Biopsia de médula ósea

Una biopsia de médula ósea es una prueba diagnóstica en la que se extrae una muestra de médula ósea para analizarla después al microscopio. La prueba combina dos procedimientos: la aspiración de líquido de la médula ósea y la extirpación de una porción de hueso.

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Descripción General

Una biopsia de médula ósea consiste en la extracción y posterior análisis de una muestra de médula ósea, el tejido esponjoso que se encuentra en el interior de la mayoría de los huesos. En la médula ósea se encuentran las células madre que dan lugar a las células sanguíneas (glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas), por lo que desempeña un papel fundamental en el sistema inmunitario.

La biopsia suele hacerse en conjunto con una aspiración de médula ósea, en lo que se denomina estudio de médula ósea:

  • En la aspiración, se extrae una pequeña cantidad de líquido y células de la médula.
  • En la biopsia, se extirpa una porción de hueso que contiene médula.

¿Cuándo está indicada?

La aspiración y la biopsia de médula ósea permiten diagnosticar y caracterizar trastornos hematológicos que se sospechan ante la obtención de resultados anormales en un análisis de sangre. Estas patologías incluyen:

  • Anemia.
  • Cánceres de sangre o de médula ósea, como leucemia, linfomas o mieloma múltiple.
  • Metástasis en la médula de un cáncer originado en otra zona.
  • Infecciones víricas, bacterianas o fúngicas.
  • Hemocromatosis.
  • Trastornos que implican una producción anormal de células sanguíneas, como leucopenia, leucocitosis, trombocitopenia, trombocitosis o policitemia vera, entre otras.

Asimismo, el estudio de médula ósea se utiliza para estadificar una enfermedad o supervisar la eficacia de su tratamiento. Además, es el procedimiento indicado para extraer médula ósea para un trasplante.

¿Cómo se realiza?

En ambos procedimientos, aspiración y biopsia, se suele tomar la muestra de la cresta ilíaca, el borde superior de la parte posterior del hueso de la cadera. En ocasiones, la aspiración se realiza en la parte anterior del hueso pélvico o en el esternón y, en niños menores de 18 meses, en los huesos de la parte inferior de la pierna.

Generalmente, se realiza primero la aspiración de médula ósea. Mediante una pequeña incisión, se inserta una aguja de aspiración hasta llegar a la médula y se extrae la muestra del líquido por succión. Puede ser necesario tomar varias muestras, incluso de ambos lados de la cadera.

Para la biopsia de médula ósea se utiliza un instrumento denominado trocar, compuesto por una aguja gruesa y una cánula. El trocar se introduce más profundamente dentro del hueso, mediante presión y rotación, para obtener una muestra cilíndrica de tejido medular.

Riesgos

Tanto la punción como la biopsia son procedimientos seguros que raramente presentan complicaciones. Ente los posibles problemas se encuentran:

  • Sangrado excesivo: el riesgo es más alto en personas con problemas de coagulación o bajo recuento plaquetario.
  • Infección en la piel o en el hueso: puede ocurrir en personas con el sistema inmunitario comprometido.
  • Lesiones cardiacas o pulmonares, causadas por penetración de la aguja en aspiraciones que se realizan en el esternón.

Qué esperar de una biopsia de médula ósea

Se trata de un estudio ambulatorio que no precisa ingreso hospitalario. Antes de comenzar, se mide la presión arterial y la frecuencia cardiaca del paciente, y es posible que se le administre un sedante para favorecer la relajación. El procedimiento se realiza con el paciente tumbado sobre la camilla boca abajo, de lado o boca arriba, en función de cuál sea el hueso del que se va a tomar la muestra. Se le cubre el cuerpo con tela, dejando visible solo la zona donde se realiza la punción. Esa zona se esteriliza y se inyecta un anestésico local.

Durante la inserción de la aguja o del trocar, el paciente debe mantenerse muy quieto. Es normal notar presión a medida que se introduce la aguja, así como una sensación de tirón o arrastre, incluso dolor, mientras se aspira la muestra y se extrae el aspirado. Durante la biopsia, es habitual sentir más presión, además de una sensación de torsión, mientras el trocar se introduce y se retira. También es normal oír una especie de crujido. Todo el procedimiento se realiza en unos 20 o 30 minutos.

Extraídas las muestras, se aplica presión en la zona durante unos 15 minutos para detener el sangrado y se coloca un pequeño apósito o vendaje. Es habitual sentirse un poco mareado y notar un entumecimiento en la pierna durante unos minutos, por lo que el paciente debe permanecer recostado sobre la camilla. Si el paciente ha recibido sedación intravenosa, debe quedarse en el área de recuperación hasta que pase el efecto. Si solo se administró anestesia local, puede irse tras detener el sangrado. En casa, debe procurar mantener el apósito seco durante 24 horas, y es recomendable tomarse unas horas de reposo. Es probable, además, que note la zona rígida o dolorida durante unos días.

Especialidades en las que se solicita la biopsia de médula ósea

Tanto la aspiración como la biopsia de médula ósea se solicitan en las consultas de hematología y oncología.

Cómo prepararse

El estudio de médula ósea no necesita una preparación especial. Si es necesario, sin embargo, firmar un formulario de consentimiento e informar al médico si se tienen alergias a los fármacos sedantes o anestésicos y si se están tomando medicamentos anticoagulantes, ya que aumentan el riesgo de sangrado y es posible que deban suspenderse durante los días previos.