Quirónsalud
Blog de la Dra. Irene Rubio Bollinger. Experta en Sueño. Hospital Quirónsalud Sur
Hay personas diagnosticadas de epilepsia para las cuales una falta de descanso puede ser la causa que desencadene una crisis epiléptica. Hay algunos tipos de epilepsia que sólo ocurren durante el sueño. En otros, los casos de epilepsia y las crisis se producen justo cuando la persona está despertándose o en las primeras horas después del despertar.
Además, las personas con epilepsia pueden tener un patrón de sueño irregular ya que pueden sufrir de episodios nocturnos que alteran el sueño y, en otros, casos pueden tener crisis durante el día que acaban afectando al descanso de la noche; incluso, los efectos de tener alguna crisis epiléptica diurna pueden afectar al sueño posterior durante varios días.
Asimismo, los fármacos antiepilépticos pueden producir efectos colaterales y pueden afectar al sueño dependiendo de la persona y las dosis. Algunos de estos fármacos provocan sedación y cansancio diurno. Otros pueden provocar insomnio y alteración del patrón de sueño. Aun así, hay otros que ayudan a mejorar la calidad del sueño aumentando la duración del mismo.
Los pacientes que tienen crisis durante el sueño suelen tener lo que llamamos epilepsia del lóbulo frontal y suelen ocurrir durante el sueño NREM pero también pueden ocurrir en alguna ocasión estando despiertos. Este tipo de epilepsia suele mostrar episodios consecutivos y cortos durante la noche y que se repiten a intervalos. Pueden consistir en movimientos de piernas, posturas tónicas de algún brazo, giro de la cabeza, gritos o incluso episodios de deambulación. Suelen repetirse de la misma manera a lo largo de la noche; es decir suelen ser estereotipados.
Es importante en las unidades de sueño distinguir estos episodios debidos a una epilepsia subyacente de las parasomnias como el sonambulismo, terrores nocturnos o despertares confusionales ya que pueden parecerse mucho desde el punto de vista clínico. A veces no es infrecuente encontrar en un mismo paciente ambos fenómenos. Para ello es importante historiar bien al paciente y realizar una video polisomnografía para poder ver en video los episodios y su correlación con el registro electroencefalográfico.
Otros pacientes con epilepsia pueden tener además otros problemas asociados al sueño como por ejemplo apneas. E igualmente estos pacientes con apneas al producir éstas una disrupción del sueño, pueden provocar la aparición de más crisis epilépticas.
Acudir a una unidad de sueño en estos casos permitirá realizar un diagnostico preciso y tratar adecuadamente al paciente.
La hipersomnia está caracterizada por una excesiva sensación de sueño a lo largo del día de manera crónica, de tal manera que estos pacientes emplean muchas horas del día en dormir. Esto genera obviamente en estos pacientes un gran malestar y un problema de cara a cumplir con horarios determinados de trabajo u otros condicionantes sociales.
Detrás de este síntoma podemos tener enfermedades diversas, incluyendo bastantes de origen neurológico, causas psiquiátricas, la toma de sustancias…
Distinguir las causas será una de las tareas del especialista en sueño cuando acude un paciente con este síntoma a la consulta.
Al margen de la hipersomnia de origen central conocida como Narcolepsia (excesiva somnolencia diurna junto con episodios de cataplejía) o el Síndrome de Kleine-Levin (hipersomnia episódica recurrente junto con síntomas neuropsiquiátricos), tenemos otras muchas causas de este síntoma y que muchas veces son las más frecuentes y que debemos tener en cuenta también para diagnosticar correctamente a un paciente con hipersomnia.
Es frecuente en enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson, después de un trauma craneoencefálico, en la distrofia miotónica (enfermedad muscular genética), síndrome de apneas durante el sueño, síndrome de piernas inquietas con movimientos periódicos nocturnos.
También en tumores del sistema nervioso, ictus, inflamación e infecciones del sistema nervioso central.
Enfermedades como el hipotiroidismo y algunas enfermedades hepáticas.
Encontramos síntomas de somnolencia excesiva en personas con abuso de ciertas sustancias como drogas o alcohol y también con algunos medicamentos.
Frecuentemente asociado a alteraciones del ánimo; sobre todo se produce con frecuencia en la depresión mayor.
A veces es difícil llegar a establecer una causa clara de este síntoma y en estos casos hablamos de hipersomnia idiopática o lo que sería una hipersomnia en la que no damos con la causa, pero que igualmente causa graves problemas en el día a día de la persona.
Para intentar aclarar el origen de una hipersomnia contamos en las unidades de sueño con pruebas que ayudan a saber su causa: obviamente una historia clínica detallada del paciente nos hará pensar en una dirección y así podremos realizar pruebas complementarias como polisomnografías nocturnas, actigrafías semanales, análisis de marcadores biológicos, estudios genéticos, etc. para completar el estudio.
Algo muy importante en estos casos y que debemos tener siempre en cuenta es que debemos establecer primero si esa somnolencia excesiva diurna no está producida por unas horas insuficientes de sueño nocturno; ya que no es infrecuente que se trate algunas veces de casos donde lo que vemos es que hay una privación crónica de sueño nocturno voluntaria por diversas causas y de lo cual el paciente no es consciente. En estos casos podemos ver que la persona esta durmiendo por la noche menos horas de las recomendadas para su edad y condición; esta privación crónica suele estar mantenida a lo largo de muchos meses; pero vemos que si se le deja dormir más tiempo sin alarmas y condicionantes sociales el paciente alarga su sueño nocturno y que este aumento de tiempo para dormir disminuye sus síntomas de somnolencia.
Por lo tanto, la hipersomnolencia es un síntoma común referido por pacientes y que puede tener causas diversas que debemos conocer.
Las benzodiazepinas y análogos siguen recetándose de manera generalizada y muchas veces sin un control en pacientes aquejados de insomnio. Hay que tener precaución con su consumo indiscriminado ya que son sustancias sedantes con un alto potencial de abuso y dependencia.
Aunque en los prospectos viene reflejado que no deben recetarse más allá de 3 meses, muchas veces recibimos pacientes en las consultas de sueño que llevan años consumiendo dichos fármacos. Además, durante este tiempo largo de consumo los pacientes han ido muchas veces subiendo las dosis al ver que perdían o disminuía su efecto con el tiempo o incluso muchas personas las toman de manera aleatoria día sí, día no e incluso a veces en momentos tan extemporáneos como puede ser en mitad de la noche y en dosis exageradas. Estas prácticas aleatorias de los pacientes para conseguir descansar hace que no solo no ayuden en el caso de algunos problemas para dormir sino que generen efectos secundarios indeseables a medio y largo plazo convirtiendo así la toma de la pastilla en el principal problema de la persona al margen incluso ya de los problemas para dormir. Se instaura además un miedo acérrimo del paciente a dejar de tomarla porque asocia indefectiblemente el hecho de que si no la toma un día no va a dormir, cuando en muchas ocasiones tiene que ver más con un síndrome de abstinencia de la pastilla que con el propio insomnio de base, o incluso con otros muchos factores que interfieren con un buen descanso y de los que el paciente no es ni consciente.
El uso de dichos fármacos como ansiolíticos e hipnóticos está muy extendido. Pero además de sus conocidos efectos como tal, también son bien conocidos sus efectos secundarios tanto a corto, medio y largo plazo y que pueden afectar la salud de las personas que los consumen.
En el caso del tratamiento del insomnio la duración máxima es de 4 semanas incluyendo la retirada gradual del medicamento.
Está bien documentado que el tratamiento con BZD puede provocar el desarrollo de dependencia física y psíquica incluso con dosis mínimas y tratamientos cortos.
El problema es cuando un uso inadecuado de tiempo y dosis está respaldado por una receta de un médico, puesto que estos fármacos no se dispensan sin receta médica. Los facultativos debemos siempre intentar no prolongar los tratamientos e iniciar cuanto antes formas alternativas de tratar el insomnio.
Algunos de los efectos secundarios indeseables han incluido síntomas de agorafobia, despersonalización y distorsiones perceptivas, así como un agravamiento de la depresión. En ocasiones de retirada del fármaco después de mucho tiempo de consumo se ha visto que ha producido tinnitus (afección del oído interno).
El colectivo más vulnerable son las personas mayores. Esto es debido a que producen sedación diurna y una dependencia por uso prolongado. La sedación puede producir caídas y otros accidentes. También producen una alteración de la memoria con merma en el aprendizaje y habilidades psicomotoras.
El síndrome de retirada puede tardar hasta tres semanas en manifestarse después de su uso, o surgir en pocas horas en el caso de una toma corta. Los síntomas en este caso son insomnio, ansiedad, pérdida de apetito, temblor, sudor, tinnitus y distorsiones perceptivas que el paciente puede confundir con síntomas propios de un insomnio, lo que hace que no quiera prescindir del fármaco. Incluso la retirada gradual puede producir aumento de la ansiedad y cortisol en plasma, jaquecas, dolores inespecíficos, depresión o alucinaciones.
Las BZD pueden provocar o agravar la depresión y hacerla crónica. Por lo tanto, hasta parece paradójico prescribir BZD en la depresión, por lo que solo está justificada en casos muy concretos que se deben seleccionar.
Por lo tanto, siempre se ofrecerá como primera opción del tratamiento del insomnio el control de estímulos, la higiene del sueño o la terapia cognitiva-conductual, en vez de recetar BZD. Y en el caso de recetarse debe ser por un espacio de tiempo corto y controlado junto con estas otras medidas coadyuvantes.
Se trata como en casi todo en la medicina de valorar primero al paciente, realizar una historia clínica completa, realizar las pruebas necesarias y establecer un tratamiento ajustado a las necesidades del paciente, teniendo en cuenta que las BZD son una opción como coadyuvante en algunos casos y que se debe controlar tiempo, dosis y efectos secundarios.
El sueño forma parte de un ciclo circadiano de sueño -vigilia que se repite cada día en nuestro organismo de manera natural.- A lo largo de la vida las necesidades de sueño y la estructura del mismo varían.
Durante la adolescencia, un periodo lleno de cambios fisiológicos, se producen además alteraciones de dicho ciclo de manera prominente, provocando alteraciones en el sueño que el adolescente debe aprender a manejar para evitar consecuencias negativas sobre su organismo. El sueño está regulado tanto por factores internos de tipo hormonal como también externos, como los cambios de hábitos y normas sociales, que se alteran de manera significativa durante esta etapa de la vida.
Todos estos cambios van a provocar el principal problema durante esta etapa y que presentan los adolescentes que es la privación crónica de sueño, que va a alterar los procesos de aprendizaje, conducta y hormonales.
Es durante esta época cuando el cerebro presenta una reestructuración importante y rápida de las redes neuronales siendo el cerebro en esta etapa altamente receptivo a adquirir nuevas habilidades y para lo cual es muy necesario un buen descanso para que estos procesos puedan producirse con normalidad.
Para un buen descanso nuestro organismo necesita de sincronizadores externos que son la luz, los hábitos sociales, y regularidad de horarios; y también necesita de sincronizadores internos como la secreción de melatonina, el ritmo de temperatura corporal y los niveles de cortisol.
Veamos qué ocurre durante la adolescencia:
En conclusión, las alteraciones de sueño en la adolescencia se deben en una gran mayoría a malos hábitos de sueño y una estructura de vida y organización de los horarios no apropiada en muchos casos.
Por lo cual en la consulta de sueño con un adolescente es conveniente reunirse con los familiares con los que convive para ver de qué manera puede ordenar sus horarios y mejorar actitudes y comportamientos que puedan estar influyendo negativamente en el sueño.
En la consulta de sueño deben recogerse minuciosamente los datos referentes a costumbres y hábitos durante el día y la noche del adolescente y es conveniente que rellene una agenda de sueño durante una o dos semanas para tener una visión completa de todo lo que ocurre durante este tiempo. Igualmente esto permite descartar cualquier otra causa de alteración del sueño y que se pueda pasar por alto.
Recordamos al igual que en otros artículos los hábitos de sueño que favorecerán un buen sueño:
- Mantener horarios regulares de acostarse y levantarse tanto entre semana como fin de semana.
- Evitar tomar bebidas estimulantes por la tarde/noche.
- Hacer ejercicio regularmente.
- Evitar uso de pantallas dos horas antes de ir a dormir.
- Las siestas deben ser cortas, de 30 a 45 min.
- Evitar tabaco y alcohol, ya que alteran el sueño.
- Promover un ambiente favorable en la habitación antes de dormir.
- Realizar actividades relajantes antes de dormir.
Muchas personas ven que si duermen bien disminuyen sus síntomas migrañosos. ¿Por qué ocurre esto?
¿Qué relación hay entre el sueño y las migrañas?
La mayoría de las investigaciones no establecen claramente que relación causal puede haber, pero se plantean diferentes hipótesis: la migraña puede ser resultado de una fragmentación del sueño, la alteración del sueño puede estar provocada por la migraña o puede que el sueño y la migraña sean consecuencia de otra cuestión medica subyacente. Lo que se ha visto es que son dos fenómenos que tienen mecanismos fisiopatológicos comunes.
Los estudios establecen que hay áreas del sistema nervioso central comunes involucradas tanto en las alteraciones del sueño como las migrañas. En la patogénesis de ambas cosas se muestra alteraciones en el hipotálamo y tallo cerebral. También se objetiva una alteración de secreción y funcionamiento de neurotransmisores que actúan en ambos procesos.
Se ha visto con estudios electroencefalográficos que las personas con migraña tienen una fase REM de sueño más fragmentada, más retrasada y aumentada en duración. Esto indica que se produce una desregulación hipotalámica y del tallo cerebral. Además, un mal descanso continuado hace que el umbral para soportar estímulos dolorosos se reduce, se alteran los sistemas inhibitorios del dolor favoreciendo una cronificación de las migrañas.
Puedo tener migraña si duermo poco... ¿y también si duermo mucho?
Mucha gente ve que si duerme más de lo normal se levanta con síntomas de migraña, mientras que otros ven que dormir menos también desencadena la migraña. Es decir, ambos extremos pueden provocar migrañas.
Un ataque de migraña podría ser una forma del cuerpo para restablecer el balance delicado entre sueño y vigilia. Por ejemplo, si has dormido mucho el dolor de la migraña va a mantenerte despierto o si no has dormido mucho la migraña puede forzarte a tumbarte y e intentar dormir.
Además, sabemos que el cerebro de una persona con migrañas lleva mal el cambio de rutinas por lo que si te despiertas a una hora determinada de lunes a viernes y lo cambias el fin de semana esto cambia la rutina y produce un ataque migrañoso. Al igual que si cambiamos el número de horas que dormimos cada noche. A su vez los cambios en el sueño producen cambios de rutina de dieta. Si sueles desayunar a las 8 am todos los días, pero otros retrasas esta hora, una bajada de azúcar o cafeína puede desencadenar un ataque. Beber mucha agua y desayunar al levantarte, hacerlo siempre a la misma hora puede ayudar a evitar migrañas matutinas.
¿Hay posiciones de sueño que pueden desencadenar migrañas?
Las personas con problemas de cervicales o de hombros pueden desencadenar migrañas o incluso posturas algo raras para dormir pueden desencadenarlas. Las almohadas muy firmes o muy blandas pueden ser un problema.
¿Qué patología del sueño puede causar migraña?
Se ha visto que las personas con migrañas/cefaleas son más propensas a tener de base una apnea del sueño.
Las personas con apneas del sueño y mal descanso pueden tener más frecuentemente migrañas, aunque suele ser una cefalea matutina al despertar. Este dolor es algo distinto de la migraña, más opresivo, y sin sensibilidad a la luz o el ruido. Estas cefaleas se llaman cefaleas por apnea. Suele ser más una cefalea en ambos lados de la cabeza y el paciente refiere levantarse con la cabeza embotada. Suelen ir desapareciendo a lo largo de la mañana.
El bruxismo también es una de las causas que frecuentemente da también dolor de cabeza al despertar.
Si no puedo dormir por un ataque de migraña que debo hacer.
Puede ser difícil dormirse si estás con una migraña sobre todo si el ataque es severo, pero si ayuda aplicar pautas de higiene del sueño y control de estímulos. Entre ellos destacamos algunos:
Blog acerca de buenos hábitos a la hora de ir a dormir, higiene del sueño, consejos para dormir mejor, tratamientos del insomnio y otras patologías relacionadas con el sueño.
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