Lipedema: cuando la grasa localizada es un síntoma, no una cuestión estética

El lipedema es una patología poco conocida caracterizada por la acumulación anormal de grasa en las extremidades, sobre todo en piernas y brazos. Esta grasa no desaparece con dieta ni ejercicio, lo que puede generar frustración y confusión en quienes la padecen.
"Muchas mujeres llegan a consulta pensando que tienen sobrepeso o retención de líquidos, cuando en realidad sufren lipedema", explica Berta Miró, dietista-nutricionista del Hospital Universitari Dexeus, especializada en inmunonutrición e intolerancias alimentarias.
Aunque su causa no está del todo clara, se cree que está relacionada con factores hormonales y genéticos. Suele aparecer o agravarse en etapas de cambios hormonales como la pubertad, el embarazo o la menopausia.
La enfermedad se clasifica en tres grados según la gravedad y apariencia de la piel y la grasa acumulada:
- Grado I: La piel es blanda y lisa, sin surcos visibles, aunque se pueden palpar cúmulos de grasa bajo la piel.
- Grado II: La piel comienza a endurecerse y presenta irregularidades por la presencia de nódulos grasos.
- Grado III: Aparece la "piel de naranja", con nódulos de grasa pronunciados y piel más gruesa y abultada.
Los síntomas comunes son:
- Acúmulos de grasa localizados difíciles de eliminar.
- Dolor y sensibilidad en las áreas afectadas.
- Sensación de pesadez e hinchazón.
- Desproporción visible entre extremidades y tronco.
Un diagnóstico correcto debe ser realizado por un profesional con experiencia en lipedema, ya que puede confundirse con obesidad o linfedema, lo que influye en el tratamiento.
"El abordaje debe ser integral y personalizado", afirma Berta Miró . "Incluye alimentación antiinflamatoria, ejercicio físico suave y constante, drenaje linfático, prendas de compresión, apoyo psicológico y, en casos avanzados, cirugía."
Si tienes lipedema, estas recomendaciones pueden ayudarte a mejorar tu calidad de vida:
- Alimentación antiinflamatoria: Prioriza alimentos frescos y naturales, evita ultraprocesados y azúcares refinados.
- Ejercicio de bajo impacto: Actividades como caminar, nadar, yoga o pilates favorecen la circulación sin aumentar la inflamación.
- Terapias físicas: Drenaje linfático manual y uso de prendas de compresión para reducir edema y molestias.
- Apoyo emocional: Contar con acompañamiento psicológico ayuda a manejar el impacto emocional de la enfermedad.
- Cirugía especializada: En grados avanzados, la liposucción puede ser una opción para disminuir el volumen y aliviar el dolor.
Detectar el lipedema a tiempo y seguir un tratamiento integral es esencial para frenar su evolución, aliviar los síntomas y mejorar el bienestar físico y emocional de quienes lo padecen.
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