil) y el abuso de drogas o alcohol. Es necesaria una atención médica inmediata para tratar la causa subyacente y prevenir daños a largo plazo.
2. Enfermedad de Peyronie
Una de las principales causas de erecciones dolorosas es la enfermedad de Peyronie, una dolencia que afecta al tejido del pene. Se produce cuando se forma tejido cicatricial fibroso en el pene, lo que provoca una curvatura anormal durante las erecciones. Los hombres con enfermedad de Peyronie pueden experimentar dolor, dificultad para las erecciones y, en casos graves, una curvatura significativa que dificulta o imposibilita el coito. La acumulación de tejido cicatricial puede deberse a lesiones leves en el pene, como las que se producen durante las relaciones sexuales, los deportes o los accidentes. Sin embargo, en muchos casos se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Peyronie.
El dolor suele aparecer durante las primeras fases de la afección, y puede disminuir a medida que ésta se estabiliza. El tratamiento médico puede ir desde inyecciones hasta cirugía que resuelve la mayoría de los casos.
3. Infecciones e inflamación
Las infecciones y la inflamación también pueden causar erecciones dolorosas. Afecciones como la prostatitis, que es la inflamación de la glándula prostática, o la uretritis, inflamación de la uretra, pueden provocar molestias durante la erección. Las infecciones de la vejiga o del tracto urinario también pueden contribuir al dolor, especialmente durante la eyaculación.
Las infecciones de transmisión sexual (ITS), como la gonorrea o la clamidia, pueden causar inflamación en los órganos reproductores y provocar erecciones dolorosas. Cuando la causa es una ITS, también pueden presentarse otros síntomas como secreción, ardor al orinar o inflamación de la zona genital. El tratamiento suele consistir en antibióticos o medicamentos antivirales, dependiendo de la naturaleza de la infección.
4. Síndrome de dolor pélvico crónico (SDPC)
El síndrome de dolor pélvico crónico (SDPC), también conocido como prostatitis crónica, es una enfermedad que afecta a hombres de todas las edades y puede causar dolor en la zona pélvica, incluso durante las erecciones. La causa exacta del SDPC no se conoce del todo, pero se cree que es una combinación de tensión muscular, inflamación nerviosa y factores psicológicos como el estrés o la ansiedad.
Los hombres con SDPC pueden experimentar dolor persistente en el perineo (la zona entre el ano y el escroto), la parte inferior del abdomen e incluso el pene. Este dolor puede acentuarse durante las erecciones, la eyaculación o después de la actividad sexual. El tratamiento del SDPC suele incluir fisioterapia del suelo pélvico, medicamentos para reducir la inflamación y el dolor, y tratamiento del estrés o la ansiedad mediante asesoramiento o técnicas de control del estrés.
5. Fimosis y parafimosis
La fimosis es una afección en la que el prepucio está demasiado tenso para retraerse sobre la cabeza del pene. Esta tirantez puede causar molestias o dolor durante la erección, especialmente en los casos en que el prepucio no se ha estirado lo suficiente como para permitir una retracción completa. La fimosis es más frecuente en hombres no circuncidados y puede resolverse por sí sola en individuos jóvenes, pero en algunos casos puede ser necesaria la intervención médica.
La parafimosis, por el contrario, se produce cuando el prepucio se atasca en una posición retraída y no puede retraerse sobre la cabeza del pene. Esto puede causar hinchazón y dolor, especialmente durante las erecciones, y requiere atención médica inmediata para evitar complicaciones. Los tratamientos para ambas afecciones incluyen cremas tópicas con corticoides, estiramientos manuales o, en casos más graves, la circuncisión.
6. Traumatismos o lesiones
Los traumatismos físicos en el pene o en la región pélvica pueden provocar erecciones dolorosas. Esto puede ocurrir debido a lesiones deportivas, accidentes o actividad sexual brusca. Una afección denominada fractura de pene, que se produce cuando se rompe la túnica albugínea (la capa protectora que rodea el tejido eréctil), puede causar un dolor intenso e inmediato durante la erección. Las fracturas de pene suelen requerir intervención quirúrgica para reparar el daño y prevenir complicaciones como la disfunción eréctil o el dolor crónico.
Conclusión
Las erecciones dolorosas pueden surgir por diversas causas, desde infecciones e inflamaciones hasta afecciones más graves como la enfermedad de Peyronie y el priapismo. Aunque estas afecciones pueden ser angustiosas, muchas son tratables con la intervención médica adecuada. Es esencial que los hombres que experimenten dolor durante la erección acudan rápidamente al médico para tratar cualquier problema subyacente y prevenir complicaciones.
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