Biopsia muscular

Una biopsia muscular es una prueba consistente en extraer y analizar en el laboratorio una muestra del tejido de un músculo. La muestra de tejido se puede tomar a través de una punción con aspiración o mediante resección quirúrgica.

Prueba de laboratorioPrueba de laboratorio

Descripción General

Una biopsia muscular es la extracción de una pequeña muestra de tejido del músculo para su posterior análisis microscópico en laboratorio.

Existen dos técnicas diferentes para realizar la biopsia de un músculo:

  • Biopsia por punción o percutánea: se utiliza una aguja para tomar la muestra.
  • Biopsia abierta: la muestra se obtiene mediante resección quirúrgica. Se opta por este procedimiento cuando se necesita extraer una muestra de mayor tamaño.

¿Cuándo está indicada?

La biopsia de músculo se utiliza para diagnosticar enfermedades neuromusculares y metabólicas que afectan a los músculos, así como para evaluar la progresión y el estadio de la enfermedad y para distinguir entre miopatías (patologías del tejido muscular) y neuropatías (trastornos de los nervios musculares). Así, suele indicarse cuando el paciente presenta dolor, calambres o debilidad muscular sin causa aparente.

Entre las patologías que pueden ser diagnosticadas se incluyen las siguientes:

  • Trastornos musculares congénitos, como las distrofias musculares, la miopatía congénita o la ataxia de Friedreich.
  • Infecciones parasitarias, como la triquinosis o la toxoplasmosis.
  • Trastornos inmunitarios, como la miastenia gravis.
  • Enfermedades inflamatorias autoinmunes, como la polimiositis o la dermatomiositis.
  • Enfermedades degenerativas, como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

¿Cómo se realiza?

La biopsia por punción consiste en insertar una aguja que incorpora una jeringa y obtener la muestra por aspiración. Es habitual utilizar la misma punción para tomar varias muestras, dirigiendo la aguja hacia distintos puntos.

En una biopsia muscular abierta se practica una incisión de entre tres y cinco centímetros en la piel hasta llegar al músculo. Las porciones de tejido muscular se seccionan con tijeras quirúrgicas.

En ambos casos, el músculo seleccionado para hacer la biopsia depende de la presencia de síntomas, como debilidad o dolor. En los casos en los que hay una afectación muscular generalizada o difusa, generalmente se biopsian músculos grandes y de fácil acceso, como el bíceps, el cuádriceps o el deltoides. No es recomendable, sin embargo, realizar la biopsia en un músculo en el que se ha practicado recientemente una electromiografía (una prueba que mide la actividad eléctrica muscular), ya que dicha prueba puede provocar cambios en el músculo que afecten al diagnóstico de la biopsia.

Las muestras obtenidas se analizan en el laboratorio, para lo que deben llegar en buen estado. Por este motivo, se fijan nada más extraerlas con formaldehído (CH2O) y se guardan en un bote estéril tapado para que no se oxiden ni se degraden. Cada porción de tejido se corta en láminas finas que se observan en el microscopio. Es habitual utilizar sustancias como tinciones para facilitar la visión de cada parte de la célula o posibles alteraciones.

Riesgos

Es posible experimentar dolor o inflamación leve en la zona afectada tras la biopsia, que se alivian con analgésicos comunes. Las complicaciones más graves, como sangrado, infección de la herida o formación de hematoma son posibles, pero infrecuentes. En casos excepcionales, durante el procedimiento pueden dañarse los nervios sensitivos y provocar trastornos de la sensibilidad (parestesias).

Qué esperar de una biopsia muscular

Antes de comenzar el procedimiento, el paciente debe quitarse la ropa que cubre la zona que se va a examinar y recostarse boca arriba sobre la mesa exploraciones. Si se trata de una biopsia abierta, probablemente se le administre un sedante antes de empezar.

Tras limpiar y esterilizar la zona donde se va a practicar la biopsia, se inyecta un anestésico local. Es posible notar una sensación de presión o una especie de tirón durante la toma de muestras de la biopsia por punción, así como un dolor o molestia leve cuando se seccionan los tejidos musculares en una biopsia abierta.

Después de tomar la muestra por aspiración, se retira la aguja y se aplica presión durante unos minutos sobre la punción para detener el sangrado. La incisión de la biopsia abierta se cierra con tiras adhesivas o puntos de sutura, dependiendo del tamaño del orificio. Después se coloca un apósito estéril para proteger la herida.

La biopsia muscular es un procedimiento ambulatorio que suele tener una duración inferior a 30 minutos. Tras la biopsia abierta, el paciente pasa alrededor de una hora en el área de recuperación para vigilar la aparición de complicaciones y, si se ha administrado sedación, para esperar a que desaparezca el efecto. Una vez en casa, el paciente debe mantener la herida limpia y seca y limitar la actividad física, especialmente en el músculo en el que se realizó la biopsia. biopsiado. Es normal sentir la zona sensible o dolorida durante los días posteriores, pero los analgésicos comunes son suficientes para aliviar las molestias.

Especialidades en las que se solicita la biopsia muscular

La biopsia muscular se puede solicitar en las consultas de oncología, neurología, neurofisiología o reumatología. El análisis del tejido se hace en el laboratorio por los especialistas en anatomía patológica.

Cómo prepararse

Antes de someterse a una biopsia muscular el paciente no necesita una preparación específica. No obstante, el paciente debe firmar un formulario de consentimiento y, en caso de seguir un tratamiento con medicamentos anticoagulantes, es posible que deba suspenderlo antes del procedimiento para no aumentar los riesgos de sangrado.